Presentamos la poesía del autor peruano Javier Manuel Rivera Martínez (Arequipa, 1978). Los poemas aquí presentados pertenecen a su tercer libro, aún inédito, Objects in mirror are closer tan they appear. Ha publicado CRONOPIÁCEOS (Editorial Adrus, 2012) y Parasomnias y otras identidades del recuerdo (Conde de Lemos, 2015).
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Tenías cubierto el corazón de ángulos ranurados,
atorado en una jaula asimétrica y perfecta, válvulas arriba, intentando vivir,
exhibías en tus escaparates todas las miserias de la guerra y el amor,
residuos oscilantes entre:
tu [sangre……………… valor]
y
mi [cobardía………….sangre]
En la noche sin viento ver las hambrientas figuras del humo
las nubes arden de smog y desechos de luces terrestres
que revientan como imposibles fuegos eléctricos.
A esta mañana le falta el sabor de mi madre
sobre las arenas de la playa abandonada y cenicienta,
en la soledad del hombre justo y en la mañana,
bajo su manto sagrado,
aquí me dejó.
Mi padre promete sostener en su mano
una cosa especialmente quebradiza y húmeda que me pertenece,
en cambio, hace malabares con la cabeza de Juan, El Bautista.
Tú que hablabas en lenguas,
tú que curabas el cáncer,
tú que desterrabas demonios,
¿qué harás ahora que todo está más cerca de lo que parece?
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El miedo de no saber qué haces cuando te vas de casa cada mañana.
Aquella repetición infinita es el universo
te abrigas
me besas
te vas
y cuando vuelves
destilas enebro bifurcado como la infidelidad, punzante y ramosa,
con un globito negro de baya, dulce hasta el hartazgo
y amargo hasta la ginebra y el despecho.
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Una vez, cada tanto, te digo que no creo en ti
(comisura ensangrentada)
mientras,
olisqueo el lugar donde solía estar tu corazón de cuatro patas.
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La Jungla de Calais nos cobija a los seis mil con la esperanza del tamaño de los ridículos pies de una abeja de anilina. Había alcanzado a poner ropas en una bolsa antes de la explosión. Una parte de mí salió de aquella casa jadeante y logró escapar junto a otros, fatalmente solos. Al llegar al purgatorio de Inglaterra fuimos testigos de la transformación de La República en un derroche lírico de signos irreales y en el canto sepulcral de nuestros niños encendidos comprendimos que nuestro destino es un grito vencido que se acurruca en las tinieblas. Sudaneses, afganos y sirios quemamos las tiendas de campaña donde guardamos los despellejados días de purga en una Francia que nunca será amiga. Hijos de una civilización declinada pensamos que corríamos lejos de su caligrafía, pero el itinerario del odio nos devolvió al occidental silencio de un candil que nos calcinó las miradas con delirantes erizos de sol. Una parte de la parte que sobrevivió de mí, resistió a esta segunda masacre. Esta macabra lotería de navidad lleva una largueza triste, un domingo burgués. La sólida geometría de la soledad persiste entre las balas y las bombas con su indeterminado sentido de las distancias. No esperamos ser libres, empezamos a rezar para que el enemigo acierte el tiro piadoso en la sien. Todas las partes que de mí sobrevivieron no pudieron contra el dogma, la trompeta, el caballo, la tela floreada, el tanque de bencina, los amantes, la metáfora y el tiempo. Pero ya verás, un pez de mi raza quedará en este espejo y con los milenios, será hombre y mujer de tu tierra, rarefacción de las estrellas que te guiará a un nuevo y dorado mesías, Él sembrará luciérnagas expansivas bajo tus pies y entonces, solo entonces, verás la luz.
47 (Miguel Piñero/ In Memoriam)
Esas maravillosas cirrosis creciendo verdes y moradas, enormes, profundas, junto a los lirios y las dudas blanquísimas. El mundo es un jardín colorido y hediondo, un tacho con hipodérmicas usadas, una almohada de niño con babas adultas pegando las letras de mi nombre. Un hombre se pudre entre las lenguas de las putas, muere en todas las direcciones sobre el escenario donde decretó su poesía. Con el último cheque de Kojak compraste el bar donde alzaste tu Iglesia, a nadie le perdonaste su cuota de perdón. Voy a buscar la forma en que mamá esté orgullosa de mí. La paja de Short Eyes en Sing Sing: tengo una foto de Jane Fonda/ lleva puesto un bikini negro de seda/ y yo me desnudo/ y empiezo a rodar y rodar/ y me estoy destrozando el miembro/ pronto todo el mundo llorará. Jesús ayúdame porque el panamericano no está disponible y su contestador ya está lleno de mis mensajes mestizos como mis cabellos. Tal vez venga mañana por la noche y me siente a tu lado en la cama y te vea dormir y me lleve tu hígado. Jesús no está. Jesús fue asesinado en Vietnam y su sangre cayó sobre Lower East Side.
Aún si no sucediera nada en mi mundo, ahí estuvo la vida. Cúlpame a mí.
Datos Vitales:
Javier Manuel Rivera Martínez (1978, Arequipa – Perú) ha publicado CRONOPIÁCEOS (Editorial Adrus, 2012) y Parasomnias y otras identidades del recuerdo (Conde de Lemos, 2015). Los poemas aquí presentados son de su tercer libro, aún inédito, Objects in mirror are closer tan they appear. Ha participado en diversos recitales de poesía y actividades culturales cómo la Caravana Poética 2015 y el VI Festival de Poesía de Lima donde presentó sus poemas en la Casa de la Literatura Peruana. Ha presentado sus libros y otras lecturas en la FIL (Feria Internacional del Libro) Arequipa 2014 y 2015 y en la FIL Cusco 2015. En 2016 participó en el Festival de Poesía Enero en la Palabra (Cuzco), en el Festival Internacional de Poesía de Arequipa y en el IV Encuentro Internacional de Escritores y Escritoras “La Hermandad de las Palabras” en Babahoyo y Guayaquil, Ecuador.