Poesía norteamericana: Aracelis Girmay

Presentamos, en versión de Raúl Durán, tres poemas de Aracelis Girmay (Santa Ana, California, 1977). Ha publicado libros como Teeth (2007), Kingdom Animalia (2011) y The Black Maria (2016). Fue merecedora del Whiting Award for Poetry en 2015. Actualmente da clases en el Hampshire College.

 

 

 

El sueño

 

Anoche, toda la noche

el sueño, la madre

muerta, mi hermanita,

pequeña, su boca

sobre mi hombro

(gritando) como una mochila

cuando oyó la noticia,

y mi hermano escuchando

el estéreo. Aullé

como un coyote; yo.

Y vi la luz afuera

bajo la ventana, mi madre,

joven, jugando conmigo

sobre una piedra, la luz del día

cayéndonos. Yo era pequeña.

Una vieja y famosa mujer

hizo sus preguntas:

¿Quién escribió este sueño?

Quise saber.

Mi hermano pensó

que fue nuestra madre

quien lo escribió

cuando era vieja.

Ella no murió, pensó.

Pero yo sabía, y llamé abajo

a su cabeza algodonada, entonces, cuando

no podía ver o escucharme.

Nunca me habría escuchado.

No era capaz de hablar

entonces, aún, y ella había muerto,

después de todo, y la madre

a la que llamo para contarle el sueño

nunca recordará, después de todo

no había nacido entonces, aún,

y debía morir la primera madre

antes de que pudiese usar su nombre

y alimentar a sus hijos.

 

 

 

The Dream

 

Last night, all night

the dream, the dead

mother, my small sister,

tiny, her mouth

over my shoulder

(screaming) like a knapsack

when she heard the news,

& my brother playing

the stereo. I howled

like the coyotes; myself.

& saw the light outside

below the window, my mother,

young, playing with me

at a rock, in some sunlight

falling over us. I was small.

An old & famous woman

asked her questions:

Who wrote this dream?

I wanted to know.

My brother thought

it was our mother

who wrote it

when she was old.

She did not die, he thought.

But I knew, & called down

to the cotton-head of her then, when

she could not see or hear me.

She would never hear me.

I was not capable of talking

then, yet, & she had died,

after all, & the mother

I call to tell the dream

will not remember, after all

she was not born then, yet,

& needed the first mother to die

before she could use her name

& feed her children.

 

 

 

Elegía

 

¿Qué hacer con el conocimiento

de que nuestra vida no está garantizada?

 

Tal vez un día toques la joven rama

de algo bello. Y crezca y crezca

a pesar de tus cumpleaños y tu acta de defunción,

y ensombrezca las cabezas de algo bello

o se vuelva útil para el nido. Sal

de tu casa entonces, creyendo esto.

Nada más importa.

 

Todo sobre nosotros es el tacto

de extraños y loros,

algunos humanos,

algunos no humanos.

 

Escúchame. Te digo

algo verdadero. Éste es el único reino.

El reino del tacto:

el tocar lo evanescente, cosas.

 

 

 

Elegy

 

What to do with this knowledge

that our living is not guaranteed?

 

Perhaps one day you touch the young branch

of something beautiful. & it grows & grows

despite your birthdays & the death certificate,

& it one day shades the heads of something beautiful

or makes itself useful to the nest. Walk out

of your house, then, believing in this.

Nothing else matters.

 

All above us is the touching

of strangers & parrots,

some of them human,

some of them not human.

 

Listen to me. I am telling you

a true thing. This is the only kingdom.

The kingdom of touching;

the touches of the disappearing, things.

 

 

 

Consideren las manos que escriben esta carta

 

a partir de Marina Wilson

 

Consideren las manos

que escriben esta carta.

 

La palma izquierda abierta contra el papel,

como hemos hecho antes, sobre mi corazón,

 

en paz o reverencia al mar,

algo bello

 

que vi una vez, sentí una vez: nieve cayendo

como arroz lanzado en boda de gigantes,

 

el más extraño de pájaros extraños, y consideren entonces

la mano derecha, y cómo es un puño

 

dentro del que un filoso utensilio,

similar al modo en que sostengo una pala,

 

las riendas del caballo, galopando, los mismos puños

que he visto en caminos a Limay y Estelí.

 

Por años, me he sentado de esta forma:

una mano abierta, una mano cerrada,

 

como el granjero que siembra y cosecha;

vendrá alimento de ese cultivo.

 

O, sí, es así como he bailado

con mi mano izquierda abierta en torno a un hombro,

 

mi mano derecha cerrada adentro

de otra mano, y cómo rezo,

 

rezo porque éste sea mi modo: dulce

obra aludida en la postura del cuerpo en su papel:

 

mano izquierda, mano derecha

como un ojo abierto, un ojo cerrado:

 

una mano abierta sobre una pequeña puerta,

la otra mano tocando, tocando.

 

 

 

Consider the Hands That Write This Letter

 

after Marina Wilson

 

Consider the hands

that write this letter.

 

Left palm pressed flat against paper,

as we have done before, over my heart,

 

in peace or reverence to the sea,

some beautiful thing

 

I saw once, felt once: snow falling

like rice flung from the giants’ wedding,

 

or strangest of strange birds. & consider, then,

the right hand, & how it is a fist,

 

within which a sharpened utensil,

similar to the way I’ve held a spade,

 

the horse’s reins, loping, the very fists

I’ve seen from roads through Limay & Estelí.

 

For years, I have come to sit this way:

one hand open, one hand closed,

 

like a farmer who puts down seeds & gathers up;

food will come from that farming.

 

Or, yes, it is like the way I’ve danced

with my left hand opened around a shoulder,

 

my right hand closed inside

of another hand. & how I pray,

 

I pray for this to be my way: sweet

work alluded to in the body’s position to its paper:

 

left hand, right hand

like an open eye, an eye closed:

 

one hand flat against the trapdoor,

the other hand knocking, knocking.

 

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