62 voces de la poesía argentina actual: Carlos Duarte

En el marco del dossier, Modelo para armar: 62 voces de la poesía argentina actual, con selección e introducción de Marisa Martínez Pérsico, presentamos al poeta Carlos Duarte (Cali Duarte). (Coronel Pringles. Estudió Letras en la Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca. En el año 2001 recibió la beca de la Fundación Antorchas para participar de talleres coordinados por Daniel Link y Defina Muschietti. Desde el 2010 vive en Neuquén. Trabaja como docente en el nivel medio, universitario y como coordinador de talleres literarios. Su poemario, La forma de lo lejos,  fue publicado en 2017 por Suri Porfiado.

 

 

I

Aquel día
se fueron
para Andacollo o Huinganco
corriendo
por la misma calle de tierra
y la ruta polvorienta
pisando el suelo donde las piedras son lápidas

porque el sol ya no cuida los campos
y los álamos sueltan
una nieve que envuelve
los indolentes alambres
y las gargantas secas

enterrados más allá
de las casitas
los dioses gigantes de las máquinas
perforan
y trenzan un himno
en las últimas hebras de primavera
con traqueteo
de lamento eterno

cantan la ruina del mundo
cuando el miedo es local

y las ninfas flacas de las noches
olvidadas de todo eso
y de la intimidad
tragan sus lágrimas
por las pérdidas y ganancias

No me importa si viene el verano
porque las son noches frías

No es la hora de la palabra
ni del rastro poético
-sólo de la obra
se encarga el tiempo-

Sueñan con pueblos de papeles
los animales
porque sus cuerpos
son del artesano
matarife
esquilador
que no teje texto
pero sí un artificio de
capa
cuerpo
y cuero

y están ahí
consecuencia de un clima
en pulóver de piel
agonizando en texturas que sin compasión
abandonan las historias sin herencias

porque el frío es feroz
le decimos
al turista que permanece en la sombra cautelosa que repta por el horizonte

y así sentís el calor en el pecho
sin esquivarle al cuerpo

nadie coge en las noches
como ese puestero y su chiva
fundidos bajo un maitén
a la orilla del Leuvú
y ella perezosa mastica un pasto como una idea
porque le dice
loviu mi beibi
lovi mi beibi
y no entiende

revisando su obstinado día
el amor intenta
decir algo
terrible y duro
a esa hora en que la gente duerme

 

V

Como un homenaje
a los placeres escondidos
a la orilla del rio
el anzuelo hace temblar el agua
y da con la luna del verano

El joven cultiva la espera
como todos los viernes
y los sábados
a la noche del Moquehue
del que huye por la sombra

sólo saliva en mano
para un revolcón
y nadie a la vista

salvo el pueblo
enciende las bocas cansadas
que dicen

el pez por la boca
pescado

 

VIII

A veces
la creencia se mueve por las manos
y la vida corre
por el corazón de los hombres
que creen que algo
puede frenarse

A la virgen del cerro
le arrancaron el manto
y la ofrecieron al sol
o a la tierra
desnuda
porque no había respuestas

Le quemaba el pecho
al vándalo
-cuchicheaban-

Son duras las armas
de los desarmados
que buscan conmover
desde abajo
el milagro material

 

XII

A menudo
el aire de las casas
aún conserva
las charlas que niegan
la indiferencia
de algunos abandonos

Bajo esa calma aparente
de la tarde
tener con quién hablar
de bueyes perdidos
pone el sistema en movimiento

En el rincón del patio
la sombra del cerezo
elucubra el mal que acecha la noche
de los engaños

De ese día recuerdan
tan solo
con acierto
la advertencia de estar
lejos
de todo
como un sedimento
más del amor

Hinchado de espera
un cuerpo
en el campo
tapado de tierra y pasto
discute el mito de la consumación

 

VII

viaje
tal vez
a la niña
perdida
arrebatada

como yo
hoy
acá
en el banco
perfilando un viaje

de pronto
la palabra
destino
se repite

¿Todo destino es origen?

atrás
queda la casa
chiquita y perdida

–atrás en el tiempo
no en el terreno–

y nada está detenido
y detrás de la ventana
mentalmente repasa
el modo en el que el pasto
creció a su antojo
–antojadísimamente horizontal–
ocultando unas pisadas

Un patio y el árbol
y la historia de ese árbol
con el alambre
–infatigablemente tenso–
y sus trapos colgando
en unas vidas que pierden superficie
y un antes
tapado
en el presente

Sin embargo
el espacio se sacude
–sin abandonar su antigua forma–

y la forma del pasado
encuentra
a la del gesto:

a lo lejos
las manos

y como si lavara el paisaje del afuera
–las calles, el centro y sus contornos–
en ese tiempo
estaba
su salida al mundo
sin saber que el espacio era ella
en ese patio y su alambre que perduran diluidos
y que buscan el tiempo y la memoria

La escena es un hecho de existencia
–repite–
que confirma
una presencia
o un cuerpo
y una quietud que se parece mucho al mundo y al
silencio

como esas interrupciones
desapercibidas y empecinadas
que tienen más de verdad
que el pasado

 

 

 

Carlos Duarte (Cali Duarte). Nació en Coronel Pringles. Estudió Letras en la Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca. En el año 2001 recibió la beca de la Fundación Antorchas para participar de talleres coordinados por Daniel Link y Defina Muschietti. Desde el 2010 vive en Neuquén. Trabaja como docente en el nivel medio, universitario y como coordinador de talleres literarios. Ha participado en Estación Limay. Antología de poetas del Neuquén. Su poemario, La forma de lo lejos,  fue publicado en 2017 por Suri Porfiado. Colabora para la revista Que responda el viento. Algunos de sus textos pueden leerse en  www.poetasaltuntun.blogspot.com.

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