62 voces de la poesía argentina actual: Hernán Schillagi

En el marco del dossier, Modelo para armar: 62 voces de la poesía argentina actual, con selección e introducción de Marisa Martínez Pérsico, presentamos al poeta Hernán Schillagi (San Martín, Mendoza, 1976) En el año 2002, Mundo ventana (poemas), fue publicado por Libros de Piedra Infinita, editorial que dirige junto a Fernando G. Toledo. En 2007 apareció, en la Colección de Poesía Desierta, Pájaros de tierra. Fue galardonado con el Primer premio en el Certamen Literario Vendimia de poesía 2008 con el libro Primera persona. En 2011 publicó la edición digital de su primer libro de relatos breves, El dragón pregunta. En 2017, ganó el Primer premio en el Certamen Literario Vendimia de Novela con el libro Los cuadernos de Gloria.

 

 

 

 

 

 

 

 

arqueólogo del café

 

escarba escarba el frasco de café

y se vuelve instantáneo el recuerdo

sin filtro la comparación con ese coronel retirado

a quien el correo le retenía las palabras

como una esperanza que se sabe analfabeta como

toda una correspondencia en blanco

que flota inmóvil en su río sin descendencia

porque clava la cuchara hasta el fondo

una herramienta de arqueología que excava excava

en el pedregal de los granos molidos

para que frente a sus ojos el vapor de la pava

provoque la apertura de un sobre vedado

la historia soterrada de un hombre

que niega para sí el derecho a sentir dolor

encontrarlo en la calle refugiarlo en la casa

de su cuerpo y darle un nombre

como si fuera un perro veterano

que perdió el olfato y sus huesos

 

 

 

 

lengua padre

 

sí lo descubrís justo ahora

cuando la noche era apenas un techo negro

con el brillo de las estrellas como una salpicada humedad

un cielorraso lejano y ondulante

hasta que sí justo lo descubrís ahora

elevaste al azar tu lapicera retráctil

contra una nube con forma de calamar

y un líquido oscuro comenzó a pesar sobre el resorte

a desbordar el pequeño tanque alargado hasta que por tu mano

un mar de tinta intenso te cubrió el brazo

y se filtró en tu pecho para que ahora justo lo descubrís

sí a este hombre que le escribe una carta a su hija

donde le cuenta que las luciérnagas

pueden apagarse cuando están en peligro

ocultar sus antenas tras la madreselva

a la espera de que una promesa voladora

les devuelva la luz en todo el cuerpo

y de esta lengua última sí ahora lo descubrís justo

solo vendrá tu herencia de padre

que haga de la sombra del futuro

un lugar menos solitario

 

 

 

 

 

lengua popular

 

toda alergia se aplaca pero no se cura

así una reacción interna irrefrenable sale

brota y taquigrafía el cuerpo con marcas

impronunciables que luego borra el decadrón

pero el gesto anárquico de transcribir

el habla cotidiana desde la piel impacta

en los alvéolos en el intercambio de sangre

y tinta en el papel oscuro de un escriba

que se rasca tose y escupe sin oficio

ni diccionario cada una de las palabras

que de la calle apenas van a conocer

el ruido la intemperie y el olvido

 

 

 

 

 

 

la unión soviética

 

la fotografía reproduce una casa

en medio de la nieve sola «fuimos los primeros

en mudarnos al barrio» decía su padre

y el pecho del niño asmático se inflaba

porque habían sido unos colonos

de la clase media que atravesaron la realidad

esteparia de algún plan de vivienda

durante el tercer gobierno peronista

 

dos ventanas una puerta y el hielo

que se funde con los bordes blancos

de la polaroid y adentro bien adentro

cuatro témpanos se deslizan por el piso

pero buscan de un recuerdo el calor

que los acerque y los destruya en un mismo gesto

una unión desde el frío que congele por fin

la imagen de una felicidad no menos instantánea

 

 

 

 

 

cuando llama la puerta

 

has asomado tu curiosidad a la cerradura equivocada

pero tus ojos que esperaban una historia

de pesadillas y espejos negros comienzan a brillar

como si lo visto viniera del mejor de los futuros

y poco a poco y simultáneamente y atravesándose

las imágenes golpean tu retina tu rutina

y forman una aleación con el miedo

entonces la puerta es una nueva frontera

la línea de sal que cauteriza los prejuicios

 

tu cuerpo por tanto es una región a explorar

una nebulosa carne que se revuelve

tu cuerpo avanza sin sombra

tu cuerpo ya ves se enciende como un sacrificio

por cada paso que das en la piedra

«no hay dolor en el riesgo» te escucho decir

y tiendo mis manos hacia otra dimensión

pero lo que toco es un reflejo

el humo de tu fuego clandestino

 

acaso tu cuerpo sea también un mecanismo

que fabrica fantasmas de este lado de la puerta

para regresarme al olvido.

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