Lluvia oblicua. Poesía portuguesa actual

Círculo de Poesía Ediciones ha publicado la antología Lluvia oblicua. Poesía portuguesa actual con selección, prólogo y notas de Mijail Lamas. Aparecen en este volumen los autores que construyen el día a día de la portuguesa. Escribe Lamas: “Esmerados en producir un lenguaje nuevo para su poesía, los poetas nacidos entre 1967 y 1992 en Portugal, más que ser subsidiarios de sus mayores, han sabido asimilar, no sin un sesgo irónico, todos los momentos brillantes del llamado “Siglo de Oro” de la poesía portuguesa, pero a su vez han incorporado con mayor naturalidad que sus predesesores, nociones de otras coordenadas líricas, donde destacan las estrategias discursivas de la poesía norteamericana: el objetivismo, el confesionalismo o el tono narrativo/conversacional de los poetas beat. Además de una más radical asimilación del pathos irracional destilado del dadaismo y el surrealismo”.

Aparecen antologados en este volumen João Luís Barreto Guimarães, Luís Quintais, Luis Felipe Parrado, Alexandre Sarrazola, Manuel de Freitas, Daniel Jonas, Rui Lage, Miguel Manso, Nuno Brito, Cláudia R. Sampaio, Andreia C. Faria, Beatriz Hierro Lopes, Sara F. Costa, Francisca Camelo, Bruno M Silva, Mafalda Sofia Gomes, J. Carlos Teixeira y David Teles Pereira.

 

 

 

 

 

David Teles Pereira

 

 

ELEGÍA EN ROSA

 

Soy hijo de aquellos que lucharon el 25 de Abril de 1974

para que hoy pueda quedarme en casa, aburrido, a escribir

sobre aquello que nunca voy a ser.

No soy heroico o tal vez lo sea a mi estilo.

Soy tragicómico, soy tremendamente sensacionalista,

me pueden comprar en cualquier esquina más o menos oscura

de esta ciudad de vórtices fluorescentes que no me vio nacer.

Soy ideológicamente marxista, a pesar de no haber leído nunca Das Kapital,

aunque los pantalones que me quito a cambio de algún cariño

cuesten mucho más que una media noche de amor.

No soy como Jano, pero tengo una máscara de caras múltiples,

por la pura diversión de engañar a quien se acuesta a mi lado.

Y a veces todo esto me hace llorar lágrimas tan fáciles

de soportar como diamantes resplandecientes al cuello de jóvenes

no tan bellas como yo. Mas la belleza es difícil.

Soy como Eco que fue la primera infeliz en sufrir de anorexia

por motivos amorosos. Safo no tenía rozones.

Nadie en el futuro ha de pensar en mí.

Soy una manzana madura que cayó lejos del árbol.

Aun así, me muerden.

El único camino para mi corazón comienza en el centro

de mi boca. Y, como es natural, soy sexualmente ambiguo.

Soy mi propia parte oscura y es ella quien brilla incomparablemente

más que un día de verano.

La soledad de mi amor es una mecánica erótica

que reproduce en veintinueve espasmos una muerte celestial.

Tengo la espalda arañada y me enorgullezco.

Invertí en esto con las uñas afiladas y pintadas de negro.

Soy mi propio Basilisco cuando me miro en el espejo,

cuando respiro en el espejo una línea tan natural como un árbol.

Soy la mitad de la granada que Perséfone comió,

o sea, un campo donde únicamente nacen flores de pétalos negros.

No busco nada cuando salgo de casa.

Sin embargo, espero que haya alguien capaz

de aliviarme de la enorme tragedia de mi sueño.

Como Alejandro de Macedonia cometí el error

de contemplar todo mi Imperio demasiado pronto.

Se dice que sólo sonrió cuando Aristóteles dejó

de corregirle la postura en el caballo.

Pero estoy sonriendo más que nunca.

Casi tres mil años después

ya nadie me puede enseñar la forma unánime y

democrática de robar la virginidad  a adolescentes

que, a falta de algo mejor, se consideran creadores de un

verbo poético capaz de todos los sentidos.

Soy nuclear, irregular, pornográfico, luminosamente inmoral.

Soy una princesa aburrida, demasiado esquizofrénica

para aparecer en la portada de las revistas. Pero yo aparezco en la portada

de las revistas y lo hago siempre con tanta mediocridad

que nunca hubo ni habrá alguien igual a mí.

No tengo egregios abuelos. Escribo esta nueva biblia

para quien sea: góticos, vegetarianos, practicantes de la Cábala

estén o no convencidos, modelos esqueléticas,

adoradores de dioses de carne, escritores adictos al MD,

actrices lindísimas en rehabilitación,

monjas listas para asumir la aparición de Jesucristo entre mis piernas

… qué más me da.

Yo vi a CSS en el Lux el día 4 de abril de 2007 con los labios pálidos y quietos,

como quien pretende pasar por alguien que es

demasiado irreverente para dejarse absorber por la música.

Mi sangre es del color de este poema y este poema es un ángel neutro.

Nadie me acompañaría a Père Lachaise a depositar

hojas mal olvidadas a la cima del campo del poeta.

Soy el procesador de los textos más ilógico de mi generación,

tal vez sea el único que lo haga, pariente pederasta

de todos aquellos que no lograron hacer más que adaptar

a Portugal al federalismo del consumo literario.

Allá en Lisboa, allá en Lisboa todo lo que hice fue morir.

Nunca pasó por mi cabeza que esta ciudad, cual sirena,

pudiese convencer a tantos de ahogarse en las profundidades del río.

No sé si he de terminar en el infierno nomás para beber una cerveza

o me quedaré sólo una temporada.

Por pura vanidad le puse el nombre de Salomé a mi gata

que parió un gato anónimo y muerto.

No tengo otra ilusión que despertar. A parte de eso,

tengo en mí todos los sueños eróticos de este mundo.

Sé de una música que calma a las aves. Pero no sé

cómo tocarla. No está mal, soy demasiado revolucionario

y agitador para preocuparme de eso.

Soy moderno y da los mismo decir que he muerto mucho antes de haber nacido.

Rilke debería estar pensando en mí cuando escribió

que todo Ángel es terrible.

 

 

 

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