Presentamos una muestra de la poeta Taty Torres Díaz (Penco, 1961). Ganadora del Premio Ceres de Artes Literarias Región del Bio-Bío en poesía 2014. Beca de Creación Literaria 2015 para su libro Garra de Lobo y nada. Ganadora de los Juegos Poéticos y Florales Gabriela Mistral, 2016. Beca de Creación Literaria 2017 para su libro Cáscara y Luna. Ganadora del III Concurso Nacional de Poesía Verbo (des)nudo 2018. Premio Municipal de Literatura Penco 2018. Entre sus publicaciones se encuentran: El guardián de mis llaves, El Arte de vivir, De Rokha en mis círculos acuarios, Garra de lobo y nada, Ojos cuervos, Senderos para un pie desnudo, Cáscara y luna. Recopiladora de la antología Yo creo Yo sueño, escrita por niños. Actualmente realiza talleres de poesía en su país.
Los límites del poso
I
El ojo tiene olor a lejanía
zigzaguean dentro minúsculos paisajes
latidos.
Lucecitas se deshilachan en el borde-pestaña
en el laberíntico recuerdo.
Qué largo el viaje que inicias en la curvatura del poso
querida Alicia
un viento loco sube tu pollera
sueñas
con pequeños insectos carcomiéndote
como dientes son
como manos
desmenuzan tu carne-ilusión.
Alicia
Alicia
inerte frente al pozo encantado
la mirada perdida en la estela de sueños
atada a una lágrima.
El tiempo la rompe la restaura
y ella
sentada en el borde
embelesada con el rugir de sus aguas.
II
No me gustan las tímidas
dice el gato
y muestra su diente lujurioso
¡Ténsate Alicia!
Tensa como arco de violín la espalda
ábreme tu flor.
La mujer
(si
digo la mujer)
Muestra su lengua profana
y se adueña de sí misma.
No puede detenerse
demasiado tiempo en el cuento
la dejó sin sombra.
La falda
hoja de otoño está presta a caer.
Cierra los ojos
su mundo se llena de colores
el instinto
la urgencia
la salva de la oscuridad.
Cáscara y luna
I
No da tregua este deseo que desgarra
este anhelo de pertenencia
Me conjugo
me armo
observo a los Quijotes que rondan
van
vienen
el silencio que palpita los desconcierta
también la libertad que escurre
por la herida del costado
¡Sí!
tengo una herida
Una lanza
atravesó sin piedad mi condición de hembra
aullidos escaparon
escapó la sangre
y otras Aldonzas se sublevaron
II
He sentido
el escozor de la vida
y el ritmo del viento
se aferró a mis caderas con timidez
he sentido
el descenso de los sueños
lluvias
truenos
grillos
acompañan mi andar
Soy del tiempo sin memoria
y grito mi cruda verdad
Soy del tiempo sin memoria
repito
espejismo de Quijotes
III
Sepa señor mío
que Dulcinea se apoya en mí
única habitante del cubil
sepa también
que entre mis hojas
no encontrará flores blancas
Puede ir contra sus molinos de viento
con las piernas felinas
puede enrollarse a ellos
invocando a su dama
puede poner ojos
gritos de nostalgia
y para mí
seguirá siendo un sauce triste
acunando ilusiones
Escarabajo azul
El tiempo en su prisa
arranca otro botón de mi abrigo
sonríe
con esa sonrisa de quien se sabe inocente.
El tiempo no sabe
que se está llevando de a poco mis recuerdos
se los lleva en hilachas
en mordiscos
pronto olvidaré lo negro del charco.
El tiempo se ha vuelto cruel
desconsiderado.
Le ha dado por sentarse conmigo en el viejo sofá
a oír canciones de Aznavour
se sienta tranquilo
se alimenta de mis recuerdos
se lleva alguna sonrisa
alguna conversación intrascendente.
He tratado de resguardar las baldosas negras
las guardo en la punta de la lengua
en el borde más vivo de mi ojo.
Ojos cuervos
I
Ella se mueve como brisa
se vuelve pájara
el frío penetra hueso y médula
es libertad
mujer tierra
cuerpo fragante
río caudaloso
erguida frente al cielo
rosa naciente.
Clavo sus raíces dentro de mí
clavo su garra.
La observo
recojo su canción
cobra sentido en mi boca
y mi lengua incendiaria mata
como su lengua
y mi aroma cotidiano se prende a la mañana
como su aroma.
¡Ay! su aroma
viene en oleajes rítmicos
y me abraza
en esta hora de mi tierra seca
la hora de los gemidos.
II
Me gusta el olor de estos campos
el sonido del viento cuando mece la araucaria
el azul de tu pañuelo
la mirada del lonko cuando estira la mano
y su sonrisa.
Levanto mi poema
sobre el gesto del hombre tocando su sombrero
levanto mi poema sobre ese hombre
y su mirada sin tiempo.
Me gusta el olor de estos campos
y la mañana cuando abre a la vida
y la risa colgando de un árbol
en alguna tarde amarilla.
III
Secretos de otoño en el cabello
donde duermen siesta las serpientes
bajo la piel
socavones llenos de tristeza.
Ven
cura tus heridas
dice la niña/tierra
busca el valor que habita dentro de las vísceras..
Quédate inmóvil
deja que la vida
escriba nuevos signos sobre tu cuerpo
que resbalen lento los destellos
sobre tu nuevo tapiz.
El arte de vivir
I
Así es se decía
secando la gota traidora
nace así la tiniebla
primero se oxida la cintura
luego exceso de silencios
las manos se mueven
locas
locas.
Lloras bajo la lluvia.
Se pierde lo ganado
rara vez cabe un recuerdo
dentro de otro recuerdo
rara vez.
Piensas
no sé
en cualquier cosa
pues temes caer en abismos vacíos.
Las carencias huelen a nada
no se oye siquiera
el crepitar de un lamento
así se empieza a desvivir piensa
cada día un poco más.
II
Me visita en oleajes de sueños
tan caprichoso él
con su lengüita húmeda
(muy húmeda)
recorre uno de mis muslos
el derecho
siempre
deja su baba poética
en ese camino casi olvidado.
A veces
usa el tacto
a veces
y lo cambia todo.
III
El aire
este aire
hecho de verdades oscuras
abre sus alas para cobijarme
entre los pliegues
sí
entre los pliegues me cobija.
Cual mensajero desquiciado
muy risueño
empapa de lluvias la eufonía de mis formas
y ardo en fiebres.
Él sabe (el viento)
que mi cordura pende de un hilo
y aun así
me mueve
me sacude
me columpia.