Octavio Paz: Viento entero y una Nota General

Presentamos “Viento entero” de Octavio Paz, poema fundamental de su obra y que escribió mientras vivía en la India. Este poema guarda una estrecha relación con la vida de Paz según varios críticos pues se observa el inicio de su relación con Marie José, hecho que modifica el tono de lo que escribe por esa época. También incluimos una “Nota general”, del propio Octavio Paz, texto explicativo que escribió para su traductor al inglés.

 

 

 

 

Nota general

 

El poema es una sucesión de paisajes, situaciones y momentos —a la manera de un “renga” (sucesión de hai-kus) japonés. El ritmo general: el espacio se mueve, cambia; el tiempo es idéntico a sí mismo siempre; éste es, diría, el “contrapunto” o ritmo básico del poema. Los paisajes y situaciones que desfilan en el poema aluden a un viaje real por el norte de la India y en Afganistán. Cada estrofa es un paisaje, una situación o un momento de ese viaje: la primera, el bazar de Kabul —al fondo las montañas— y el río que atraviesa la ciudad; la segunda, el mismo día (en otro año y otro espacio: en París, entre dos calles); la tercera, el mismo día en un cuarto de hotel en Kabul: el vuelo de cuervos alude a un poema de Rubén Darío y esa alusión suscita la imagen de lo que en esos días pasaba en Santo Domingo y, por asociación, lo que ocurría dos siglos antes, en India, cuando Tipú Sultán luchaba contra los ingleses, a fines del siglo XVII; la cuarta, el mismo cuarto y el mismo día: el nombre de la fruta, dátil, suscita el de Datia (creo haberte dicho que Datia es el nombre de un palacio o castillo en el estado de Madya Pradesh en India, construcción geométrica, un verdadero laberinto que hubiera fascinado al Marqués de Sade, elevado sobre unas rocas), esta parte aluda a una visita a ese castillo que veo como un mecanismo erótico, sádico; la quinta se refiere al Paso Salang, en las montañas de Hindu Kuch, y es una analogía entre el acto de amor y ese paisaje; la sexta se refiere a otro paisaje y alude, entre otras cosas, a las orillas del Oxus, a la música de una flauta de un nómada usbeko (que fluye como un río invisible y más puro que el río Oxus), a las barcas del río, al paisaje de Bactria y sus ruinas grecobudistas, al desierto y al juramento de amor: seré polvo y viento entre tus huesos; la séptima es una visión nocturna y trata de fundar la noche —árboles, astros, insectos, fieras— con la mujer, en una suerte de totalidad cósmica: materia maternal, madre del tiempo: madre de los sistemas solares y de los hombres, las razas errantes del cosmos; la octava alude al tiempo del amor —dura lo mismo, subjetivamente, el acto de amor entre los dioses y entre los hombres— y al tiempo de la caída o la muerte, que también dura lo mismo, enseguida interviene la visión de una niña descalza (barefoot) vista cerca de Lahore, visión intemporal y sin embargo instantánea, que se liga a la idea del tiempo siempre idéntico y que se funde a la visión de unos álamos vistos en el horizonte y que parecen subir o bajar; la novena es una visión de mi infancia, el sueño del amor infantil, que resume los dos temas del poema: la mujer como unión de agua y fuego y la continua relación entre los espacios que se mueven y el tiempo fijo.

 

Octavio Paz

 

 

Viento entero

 

El presente es perpetuo

Los montes son de hueso y son de nieve

están aquí desde el principio

El viento acaba de nacer

sin edad

como la luz y como el polvo

Molino de sonidos

el bazar tornasolea

timbres motores radios

el trote pétreo de los asnos opacos

cantos y quejas enredados

entre las barbas de los comerciantes

alto fulgor a martillazos esculpido

En los claros de silencio

estallan

los gritos de los niños

Príncipes en harapos

a la orilla del río atormentado

rezan orinan meditan

 

El presente es perpetuo

Se abren las compuertas del año

el día salta

ágata

El pájaro caído

entre la calle Montalambert y la de Bac

es una muchacha

detenida

sobre un precipicio de miradas

Si el agua es fuego

llama

En el centro de la hora redonda

encandilada

potranca alazana

Un haz de chispas

una muchacha real

entre las casas y las gentes espectrales

Presencia chorro de evidencias

yo vi a través de mis actos irreales

la tomé de la mano

juntos atravesamos

los cuatro espacios los tres tiempos

pueblos errantes de reflejos

y volvimos al día del comienzo

 

El presente es perpetuo

21 de junio

hoy comienza el verano

Dos o tres pájaros

inventan un jardín

Tú lees y comes un durazno

sobre la colcha roja

desnuda

como el vino en el cántaro de vidrio

Un gran vuelo de cuervos

En Santo Domingo mueren nuestros hermanos

Si hubiera parque no estarían aquí

Nosotros nos roemos los codos

En los jardines de su alcázar de estío

Tipú Sultán plantó el árbol de los jacobinos

luego distribuyó pedazos de vidrio

entre los oficiales ingleses prisioneros

y ordenó que se cortasen el prepucio

y se lo comiesen

El siglo

se ha encendido en nuestras tierras

¿Con su lumbre

los manos abrasadas

los constructores de catedrales y pirámides

levantarán sus casas transparentes?

 

El presente es perpetuo

El sol se ha dormido entre tus pechos

La colcha roja es negra y palpita

Ni astro ni alhaja

fruta

tú te llamas dátil

Datia

castillo de sal si puedes

mancha escarlata

sobre la piedra empedernida

Galerías terrazas escaleras

desmanteladas salas nupciales

del escorpión

Ecos repeticiones

relojería erótica

deshora

Tú recorres

los patios taciturnos bajo la tarde impía

manto de agujas en tus hombros indemnes

Si el fuego es agua

eres una gota diáfana

la muchacha real

transparencia del mundo

El presente es perpetuo

Los montes

soles destazados

petrificada tempestad ocre

El viento rasga

ver duele

El cielo es otro abismo más alto

Garganta de Salang

la nube negra sobre la roca negra

El puño de la sangre golpea

puertas de piedra

Sólo el agua es humana

en estas soledades despeñadas

Sólo tus ojos de agua humana

Abajo

en el espacio hendido

el deseo te cubre con sus dos alas negras

Tus ojos se abren y se cierran

animales fosforescentes

Abajo

el desfiladero caliente

la ola que se dilata y se rompe

tus piernas abiertas

el salto blanco

la espuma de nuestros cuerpos abandonados

 

El presente es perpetuo

El morabito regaba la tumba del santo

sus barbas eran más blancas que las nubes

Frente al moral

al flanco del torrente

repetiste mi nombre

dispersión de sílabas

Un adolescente de ojos verdes

te regaló una granada

Al otro lado del Amu-Darya

humeaban las casitas rusas

El son de la flauta usbek

era otro río invisible y más puro

En el barcaza el batelero estrangulaba pollos

El país es una mano abierta

sus líneas

signos de un alfabeto roto

Osamentas de reses en el llano

Bactriana

estatua pulverizada

yo recogí del polvo unos cuantos nombres

Por esas sílabas caídas

granos de una granada cenicienta

juro ser tierra y viento

remolino

sobre tus huesos

 

El presente es perpetuo

La noche entra con todos sus árboles

noche de insectos eléctricos y fieras de seda

noche de yerbas que andan sobre los muertos

conjunción de aguas que vienen de lejos

murmullos

los universos se desgranan

un mundo cae

se enciende una semilla

cada palabra palpita

Oigo tu latir en la sombra

enigma en forma de reloj de arena

mujer dormida

Espacio espacios animados

Anima mundi

materia maternal

perpetua desterrada de sí misma

y caída perpetua en su entraña vacía

Anima mundi

madre de las razas errantes

de los soles y los hombres

Emigran los espacios

el presente es perpetuo

En el pico del mundo se acarician

Shiva y Parvati

Cada caricia dura un siglo

para el dios y para el hombre

un mismo tiempo

un mismo despeñarse

Lahor

río rojo barcas negras

entre dos tamarindos una niña descalza

y su mirar sin tiempo

Un latido idéntico

muerte y nacimiento

Entre el cielo y la tierra suspendidos

unos cuantos álamos

vibrar de luz más que vaivén de hojas

¿suben o bajan?

 

El presente es perpetuo

Llueve sobre mi infancia

llueve sobre el jardín de la fiebre

flores de sílex árboles de humo

En un hoja de higuera tú navegas

por mi frente

La lluvia no te moja

eres la llama de agua

la gota diáfana de fuego

derramada sobre mis párpados

Yo veo a través de mis actos irreales

el mismo día comienza

Gira el espacio

arranca sus raíces el mundo

No pesan más que el alba nuestros cuerpos

tendidos

 

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