Dentro de las novedades editoriales que Círculo de Poesía presenta esta semana en CDMX, leemos dos poemas de Natalia Azarova (Moscú, 1956) que pertenecen a su nuevo libro Inmortal a veces, que traduce Sandra Santana. Es una poeta de talante experimental. Comenzó a escribir poesía después de los 45 años y su trabajo ha sido muy bien recibido por la crítica. Actualmente dirige el Centro de estudios de poesía mundial de la Academia de Ciencias de Rusia. Ha publicado diez libros de poemas y ha sido traducida a trece idiomas. Mereció, en 2014, el premio Andrei Bely. Está incluida en el libro Puente y precipicio. Última poesía rusa que preparó Indira Díaz y que se publicó, también, en Círculo de Poesía Ediciones.
cosmogonía
un espacio totalmente habitado
por prototipos
reyes primitivos
murieron todos sucesivamente
no lograron hacer frente
a lo masculino a lo femenino
debido a la plaga de destinatarios
dios se enclaustró en sí mismo
tan auto-restringido a sí mismo
que ni siquiera crujió
es un exilio a sí mismo un autoexilio
el hombresantemo ha florecido
interpretó un papel mediocre
a través del polvo somnoliento
y quedó confundido en ayunas
entonces dios se convirtió en el artículo
se situó en el centro
las chispas se disiparon
y se confinaron en los abanicos
a una pajaritud lila
y a una suave poderosidad
una vez en los patios de praga
viven allí pequeños golemcitos
ahora un golem está acostado
horizontal—se trata de mi padre
ginebra
todavía vivos los cisnes bajo la nieve
los cisnes fluviales nevados
sobre el ródano
cortos los caballos de la montaña y las piernas
caballos paticortos de las montañas
la bota en el ser
nieve nocturna para los de turno de noche
para los inmigrantes a pie de montaña
fidelidad garantizada
copos menudos de nieve ginebrina
para las vacas blancas
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