Poesía peruana: Harold Alva

Leemos nuevos poemas de Harold Alva (Piura, Perú, 1978). Además de escritor es editor y analista político. Preside la organización del Festival Internacional Primavera Poética (FIP Perú). Es autor de Libro de tierra (2000), Sotto voce (2006), Lima (2012), Ciudad desierta (2014) y A tiempo completo (2020), entre otros títulos. Ha participado como expositor en la Feria Internacional del Libro de Guayaquil (Ecuador), Feria Internacional del Libro de Concepción (Chile), Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (Argentina). Fue editor de la Revista del Foro del Ilustre Colegio de Abogados de Lima. Es conductor de programas de radio y televisión, dirige Editorial Summa y el suplemento Contrapoder, del diario Expreso.

 

 

 

 

 

 

Aquí

 
Aquí cae la oscuridad
Su máscara de aceite
Aquí crece la desolación
Como aquellos edificios
Que levantan
Sobre estas ruinas
Sobre las canchas de golf
Sobre el hipódromo
Aquí depongo el fuego
Los ojos de pájaros extraños
Con quienes agité los brazos
El sueño por reducirles
La distancia
Aquí no queda nada
Aquí rompo los rieles
Por donde se precipitan
Mis palabras.

 

 

 

 

 

Lugar común

 

El amor
Esa palabra que nos enfrenta
Con nuestras debilidades
Este ir y venir como quien empieza
Desde ninguna parte
Su sombra de animales perfectos
Esa sensación de túnel
Que transitamos sin otra luz
Que los ojos de la mujer
A quien le pronunciamos canciones
Poemas sin importarnos el lugar común
La retórica de lo predecible
Los nervios que se agitan
Como si nuestros pasos
Nos señalaran el destino
En los vidrios de las ventanas
O en las puertas de los edificios
En los muros del malecón
Adonde acudo
Para interpretar el misterio
La caída del agua
La indiferencia de quien responde
Con el silencio de la hierba
Como si con ese silencio
Le fuera suficiente al mar
Para entender la pregunta
Que nunca le hemos hecho
Los esqueletos de la tarde
Los pájaros que se despluman
La cabeza
Este poema como una señal
Como un grito para llamar tu atención
Mi amor como una mano
Que borra tus pesadillas.

 

 

 

 

 

 

Incisión

 
El dorso de una serpiente
Se quiebra frente a mis manos
Con la tenacidad de la lluvia
De tus actos que escupen
Como quien ensaya un corte
Una incisión en la oscuridad
Que cae con su peso
Para exigirle a mis manos
Que oculte los ojos
Las piernas amputadas del silencio

Pienso en las horas
En los ataques de pánico
En medio de una sala
Por donde huye la infancia
Y me pregunto si el corazón
Tiene algo que ver
Con la naturaleza del pánico
Con su forma de ofidio
Con aquella velocidad
Con la que repta entre los arbustos

Un tema de Leonard Cohen
Agitándose en las sienes
Y la profundidad del dolor
Sembrándose
En mi voluntad de corsario
De cazador de apariciones
De otro trastorno
Con el que asolaré tus poemas.

 

 

 

 

 

 

Filosofía de un puente

 

De un momento a otro
El mundo es la calle donde observas
Cómo cae el agua de los techos
El parque de la nostalgia
Que empieza a sitiarte con sus bancas
Para que tu sombra se reduzca
A una vieja cuadra
A los pasos que se anuncian
En la edad del último poema
En su encabalgamiento
Preocupado por la respiración
Por la tos de un verbo
Que enfrentado a su silencio
Detiene la brisa del malecón
El tedio de un árbol
Que copia la rutina de los ciclistas
La ansiedad de los runners 
En un símil que nada tiene que ver
Con mi voluntad de corsario
La maldición de un puente
Que se rebela contra el vacío
Y la tarde mordiéndonos
Con la voracidad de un animal
Como quien interpreta una tocata
Un himno marcial
Una bandera de resistencia.

 

 

 

 

 

Regresión

 

Yo me cobijaba
En el follaje de sus manos
En su sombra de gigante
Que anunciaba el día
La textura del agua
El graznido de las gaviotas
Que pintaba
La estela de victoria
Sobre los ojos
De quienes todavía esperan
La redención del abismo

 
Caronte aprisionado por los remos
Y el cielo parpadeando
Como un desquiciado
Que desde el más allá
Toma sus manos de gigante
El color de nuestras casas
El grito de los apóstatas
Que solicitan su indulgencia

 
Yo encendía la noche
En sus canciones
Vibraba con el idioma del hacha
Con el ruido de su velocidad
La vida era entonces un milagro
Un aleteo de felicidad
Un niño
En la soledad de la montaña.

 

 

 

 

 

Arte poética

 
Celebrar el vacío
La angustia
Por construirle una ventana

Celebrar al otro lado del pánico
Una canción dedicada a la nostalgia

La duda izándose al precipicio
Como quien se sujeta para no caer
Y la madrugada apagándose
Con una dosis de tensión
Mordiéndome las alas

Mi lengua ya no caza libélulas

 
Un hombre
Cuando ya no puede hablar
Se marca.

 

 

 

 

 

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