Poesía española: Gerardo Rodríguez Salas

Leemos algunos textos del poeta español Gerardo Rodríguez Salas (Granada, 1976). Fue Finalista del XXVII Premio Andalucía de la Crítica. Estos poemas pertenecen a su libro Anacronía, publicado en noviembre de 2020 por la editorial Valparaíso. Es autor, además, de la colección de relatos Hijas de un sueño (Esdrújula, 2017; prólogo de Ángeles Mora) y la obra teatral Vulanicos, que será publicada por el Patronato Federico García Lorca y la Diputación de Granada en 2021. Hasta la fecha, sus poemas y cuentos han aparecido en varias antologías y revistas, entre las que destacan Meanjin (Australia, 2006), Granada no se calla (Esdrújula, 2018), Caballo del alba: Voces de Granada para Federico (Patronato Federico García Lorca, 2018), Otros cuentos de amor, de locura y de muerte (Mucho cuento, 2019), Versos para bailar o no (Almuzara, 2019), el volumen monográfico sobre poesía granadina Lumbre (2019), del que es coeditor, Poemas del confinamiento: Antología poética de un confinamiento (Entorno gráfico, 2020), Katherine Mansfield Studies (Edinburgh University Press, 2020), Revista Altazor (2020) y Estación Poesía (2021). En la actualidad es profesor titular de Literatura Inglesa en la Universidad de Granada (España).

 

 

 

 

 

PALABRAS DE PAPEL

 
Busco palabras,
nombrar este dolor
que se despeña
por un catálogo de voces mudas,
sentimientos de aceite que flotan en el agua
podrida que me anega.

Busco palabras,
nombrar la mariposa
que vuela lejos, lejos de estas páginas
reales y eruditas,
frías como el papel
que me hace cortes en los dedos.

Busco palabras que te invoquen,
palabras que
huelan a ti,
suenen a ti,
sepan a ti,
pero las letras se hacen humo
y el fuego quema tanto
que no sé si la bruja que crepita
tendrá tu rostro
o el mío.

 

 

 

 

NUEVA ZELANDA

 
Que no te engañe mi mirada
tranquila y silenciosa,
ni mis labios carnosos,
ni mi torso desnudo.

Soy la isla sin brazos
y sin wahaika,
mujer racial y exótica remesa,
fertilidad colgada al cuello,
fatua y baldía.

Que no te engañe mi mirada
tranquila y silenciosa,
mi eterna juventud en los museos.

 

 

 

 

LESLIE

 
Beso tus cartas
colmadas de recuerdos,
de olor a hogar, de tinta
en los pulgares.

Te marchaste a destiempo.
Estalló la noticia en mil pedazos
que flotan en el aire
tiznándome de pólvora la boca.

No fue tu muerte un simulacro.
Derramó en ti sus frutos la granada,
soldadito de plomo batido sin combate,
y yaces en el bosque
aquel, ausente; mientras yo maldigo
el viento, el mar, la luz del sol, la vida,
tan muerta como tú.

De nada servirá gritar. ¡No grites!
Confinados en jaulas
sobre el muro sombrío,
sólo nos queda
cantar, cantar.

 

 

 

 

ESCALERA DE AGUA

 
No hay grito más atroz que el del silencio
ni arrullo más genuino que el del agua,
no hay diques que contengan el ayer,
ni saltos, ni fronteras arbitrarias,
no hay olvido en el musgo ni rigor en la roca,
no bajo los peldaños, ni lloro por tu ausencia,
pues soy gota del río cristalino
que, fundida en tus dedos, abraza la ciudad.

 

 

 

 

NUNCA

 
El olvido es el pájaro que vuela
bajo el suelo
sumido en las raíces infinitas
del árbol deshojado.

El olvido es la anciana con los ojos vacíos,
las arañas que tejen nuevos párpados
cerrados, nuevos duendes
que urden bruma
en las ramas del mito.

El olvido es el diente que desgarra la noche
que sangra moribunda,
que llora gotas negras
que no se ven pero que gritan
sin voz y que arden húmedas
dentro, muy dentro…

¿Quién es la antípoda de quién
si tú saltaste al mar desde aquel árbol
saliéndote del mapa sin dejar
siquiera anchura a este vacío?

El recuerdo es la sombra
torpemente zurcida a los talones
y el olvido la piedra
que no termina nunca de caer.

 

 

 

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