En días pasados, tras la publicación en México de Noche fiel y virtuosa de Louise Glück, bajo el sello de Visor Libros México, se ha despertado un gran interés del público y los principales medios nacionales por el más reciente libro publicado en México de la poeta merecedora del Premio Nobel de Literatura 2020. Reproducimos aquí una columna de Aleida Hernández Cervantes sobre su experiencia lectora de Noche fiel y virtuosa. El texto se publicó originalmente en julioastillero.com. El libro puede conseguirse en las principales librerías del país, así como en nuestra tienda en línea y también en nuestra librería ubicada en Xiconténcatl #270 Col. Del Carmen, Coyoacán, CDMX.
Noche fiel y virtuosa de Louise Glück: Entre la neblina y los recuerdos
Estábamos en el mes de octubre de 2020 cuando la Academia Sueca anunciaba que la poeta norteamericana Louise Glück era la ganadora del Premio Nobel de Literatura de ese año. Era el sexto mes de la pandemia declarada, necesitábamos buenas noticias y la poesía es buena noticia siempre; y que lo gane una mujer, también. Desde ese momento, le seguí el rastro a Glück, pues leer poesía durante la pandemia había sido una forma de salvación para mí -y seguramente para muchas personas-; tal vez por esa sutil y profunda manera de nombrar lo que a la mayoría de las personas nos parece innombrable por doloroso e inasible.
Louise Glück está entre las 16 mujeres que han ganado el Nobel de Literatura y es la tercera norteamericana en obtenerlo; en 1938 lo obtuvo Pearl Sydenstricker Buck y en 1993, Toni Morrison. En su dictamen, el jurado del Premio determinó que la poeta merecía el renocimiento “por una obra que explora la familia y la infancia con una inconfundible voz poética que, con austera belleza, vuelve universal la existencia individual”. Con ese registro poético se lee su último libro, traducido recientemente al español, Noche fiel y virtuosa gracias a la traducción de Andrés Catalán, la edición de Visor Libros y la impresión en México por Círculo de Poesía.
Desde que tuve en mis manos el poemario, empecé a leerlo sin parar, solo con las interrupciones que las necesidades ordinarias me obligaban. Había leído sobre su poesía y varios de sus poemas, pero trataba de no pensar en ello. Me dejé llevar por la lectura de cada uno de sus 22 poemas, y empecé a tener una experiencia onírica: sobre mí y en mí se instaló una atmósfera sueños, voces y recuerdos. Sí, a medida que leía “Parábola”, “Una aventura”, “El pasado”, “Noche fiel y virtuosa” hasta llegar a “Un silencio incisivo”, ya estaba segura que varias voces hablaban en los versos de Glück: una mujer madura que mira hacia atrás y habla de los silencios incisivos de su madre, de su padre, de su hermana pequeña; la de un pintor o de un Asistente melancólico que pide como oficio llorar. Así las voces que hablan en los poemas de Glück sonaban a eso que me dijo el poeta Mario Bojórquez (Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2007), a los muertos. Sí. Dos veces sí, pues esa atmósfera de ensoñación y recuerdos en los que me había sentido inmersa a la mitad del libro de la poeta, eran en algún sentido, recuerdos de un ser que ha estado aquí entre los vivos en algún momento, que viene a decirnos algo del Pasado con una notificación en el Presente. De inmediato conecté mis sensaciones con aquello que había experimentado al leer Pedro Páramo de Juan Rulfo, con algunas diferencias. Esos murmullos que en los muertos de Rulfo me sabían a tierra y vientos de polvo, en Glück me hablaban entre la neblina y los recuerdos.
Dicen los que saben que Louise Glück es una poeta de los silencios, que su maestría radica en hablarnos del dolor y la muerte de una forma íntima y casi imperceptible. Debe ser, pues con una suavidad que toca el alma, me quedé escuchando silencios en donde caben las personas que ya no están pero cuyas vidas ya son voces que se quedan.
*Originalmente publicado en la columna Política feminista.