Nueva poesía europea: Raoul Eisele

Versopolis es un programa europeo de literatura que cuenta con el apoyo de Europa Creativa, el propósito que tiene es el de promover la poesía escrita por los jóvenes poetas europeos a través de una serie de festivales con distintas sedes en Europa como los que dirigen nuestros amigos y colaboradores Ales Steger y Todorce Tasevki, directores de los festivales Days of Poetry and Wine, en Eslovenia, y el Struga Poetry Evenings, en Macedonia, respectivamente. Leemos ahora al poeta alemán Raoul Eisele. Nació en 1991. Actualmente vive en Viena, Austria. Su primer libro, morgen glätten wir träume fue publicado en 2017 mientras que en 2021 publicó su segundo libro, titulado einmal hatten wir schwarze Löcher gezählt. Ha recibido distintos reconocimientos por su obra, por ejemplo: el Startstipendium für Literatur der Stadt Wien y una residencia en el Salzburger Künstler*innenhaus. El año pasado, en 2021, debutó en el teatro con funciones en Austria.

 

 

 

Y ASÍ VINO MAGDALINA

escucha el latido del mar
este sonido suavemente movedizo
una euforia, mientras
pasaba, mientras caminaba
por la playa, un respiro
de la arena, con
algo de participación, de escucha
a los dos corazones más afinados
los tonos de las olas y cada
sonido que atraviesa a uno
a veces me siento, como enterrado
en la playa, me siento en mi bañador cuyos
tirantes se rompen, cuyos tirantes amarro
desde entonces en mi nuca y cuido
de los espinados huesos de los pescados
que hablan de fragilidad
ese mero fallo de la palpitación, Malina

te acuerdas de aquel parecido menguante
que con la mano, cada uno grabamos
en la costa –una impresión, una huella
de cada línea que la arena escribió en nosotros
algún día le transmitiré
mis palpitaciones, dijiste y levantaste tu
mano, dedos estirados, esta
pequeña promesa y el trasplante final

pronto estarás mejor, pronto

 

 

und also kam Magdalina

höre die Herzschwäche des Meeres
diesen leicht versetzten Laut 
eine Überschwänglichkeit, als 
ich daran vorüber, als ich den Strand 
entlang ein Spaziergang, ein Beatmen 
des Sandes herzmassagenhaft und so 
ein wenig Teilhaben, ein wenig Lauschen 
nach den zwei Herz höhergestimmten 
Klängen der Wellen und jenen 
Geräuschen, die durch einen durch 
und manchmal sitz ich, wie in Stränden 
vergraben, sitze im Badeanzug, dessen 
Träger gerissen, dessen Träger ich seither 
im Nacken verbunden und blicke auf 
die angespülten Fischgrätgehäuse
sie erzählen von Zerbrechlichkeit und 
eben jenen Aussetzern des Herzschlags, Malina

erinnerst du dich an die Ebbenbilder
jene handschraffierten, die wir ins Ufer
malten – ein Abdruck, ein Handdruck
aller Linien, die der Sand in uns schrieb
irgendwann werde ich ihm meinen Herzschlag
vermachen, hast du gesagt und deine
Hand gehoben, die Finger gestreckt, dieser 
winzige Schwur und die endgültige Transplantation 

bald geht es dir wieder besser, bald 

 

 

Como polvo en los dedos

cuando tocaron mis dedos por última vez el
piso, con mi cuerpo extendido
desparramado y las piernas
estiradas, la última vez era tan flexible
como cuando era niño, con los dedos sucios
cuando escuché que mi mamá me llamaba
dónde estabas esta vez
          ve a lavar tus manos, es casi hora de cenar

cubría mis ojos frente al espejo del baño,
solo un poco y siempre con
la distancia de un dedo, no quería ver más
algunas cosas son mejores borrosas
sin verlas de cerca, nos juramos
que era demasiado bueno
          que alguien pudiera conocer sus secretos tan bien

y pienso en mi hermana, en las
manchas de polvo que nos lanzábamos y
cómo cuida ahora de nuestra madre, entra
a esta casa como piel, como si fuera aun
una niña con demasiada responsabilidad, como
la extraño, cómo lloro su presencia;
si no me hubiera ido, la escucho decir
si no me hubiera rendido al mismo destino
          es mejor así y me da su mano
          con dedos polvosos, hasta luego
               hermano querido y me deja ir

 

 

wie an Fingern verstaubt

wann haben meine Finger zuletzt den Boden 
berührt, mein Körper vollends gedehnt
ausgestreckt und ohne ein Beugen
der Knie, war wohl als Kind zuletzt
so gelenkig, so dreckig an Fingern
wenn ich meine Mutter rufen hörte
wo warst du denn jetzt schon wieder
           wasch dir die Hände, gleich gibt Abendbrot

halte mir die Augen vorm Badezimmerspiegel 
zu, so ein wenig und immer mit einem 
Fingerspalt-Breite, will nicht nichts sehen 
und doch so manches lieber verschwommen
bloß kein Adlerauge, das hatten wir 
            einander geschworen, das wäre zu viel des Guten
            da sehe man selbst Vergrabenes noch allzu gut

und ich denke an meine Schwester, an die 
Staubflocken, die wir uns zuwarfen und 
wie sie unsre Mutter nun pflegt, dieses 
alte Haus wie Haut betritt, als wäre sie immer noch
Kind mit viel zu viel Verantwortung, wie ich sie
vermisse, wie sehr mir ihre Anwesenheit doch fehlt;
wäre ich nicht gegangen, höre ich sie sagen
wäre ich dem gleichen Schicksal erlegen
          es ist besser so und reicht mir die Hand
          mit ihren staubigen Fingern, Lebewohl 
                      Bruderherz und lässt mich ziehen

 

 

No mires al piso, sólo mírame a mí

para Charlotte

la coquina una colmena
del zumbante, susurrante mar–
capturo canciones de nocturnas
ballenas jorobadas, que aún resuenan
prometedoras, aquí un vistazo
desde el suelo, sin aliento
y aun así tan maravilloso, y en el encierro
de mi cuarto, mi
departamento, aun resuena como
puertos en noches griegas, para mí
en momentos alentador, libre
colgando de mis oídos, Udine

 

 

blick nicht an den Grund, blick doch einfach nur zu mir

der Muschelgrund ein Bienenstock
aus Surren, Summen des Ozeans – 
eingefangene Gesänge dunkler
Buckelwale, wie sie doch erklingen
mir versprechen, hier ein Blick 
dem Grund herausgenommen, atemlos 
und gar so wundervoll, so in die enge 
meiner Kammer, meiner 
Wohnung, wie sie daraus tönt als 
Hafen griechischer Nächte, die mir 
manchmal so geflüstert, so geflüchtet 
an den Ohren hängen, Undine

 

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