Leemos poesía peruana. Leemos a Navale Quiroz Cano (Apurimac-1980). Es Comunicadora social, Catedrática, Poeta, Cantante y Coach. Egresada de la maestría en Comunicación Social, y el Doctorado en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Entre sus publicaciones están Nohombre, Colección Piedra/Sangre (2008) de Lustra-Editores, Ondinas-El espíritu del agua (2011) de Ushuaia ediciones – España y su último libro, Siembra de espirales (2019) fue publicado por Alastor Editores. Además, sus textos han aparecido en diversas antologías, revistas nacionales e internacionales como España, Chile, México y Japón.
YO ERA UNA NEBULOSA, desvanecida, lejana
un cielo disuelto, confinado a respirar estrellas sin luz.
Un buen día de noche, llegaste halcón de plumas de viento
como una supernova incandescente
me abrasaste, rayo, flecha, sino
tu simple roce me mató
y como la carta de la muerte del tarot
también renací.
Estiras los dedos de fuego y me haces
mientras me tocas barro y estrellas, mariposa y flor
dragón en batalla
corre el río y riega mis venas
bendito dolor que me levanta de este mal sueño
bendito sueño el de la vida
abres el universo y floto
esparzo mi nueva luz y la contraes una y otra vez mientras
me formas
plastilina de estrellas fugaces
chispas y barro
con tus manos creas mis piernas, mis muslos, mi pecho
con tus dedos delineas mi rostro
y tu lengua hace la mía
estrenas mi corazón y lo que contiene
mi sangre bebe de tu sangre blanca impoluta.
Pero acaba pronto
porque empieza a amanecer
y en unas horas habré de estar completa
deja que nazca el sol
para estar ante tus ojos
contemplándote.
HE CRECIDO EN LOS DESIERTOS
me he hecho de barro y sol
Se sabe que mientras más vives en un lugar
más te pertenece y viceversa
soy la estructura unitaria de huesos y arena
polvo y sal
erosión y niebla
el borde de mis uñas, el acantilado que me sujeta.
los spondylus cuentan historias
las voces ecos de otros tiempos
siguen la línea hasta Nasca
danza y desfallece en espiral
y me preguntas ¿quién soy?
soy la semilla que alguien plantó en una nube
mis raíces han crecido como mis cabellos
y hoy tocan los pies del mundo.
Siembra de espirales (2019). Alastor Editores.
Crónicas del desierto
A Ocucaje
1
La arena esconde los mares
océanos durmientes de edad eterna
las plumas llevan al ave
como el silencio al viento
este no se pronuncia
sólo se oye
mientras alguien pega su oído a la caracola
para tener la memoria jurásica
de los peces que habitaron un día los desiertos
entonces salvajes
saciados de aguas imposibles
consumidos en las profundidades de sus abismos
¿Quién sabe realmente de dónde he surgido?
Si las olas han golpeado en mí
hasta hacerme una roca.
2
Como esta falda de desierto
se tiende sobre las piedras
así este sueño
yace sobre mí.
La conciencia
es una playa a la que aún no llego
he acampado bajo este huarango
me he dormido con los grillos cantantes
y sueño suave color marino
el celeste de la tela inmensa
espeja un pez o simplemente
alguien que busca el mar
en la humedad de sus labios.
SOY UN REMO, lo confieso
en mi viaje eterno mi paso asonado es un eco
mi extremidad de árbol
espera la tierra que un día me tuvo
me hundo en la raíz de las aguas
donde la semilla fecunda el océano
¿acaso nadie más lo sabe?
la existencia de una humanidad
perdida de los almanaques y la historia
una Atlantida de la Atlantida
la otra teoría evolutiva de Darwin
donde las sirenas son el eslabón entre el hombre y el mar.
Observo el agua como a un espejo
donde se mira lo que ya no se tiene
en tiempos arcaicos
sin arca ni tiempo
en lo sutil de la calma luego del diluvio
sin mapas ni fronteras
en lo brutal de la conquista de un continente.
Entonces, va el remo en ciclos continuos
persigue la barca con la certeza de lo único
el horizonte.
A mamá Nati.
Cuando uno lee puede ser uno
y el otro al mismo tiempo.
ella miraba a los otros
sus páginas abrazaban al mundo
no sabía leer, pero leía.
la tierra sembrada eran perfectas líneas
donde ella paso a paso rescribía su nombre
ostentosa cocinaba amor con hojas de romero
molía los granos en el batán
escogía el trigo en el patio al viento
cultivaba el campo y a sus hijos como el mejor maíz
con su frágil canto llamaba a las aves de corral
porque tenía un corral, una huerta, una casa, un jardín y
un cielo
caminaba al compás de su corazón
su corazón iba con del universo
y el universo al ritmo de dios
ELLA ERA DIOS.