Evolución en la visión del erotismo en la poesía de Octavio Paz. Ensayo de Ulises Huete

Presentamos un ensayo de Ulises Huete (Masaya, Nicaragua, 1978). Poeta, ensayista y periodista. Ha publicado en las revistas El hilo azul (Nicaragua) e Hispamérica (Estados Unidos), y en las antologías Retrato de poeta con joven errante (2005), Poetas, pequeños Dioses (2006), Cruce de poesía (2006) y en La Nación Generosa: 111 rutas al lado del mar (2015), antología de poesía hispanoamericana, publicada por la revista española La Galla Ciencia. También ha publicado en Babelia, suplemento cultural de El País y en Revista de Letras, Barcelona. Colabora para Carátula, revista cultural centroamericana. Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas (UNAN-Managua). Octavio Paz es uno de los poetas más importantes de Occidente. En 1990 mereció el Premio Nobel de Literatura.

 

 

 

Evolución en la visión del erotismo en la poesía de Octavio Paz

El erotismo es un leitmotiv en la poesía de Octavio Paz. Esto se puede observar en su Obra poética (1935-1988) (1991), recopilación del conjunto de sus poemas hecha por él mismo. Desde Libertad bajo palabra (1935-1957), primera parte de esta recopilación, hasta Árbol adentro (1976-1988), obra final que cierra con el gran poema Carta de creencia, el motivo erótico es frecuente en sus libros. Además, el propio Paz declara, en su ensayo La llama doble, que publicó a los 79 años de edad, que el amor es un tema recurrente en su escritura. Paz (1993) dice: “Mis primeros poemas fueron poemas de amor y desde entonces este tema aparece en mi poesía” (p. 5).

La visión del erotismo en Paz tuvo diferentes fases a lo largo de su obra. En estas fases se mantuvieron en parte ciertas semejanzas, pero también aparecieron diferencias. Uno de estos cambios es la manera en que Paz concibe la culminación del encuentro erótico. Las diferentes nociones del erotismo que aparecieron en su obra se fueron combinando entre sí, se reagruparon y se vincularon a otros temas. 

En la fase inicial, la culminación del encuentro erótico se plantea como una trascendencia hacia la plenitud, en otra fase como la percepción del instante y finalmente como un volver al comienzo. A través de estas fases hay muchos matices. Para tener una visión general del leitmotiv del erotismo en Paz, se analizarán algunos poemas que expresan emblemáticamente estas nociones. Los poemas que vamos a interpretar son del volumen Obra poética, pero indicaremos a qué parte pertenece cada poema analizado, esto permitirá ver la constancia y los cambios del tema erótico en su obra.

 

Trascendencia hacia la plenitud

El poema que vamos a comentar es parte de una composición más extensa que se titula Bajo tu clara sombra. Este texto es una serie de cinco poemas numerados que pueden ser leídos como un conjunto relacionado o como unidades independientes entre sí, un juego que Paz utilizó en varias ocasiones. El libro en el que sale este poema también se titula Bajo tu clara sombra (1935-1944) (1991) y es la primera obra que aparece en la recopilación de todos los libros poéticos de Paz. Para analizar la primera fase de la concepción erótica del poeta mexicano, comentaremos el cuarto poema. El texto en cuestión es el siguiente:

IV

Un cuerpo, un cuerpo solo, sólo un cuerpo,
un cuerpo como día derramado
y noche devorada;
la luz de unos cabellos
que no apaciguan nunca
la sombra de mi tacto;
una garganta, un vientre que amanece
como el mar que se enciende
cuando toca la frente de la aurora;
unos tobillos, puentes del verano;
unos muslos nocturnos que se hunden
en la música verde de la tarde;
un pecho que se alza
y arrasa las espumas;
un cuello, sólo un cuello,
unas manos tan sólo,
unas palabras lentas que descienden
como arena caída en otra arena…

Esto que se me escapa,
agua y delicia obscura,
mar naciendo o muriendo;
estos labios y dientes,
estos ojos hambrientos,
me desnudan de mí
y su furiosa gracia me levanta
hasta los quietos cielos
donde vibra el instante:
la cima de los besos,
la plenitud del mundo y de sus formas. (pp. 29-30)

La emoción que vibra en toda la primera estrofa es el deseo de un cuerpo ausente, que luego recorre el yo lírico mediante una evocación. La primera estrofa es una secuencia de partes del cuerpo femenino sin orden aparente: cabellos, garganta, vientre, tobillos, muslos, pecho y cuello.  Esta es la primera secuencia de motivos. El cuerpo y cada una de sus partes se presenta de manera similar a un elemento natural. De este modo el yo lírico expresa la sensación que le produce el anhelo de su objeto erótico. El poema, por ejemplo, habla de un cuerpo “como día derramado y noche devorada” y de “un vientre que amanece como el mar”. De esta manera, se muestra el cuerpo deseado como una presencia vasta y hermosa.  Los elementos de la naturaleza mencionados son la segunda línea de motivos: noche, día, luz, mar, amanecer, verano, etc… Esta estrofa está compuesta por medio de la comparación entre el cuerpo y la naturaleza. Acerca de esta relación de semejanza entre el cuerpo y la naturaleza, Elsa Cross (2014) afirma que: “En Paz el cuerpo es escritura y es también una lectura del universo. Seguramente no fue el primer poeta –ni será el último– en descubrir esta correspondencia, pero sí ha sido uno de los que la han formulado más lúcidamente” (p. 21). 

La segunda estrofa enuncia la falta de ese cuerpo de mujer. En esta parte, la relación entre los motivos del cuerpo y la naturaleza cambia, ya no es mediante la comparación que se relacionan, sino mediante la yuxtaposición. Esta yuxtaposición se establece en dos sentidos: por un lado, la identificación entre el agua y el rostro de la mujer, y por otro lado, entre ese cuerpo que se escapa, que se escurre, y que a la vez disuelve el yo, idea que se expresa con la frase: “me desnudan de mí”.

El tema del poema es el anhelo erótico que mueve la conciencia hacia la posibilidad de una trascendencia. El medio y el fin de esa trascendencia es la posibilidad de encuentro con ese cuerpo que está ausente. Según Bataille (s.f.), el erotismo es “una sustitución del aislamiento del ser —su discontinuidad— por un sentimiento de profunda continuidad” (p. 11). Esta continuidad es la vinculación con el cuerpo deseado. Acceder a ese cuerpo es llegar a una experiencia de plenitud que disuelve el aislamiento.  

La tensión erótica que recorre el poema surge entre el deseo de trascender a ese cuerpo y su ausencia. El yo lírico no expresa la unión con ese cuerpo, sino el deseo de tenerlo ante sí para poder fundirse con él. Toda la evocación gradual que se hace del cuerpo de la mujer se detiene ante su rostro efusivo. El clímax del poema es la última parte en donde se identifica la posibilidad de contacto con la mujer y la experiencia de totalidad: “la cima de los besos, la plenitud del mundo y sus formas”.

En esta primera fase de la concepción erótica de Paz, la culminación del encuentro erótico es una vía de trascendencia de la conciencia y los sentidos hacia la plenitud, pero no más allá del cuerpo femenino, sino más allá de sí mismo, en la mujer. Esta experiencia de trascendencia se representa como una experiencia empática del mundo.

La percepción del instante

El siguiente poema se titula Cuerpo a la vista y forma parte del libro Semillas para un himno (1943-1955) (1991). En este texto veremos que se mantiene la concepción expuesta anteriormente, pero también se agregan otros aspectos que modifican la manera en que Paz presenta la experiencia erótica. A continuación, el poema que se comenta:

Cuerpo a la vista

Y las sombras se abrieron otra vez y mostraron tu cuerpo:
tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar,
tu boca y la blanca disciplina de sus dientes caníbales, prisioneros en llamas,
tu piel de pan apenas dorado y tus ojos de azúcar quemada,
sitios en donde el tiempo no transcurre,
valles que sólo mis labios conocen,
desfiladero de la luna que asciende a tu garganta entre tus senos,
cascada petrificada de la nuca,
alta meseta de tu vientre,
playa sin fin de tu costado.

Tus ojos son los ojos fijos del tigre
y un minuto después son los ojos húmedos del perro.

Siempre hay abejas en tu pelo.

Tu espalda fluye tranquila bajo mis ojos
como la espalda del río a la luz del incendio.

Aguas dormidas golpean día y noche tu cintura de arcilla
y en tus costas, inmensas como los arenales de la luna,
el viento sopla por mi boca y su largo quejido cubre con sus dos alas grises
la noche de los cuerpos,
como la sombra del águila la soledad del páramo.

Las uñas de los dedos de tus pies están hechas del cristal del verano.

Entre tus piernas hay un pozo de agua dormida,
bahía donde el mar de noche se aquieta, negro caballo de espuma,
cueva al pie de la montaña que esconde un tesoro,
boca del horno donde se hacen las hostias,
sonrientes labios entreabiertos y atroces,
nupcias de la luz y la sombra, de lo visible y lo invisible
(allí espera la carne su resurrección y el día de la vida perdurable).

Patria de sangre,
única tierra que conozco y me conoce,
única patria en la que creo,
única puerta al infinito. (pp. 126-127)

El título de este poema, Cuerpo a la vista, nos ubica frente al objeto erótico, a diferencia del anterior, en donde el cuerpo se anhela porque está ausente. La primera secuencia de motivos que destaca es la que tiene como eje la frase “sitios en donde el tiempo no transcurre”. Esta idea le da sentido a todo el poema y está relacionada con las imágenes: “cascada petrificada de la nuca”, “Tu espalda fluye tranquila bajo mis ojos”, “Aguas dormidas golpean día y noche tu cintura de arcilla” y “Entre tus piernas hay un pozo de agua dormida”. La relación consiste en que son imágenes que usan como referente el agua, en un doble sentido de fluir y quietud. El agua es símbolo del tiempo. Jorge Luis Borges (2000.) dice que una metáfora modelo es “la idea del tiempo que fluye, que fluye como un río” (p.41). En este caso, lo más significativo es la identificación entre el agua y el tiempo. En este poema, Paz utiliza la imagen del agua en reposo, sosegada.

La idea “sitios en donde el tiempo no transcurre” indica el principio de composición del poema. Y aunque cada imagen mencionada designa un aspecto particular del cuerpo desnudo, también aluden a un tiempo distinto, a una temporalidad en suspenso. Esto es lo que llama Gaston Bachelard (1999) el instante poético: “en todo poema verdadero se pueden encontrar los elementos de un tiempo detenido, de un tiempo que no sigue el compás, de un tiempo al que llamaremos vertical para distinguirlo de un tiempo común que corre horizontalmente” (p.94). La apreciación del cuerpo desnudo de la mujer saca del tiempo horizontal, del transcurrir, y sitúa a la voz poética en una sensación de verticalidad, de intensidad del momento.

Otra línea de motivos es la identificación del cuerpo de la mujer con los elementos de la naturaleza como una sensación de plenitud, de manera similar al poema antes comentado. Pero como este recurso ya se explicó, seguiremos con otros motivos que son menos extensos en el poema, pero que agregan elementos significativos.

Uno de estos conjuntos de motivos es la designación ambivalente del sexo de la mujer. Paz se refiere a la vulva como “sonrientes labios entreabiertos y atroces” y “nupcias de la luz y la sombra, de lo visible e invisible”.  Estas imágenes paradójicas expresan una emoción sublime frente a la desnudez femenina. Su fuerza consiste en que indican fascinación e inquietud al contemplar el sexo de la mujer en un primer plano, como se muestra en la pintura El origen del mundo, de Gustave Courbet. Para Harold Bloom (2011.), la “experiencia sublime consiste en una combinación paradójica de placer y dolor” (p.36). Y aunque estas paradojas no denotan literalmente dolor, sí expresan embeleso y turbación. Según Bachelard (1999), las ambivalencias revelan el instante poético: “El instante poético es cuando menos conciencia de una ambivalencia. Pero es más, porque es una ambivalencia excitada, activa y dinámica” (p.94). Por lo tanto, la experiencia de lo sublime erótico es también una percepción del instante poético.

La otra línea de motivos aparece en la última estrofa del poema. Es una serie de imágenes que designan al cuerpo femenino como un lugar consabido: “Patria de sangre”, “única tierra que conozco y me conoce” y “única patria en la que creo”. El último verso hace un cambio y enuncia al cuerpo como un lugar de llegada y tránsito: “única puerta al infinito”. De la fascinación e inquietud ante el sexo de la mujer, indicada en los motivos antes mencionados, se pasa al reconocimiento del cuerpo como un ámbito de pertenencia que a la vez lleva hacia una trascendencia.

Los motivos que componen este poema son la identificación del cuerpo de la mujer con imágenes de la naturaleza, como en el poema anterior, la sensación de la intensidad del momento o tiempo vertical, la experiencia de lo sublime y el reconocimiento del cuerpo femenino como un lugar conocido que lleva a la expansión de los sentidos. Este poema tiene similitudes con el anterior, pero introduce un elemento distintivo: el tiempo vertical. El tema del poema es la percepción del cuerpo de la mujer como una vía hacia el éxtasis erótico: suspensión de la temporalidad y reconocimiento de un ámbito de pertenencia y trascendencia.

La verticalidad del tiempo es ascendente pues la conciencia poética llega al éxtasis en el cuerpo de la mujer. En el primer poema comentado se menciona la palabra instante, pero no se presenta esta intuición. Vemos como la concepción de la culminación del encuentro erótico va cambiando porque ya no solo es sensación de plenitud, sino también de un tiempo que no transcurre. 

 

Volver al comienzo

El siguiente texto a comentar se titula Antes del comienzo, que forma parte del último libro de poesía de Paz: Árbol adentro (1976-1988) (1991). Paz tuvo influencia del surrealismo y experimentó con las estructuras poéticas, por ejemplo, usó el simultaneísmo para construir poemas como Viento entero y Nocturno de San Ildefonso. Es decir, realizó poemas complejos desde el punto de vista de la forma y la estructura. Sin embargo, también escribió poemas con un estilo más sobrio y directo. Este tipo de poemas los fue mejorando con el paso de los años y es el estilo que más destaca en su último libro. Hacia 1975, en una serie de conferencias que Paz (2014) realizó en el Colegio Nacional de México, manifestó lo siguiente: “Creo que lo que más me interesa en la poesía actualmente (y en la literatura) sería esta idea de la concentración” (p. 111). Con concentración se refiere a una contemplación directa y una expresión sobria del instante poético y, en este caso en particular, del objeto erótico. A continuación, el poema que se analizará:

Antes del comienzo

Ruidos confusos, claridad incierta.
Otro día comienza.
Es un cuarto en penumbra
y dos cuerpos tendidos.
En mi frente me pierdo
por un llano sin nadie.
Ya las horas afilan sus navajas.
Pero a mi lado tú respiras;
entrañable y remota
fluyes y no te mueves.
Inaccesible si te pienso,
con los ojos te palpo,
te miro con las manos.
Los sueños nos separan
y la sangre nos junta:
somos un río de latidos.
Bajo tus párpados madura
la semilla del sol.
                                El mundo
no es real todavía,
el tiempo duda:
                              sólo es cierto
el calor de tu piel.
En tu respiración escucho
la marea del ser,
la sílaba olvidada del Comienzo. (p. 739)

 

El primer conjunto de motivos que se destaca es la referida al tiempo, desde el punto de vista de su manifestación, el amanecer, el inicio de un nuevo día: “Ruidos confusos. Claridad incierta. /Otro día comienza”, “Ya las horas afilan sus navajas” y “El mundo/ no es real todavía, /el tiempo duda…”. Estos versos revelan un primer motivo: el tiempo. Sin embargo, este motivo tiene dos sentidos. Por un lado, la voz poética percibe el tiempo horizontal, lo cotidiano, como algo débil. En otro sentido, aunque lo cotidiano no se establezca totalmente, lleva dentro de sí el recordatorio de nuestra impermanencia. Esto se indica con la frase: “Ya las horas afilan sus navajas”. Este verso señala que el tiempo que transcurre acorta nuestra vida.

La segunda secuencia de motivos es la relación paradójica de la mujer frente al yo lírico y al amanecer, al mundo. En relación al yo lírico, la mujer dormida aparece como “entrañable y remota”, “inaccesible si te pienso/ con los ojos te palpo” y “Los sueños nos separan/ y la sangre nos junta”. Esta ambivalencia expresa una cercanía y extrañeza simultánea. Para Bloom (2011.), la extrañeza “es lo misterioso: el alejamiento de lo que nos es familiar o banal” (p. 36). La extrañeza, afirma Bloom (2011.), es una señal de lo sublime (p.36). Esta ambivalencia, esta percepción sublime, “entrañable y remota”, es la manifestación del instante poético, del tiempo vertical. La relación paradójica de la mujer frente al amanecer consiste en que el comienzo del día, el mundo que se abre, parece ilusorio en contraste con ella, que es percibida como una certeza: “El mundo/ no es real todavía, / el tiempo duda:/sólo es cierto/ el calor de tu piel”. El tiempo vertical del instante erótico adquiere intensidad mientras que el tiempo vertical de lo cotidiano es difuso. Sobre esta tensión entre el instante y el tiempo sucesivo Bachelard (1999) dice: “En el instante poético, el ser sube o baja, sin aceptar el tiempo del mundo que reduciría la ambivalencia o la antítesis y lo simultáneo a lo sucesivo” (p. 95).

El tercer conjunto de motivos se establece entre la respiración de la mujer y el fluir de la vida: “Pero a mi lado tu respiras”, “fluyes y no te mueves”, “En tu respiración escucho/ la marea del ser,/ la sílaba olvidada del Comienzo”. Aquí el aspecto significativo es el reconocimiento en la mujer del caudal de la vida. Ya no se ubica a la mujer deseada en la imaginación o a la mujer desnuda en un lugar indeterminado, como en los poemas anteriores. Sino que se muestra a una mujer dormida en una circunstancia concreta: una habitación mientras amanece. En una situación cotidiana ocurre la captación del instante erótico y se expresa en general con un lenguaje más directo. Sin embargo, es necesario aclarar el sentido de la última frase: “la sílaba olvidada del Comienzo”.  Para Paz el comienzo es reconocer la posibilidad de unidad con la mujer y el mundo en el instante erótico, esto es retornar a la continuidad, vincularse con la vida de una manera más profunda, saliendo de la discontinuidad, del aislamiento, del tiempo horizontal.  Sobre esta visión del sentido del comienzo Paz (2014) dice:

“Volver al comienzo, hacia el comienzo. Regreso a nosotros mismos. No al comienzo de la historia, sino al comienzo sin fechas que está en cada uno de nosotros como una posibilidad de realización. En cada hombre y en cada mujer comienza el mundo…En cada pareja hay, siquiera por un segundo, el recuerdo y el presentimiento del andrógino primordial” (pp. 152-153).  

El tema de este poema es la revelación del instante erótico mediante la contemplación de la mujer dormida mientras amanece. El tiempo vertical, el instante erótico, emana de la conjunción entre el día que se abre y la mujer dormida. Entonces surge la experiencia de un regreso hacia el caudal de la vida, que fluye entre ella, el mundo y el yo lírico. Esto es una experiencia de empatía, de reconciliación con el mundo, con todo lo existente, en la mujer.

A través de este análisis, hemos visto la evolución de la culminación del encuentro erótico en la poesía de Octavio Paz. Se dividió su concepción erótica en tres fases: la trascendencia hacia la plenitud, la percepción del instante y volver al comienzo. La primera fase enfatiza la culminación erótica en un ir más allá de los sentidos, la segunda en una suspensión del tiempo horizontal que abre paso a un tiempo vertical y la última a un reconocimiento en la mujer del fondo vital del mundo. Estas nociones no aparecen separadas unas de otras en cada poema seleccionado. Pero cada poema se escogió para analizar determinada noción porque se consideró que allí aparecía con más claridad. Estos poemas son emblemáticos de cada concepción estudiada. La visión de la culminación del encuentro erótico con diferentes matices aparece en muchos otros poemas de Paz. Estas tres fases propuestas establecen una secuencia de referencia que se modifican unas a otras a lo largo de su obra. El encuentro erótico en la poesía de Paz es una posibilidad con la mujer de trascendencia, éxtasis y contemplación.

 

 

Bibliografía

Bachelard, G. (1999.). La intuición del instante. (Segunda. ed.). México D.F., México.: Fondo de Cultura Económica.

Bataille, G. (s.f.). El erotismo. Scan Spartakku. Recuperado el 2021, de https://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2014/12/doctrina31464.pdf

Bloom, H. (2011.). Anatomía de la influencia. . México D.F., México.: Taurus.

Borges, J. L. (2000). Arte poética. Barcelona., España.: Crítica.

Cross, E. (2014). El erotismo y lo sagrado en Octavio Paz. Festines y ayunos, ensayos en homenaje a Octavio Paz (1914-2014). (Primera ed.). México D.F., México.: IPN.

Paz, O. (1991). Obra poética (1935-1988). México D.F., México: Seix Barral.

Paz, O. (1993). La llama doble. Barcelona, España: Seix Barral.

Paz, O. (2014). Itinerario poético. Girona., España.: Atalanta.

 

 

 

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