Hoy presentamos la poesía de Diana González Cortezano (1999). Estudiante de último trimestre de la licenciatura en Lingüística en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. Poeta y fotógrafa. Algunos de sus poemas se encuentran publicados en el fanzine Tipologías del habitarnos (2020) de la colectiva Las Pies que Arden y en la muestra María llena eres de rabia: poetas poblanas desde la resistencia (2022), publicada por Círculo de Poesía. Su escritura está convocada por el deseo de construir una identidad colectiva e individual para tejer y destejerse a una misma con las otras: en su recuento por la memoria escribe sobre y para su abuela, su madre, sus tías, sus amigas y sus amoras.
Refugio
Me encontraste en aquellos íntimos espacios míos,
donde pocas veces alguien me frecuenta
porque el escondite es un campo marchito;
angosto lugar en donde la pesadez del viento
te compacta la respiración,
te agota
te agita
mis capullos desidiosos
se llevan con su fúnebre existencia
todos los posibles intentos de feracidad proporcionados,
Aquí
mis tinieblas
mis amaneceres
con tu recorrido crujen sutilmente
cual hoja en tiempos de frío,
el campo inerte no te asusta
y sigues tu camino,
lo tomas de la mano,
has estado aquí antes
en otro campo
en otros abismos
entre otras rocas
y logras comprender su cauce
con tu voz
acicalas los imposibles lindes
de la frágil desnudez de este terreno
que si lo miras bien
está más vivo de lo que aparenta,
solo que el ciclo natural
lo apaga con el frío;
no es que el campo
este marchito.
Abrazar es una respuesta
Para A
Hay algo en tu manera de abrazarme las tristezas
abrigarnos el cuerpo con la piel de la otra
tejernos entre la calidez emocional
que no necesita ser nombrada
para existir.
Tu abrazo
el viento de otoño
tu abrazo
la brisa salada del mar
tu abrazo
el olor de los pinos húmedos
tu abrazo
el silencio después de un día en esta urbe donde la tristeza siempre tiene un lugar
aquí,
hago la búsqueda de todas conexiones me llevan a tus brazos.
Dijiste
abrazar es la única palabra que importa
abrazar la vida
abrazarnos diversas
abrazarnos libres
abrazar la rabia
abrazar
abrazarnos
abrazarnos
porque la herida es muy profunda
abrazar
abrazar
Abrácese en caso de emergencia
emergencia emocional
Abrázame
hasta que nuestro aroma se quede con la otra
para todas las vidas que nos faltan
o al menos
hasta cristalizarnos en una estrella
en la constelación
de nuestra memoria.
De cuando aprendí a flotar a los 23
Sirena:
Tú;
cuerpo que surgió de una mezcla del agua
invocada por la pulsión rítmica
d e l_d e s e o
del siempre estar abrazando con la boca
l a_t e r n u r a
convocada por la plenitud que existe en dejarte
e l_c a o s
correr
por las escamas
Empalabrando la realidad
cíclica
ciclón
tormentosa
fragmentada
profundidad arquitectónica emocional
de 8000 metros bajo el nivel posible de la mar
ahí,
entre la mar y la vida,
entre la mar
la vida
y tú
vive, mi sirena
toda la vida está delante de ti
y cómo tú quieras vive
vive
vive
desplazada y desbordada en la lentitud
se caracol
se estrella
se una misma con el sol
se el océano entero
Agradece, mi sirena
el amor que das
el amor que recibes
amas y te aman
cuidas y te cuidan
Bendita tú
junto con todas las mujeres
que tomadas de tus manos
caminan la abundante intimidad
que nace del crecerse como árboles en el pecho
y de fundir sus almas siempre combativas
una con la otra
Mi sirena,
tú que pensaste que este año
dejarías de habitar este cuerpo
y aquí estás
vida,
aquí estoy.[1]
[1] Alejandra Pizarnik