El poeta español Juan Domingo Aguilar está leyendo poesía ecuatoriana y comparte, en Círculo de Poesía, un dossier de autores a seguir: María Auxiliadora Balladares, Roy Sigüenza, Gabriela Vargas Aguirre, Juan José Rodinás, Kevin Cuadrado, Carla Badillo Coronado, Edwin Madrid. Leemos aquí algunos poemas de Ileana Espinel (Guayaquil, 1933). Fue una poeta, periodista y crítica literaria perteneciente a la llamada Generación del 50. Fue una de las representantes femeninas más rotundas, sugerentes e innovadoras de la lírica ecuatoriana de la segunda mitad del siglo XX. Fundadora del club poético de Guayaquil junto con Miguel Donoso Pareja y David Ledesma. Fue editora en los periódicos El Universo, El Telégrafo y La Nación. Algunos de sus libros más destacados son La estatua luminosa (1959), Arpa salobre (1996), Diríase que canto (1969), Tan solo trece (1972), Solo la isla (1995) y La canción sin retorno (2018).
Valium 10
Con un Valium diez puedes cambiarte
lo negro en blanco y lo real en mito,
y pisarte el pretérito infinito
sin un paso que deba torturarte.
Con un Valium 10 tu ser podría
ilusionar al ángel de la angustia
y convertir esa sonrisa mustia
en cascabel de pánica alegría.
Con un Valium 10, tan solo una…
Y lanzarte en cohete hacia la luna
tras una noche insomne como ésta.
¡Ah, pequeña pastilla milagrosa
que levantas mis nervios de su fosa
con un responso de dopada fiesta!
Tú sabes
Madre mía, tú sabes que cuando uno está enfermo
todo se dificulta:
Hacer. Pensar. Reír. Y amar.
Tú sabes muy bien que cuando uno está enfermo
todo se hace insufrible:
el ruido de la máquina. El chirriar de la puerta. Y la voz.
Madre mía, tú sabes que cuando uno está enfermo
todo se vuelve trágico:
el color de la luna. El bramido del viento. Y yo.
Tú sabes muy bien que cuando uno está enfermo
todo se vuelve lívido:
la manzana en la mano. El eco del olvido. Y Dios.
Madre mía, tú sabes que cuando uno está enfermo
todo se hace adorable:
la sonrisa de un niño. La caricia de un ala. Y tú.
Tú lo sabes muy bien…
Y si lo sabes, di:
¿por qué te duelo tanto?
Escaras
Porque ya eres lo único que gravita en mis días,
sangro por tu dolor hora tras hora.
Yo que sufrí desmedro cuando un niño moría
o una flor era rota de su tallo
que padecí en Vietman y en Hiroshima
que acrecenté el despojo de todo cuanto amara
así enferma e insomne tantas veces
bregando con fantasmas inferiores
poblando de sonatas y versículos
mi lenta soledad irremediable
cómo no desangrarme piel adentro
por tu llagada imagen que te asemeja a Cristo
mujer inmácula
madre de mis años
cuyos labios resecos
a veces sonríen a mis lágrimas.
Dislate con pastillas
Pertranquil
Esencial
Pankreoflat
Flaminón
Peridez
Baralgina
Tioctán
Persantín
Buscopax
Irgapirina
mosaico adocenado
del templo drogadicto
que oficia diariamente
en mis entrañas
(todo para que el hígado
el insomnio los nervios
el músculo cardíaco
los dedos que hormiguean
retrasen los relojes
que marcan sin remedio
el infallable paso vencedor de la muerte).
Imagen de amor
Podría renacer de las cenizas,
viva lumbre de sed desparramada.
Podría consumarse en el despojo
de todo lo tangible que perece.
Podría ser el tótem que somete
al exilio la sangre enajenada.
Podría ser la luz, mas es tan sólo
el madero que flota en el naufragio.