Un poema de Sujata Bhatt

Leemos un poema de Sujata Bhatt (Ahmedabad, 1954) en versión de Adalberto García López. Bhatt estudió el MFA en el Writers Workshop de la University of Iowa. Ha publicado siete colecciones de poesía con la prestigiosa editorial inglesa Carcanet. Mereció el Commonwealth Poetry Prize de Asia y el Alice Hunt Bartlett Price por el libro Brunizem (1988). En 2014 recibió, en su primera emisión, el Premio de Poesía Nuevo Siglo de Oro del Encuentro Internacional de Poesía Ciudad de México. En 2014, Carcanet publicó su Collected poems. La versión de este poema es de Adalberto García López. Círculo de Poesía Ediciones publicó su antología Sherdi y otros poemas

 

 

 

 

 

Ve a Ahmedabad

Ve y camina por las calles de Beroda,
ve a Ahmedabad,
ve y respira el polvo
hasta que te ahogues y te enfermes
con una fiebre que el doctor no conoce.
No me preguntes
porque no te diré nada
sobre el hambre y el sufrimiento.

Cuando era niña aprendí
a nunca correr a alguien
de nuestra puerta. Madre me dijo
que diera agua fresca, buena comida,
nada que yo no comiera.
El hambre es cuando tu madre
te dice años después
que en América un doctor dice
que ella está desnutrida,
sus huesos débiles
porque nunca hubo suficiente
comida para los niños,
ella y las mujeres que venían
a nuestra puerta con los suyos.
Los niños siempre deben estar alimentados.
El hambre es que tu madre esté enferma
en América porque ella quería
que comieras bien. El hambre es
cuando caminas las calles de Ahmedabad
y en lugar de repartir
monedas para todos
les das tomates, pepinos,
e ir a tu casa con la boca
saboreando hojas de eucalipto quemadas
porque has perdido
el apetito.
Y sin embargo, no digo nada
sobre el hambre, nada.

Tengo amigos por todas partes.
Esta vez nos encontramos después de diez años.
Alguien murió.
Alguien se casó.
Alguien acaba de tener un bebé.
Y cargo al bebé
porque está llorando,
porque hay una extraña erupción
por todo su pecho
y mi amigo pregunta
si tengo un hijo y por qué no
y cuándo me voy a casar.
Y el autobús llega
lleno de gente colgada
por fuera, en las puertas y ventanas.
Y su bebé llora
en mis brazos, sigue llorando
y un anciano se despierta
y me grita: ¿Cómo pude dejar
que mi hijo se enfermara?
Afortunadamente, en ese momento
alguien cuenta un buen chiste.

Tengo amigos por todas partes.
Esta vez nos encontramos después de diez años.
Y el sufrimiento es
cuando camino por Ahmedabad
porque este es el lugar
que siempre amé
este es el lugar
que siempre odié
porque este es el lugar
donde nunca podré estar en casa
este es el lugar
donde siempre estaré en casa.
El sufrimiento es
cuando estoy en Ahmedabad
después de diez años
y aprendo por primera vez
que nunca escogeré
vivir aquí. El sufrimiento es
vivir en América
y no poder
escribir una maldita cosa
al respecto. El sufrimiento no es
para que te lo cuente.

Ve y camina por las calles de Baroda,
ve a Ahmedabad
y camina por el estiércol de vaca
pero no olvides
mirar al cielo.
Es especial en enero,
nunca más verás cometas como estos.
Ve y conoce a la gente si puedes
y si quieres saber
sobre el hambre, sobre el sufrimiento,
ve y vívelo por ti mismo.
Cuando hay una epidemia,
cuando el doctor dice
que tu hermano puede morir pronto,
que tu padre puede morir pronto
no me preguntes cómo se siente.
No se siente bien.
Por eso hacemos
té con hojas de tulsi,
por eso siempre hay alguien
que sabe una buena historia.

 

 

 

 

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