IV
Era tan bello que verlo me dolía.
Tan joven que cualquier rato se iría con una plebilla.
Tan pobre que apenas le alcanzaba para un cuartito
donde me hacía feliz
sin importarle mi cuerpo imperfecto,
los años que le llevaba,
mis bolsillos tan vacíos como los suyos.
Total, éramos un par de locos
que se conocieron en el manicomio
y acordaron verse allá afuera
cuando terminara el maldito encierro.
VI
BUZÓN DE VOZ
Me sé de memoria tu número,
pero no te marco
porque siempre me mandas a buzón
y entonces pienso que estás con otra
y me siento triste
pues aunque nunca hemos hablado de amor
me da coraje pensar
que alguien más disfruta de todo eso
que a mí me haces.
XI
Mis pies no fueron besados por su boca.
Esos pies que usted alabó pero se contuvo de venerar y mejor veneramos a Venere,
que rondaron por su espalda plagada de lunares,
descubiertos ociosamente al profanar la alcoba
[con la luz artificial del celular.
Usted me dijo: “No me vayas a tomar fotos”,
pero cuáles fotos le iba yo a tomar,
si mi teléfono era modelo muy pero muy antiguo.
Y también le gustó mi pelo y mis senos y mi actitud,
supongo que por haberlo ignorado todo el santo día,
y hasta me confesó que me creía sáfica,
pero mi piel le demostró hacia quién se desbordaba mi deseo.
Y yo quería dormir y llorar y reír y seguir cohabitando
o disfrutar el postcoito y permanecer insomne con usted,
aunque supiera que en el fondo era inasible.
Y sé que esto dista de ser un poema
pero qué quiere, usted me ha puesto lírica irremediable y
[no quiere que lo destroce
y sin embargo me ofrece su yugular clavando en mí su mirada expectante.
XXXI
Para encontrarme
acaso tenga que sembrar migajas de pan
desde mi sombra hasta mi corazón.
Pero nada ha de funcionar,
para qué me engaño:
lo único que me serviría es el refugio de tu piel,
y me lo niegas.
XXXIX
Me pagó para dársela de buen samaritano,
para que olvidara su mal desempeño,
para expiar su culpa,
para hacerme ver que no era más que su puta,
alguien que nunca podría pasear de su brazo
ni esperarlo en algo que pudiera llamarse hogar.
XLVI
CASANOVA VIRTUAL
Con esa sonrisa me penetras
aunque no me toques.