La influencia de la ingeniería en las artes racionales
(Apuntes para una estética no aristotélica)
Por Álvaro de Campos, ingeniero naval.
Quanto più un’arte porta seco fática
di corpo, tanto più è vile.
Leonardo da Vinci.
I
Hay mucho sustento en la teoría de que la civilización es la creación constante de estímulos progresivamente en exceso sobre nuestra capacidad de reacción hacia ellos. La civilización es pues la tendencia hacia la muerte por el desequilibrio. La cosa más útil que la ficción real llamada un pueblo puede hacer, es resistir a civilizarse por procesos de civilización. Existir es no dejarse matar; ser civilizado es inventar reacciones para los estímulos que exceden ya la reacción posible, esto es, inventar reacciones artificiales, quiero decir civilizadas, contra la propia civilización.
Todo lo que está vivo subsiste por el equilibrio de dos fuerzas — la de integración y la de desintegración, el anabolismo o el catabolismo de los fisiólogos. La que desintegra hace vivir y morir; la que integra hace morir y vivir. Una insiste, y la otra subsiste. Hasta la civilización, en el orden biótico, e igualmente por debajo de la biótica, la fuerza que insiste es la que crea, porque destruye, y destruir es transformar; la fuerza que subsiste es la que deja de crear, porque no deja destruir, y destruir es transformar en otro. En un orden por encima de la biótica — esto es, en las sociedades — se invierte la dinámica de los factores agentes: la tendencia para substituir es la que mata, la tendencia para no subsistir es la que hace vivir. Esto es porque la sociedad es un cuerpo naturalmente artificial y vive por eso según leyes que son contrarias a las leyes naturales.
¿Qué es lo que hace subsistir en las sociedades? La tradición, la continuidad, la tendencia para permanecer, esto es, para no vivir. Y la tradición, la tendencia para permanecer, tienen tres formas — el apego al pasado, que es la tradición vulgar; el apego al presente, que es la moda; y el apego al futuro, que es el ideal social en que se confía. ¿Qué es lo que hace vivir, esto es, no subsistir, en las sociedades? La anti-tradición, la tendencia para no permanecer. Y la tendencia para no permanecer tiene sólo una forma — el apego al no pasado, al no presente, y al no futuro. Esto quiere decir el apego a lo abstracto y al ideal en que no se confía. Por eso la fuerza que conserva las sociedades es la inteligencia de abstracción e imaginación.
La inteligencia de abstracción e imaginación tiene dos formas — la matemática y la crítica. La matemática abstrae de toda la experiencia, excepto de la esencia de la experiencia; el único criterio de verdadera objetividad que tenemos es el criterio de la matematización. La crítica se abstrae de toda la experiencia excepto de que ella es nuestra; el único criterio de verdadera subjetividad que tenemos es el de la confrontación, no de nuestras impresiones con las cosas, sino de las cosas con nuestras impresiones.
Debe comprenderse que entiendo por crítica toda la actividad crítica: la crítica, en el sentido en que empleo la palabra, incluye toda forma de actividad que o no acepta o quiere subsistir a la objetividad de la experiencia. Así, el arte es una forma de crítica, porque hacer arte es confesar que la vida o no presta, o no llega. Así, también, la parte, por así decir, dogmática de la religión (no su parte social ni su parte metafísica) es una forma de crítica, porque creer en una cosa sin ser común a la razón, aunque aparente (como acontece en la metafísica, que procura explicarlo), no siendo esa cosa un elemento de la experiencia (objetiva), es querer sustituir esa experiencia (…) La crítica es, en suma, todo el artificio que está hecho con inteligencia, y sin fin social alguno. Desde que sirva a un ideal, en vez de una impresión, la crítica es falsa como crítica, no es crítica, en suma, sólo es una opinión.
Traducción del portugués de Mario Bojórquez
En Canto a mí mismo de Walt Whitman, edición de Álvaro de Campos, de próxima aparición en Círculo de Poesía Ediciones / Instituto Camões de Língua e Cultura Portuguesas.