Jerome Rothenberg (1931-2024)

Ha muerto el poeta norteamericano Jerome Rothenberg (1931-2024). Lo recordamos a través de un texto breve de José Vicente Anaya sobre su poesía. En palabras de Anaya, "hay dos tiempos verdaderamente revolucionarios para la poesía de Estados Unidos, y Jerome Rothenberg es uno de los protagonistas del segundo tiempo que abarca hasta el presente".

 

 

 

 

 

 

 

 

Jerome Rothenberg​​ es​​ el poeta vivo más relevante de los Estados Unidos. Su relevancia se debe a varias razones: cuenta con una vasta obra literaria que rebasa los 60 libros publicados de ensayos, traducciones y poemas; es un notable experimentador y renovador de la poesía en inglés; ha sido editor de importantes revistas literarias, maestro en diferentes universidades estadunidenses; creador del concepto, investigación, práctica y divulgación de la etnopoesía, un referente que destaca la ritualidad primitiva y moderna de la poesía como canto y encanto; estudioso y divulgador de la literatura de los llamados "pieles rojas" de los Estados Unidos, poeta performencero, y mucho más.

            Jerome Rothennberg nació en la ciudad de Nueva York en el seno de una  familia judía polaca. Tiene 80 años de edad. Entre su extensa obra publicada menciono algunos libros de poesía (doy los títulos traducidos al español, aunque aun no existen en nuestro idioma):​​ Poemas para el juego del silencio, Sangre en Viena, Polonia 1931, Piezas de altar, Variaciones sobre Lorca, El libro de los ocultamientos, Esther K, viene a América, Semillas y otros poemas, El libro, instrumento espiritual​​ y​​ Un paraíso de poetas. Es de resaltar otra parte de su obra con libros tan especiales y voluminosos que van de las 600 a las casi 1000 páginas, como son: ​​ Técnicos de lo sagrado​​ (poesía de las etnias​​ de cuatro continentes),​​ Sonar la calabaza. Poesía tradicional de los indios de Norteamérica,​​ El gran libro judío​​ (escritores de cultura judía desde los tiempos bíblicos hasta el siglo XX),​​ El Simposio del Todo. Ensayos de etnopoética, El libro de libros. Escritos y proyecciones sobre los libros y la escritura​​ y​​ Poemas para el Milenio​​ (en dos tomos).

            Para investigar y divulgar la teoría de la etnopoesía, Rothenberg editó las revistas​​ Alcheringa​​ (apoyada por la Universidad de Boston) y​​ New Wilderness Letters; además, al tema le ha dedicado libros como algunos de los antes mencionados y sus ensayos en el que titula​​ Pre-Facios y otros escritos. Respecto al tema de la etnopoesía, el poeta beat Gary Snyder ha sido su amigo y coautor.

            En la tradición literaria estadunidense, Rothenberg ha sido ubicado en el llamado Grupo de Nueva York o Escuela de Nueva York, en el que suelen incluir a Margaret Randall, Frank O'Hara y John Ashbery. Sin embargo, son contemporáneos y tienen coincidencias con los de la Generación Beat. los del Black Mountain College y los del Renacimiento de San Francisco. Es así que Rothenberg hizo amistad con varios beats como Michael McClure, Philipe Lamantia, Gary Snyder y algunoas de los grupos antes mencionados.

            Rothenberg no ha sido ajeno a México, aunque es muy poco lo que suele decirse de él en nuestro medio literario. En la década de 1960, junto con su esposa Diene (notable antropóloga), vivió y convivió en el D. F. el ambiente de la bohemia beat que compartieron mexicanos como los poetas Homero Aridjis, Juan Martínez, Sergio Mondragón y el antropólogo Roger Bartra; con los estadunidenses Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Diane di Prima, Gregory Corso, Diane Wakoski, Lawrence Ferlinghetti, Peter Orlovski, William Burroughs,​​ Neal Cassady, Ray Bremser y Philip Lamantia. De este último, por cierto, se cuenta que en una fiesta con lecturas de poesía propuso la fundación de una revista bilingüe dedicada exclusivamente a la poesía, que resultó ser la histórica y muy célebre​​ El Corno Emplumado, que durante ocho años editaron Margaret Randall y Sergio Mondragón. En esa revista publicarían todos los poetas antes mencionados junto a una caterva de sobresalientes latinoamericanos como Ernesto Cardenal, Alejandra Pizarnik, Efraín Huerta, Julio Cortázar, José Carlos Becerra,  Cecilia Vicuña, el nadaísta colombiano Jotamario Arbeláez, José Lezama Lima y muchos más. El primer libro de Rothenberg con poemas en español fue editado por​​ El Corno Emplumado, se trata del libro bilingüe​​ Poemas a Gorky / The Gorky Poems​​ (se refiere al Gorky pintor estadunidense). Hará unos 25 años que Rothenberg estuvo de visita en México, le pregunté al entonces director de Difusión Cultural de la UAM, Evodio Escalante, si podría programarle una lectura en público, y logró junto con la UNAM que se hiciera en el Palacio de Minería con una asistencia muy numerosa. Tiempo después Rothenberg volvió a presentarse en el D. F. Pero en los últimos años ha tendido más presencia en el norte de México, así ha sido en Tijuana y en dos ocasiones en Ciudad Juárez y la ciudad de Chihuahua, de donde por cierto ahora viene al D. F.

            Tardíamente a Rothenberg le han publicado tres libros en español:​​ Un cruel nirvana, trad. Laura Jáuregui y Heriberto Yépez, El Tucán de Virginia, México, 2001;​​ Después de Auschwitz y otros poemas, trad. Mercedes Roffé, Pen Press, Nueva York, 2001; y​​ 25 Caprichos después de Goya, trad. Heriberto Yépez, Ed Katle, Bracelona, 2004. Ahora en el 2011 este mismo título fue re-editado por el INBA y Editorial Cálamus.​​ 

 

José Vicente Anaya. 2011

 

 

 

 

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El niño perdido

 

Me sacaron del Sol blanco y me

abandonaron en el Sol negro,

me dejaron durmiendo sobre una

larga hilera de abrigos:

yo ahí, niño citadino, perdido

en el campo. Una herida en mi mano

era todo lo ue yo sabía sobre

los sauces.

¿Me puedes entender, puedes oír

el largo sonido del viento en

el lado opuesto de la vaca,

y a los grillos que corren bajo

las mangas de mi camisa

grillos llenos de noche con sus

cuerpos e solecitos negros?

Haz tú lo que yo haré; solo​​ 

existe un llanto en mi corazón,

es este:

Me sacaron del Sol blanco y me

abandonaron en el Sol negro, y no

encuentro ningún modo de regresar

ahora. No hay ninguna puerta.

 

 

 

 

 

 

 

 

Anoche la luna fue una araña

 

Anoche la luna fue una araña

nosotros corrimos.

Nadie se quedó.

El cielo creció tan negro como tus ojos.

Empezaba a llover.

En el aire irrumpieron veleros

y desaparecieron.

Veleros rojos.

Tú reías.

La luna fue una araña.

Un listón ensangrentado cayó

del cielo

sobre el techo de nuestra casa.

Rojo y negro.

Nosotros tratábamos de cantar.

Hacía frío.

En el nido del cielo,

de donde colgaban unos huesos,

yo vi algo

que me pareció tu rostro.

Las ruedas raspan rocas en

el lado oscuro de la luna.​​ 

El principio:​​ 

En la noche se fueron los soldados

y me elevé en la cama,

mis manos terminan detrás de mí

para ver.

Tú intentabas dormir.

Una helada del cielo

se alojó en mi corazón.

La luna fue una araña.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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