Daniela Prado (Cali, 1994) es escritora, Licenciada en Literatura. Creadora de símbolos sensibles. Explora la imagen y el lenguaje como artista visual y plástica de collage y collage/poesía en Recorte Secreto. Fundadora de la editorial que publica escritoras emergentes colombianas y latinoamericanas: Tristes Trópicos Editorial. Tallerista de escritura creativa y edición autogestiva. Diseñadora editorial y gráfica freelance. Ha publicado Espacios Habitables (Sic Semper, 2019), libro de poesía expandida con exploración de video poesía y poesía musicalizada; Ya no soy esta carne trémula (Proteo Editorial, 2020), libro objeto de collage/poesía; Mujer Oblicua (Tristes Trópicos Editorial, 2021) y ¿Por qué lo bello resulta doloroso? (Editorial Uninorte, 2023.), antología de poesía expandida: collage/poesía, poesía musicalizada, video poesía.
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Esa caparazón en tu mirada que parece espuma
Está bien llorar
pero bajito
pones la canción triste
más fuerte
a todo volumen
Te excusas en la formación de los planetas
mientras tropiezas
se rasga tu pantalón
Así se siente
tener casi 30 años
y no saber hacer amigos
No me gusta empezar
una conversación con alguien
hablando sobre las veces
que tuvo resaca en el último mes
Prefiero hablar sobre el cambio climático
y el derretimiento de los polos
El lado favorito en el que duermes
Una conversación sencilla
sobre alguna sensación aterciopelada
Nada que termine en sexo
o algo pretencioso
Podemos leer un libro
y mirar los aviones atravesando nubes
o sentir el agua del río
mientras coleccionamos piedras
Una sensación verdadera
transparente y cálida.
Plumas vegetales erizadas
Las plantas me enseñan sobre el misterio
del movimiento oculto de lo vivo
Te escucho respirar dormido
No puedo ser tu paz
lo siento
Estoy a miles de nubes de mi casa
que no es aquí
Quieres que te ame
y que mi amor sea una trampa
de abrazos y erotismo
Pero en el camino
me perdí de la definición de a m o r
que no creo que sea
lo mismo que sexo
que decirte
qué hacer o cómo pensar
por tu bien
Si quisiera ser una policía
trabajaría con el estado
Si quisiera que me amaras las 24 horas
no podría dormir.
Estoy sintiendo en el fondo
un ruido
presentimientos
Alguien toca mi hombro
volteo
no hay nadie
Alguien toca el timbre de una casa
en la que estoy
y abro
Soy yo misma pidiendo
una orden de registro de las cosas en su sitio
Todo el polvo se acomoda perfecto
sobre la superficie solar de los objetos
Sabes distinguir cuando esas paredes y libros
no son tu casa
Tengo los pies fríos
hay demasiada humedad
Perdón
si me vuelvo agua
de repente
y luego musgo
para escapar silenciosamente
como liquen eléctrico
Como decía
hogar no es sinónimo de casa
Y este cúmulo de nervios
no es caparazón.
Un cenotafio de mi edad
De las tumbas quiero irme,
no sé cuándo pasará.
Las tumbas son pa’ los muertos
y de muerto no tengo na’
Ismael Rivera
Un cenotafio de mi edad en alguna calle
procesiones
niños con santos en su espalda
algo de fe en nuestras conversaciones
¿demócratas o republicanos?
Pensamos en la siguiente guerra mundial
Taiwán
los chinos comprando
todas las montañas de Latinoamérica
¿Cuál es la siguiente pregunta?
La ciudad se desvanece todo el tiempo
Un ramen y edamames al vapor
gracias por la comida de hoy
por los cohetes que aún no son misiles
Todo lo que nos recuerda la vida
la ciudad que se desvanece
la ciudad que se desvanece la ciudad que se desvanece
La ciudad que se desvanecerá
La entropía perfecta
y nosotros en ella
cruzando
puentes
metros
aviones
bancos
hospitales
Recordaré tu risa el día de tu muerte
un cenotafio
un poema
Tu amistad
como un pan de muerto relleno
Tu espalda y la mía
con su respectiva
procesión a cuestas.
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