Si el río abriese los ojos: Antología de la continuidad. Carlos Iván Padilla (Venezuela)

Bolivar Pérez, Zorian Ramírez y Juan Lebrun construyen un dossier de nueva poesía venezolana, Si el río abriese los ojos: Antología de la continuidad, título en homenaje a César Panza y Caneo Arguinzones. Leemos aquí a Carlos Iván Padilla (1993). Fue ganador del Concurso de Poesía Joven Rafael Cadenas 2018.

 

 

 

 

Si el río abriese los ojos: Antología de la continuidad.​​ Es una selección que reúne voces de poetas venezolanos nacidos a partir de 1990. La muestra nos invita a reflexionar acerca de​​ las diversas identidades que se presentan en la poesía​​ actual venezolana. La escogencia del título rinde homenaje a dos voces que dejaron una huella fundamental en el panorama más reciente de la vida literaria del país: César Panza, con su verso​​ Si el río abriese los ojos qué viera, y Caneo Arguinzones cuando dice que​​ Haber retrocedido al abismo ha convertido la continuidad / en una festiva alabanza. César nos devuelve la pregunta de la identidad sin pretender abrirnos los ojos, sino buscando que habitemos con él la pregunta; defiende lo auténtico mientras nos habla de la impermanencia.​​ Caneo plantea una​​ vivencia corporal que enfrenta a la muerte, pero que, en un detenerse, busca la continuidad de la vida como una “festiva alabanza”. Estos autores y referentes, por siempre jóvenes, son voces desenfadadas, discontinuas, navegantes de lo incierto en el río identitario, vitales, como las que presentamos a continuación.

 

 

 

 

 

 

***

 

 

 

Carlos Iván Padilla​​ (Caracas, 1993). Autor de los libros de poesía​​ Canto de chicharra​​ (Dcir Ediciones, 2019) y​​ Avatares​​ (Monte Ávila Editores, 2016;​​ premio 13.ª Edición del Concurso para Autores Inéditos). Ganador del 3.º Concurso de Poesía Joven Rafael Cadenas 2018. También es autor de la novela gráfica​​ EX NIHILO​​ (Editorial Proteo, 2019) y el libro de cuentos​​ Mareas​​ (NSB, 2016; premio 5.ª Edición del concurso “Por una Venezuela Literaria”), así como de diversos fanzines y plaquettes. Estudió Filosofía en la Universidad Central de Venezuela. Actualmente reside en Buenos Aires, Argentina.

 

 

 

 

 

 

Esta ciénaga

 

Sobrevuela un buitre la grieta del cielo​​ 

planea sobre los residuos de un beso​​ 

sobre cada indulto​​ 

cada ceniza llana​​ 

brizna del tiempo​​ 

descansa carmín rocío en el pasto​​ 

 

Vaho del suplicio​​ 

vaivén del aire entre sus hebras​​ 

mortificado el campo ha quedado​​ 

huellas sin andantes​​ 

llanto sin penitente​​ 

lento derrame de la cólera​​ 

 

Tan solo un arroyo vive​​ 

zanja degradada ​​ enferma​​ 

cuneta moribunda​​ 

estatuas de piedra alzan sus manos al caudal​​ 

domadores de miasmas​​ 

ídolos de fe perdida​​ 

 

Estático enfisema del verbo​​ 

su nombre es el sonido de la muerte​​ 

sus lanzas han desgarrado la carne de la historia​​ 

tan solo pena​​ 

tan solo angustia​​ 

ciclópea plaga goza en nuestro llanto​​ 

 

Sobrevuela un buitre la grieta del cielo​​ 

llovizna incauta rompe​​ 

limpiar el efluvio espera​​ 

moscas flotan en la ciénaga​​ 

en este valle inclemente​​ 

nada pasa.

 

 

 

Una versión de este poema fue galardonado con el tercer lugar en el I Concurso Physis para Jóvenes Poetas (2017).

 

 

 

 

 

 

A la Bestia

 

 

Moloch whose eyes are a thousand blind windows!

ALLEN GINSBERG

 

También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata,

​​ que tenía siete​​ cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas.

APOCALIPSIS 12:3

 

¡!

 

Frente al sendero de los ojos no hay todavía claridad. Qué nos mira desde la cima de la torre. Qué nos juzga desde el negro sol del monte. Qué es este mandato que rezuma & que no encuentra albergue en el rasgo de sus siervos. Qué declara irrefutable que las flores de este valle no son más que una crueldad. Qué se cuela entre la niebla, sino el furor de su destello. Las rutas de estas tierras parpadean al azote, despiertan exhaustas la estampida que ha vaciado sus estómagos. Sudada espalda de tanta permanencia. Gota de barro derrama el veredicto en lontananza, hacia el fondo de las cumbres que nos cercan. Derrama arbitrio de un rapsoda sin pudor. Derrama piedras sobre el aire & nuestra carne es ya su templo. Ilumina con sus pasos cada diente que nos hambre de rotura. Siente su brebaje en cada aullido, huracanados mantos del pudor, emanando luz taurina desde el centro más oscuro de este receptáculo, frío abrazador incendia & potencia el ritmo secreto, círculo de carne y cañón de hueso entre las comisuras de sus labios, que rabiosa danza hirviendo los hogares, quemando las palabras nunca antes exploradas, exilio, expulsa de tu pecho esta cadencia roto epicedio, rotas dunas han dejado sus patas & cascos, destruye las raíces, destruye los días, destruye el tiempo. Destruye el viento que encajona a esta aldea en la esquina más infame de la ciénaga & maravíllate en la vastedad de este yermo refugio. Expulsados peregrinos arrodíllense y caigan ante la nube más atroz del continente. Cuándo será el día en que el mar escupa su sal, entregue a costa salva los rostros que han ahogado al horizonte. Porque rotos más de miles son sus dientes, soportando su saliva & sus plañidos desde nortes más lejanos. De jirones somos hechos folios para el encuentro definitivo. De jirones somos hechos runas por escribas ausentes. De jirones somos hechos restos de un escombro adulterado. Somos hechos roca​​ para el noble subterfugio. Mero receptáculo, materia a destilar. Somos el jinete de la esfinge, la memoria inenarrable de un calvario enceguecido. Maravilla yerma vastedad. El pulso que cuelga de sus párpados & que invita a sucumbir. Invita a resguardarse bajo espigas & azabaches. Resguardarse del azufre que se adueña de los cielos. De la lluvia que lastima cada poro al lodazal. De la peste que se mece como rabia hacia lo vivo. De la lluvia que bautiza la sal que somos. Fundimos la materia cada tarde entre ojos que nos miran desde lejos.

 

Por sobre la cumbre, por sobre la torre. Justo debajo del creciente una silueta que se alza. Hierofante de ojos negros. Mensajero intempestivo de la cima. Bestia huracanada que vomita & que gobierna.

 

Bestia de ojos negros & vertiginosa lengua. Colérica su sombra sobre el pecho de la estirpe. Marchito el Logos a su paso pues su misa es insaciable. Calamidad se alza & todo lo domina.

 

Gran Bestia que abre & cierra siete puertas al rugir. Gran Bestia secretora de metales que atormentan todo cuerpo. Gran Bestia perfecta. Que de su herida broten flores. Que de sus ojos caigan frutos. Que desde su cadáver se lean las palabras más certeras. Que el suelo se haga polvo & se cuele entre la brizna, que se viertan en él las gemas más bajas, las legumbres más valiosas. Traza el símbolo e implora. Paz. Gran Bestia quiebra el círculo. Pan. Cumple tu designio.​​ 

 

Tierra.​​ 

Así ya no quede mundo.

 

 

 

 

 

 

 

Pulso

 

Vivo estupor

mi historia teme la puesta

ceniza esperando en el ocre del borde

sueño sentado al fondo porque estoy solo

(completamente solo)

silente el ruido que enhebra

ritmo que hierve y se impregna al decir

piano oscuro ¿a quién atisbas

con tu sordera que me oye,

con tu mudez que me asorda?

Oh pulso misterioso1​​ ​​ 

estampida y amenaza de ilustre polvareda

a través del humo he visto la tormenta que acecha

he visto la montaña

detrás de ella viene el ocaso a buscarme

a saldar la deuda que le tengo desde el día en que nací

a saldar la deuda que le tengo desde el día en que partí

a saldar la deuda que le tengo desde el día en que miré

detrás de esa montaña viene el ocaso a buscarme  ​​ ​​ ​​​​ trae consigo el aquelarre entero de las brujas que la habitan  ​​ ​​​​ nido cobrizo que se ha vuelto mi memoria​​  se ocultan en cada pasillo de la plaza de mi ceño de mis labios y mis días​​  y no esperan no perdonan la cabal deuda que les tengo desde el día en que las vi​​  su graznido anuncia el final ​​ el quiebre de mis pasos sobre el débil este valle pobre pulso escueto que no supo que no teme que no arrecia el abismo que soy

detrás de la puesta amenaza el ruido

el ocaso viene y no estoy listo

no estoy listo madre para dejar ya la ventana

aún no es hora madre la grama sigue seca

las ninfas siguen bajo tierra​​   madre aún no es hora

el musgo sigue sin callar  madre aún no es hora

pero al olvido no le importan los artificios

el tiempo se resbala entre sus dientes

derrama su savia por mis ojos porque estoy solo

(completamente solo)

a través del humo veo la tormenta que acecha

el frío empuja la ventana y llega

la tarde​​  la tarde​​  la tarde

de ella broto entonces

broto tarde de la letra y escribo

la tarde está sobre mí la tarde me rebasa la tarde arrecia y se inmola se ha salido de su cauce y todo inunda  ​​ ​​​​ austera tardeescribo de mí porque no sé de allá​​  escribo de mí porque no sé de mí escribo de mí porque necesito hallarme entre tanto desvío tanto ahogo tanto ocaso tanta tarde

vivo estupor

el pulso es lo único que puedo

mis ojos lamen la aberturasurge de mí el ansia

te deseo tarde

aprendo a tocarte

aprendo a verte

   tarde

austera tarde

de sus fauces mi rostro

atisbo al hueso y a su viso

rezumo colérico esta calma

chispa cumbre sobre el colchón  ​​ ​​ ​​​​ exalta el color de este pulso​​  a quién atisbas​​ 

redoble hierofante aparece el soplo

mi luz boca​​ 

mi astro labio​​ 

de sus fauces esta sinfoníatengo por fin compás

idioma arrullo ruina

esta voz es un canto de chicharra

tenue desde el pecho escucha

el sutil temblar de un desahucio

 

canto

único final que ve el tiempo

canto

infame pulso

 

charcos de bruma me alejan del suelo

lluvia fatua del verbo alimenta la estufa

no dejes de abrazarme anda

que tu canto duerma en el silente ruido que enhebra

que el piano oscuro irrumpa y

lo vuelva valle​​ 

cima​​ 

tacto.

 

Canto de chicharra​​ (Dcir Ediciones, 2019)

 

 

 

 

 

 

 

Edgar

 

I

 

Un espectro se ha subido a mis hombros con extrema cautela

un espectro cauteloso se ha subido a mis hombros al cruzar el umbral

sus cuencas vacías me embelesan con el melifluo aroma de la noche

su boca de vapor me atrapa la nuca y no me deja ver hacia los ojos del sol

su peso de años me impide ver hacia los ojos del sol

no puedo encontrar el camino correcto hacia el hogar de mi memoria

el sendero se ha perdido entre los vuelcos del pantano

el sendero me ha dejado atrás  ​​ ​​​​ lento por el peso de los años

no alcanzo el umbral​​ 

no alcanzo el umbral he dicho

su peso de años me impide ver hacia los ojos del sol

su peso de abandono me impide ver hacia los ojos del sol

hacia el rostro protector de mi madre

hacia la gracia lacustre de la casa

del inmenso umbral centinela

el umbral de nuestro nido

aleteo sollozante de ave cobriza

alguien camina junto a mí a través del umbral

el espectro se queda en mis hombros cada paso posterior al umbral

el espectro se queda en mis hombros cada paso posterior al umbral

posterior al umbral he dicho

espectro he dicho abandona mis hombros

camina junto a mí al cruzar el umbral

abandona mis hombros al cruzar el umbral

déjame solo en la memoria

camina junto a mí hacia la derruida casa en el pantano

acompáñame a cruzar el umbral de la derruida casa en el pantano

abandona mis hombros

espectro no me abandones al azar

espectro no me salves

espectro no me calles

espectro sube a mis hombros

espectro no conozco la derruida casa en el pantano

abandona tu carne​​ 

abandona tu obsceno temor a este umbral

espectro no desdobles tus cuencas que no hay nada que ver en los ojos del sol

camina junto a mí hacia el melifluo aroma de la noche.

 

 

 

II

 

El rincón de esta casa no está solo

las esquinas de esta casa no protegen contra el olvido

¿Qué hacer frente a la luna?

¿Qué haría esta casa al saborear mi entrada cautelosa?

¿Qué harías miseria al mirar el derrumbe de la casa?

¿Qué harías miseria con la vista inclemente del derrumbe?

¿Qué harías miseria me amarás alguna vez?

¿Qué harías Isabel me amarás alguna vez?

¿sentada a mi lado me amarás alguna vez?

Así un espectro subido a mis hombros se acomode en mis labios

así hable en forma de polvo y no logre tocarte

así mis ojos se derramen con el canto de la noche

así mis manos se corrompan con el peso de los años

¿Qué harías Morella me amarás alguna vez?

¿amarga tortura para mi espíritu me amarás alguna vez?

¿me amarás alguna vez al final de la noche?

¿me amarás alguna vez en el latido contiguo?

¿me amarás alguna vez como a un recuerdo hecho de sal?

¿Qué harías Leonora me amarás alguna vez?

¿me amarás alguna vez como a ti misma?

¿me amarás alguna vez como a la duda?

¿me amarás alguna vez como jamás has amado a nadie?

No estoy solo en la esquina de esta casa

los rincones de esta casa me olvidan casi

Leonora está conmigo en la esquina de esta casa

Leonora abandona mis hombros

camina junto a mí hasta cruzar el umbral

camina junto a mí hasta que el pantano nos libre del peso

¿Leonora me amarás alguna vez?

me subo a tus hombros para alcanzar el techo de la casa

me subo a tus hombros para ver los ojos del sol

he encendido la luz, Leonora

ya comprendo el miedo del espectro en el rincón

el umbral me ha dejado ver más allá del pantano

¿Dejarás de amarme alguna vez?

 

 

 

III

 

Carne sucédeme como le sucedes al viento

carne sucédeme como le sucedes a Dios

no dejes mi infancia intacta

no mires mis labios

carne sucédele a mi infancia

no la dejes intacta

carne sucédeme como le sucedes a Dios

carne clávame en los ojos del sol

no dejes que me pierda en las laderas del pantano

no dejes que me pierda en el melifluo aroma de la noche

guíame hasta el pináculo cobrizo

no dejes que me pierda en el llanto de la noche

¿Qué harías memoria​​  me amarás alguna vez?

 

 

 

IV

 

Las chicharras se visten de lluvia a tu llegada

espectro del olvido no vuelvas a mis hombros

luz de la noche no vuelvas a mis hombros

camina junto a mí entre los árboles

camina junto a mí entre estos bloques

camina junto a mí entre el aleteo de las guacharacas

antes de que las aceras cedan ante las raíces

antes de que mis hombros cedan ante ti

y el olvido ceda ante los ojos del sol

camina junto a mí por Baltimore

camina junto a mí por Los Bloques

camina junto a mí por Santa Mónica

camina junto a mí por los umbrales

¿Qué harías espectro dejarás de amarme alguna vez?

 

Mi nombre es Edgar espectro no me olvides

mi nombre está tatuado en tu piel

espectro no quieras engañarme

espectro conozco tu nombre

espectro conozco tu nombre y no es un número

espectro tú mismo has pronunciado tu nombre

tu nombre espectro es olvido

 

no te ocultes en los rincones de la casa

puedo verte claramente con los ojos del sol

espectro tu nombre es Edgar

espectro tu nombre es umbral

espectro tu nombre es poema

espectro tu nombre

resuena como canto de chicharra

por las laderas ocultas del pantano

por el roído techo de la casa

hasta llegar al pináculo

hasta llegar al nido

donde se compone

el melifluo aroma de la noche.

 

 

 

Canto de chicharra​​ (Dcir Ediciones, 2019).

 

 

 

 

 

1

​​ César Vallejo,​​ Trilce XLIV

 

 

 

 

***

 

Pamela Rahn / Luis José Glod / Milagro Meleán / Carlos Katán / Jesús García / Érika Manoche Barreto / Yéiber Román / Ana Mirabal Mujica / José Mestre Michela Lagalla / Kaira Vanessa Gámez /  Ricardo Sarco Lira /  Sofía Crespo Madrid / G. Galo / Alejandro Indriago / AnCe Jesús Zamora Maneiro Hamid El Sayegh / Jesús Montoya / Ariana MathisonSoriana Durán

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