Si el río abriese los ojos: Antología de la continuidad. Stephani Rodríguez (Venezuela)

Juan Lebrun, Bolivar Pérez y Zorian Ramírez construyen un dossier de nueva poesía venezolana, Si el río abriese los ojos: Antología de la continuidad, título en homenaje a César Panza y Caneo Arguinzones. Leemos aquí a Stephani Rodríguez. Publicó El relieve del tiempo (El Taller Blanco, 2021). cursa el MFA en Escritura Creativa en Español en la Universidad de Iowa.

 

 

 

Si el río abriese los ojos: Antología de la continuidad.​​ Es una selección que reúne voces de poetas venezolanos nacidos a partir de 1990. La muestra nos invita a reflexionar acerca de​​ las diversas identidades que se presentan en la poesía​​ actual venezolana. La escogencia del título rinde homenaje a dos voces que dejaron una huella fundamental en el panorama más reciente de la vida literaria del país: César Panza, con su verso​​ Si el río abriese los ojos qué viera, y Caneo Arguinzones cuando dice que​​ Haber retrocedido al abismo ha convertido la continuidad / en una festiva alabanza. César nos devuelve la pregunta de la identidad sin pretender abrirnos los ojos, sino buscando que habitemos con él la pregunta; defiende lo auténtico mientras nos habla de la impermanencia.​​ Caneo plantea una​​ vivencia corporal que enfrenta a la muerte, pero que, en un detenerse, busca la continuidad de la vida como una “festiva alabanza”. Estos autores y referentes, por siempre jóvenes, son voces desenfadadas, discontinuas, navegantes de lo incierto en el río identitario, vitales, como las que presentamos a continuación.

 

 

 

 

***

 

 

 

 

Stephani Rodríguez (Táriba, 1995) es Licenciada en Idiomas Modernos por la Universidad de Los Andes. Su primer libro,​​ El relieve del tiempo, fue publicado por la casa editorial El Taller Blanco en 2021. Ha sido incluida en diversas​​ antologías, entre ellas la​​ III​​ y​​ V​​ Antología de poesía joven Rafael Cadenas​​ (Venezuela, 2018 y 2020),​​ Aislados. Dosis de poesía para tiempos inciertos​​ (Dendro Editorial, Perú, 2020) y Especial Poesía Venezolana. Autores nacidos entre 1985-1997 de la Fundación Pablo Neruda (Chile, 2021). Parte de su trabajo ha sido publicado en Revista Casapaís, Buenos Aires Poetry, Revista POESIA y Revista Insilio, entre otras. Además, ha traducido poesía para revistas como Buenos Aires Poetry y POESIA. Actualmente cursa el MFA en Escritura Creativa en Español en la Universidad de Iowa, donde también forma parte del comité editorial de Iowa Literaria.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Poemas pertenecientes al libro “El Relieve del Tiempo” (Taller Blanco Editores, 2021)

 

 

 

 

 

El relieve del tiempo

 

Sé que mi tierra está inclinada porque en la cima estoy yo,​​ 

el resto transcurre.

 

Transcurre porque yo la dirijo, la extremo,

pero no soy yo los cuerpos que revientan en sus costados.

Hay algo que resbala

mientras el rocío alcanza el fruto.

 

Algo que tampoco soy​​ 

se desprende de mí

y crea la cuesta

que demarca un tiempo​​ 

en el centro de mi tierra.​​ 

En mi otra,

donde el fruto

apenas nace de mi espalda​​ 

y la atraviesa

para liberarse.

 

Mi cuerpo​​ estoy segura​​ 

responde a un tiempo esférico.​​ 

Mi cuerpo,

organismo​​ mejor​​ trabajador​​ 

de mi tierra,

creó ese tiempo

cavó ese tiempo,

 

le doy la vida​​ 

lo nazco

​​ 

en la matriz

de mi imaginación

en la inclinación de mi cuesta.

 

Mi cuerpo​​ circundado​​ 

máquina del tiempo angular​​ 

y de los pájaros.

Los pájaros

intuyen el canto de mi cabeza​​ 

para que el sol levante su castigo​​ 

y vuelva a fijarse en mi

 

tierra,

que tan solo destila

un híbrido más celestial

que la riqueza de la absoluta pigmentación;

 

desprende la magnitud del silencio templado​​ 

como si hombre aún estuviese​​ 

engendrándose.

 

Se oyen animales​​ 

ejerciendo una voz

hasta su descenso natural,​​ 

las piedras dejan de rozarse​​ 

con la virginidad del viento​​ 

para rememorar eso

que me impide​​ 

avanzar de mi tierra,

 

esa esterilidad​​ 

del pensamiento.

 

 

 

 

 

 

No germinará

 

Hoy he vuelto a probar las semillas​​ 

con las que solías alimentarme.

Debo confesar que​​ 

las aplasto

al ejercer suficiente fuerza​​ 

y entusiasmo,​​ 

hasta quebrarlas.

 

Como es habitual,

comienzo a sentir sus pigmentos

rotos en mi lengua.

Su amargura decide destilarse

rebasando toda mi boca.

 

Me hace sentir​​ 

tanta pena​​ 

toda esta grieta

que reproduce en nuestro rostro.

 

Aunque quieran esconderla en su confín,​​ 

empieza a arrugar tan grave

mis cavidades,​​ 

que temo

y me la trago

 

porque me avergüenza​​ 

llevar el rostro

con el dolor que acarrea

saborear los cráteres de nuestra raíz

tan sola.

 

 

 

 

 

 

 

Involuntario

 

Degollaron a la liebre​​ 

debajo del árbol negro.

Aseguran que antes la abrazaron​​ 

con sus codos cortos.

 

Mienten.​​ 

Mientras se movía​​ 

contra sus instintos​​ 

aún vivos

en extremos,

la desmembraban.

Tanto era su deseo

de volver, de fundirse.

 

Pero ella,

ella interrumpe toda adoración​​ 

y se acerca al cuello.

Los separa para beber,

para tragar su sangre espléndida.​​ 

Quiere un poco de los dos,​​ 

padecerlos, desorientarlos.

Quiere calmar la arbitrariedad​​ 

de sus movimientos.

 

Y el solar,

a media luz,

se despide de ellos​​ 

como si los bañara​​ 

en un nuevo cuerpo,

en una nueva oscuridad.

 

 

 

 

 

 

 

 

Luz blanca

 

He visto el ojo del cielo​​ 

como un círculo

que el vacío penetra.​​ 

Enroscado pretende un fondo​​ 

que simula luminosidad.

 

Así soy un cuerpo

en la punta de la niebla,​​ 

una sombra perdida

en la bosta de la vaca

que atraviesa el cuerno.

 

Soy para los árboles extendidos​​ 

cuna de colores fronterizos​​ 

estremeciéndose

por el sonido,​​ 

el desliz

al que atienden.

 

 

 

 

 

 

 

Pinar

 

El pino blanco

no dará más frutos.

En la fuerza que centella su frondosidad​​ 

hay hojas que caen y empiezan a caminar,

predicen la muerte de las criaturas inferiores.

 

Pero los vacíos que deja son azules, sus huesos adornan los cielos.

 

Apenas veo, apenas oigo.

 

Insisten mis dedos

en el camino que hormigas ​​ apuntan en sus costados,

al despedir el último esbozo de luz.

 

Tendremos que atender al movimiento de sus raíces,​​ 

que sabrá si volverá a nacer aquí,

si su edad alimentará nuevamente​​ 

nuestro suelo.

 

 

 

 

 

 

Poema inédito

 

no pintes mi casa

no conseguirás aislar​​ 

las largas sombras​​ 

que aún bogan

con nosotros

 

las grutas​​ 

de estos valles,

las ajadas voces​​ 

de las aves del espacio,

las serpientes encubiertas

 

todo lo que es:

sombra, carne, huesos

todo lo arrancado,

lo que no​​ 

está

y es impenetrable

 

no pintes mi casa,

no podrás observar​​ 

un nuevo rostro​​ 

en el disco del sol

 

la humedad desprenderá

nuevamente sus cáscaras,

encontrará otras formas​​ 

de imponerse,

de tragar su luz.

 

 

 

 

 

***

 

Pamela Rahn / Luis José Glod / Milagro Meleán / Carlos Katán / Jesús García / Érika Manoche Barreto / Yéiber Román / Ana Mirabal Mujica / José Mestre Michela Lagalla / Kaira Vanessa Gámez /  Ricardo Sarco Lira /  Sofía Crespo Madrid / G. Galo / Alejandro Indriago / AnCe Jesús Zamora Maneiro Hamid El Sayegh / Jesús Montoya / Ariana Mathison / Soriana Durán / Carlos Iván Padilla / Paola Alzuru

También puedes leer