Poesía francesa: Christophe Manon

Presentamos, en versión del poeta, ensayista y traductor Gustavo Osorio de Ita, textos del poeta francés Christophe Manon (Bordeaux, 1971). Ha publicado diversos libros de poesía entre los que destacan: l’idieu (2007), Protopoèmes (2009), Univerciel (2009), Qui vive (2010), Testament (2011). Es codirector de las ediciones ikko y de la revista Mir.

 

 

 

 

 

 

 

 

NOSOTROS FUIMOS nosotros

fuimos delante de nosotros mismos sin temer la fatiga ni

las pruebas buscamos asilo para nuestros exilios interiores

repliegues estratégicos atraviesan las noches más nocturnas que la noche tal

como quien camina y deplora su paso nosotros hemos visto

las fábricas desasignadas visto

las industrias petroquímicas fábricas a gas centrales eléctricas reactores nucleares [visto

la domesticación de los seres el control de los flujos migratorios el asfaltado

churrusca nuestras suelas respirar nuestra única virtud respirar

no un renunciamiento respirar

sin golpes sin desgarramiento del tiempo ciertos

esperamos la promesa de nuevos

posibles pero nadie jamás

vino ninguno

activó la alarma.

 

 

 

 

 

LOS TORTURADORES ABRÍAN heridas

en el fondo de los océanos nosotros no entendimos

el grito encerrado en las mandíbulas despedazadas de los peces ni

los soles decapitados nosotros lanzamos a tierra su noble sangre no había más   [nombres para aquello que acontecía ahora

a la verdura la amamos exuberante y grasosa los animales

color de musgo al igual que los muertos nosotros los tomamos en nuestros brazos [cómo

será el amor en el fin de las eras en la claridad de los fuegos devenidos

inmóviles sabrá reconciliarse en un beso que florece en ramos de palabras que

se vuelan y desaparecen

desaparecen en el silencio éste mismo volando y

desaparecen y su ruido se reabsorbe

y se muda en piedra.

 

 

 

 

 

NUESTROS CUERPOS devienen

sintaxis nos falta descifrar la física

de los sueños nuestra consciencia es otra cosa

más que una pancarta de bruma y de silencio colgando

los grandes empujes de gel un retrato de sangre sobre la nieve que se derrite a la luz

del día no somos nosotros

pastores de polvo guardianes de una palabra fiel y contagiosa y

que prolifera no tenemos

viva y tenaz la pasión de lo real inexpugnable

es nuestra fortaleza desde hace tanto tiempo

hemos luchado desde hace tanto tiempo

descansamos de pie escuchando

en el mugido de la masa porosa del tiempo el ruido

que hacía y cómo se desencadena cómo

despliega su ciencia.

 

 

 

 

 

 

EXTRANJEROS EN LA LENGUA descuartizados

entre dos siglos al norte del futuro nosotros sabemos

el gusto del desastre donde algo de estelar desapareció ya que uno no pudo detener

la caída de los astros y sobre nuestros labios la ceniza que fue elevándose en el aire [rojo de la mañana donde de ahora en adelante se atascan

nuestras esperanzas la muerte

nos siega en la indiferencia o bien

hablándonos dulcemente con tanto

amor como puede explicando lo que hace y

porqué lo hace y se roba

la tierra bajo nuestros pies error

de haberla amado.

 

 

 

 

 

CONTEMPLAMOS en un deslumbramiento

el espectáculo del tiempo el cuerpo

de la historia vuelto móvil sobre nuestros ojos los

espectros inmensos que los siglos han soltado en el espacio y son

multitudes el polvo removido de los infiernos un abismo

abierto entre los universos una vibración

de fotones y de átomos que ser arremolinan y se materializan en un rayo de sol

dónde se conserva lo que desapareció antes del tiempo

donde están los nombres de aquellos

que fueron traicionados en la sombra los desaparecidos en las derrotas plurales los [parias

de quienes las súplicas nos repugnan

dónde están aquellos

que no han sido amortajados aquellos

que no han sido contados los niños

no nacidos que hemos amado los hijos

invisibles nos dejarán ellos reposar en nuestras heridas resentir un tormento

semejante a la felicidad.

 

 

 

 

 

 

ARMAS DE UNA JUSTA CÓLERA plenas

de la visión de las cosas advenidas nosotros no pudimos desviar la mirada del siglo

bárbaro nosotros hicimos arder el imaginario para recalentar

la realidad pero se vengó exigiendo

verdaderas lágrimas y verdadera sangre no tuvimos

palabras para decir las palabras que quedan en la garganta imposible

restaurar la sonrisa que nos aclaraba de otra forma imposible

recuperar la mano que nos prodigaba carisias a veces

escuchábamos hombres narrar y era

como un fuego que calentaba nuestras entrañas el cielo intoxicado lo reemplazamos [con materia

negra enviamos mensajes al corazón del universo pero

nadie entendía los sollozos del niño el grito de aquella

que fue violada porque he aquí lo que pasó y por todas partes el silencio se [amplificaba en el corazón del ruido y sin embargo

percibimos un susurro

más antiguo que nosotros mismos.

 

 

 

 

 

INTENTAMOS TENDER el oído

al tiempo y hacerle entender imaginábamos

ficciones para travestir lo real para

no ser perseguidos por nuestras sombras meciendo

nuestro infinito buscábamos capturar la vida en nuestros libros pero

cómo guardar la memoria de un deslumbramiento no había salvo

palabras que se juntaban a otras palabras la envidia desesperada de eternidad y de [absoluto que

trastorna nuestros corazones un polvo al fin extendido

sobre todas las cosas y

aquello también no era sino una forma de entorpecimiento parejo

en estas heridas que nos son anteriores pero

tiene él la culpa aceptar el esplendor de lo sensible porque

el mundo es grande

a los ojos de nuestros recuerdos

que el mundo es pequeño y sin embargo

pleno de gracia y

como él vacila.

 

 

 

 

 

CÓMO CIERTOS pudieron ellos

practicar el arte del miedo con una tal maestría cómo pudieron

afilar sus cuchillos dejar su desconcierto anidar en el corazón de los sometidos que [levanta la cólera o destruye el abatimiento y ellos

los fugitivos los dispersados los humillados en el temor y en la indigencia cómo [pudieron ellos

creer en la promesa de algo nuevo que no se mantuvo así

lo abyecto fue y atravesó el pasado y porqué

nosotros dejamos pasar esto porqué

vulnerables y en el extravío dejamos

crecer en nosotros lo que tuvo lugar como

una derrota y qué sentido ésta

puede tomar no hay

verdad en ésta ésta

no quiere decir nada.

 

 

 

 

 

LARGA FUE LA ESPERA en estos tiempos

de desamparo había tanto odio en nosotros que se habría podido nombrarlo

amor de nuevo

buscamos una verdad de altura un hombre una

idea peligrosa y transformadora de lo real nos falta

todo por inventar hasta los átomos encontrar

un nuevo imaginario de las formas deslumbrantes juntar

los países los mares diferentes los cambios de sol de las danzas de los cantos de la [música de  los golpes e

impactos de estupor contemplar

los paisajes soñadores en los ojos de los supervivientes el cielo fatigado los árboles [hinchados las rocas saltarinas ver

aquello que uno no ve con nuestros ojos ciegos cuando

secretamente el olvido reúne

sus fuerzas para vencer

a las luciérnagas.

 

 

 

 

 

 

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