Presentamos una breve muestra de Sara Búho (La línea de la Concepción, Cádiz, 1991). Graduada en Derecho y con un Máster en Marketing Digital y Comercio Electrónico, nunca dejó de lado una de sus grandes pasiones: escribir. Desde los quince años comparte textos en su blog. Ha colaborado con diversas revistas culturales y participado en recitales en diferentes puntos de España. También ha asistido como ponente a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz para hablar sobre poesía en internet y nuevas generaciones.
Declaración de musa
Lo que lees no es una dedicatoria, es un aviso:
No pienso parar hasta que cada palabra que escribas pierda totalmente su sentido.
Pienso reinventar cada uno de los versos y los besos que has ido regalando por ahí durante años.
Voy a colarme entre tus oraciones así como entre tus sábanas.
Voy a dormir en tus horas vivas y en tus horas muertas.
Voy a esconderme en el sabor de cada sorbo de cerveza que saboreen tus labios.
Voy a ser tan parte de ti, que tus poemas van a ser puro narcisismo.
Ojalá
En este ojalá caben todos los de Silvio Rodríguez
Ojalá ahora que ya no puedes verme,
sea cuando más guapa me imagines.
Ojalá me imagines.
Ojalá me busques en otras bocas;
que busques y busques y me encuentres en todas.
Ojalá te despiertes sobresaltado y acompañado
y que tristemente te des cuenta de que no soy yo,
que no volveré a ser yo,
que entiendas que no puedes encontrar a tu lado
a quien has empujado al olvido.
Quiero que experimentes el amargor
de una despedida
cuando no se dice adiós,
pero se siente.
Quiero que me eches de menos con resaca;
resaca del alcohol que bebas,
y del que te eches en las heridas para sentirme
de alguna manera.
Ojalá sientas despedirte de mí en todos y cada uno
de los besos que no vas a volver a darme.
Ojalá me alcancen las horas y logre olvidarte,
y asuma que el olvido es una ecuación en la cual
“tiempo” y “espacio” bailan
para que “nosotros” deje de ser el resultado.
No te quedes por mí
Una noche de tantas
esperando que hagas más,
y me digas menos.
Una noche de tantas para aprender
que esperando no todo llega,
que el tiempo no alcanza al reloj,
y que el corazón no se marchita pero se cansa.