Poemas del primer Ezra Pound

Ezra Pound nació en Idaho, Estados Unidos, en 1885. Publicó su primer libro de poemas en Venecia, A Lume Siento, tras ser acusado en su país de “europeo”. Vivió en Londres, en Kensington. Dio a conocer a Rabindranath Tagore y apoyó la publicación de libros de Joyce y Eliot. Desde Londres, Ezra Pound fue el gran animador de la mítica revista Poetry de Chicago. Después se mudó a París y fue ahí donde trabajó con el manuscrito de Waste Land. En esta época trabajaba ya en The Cantos. En palabras de Ernesto Cardenal, “En Rapallo, Pound se adhirió al movimiento fascista, su gran crimen. Pero fue porque creyó que en el fascismo se realizaría su sueño económico del Crédito Social: una nueva economía libre de usura. Pound antes había tratado en vano de convencer a la República Española, por intermedio de Salvador de Madariaga. Y la adhesión de Pound al fascismo fue únicamente en el campo de la teoría económica; no defendió jamás sus prácticas políticas”. Criticó las acciones de gobierno de su país durante la guerra. En 1942 fue declarado traidor a la patria por el Congreso de Estados Unidos. En 1945 fue capturado y encerrado en una jaula de alambres de púas en Pisa. Fue declarado enfermo mental e internado doce años en el Hospital de St. Elizabeth en Washington. Al salir, en 1958, se mudó a Italia.

 

 

 

 

 

 

Algunas nociones sobre la poética de Pound en sus primeros poemas

 

  • Lo importante en el arte es una especie de energía, algo así como la electricidad o la radioactividad, una fuerza de transfusión, de fusión, de unificación.
  • Por buen arte quiero decir arte que es testimonio fidedigno, el arte que presenta la mayor precisión.
  • En arte, la belleza nos recuerda lo que vale la pena.
  • Es tonto buscar el tipo de arte que no nos gusta.
  • La piedra de toque de un arte está en su precisión.
  • La buena escritura es aquella perfectamente controlada, cuando el escritor dice justo lo que quiere decir. Lo dice con claridad y sencillez absolutas. Emplea el menor número posible de palabras.
  • La mente navega a golpes de emoción.
  • Máxima eficacia de expresión: el escritor ha expresado algo interesante de modo tal que no es posible volverlo a decir con mayor eficacia. Además, quiero decir, algo asociado al descubrimiento.
  • Tratar directamente la cosa, sea esta subjetiva u objetiva.
  • Prescindir de toda palabra que no contribuya a la presentación del poema.
  • La fuerza emotiva provoca la imagen.
  • La imagen es algo más que una idea. Es un vórtice o racimo de ideas fusionadas, dotado de energía. Por verso malo, sea regular o libre, quiero decir aquel que pretende acceder a alguna emoción en cuyo nacimiento no ayudó. también quiero decir verso hecho por quienes no tienen pericia suficiente para que las palabras se muevan al ritmo de la emoción creadora.
  • La energía o emoción se expresa como forma.
  • No le prestes atención a la crítica de los hombres que nunca han escrito una obra notable.
  • Acepta la influencia de cuantos grandes artistas te sea posible, pero ten la decencia de reconocer abiertamente la deuda, o de ocultarla.
  • Nada de ornamentos. O solamente buenos.
  • Creo en un ritmo absoluto, vale decir, un ritmo en la poesía que corresponda exactamente a la emoción o a la huella de la emoción que se intenta expresar. El ritmo de un poeta debe ser interpretativo, personal, infalsificado e infalsificable.
  • Si lo que deseas es llegar al fondo de la cuestión, lee a Safo, Catulo, Villon.
  • Nadie escribe muchos poemas que “importen”.
  • Sólo la emoción perdura.

 

 

 

 

 

 

 

Sociedad

 

La buena posición de la familia se tambaleaba,
y por esta causa la pequeña Aurelia,
que había reído durante dieciocho veranos,
ahora soporta el repugnante contacto de Phidippus.

 

 

 

 

ΔΩРΙΑ (Doria)

 

Sé en mí como la eterna tristeza
del viento del desierto, y no
como son las cosas transitorias−
con la alegría de las flores.
Y tenme en la dura soledad
de riscos sin sol
y grises aguas.

Deja que los dioses hablen quedamente de nosotros
en los días venideros,
las sombreadas flores de Orcus
te recordarán.

 

 

 

 

La buhardilla

 

Ven, apiadémonos de aquellos cuya situación es mejor
que la nuestra.
Ven, amiga mía, y recuerda
que los ricos tienen sirvientes y
no amigos,
y nosotros tenemos amigos y no sirvientes.
Ven, apiadémonos de los casados y de los solteros.

La madrugada entra de puntillas
como una dorada Pavlova,
y yo estoy cercano a mi deseo.
Ninguna cosa en la vida es mejor
que esta hora de clara frescura,
la hora en que despertamos
juntos.

 

 

 

 

Coito

Los dorados falos de los azafranes
se confían al aire de la primavera.
Aquí yace la nada de los dioses muertos,
pero una procesión de festival,
una procesión, Oh Giulio Romano,
adecuada para habitar en tu espíritu.
Diana, tus noches están sobre nosotros.

El rocío está sobre la hoja.
La noche a nuestro alrededor es incansable.

 

(Rafael Vargas)

 

 

 

 

FRANCESCA

 

 

Tú saliste de la noche
Y había flores en tus manos,
Ahora saldrás de entre un barullo de gente,
de entre un tumulto de conversaciones sobre ti.

Yo que te había visto entre las cosas prístinas
Me encolericé cuando decían tu nombre
En sitios ordinarios.
Quisiera que las olas frescas cubrieran mi mente,
Y que el mundo se secara como una hoja seca,
O como semillas de diente-de-león fuese aventado,
Para que pueda encontrarte de nuevo,
Sola.

 

 

 

 

EN UNA ESTACIÓN DEL METRO

 

El aparecimiento de estas caras entre el gentío,
pétalos en mohosa, negra, rama.

 

 

 

 

 

EL ORDEN SOCIAL

 

Este funcionario de gobierno
Cuya esposa le lleva no pocos años,
Tiene unos modos tan acariciadores
Cuando le da la mano a las muchachas.

 

 

 

 

LA TINA

 

Como una tina de baño de porcelana
Cuando el agua caliente se le acaba o entibia,
Así el lento enfriamiento de nuestro amor caballeresco
Oh mi muy alabada y no-enteramente-satisfactoria señora.

 

 

 

 

 

 

GATO CASERO

 

“Me agrada estar entre mujeres bellas.
¿Por qué mentir sobre estas cosas?
Lo digo una vez más:
me agrada platicar con mujeres bellas
Aunque no hablemos más que tontadas.

El ronroneo de las antenas invisibles
Es a la vez estimulante y delicioso”.

 

 

 

 

 

ALBA

 

Fresca como los pálidos pétalos húmedos del lirio del valle
Duerme a mi lado en la alborada

 

 

(José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal)

 

 

 

 

 

 

TRENOS

 

Se acabaron para nosotros los leves suspiros.
Se acabó el ser turbados por los vientos del atardecer.

¡Ved a la hermosa muerta!

No me consumiré ya más.
Se acabó para nosotros el batir de alas
que en el aire zumbaban encima de nosotros.

¡Ved a la hermosa muerta!

Se acabó el deseo que me azotaba,
se acabaron los estremecimientos
al unir nuestras manos.

¡Ved a la hermosa muerta!

Se acabó el vino de los labios,
Se acabaron para nosotros los encuentros
(¡ved a la hermosa muerta)

Tintagel.

 

 

 

 

 

 

MONUMENTUM ÆRE, ETC

 

Decís que me tomo demasiado en serio,
que me pavoneo lleno de presunción.

Dentro de pocos años nadie recordará lo buffo,
nadie recordará lo trivial que hay en mí,
los detalles cómicos estarán ausentes.
En cuanto a vosotros, os pudriréis en la tierra
y dudo mucho que vuestro estiércol sea lo bastante rico

para mantener la hierba
sobre vuestra tumba.

 

 

 

 

 

 

GENTILDONNA

 

Pasó y no nos dejó ni un temblor en las venas, la que ahora,
moviéndose entre los árboles, y envuelta
por el aire que hendía,
aventando la hierba por donde caminaba, aún perdura:

hojas grises de olivo bajo un cielo lluvioso.

 

 

 

 

LOS TEMPERAMENTOS

 

Nueve adulterios, 12 aventuras, 64 fornicaciones y algo parecido a una violación
pesan noche tras noche en el alma de nuestro delicado amigo Florialis;
y, sin embargo, el hombre es de una conducta tan tranquila y reservada
que se le cree sin sangre y sin sexo.
Bastídites, por el contrario, que solo habla y escribe de la copulación,
acaba de ser padre de mellizos,
pero logró esta hazaña a un alto precio:
ha tenido que ser cuatro veces cornudo.

 

 

 

 

 

TS’A1 CHI’H

 

Los pétalos caen en la fuente,
los pétalos de rosas color naranja,
y su ocre se adhiere a la piedra.

 

 

 

(Jesús Munárriz y Jenaro Talens)

 

 

 

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