Para ver a la medusa de frente basta con mirarla: y no es mortal. Es hermosa y ríe.
Helene Cixous
Hélène Cixous en la introducción a La joven nacida se pregunta “¿dónde está ella?”: la cultura falocéntrica del mundo occidental, el sistema heteropatriarcal en que existimos ha jugado siempre con ideas duales jerarquizadas donde lo femenino está del lado de lo débil, lo negativo, abajo, por contraposición a la fortaleza, lo positivo, el arriba. Ella tiene un sitio de silencio desde el cual es vista por el otro desde aquella construcción que se le ha impuesto donde “nos han inmovilizado entre dos mitos horripilantes: la Medusa y el abismo”. El feminismo ha hecho grandísimos esfuerzos por desmitificar la figura de las mujeres, por mostrarnos a la medusa de frente. Pero no hay una sola voz de la medusa. La escritura de las mujeres no es una y no surge de una sola posición en el mundo. Desde distintos lugares de enunciación, ellas hablan y exigen ser escuchadas, miradas. La medusa está en todos los lugares y su voz resuena, susurra, gime, quema, cura, se aferra, se deja ir y vuelve, hace perdurar su palabra: escribe. Es sumamente necesario unir aquellas voces, leerlas, conocerlas, estudiarlas, celebrarlas. Es indispensable un espacio donde, como en un cuarto propio, sean libres de pronunciarse desde todos los vértices de su creatividad. Aquí un sitio de reunión donde ellas están y hablan.
Presentamos una muestra de la poeta española Macarena Tabacco Vilar (Valencia, 1979), quien es autora de los libros Verso, verdad, atrevimiento y La soledad de estar contigo, le antecede un lúcido texto de la poeta Marisa Martínez Pérsico sobre su poesía. La fotografía fue tomada en el Café Libertad, de Madrid.
Sin precintos ni etiquetas: siete poemas de Macarena Tabacco Vilar
Hay en los poemas de la española Macarena Tabacco Vilar (Valencia, 1979) una incisiva búsqueda de negociación entre la libertad y la soledad, dos realidades que se retroalimentan con sus claroscuros, su canto vital y su duelo. Pasan por su lupa los juegos de seducción en distintas edades para desenmascarar la hipocresía, el fingimiento y la impostura. Interesante cómo lo hace: no desde la victimización de género sino desde la ironía, el humor, la irreverencia, la festiva celebración de las conquistas de los propios espacios. Y entre esas conquistas está la del lenguaje, porque en sus páginas nunca se teme nombrar lo interdicto ni el tabú sexual. Tiene claro que la libertad empieza por la palabra.
La mujer configurada en los versos de Tabacco Vilar se desentiende lúdicamente de etiquetas, como la que, como en un eco del entorno, recupera el poema MCM (Mínimo Común Múltiplo). Se trata de la etiqueta que “nos escinde/ entre mujeres recreativas vs reproductivas”. Apelando a un troqueo y a una musicalidad que nos recuerda la tradición poética en lengua española, en particular las coplas de Jorge Manrique y las redondillas de Sor Juana –Tabacco Vilar es filóloga egresada de la Universidad de Valencia y profesora de castellano en el bachillerato IES Rei de Jaume en Alzira–, este poema de tema contemporáneo concluye con un didactismo universalizador: “Así que visto lo visto,/ será mejor pasar del juego,/ pasar de los precintos (…)/ de las etiquetas, de las malas compañías/ y de todo aquello que imponga/ fecha de caducidad/ cuando se habla del amor”.
La autocrítica, la actitud de vigilancia frente a los estereotipos de género, la rebeldía ante los sentimientos de inferioridad culturalmente adquiridos, la pesquisa de un lugar más justo contra las expectativas sociales que se tienen de una mujer son una constante en sus versos. Macarena Tabacco Vilar combate estos lugares comunes invirtiendo frases hechas: “jugar a la casita”, “tener una mujer en cada puerto” o “ser las manitas de la casa” reciben un tratamiento renovado. En sus versos hay amores a crédito que salen del mercado, afectos parecidos a alquileres y subarrendamientos, relaciones telefónicas o que se comunican por trenes de alta velocidad y emoticonos. Afectos que parecen pegados con Loctite.
Afirma el poeta y crítico español Carlos Alcorta, en el prólogo a La soledad de estar contigo (Ediciones Esdrujula, Granada, 2018), que afortunadamente, y para evitar caer en el tremendismo o en la falacia patética, “Macarena maneja con soltura el recurso de la ironía, otra de las significativas virtudes de su poesía, a la que, si cedemos al afán pedagógico, podríamos encuadrar dentro de lo que José Luis García Martín ha llamado «realismo irónico». (…) escribe desde su condición de mujer comprometida con los profundos cambios sociales que se están desencadenando en las últimas décadas, una condición que reivindica, con toda justicia, una igualdad que va mucho más allá de las medidas que puedan legislar –y sean estas bienvenidas, por supuesto– las instituciones parlamentarias y que tiene que ver con un cambio, sin duda más lento, pero muchísimo más efectivo, cual es la transformación colectiva de la mentalidad patriarcal. La mujer es ya protagonista de su destino, toma sus propias decisiones, sin pedir permiso o esperar la bendición ajena”.
En este número especial de Círculo de poesía dedicado al feminismo y a la literatura de mujeres he querido seleccionar siete poemas de los dos libros hasta ahora publicados por su autora: Verso, verdad, atrevimiento, publicado originalmente en 2016 pero cuya segunda edición fue publicada en 2018 por la granadina Ediciones Esdrújula) y el ya citado La soledad de estar contigo, por la misma editorial.
Marisa Martínez Pérsico
LA MANITAS DE LA CASA
A falta de hombre
buenas son mis manitas,
así que
¡viva el bricolaje!
aunque siempre me sobren tornillos.
FRIKI
Sobrevolé el lado oscuro de tu cama
y casi sin darme cuenta
estaba desintegrada
entre los abrazos del Imperio.
29 de junio de 2015,
00’12h.
172 días,
0 horas,
47 minutos y
29 segundos
para el estreno de Star Wars Episode VI.
BOOM DE LOS 60 EN UNA PLAZA DEL LEVANTE
Reclama el edificio frente al mar
dejar de ensombrecer al viento.
Duda si es la edad, el siroco del sesteo
o son sus grietas
las que hacen temblar sus cimientos.
Si es el miedo a la novedad o a la vejez
lo que lo aferra a la protección más cercana,
más certera, más cérea.
Busca la mano que siempre ha sostenido,
que lo ha enderezado y elevado.
Instinto de supervivencia o modo de sobrevivir
al seguro derribo que aún reside lejano.
Alterar el paisaje, perdurar,
rozar el cielo, soñar, e inevitablemente,
seguir confinado al suelo.
HUEVOS ESTRELLADOS
Hay mensajes que son platos fríos,
que llegan cuando ya nadie los espera,
cuando ya hiciste la digestión
y olvidaste el hambre que te acercó a esa mesa.
Hay personas que salieron de la carta
y que solo cuando lo descubren
y observan que ya están fuera de todo evento
y que nada ha mejorado,
recuerdan que pudieron ser menú
o incluso plato único
de una mesa que siguió sin ellos.
Solo entonces, llenos de orgullo,
recuerdan que pudieron ser plato estrella
en vez de huevos estrellados.
ROMPIENDO LO PERDIDO
Romper con todo, romper a llorar,
romper contigo, romper…
Y perder los papeles, el tiempo,
perderlo todo, perder…
Romper, romperme.
Perder, perderme…
Contigo o sin ti,
pero algo más rota
por todo lo que perdimos
y lo que dejamos sin romper.
MCM
Lo terrible es el borde, no el abismo.
Piedad Bonnett
Malas consejeras las urgencias
y malas compañías son los años
LOCOS.
Que a un hombre se le perdonan
(como casi todo,
que siempre hay alguna mujer que justifique la falta
y hasta el engaño).
Pero a una mujer
el tiempo no se le perdona.
El tiempo
a su paso
no la perdona.
Por eso no podemos ser iguales.
Porque hoy en día ya no solo se nos pasa el arroz,
sino que hay hasta hombres
que nos ponen tan absurdas etiquetas
como la que nos escinde entre
mujeres recreativas vs reproductivas.
Por eso no podemos ser iguales.
O podemos jugar a serlo,
seguir el protocolo y rotular
a todo aquel que nos prejuzgue.
- a) Varón medio
entre el fútbol y las cervezas
entre su madre y los amigos;
varón a medio criar.
- b) Varón grande
entre el gimnasio y los batidos
entre su cuerpo y sus dietas;
varón de mucho cuidado.
- c) Varón pequeño
entre la carrera y sus juguetes
entre su padre y las revistas;
varón de mínima alternativa.
<<Mínimo Común Múltiplo>>
Varón mínimo, común y múltiple
resultado de difícil disyuntiva,
escasa aplicación
y del más mínimo interés.
Si de maletiquetar se trata,
perdemos todos.
Así que visto lo visto,
será mejor pasar del juego,
pasar de los precintos
o pasar de cierto tipo de hombres,
de las etiquetas,
de las malas compañías
y de todo aquello que imponga
fecha de caducidad
cuando se habla del amor.
LIST(ILL)A
Echar de menos
a quien no te quiere ver más
es otra manera de situarte
a la izquierda
de toda la sarta de ceros
que no cosechaste en la infancia.