Poeta. Ha publicado los poemarios: Niño Vudú (2001), Rotación (2004), Médula (2007, UCM, España), El derrumbe (2009), Marrow (2010, traducido al inglés por Zachary Payne), Anima insomnia/Sueño sónico (2015) libro a dos manos con Gonzalo Portals, Wamachinoa (dibujo y pintura) con Yili Rodríguez (2017). Sus poemas han sido traducidos al inglés y el francés. Ha publicado Divina metalengua que pronuncio. 16 poetas transbarrocos 16 (2017). Ha obtenido el Primer Premio Blas de Otero de la Universidad Complutense de Madrid en el 2007. También ha logrado el 2do puesto de poesía en los Juegos Florales Interuniversitarios de la PUCP. Una mención honrosa en el Premio de poesía COPÉ, Perú. Y, también, una mención honrosa en el Concurso de cuentos de las 1000 palabras de la revista Caretas.
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La mitad de un destello que nos devuelve (2022)
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Detrás de la ventana hay un centro muy denso
Y nadie puede esconderse
Aunque se encendieran las luces
Fue lo que nos ofrecieron
Los primeros días de mayo
No había luna ni verdor
Solo huesos como una torre
Arroyos & chillidos como urdimbre
Y una puerta con una inscripción
El mirlo dijo que volvería a aparecer
Aquí abajo y con sus consonantes heridas
Eso lo escuchamos nosotros mucho antes del desborde
Seguro el encuentro será táctil
Incluso con la ropa limpia como exige la costumbre
Y será imperceptible en cualquier dirección
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A lo lejos los perros merecen el silencio dentro de sus corazones
Y que sus sombras se reagrupen con la boca abierta
Sin distancias y sin metáfora
Y, por supuesto, sin alternativa
A contrapunto & en los márgenes
Tal vez a mitad del equinoccio
Con una técnica estructurada para reclamar
Un descanso como una luciérnaga
Que a esta altura de la densidad es lo mismo
¿Y quién absorbe lo audible?
La raíz que sostiene el brillo hacia donde todos descendemos
Enfangados, interminables, removidos de nosotros mismos
Mirando las pendientes y su luminiscencia
Puntual como el ensimismamiento
En la que el corazón ha retirado la rampa
Y se desliza sin aire hacia la intemperie
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La superficie tiene escamas de melancolía
Esparcidas y traslucidas
La voluntad desciende porque no cantabas el himno
Y no quedaba nada de la orilla que tenía un borde amargo
Como si el conocimiento de la lengua fuera áspero
Y los mapas solo señalaran las huellas del índice
De pronto los ángulos avanzan en paralelo al cielo
Lo vi una tarde
Mientras se alternaban las muchedumbres con las nubes
Deterioradas de tanto aire inmóvil
Qué podemos decir de tales erosiones
Qué podemos señalar de tales derivas
De las casualidades ensambladas a medio caer
Por eso debemos merodear detenidamente
La humedad que dejamos como sebo
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A medida que vamos llegando
Las tareas serán más arduas
Sobre todo el reconocer el llanto y el eco
Porque todos habrán partido sin abrazarse
Y en los intervalos dividiremos el aire
También el susurro cual prodigioso anuncio
Dispuesto al resplandor que no ha de venir
A pesar de las luces derrumbadas en las piedras
En hileras
Que se prolongan a medida que los corazones se esfuman
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La confusión ha criado un torso
Hacia atrás
Y con gran esfuerzo
Se desliza con serenidad
Gorjeando sobre los calendarios que concuerdan
De ese modo se salta el muro
Por llamarlo de algún modo
Ahora detenidos en el resquicio que te oí anunciar
Con la ventana abierta en los dos sentidos
Seguiré enumerando a los ancestros
Que emergen como respuestas entre nosotros
Con la magnolia que regresará esta noche
Desde las oraciones compartidas
En la que nos aferramos, suplicantes, a la promesa & al nido
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Es el momento de reparar el daño
Y dar de comer al gato
Podemos dar algunas vueltas por el barrio
De la mano, por si acaso todo sale bien
Y tengamos que huir de nuevo
Dando alaridos salvajes
Con nuestros palos sorteando el peligro
Inminente a la sordera magnífica
Que nos dieron por sucumbir sin audiencia
Es la crueldad del espectáculo, dirías
De todo el espectáculo
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Quietísima la ceniza quiere su penumbra
A cambio de unos cuantos sedimentos de amor
Suficientes para cualquier escándalo
Para que abrume al buitre perfecto
Que mece sus membranas idénticas
En alusión al recinto y al efluvio
Por más que nos devuelvan los latidos
Y los atavíos de las reuniones subterráneas
Los orbes intactos de aquellos que no aman
Inaudibles a la contracción del corazón
Y su persistencia trepidante Impasible a los confines
Con la remota cavidad como estructura
Sonámbula en el centro áspero
Irrefutable porque no retrocede a mi mano
Que busca a contraluz su arista