Mario Licón Cabrera (Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, 1949). Poeta, traductor y editor, ha publicado cuatro poemarios, entre ellos, Yuxtas (back & forth), edición bilingüe, con el apoyo del Australilan Council for the Arts. Ha traducido a varios de los más renombrados poetas asutalianos al español, incluidos Dorotlhy Porter, Judith Beveridge, Robert Adamson, Ali Cabby-Eckerman, Peter Boyle, Sarah Holland-Bath, entre otros. Colabora regularmente con las revistas mexicanas DosFilos y Círculo de Poesúa, y con las revistas australianas Masccara Literary Review y The Lifted Brow. Es miembro del NSW Premier’s Literary Awards en la categoría de traducción. Obtuvo el premio de poesía en español Trilce (Australia) en 2015 y 2017. Sus publicaciones más recientes incluyen: Poems of Mijail Lamas, Mario Bojórquez & Alí Calderón, Vagabond Press, Sydney, 2017 poemas de Jorge Galán y Consuelo Arriagada en la antología DESARRAIGO (edición bilingüe) Nautilus, Zaragoza, España. 2022. Poemas de Lucia Cupertino en la antología Resilience editada por Mascara Literary Review, 2023. Su poesía ha sido parcialmente traducida al italiano e inglés. Reside en Sídney desde 1992.
***
El hombre que se creía barco
1
Un barco dando de tumbos, atracando y zarpando
de bar en bar.
Un barco ebrio, zarandeado por mareas de whisky
encallado
en las turbias losas de un psiquiátrico.
Un barco ebrio, eso era
“Plantagenet”.
Un barco tambaleándose a lo largo de fríos corredores,
entre oscuras muecas y sucias enfermeras,
en el encrespado mar de los remordimientos—
en el vacío.
2
Fluir
fluir entre gritos
estremecimientos y delirios
Fluir
fluir mirando a través de la ventana
como la hierba crece
a orillas del East River, mientras
“…la vida, como el humo de las chimeneas, dice adiós…”
Fluir
entre sombras, sordas sombras y la esperanza
que se aleja en busca de la ballena blanca.
Fluir
avivando el alma
rasgando un piano “,,,sweet & low…”
ante una audiencia que entre asombros se pregunta:
“!!!!Esto es un hospital… o una prisión???”
3
Desde afuera la lluvia remueve un sentimiento:
“!!!qué viento… qué tormenta irrumpirá… y
abofeteará el pellejo del Dr. Caggart, liberando así
a… Kalowsky… a Gary… qué tormenta, qué rayo
quién mierdas lo hará???”
Plantagenet, acariciando la lluvia, piensa:
“en este mundo de indecencias e injusticias…
la salud mental no tiene sentido…”
4
La puerta se cierra, la calle te espera
tu naufragio continúa
por los callejones del puerto buscarás el fantasma
de Melville, pero
solo encontrarás el fantasma de Ruth
que emerge de la sombra
la sombra de tu libertad,
tu trastabillante sombra ya sin alas.
Estrellarás tu último trago de whisky
contra la manchada pared del mundo.
Estrellarás tu último barco… y así… liberarás
a la humanidad entera…
Guardo
Para la Lola Casares
Guardo
el destello del sol
sobre la mesa y tus hombros
desnudos esa tarde en La Plaza Real
Guardo
el rumor de nuestros pasos
flotantes sobre las Ramblas y
sobre la niebla que borra los maderos y
vuelve invisible el perfíl
de las gaviotas y el vuelo
de tus manos
Guardo
el tinto de los vasos llenos
la cascada negra de tus cabellos
el eco de tu risa eco
del amor y de la pena eco del deseo
el brillo de tus ojos y el abrigo abierto
de tu compasión
Guardo
tu sorpresa al descubrir un rincón
en el Distrito de Gracia
la Plaza Raspail y su tiempo
de gitanos
Guardo
la textura de aquel dragón de mil colores
tu relato de la funámbula roja
y el sabor del polvo de oro
de esa tarde en el Parque Güell
Guardo
el azúcar de aquéllos caipiriñas al amanecer
la paz de aquella noche en tu templo
el cronometro cuenta-mantras
el libro con filos de cardo y aromas de jazmín
Y guardo
el bullicio y el silencio
la soledad y la muchedumbre
la estrechez y la amplitud
de tus calles y tus plazas
plazas y calles de Gil de Biedma y Goytisolo.
Bay Bridge Blues
Cruzar el puente para llegar a la niebla
que envuelve las torres y vuelve
misteriosos los rostros.
Llegar a Market St. y entre juglares, turistas
y pinky-punks, escuchar
el monólogo circular de Jenny, colectando
quoras y daimes para completar la dosis.
Llegar al Vesubio, pedir un café irlandés,
encender un Camello y ver como la lluvia cae
sobre los títulos más recientees de City Lights.
Ver además como la tarde enciende
las enormes tetas de neón de Carol Doda.
Cruzar el puente para llegar a Golden Gate Park
y caminar
sobre huellas de ácidas cenizas y escuchar
el flapéo de raídos estandartes acompasando
el sueño del penúltimo bisonte.
Llegar al Casino Tropical
y entre timbales y trompetas danzar
con Irene en un rincón, danzar
bajo un cielo de lentejuelas y palmeras
de cartón y un mar de rón.
Llegar al Café Trieste y compartir la mesa
con alucinados y auto-exiliados. Buscar
en la pared el rostro de Dashiell Hammet, y
en su lugar encontrar el vivo cuerpo de Aloha,
que se ofrece como un efímero manjar.
Llegar al Keystone Corner, haciendo eses
y equis y entre un brandy a solas escuchar a
Flora Purím, cuando todavía existían
Dexter Gordon, Charles Mingus y Obed Gómez Almazán.
Cruzar el puente para llegar a los muelles
con el eco de los cantos de Kenneth Rexhort,
ecos de luz, amor y coraje abriéndose paso
entre el espeso rumor de la niebla
de un futuro que fue.