Patente de corso: Anne Carson

Presentamos, en versión del poeta, narrador, ensayista y traductor venezolano Luis Moreno Villamediana, algunos textos de la poeta y ensayista canadiense Anne Carson (Toronto, 1950). Carson enseña literatura actualmente en la Universidad de Michigan. Ha merecido distinciones como el Premio de Poesía Griffin 2001 por Men in the Off Hours y el T. S. Eliot Prize 2001 por The Beauty of the Husband. Entre sus libros más importantes se encuentran Autobiography of Red (1998), Decreation (2005) y NOX (2010). También es importante su estudio Economy of the Unlost: Reading Simonides of Ceos with Paul Celan (1999). Ha traducido a los trágicos griegos y a Safo. Su obra se ha hecho merecedora del Lannan Literary Award, el T. S. Eliot Prize y el Pen Award for Poetry in Translation, entre otros.

 

 

 

Podrías 1

 

Si no eres la persona libre que quieres ser, busca un lugar donde puedas contar la verdad sobre ello. Contar cómo te va con todo. La franqueza es como una madeja que se produce a diario en el vientre, tiene que desenrollarse en algún lado. Podrías susurrar de cara a un pozo. Podrías escribir una carta y mantenerla guardada en la gaveta. Podrías escribir una maldición en una cinta de plomo y enterrarla para que nadie la lea por mil años. No se trata de encontrar un lector, se trata de contar. Piensa en una persona de pie, sola en un cuarto. La casa está en silencio. La persona lee un pedazo de papel. No existe nada más. Todas sus venas se pasan al papel. Toma la pluma y escribe en él unos signos que nadie más va a ver, le confiere así como una plusvalía,

 

y todo lo remata con un gesto

tan privado y preciso como su propio nombre.    

 

 

 

 

Could 1

 

If you are not the free person you want to be you must find a place to tell the truth about that. To tell how things go for you. Candor is like a skein being produced inside the belly day after day, it has to get itself woven out somewhere. You could whisper down a well. You could write a letter and keep it in a drawer. You could inscribe a curse on a ribbon of lead and bury it in the ground to lie unread for thousands of years. The point is not to find a reader, the point is the telling itself. Consider a person standing alone in a room. The house is silent. She is looking down at a piece of paper. Nothing else exists. All her veins go down into this paper. She takes her pen and writes on it some marks no one else will ever see, she bestows on it a kind of surplus, she tops it off with a gesture as private and accurate as her own name.

 

 

 

 

Entonces 3

 

Piensa en Jane Wells. El papel que tiene en la mano es una carta de Rebecca West, la amante de su esposo. Su esposo, H. G. Wells, socialista del sexo, quería que sus mujeres se aceptaran/las unas a las otras. Había muchas de tales mujeres. Jane estaba al tanto de/sus idas y venidas, a veces las invitaba a tomar té, les enviaba telegramas de felicitación cuando daban a luz a los hijos bastardos de H. G., y recibía sus notas de solidaridad al enfermarse. “Qué indispuesta ha estado usted… Cómo lo siento… Me alegra que…”, le escribió Rebecca West. Me pregunto por cuánto tiempo estuvo Jane Wells estudiando esta carta antes de tomar el lápiz y añadirle algunos subrayados apenas visibles y signos de exclamación que la volvieron un/documento distinto. Me pregunto también por qué lo hizo. Es muy poco probable que esperara que otra persona alguna vez leyera aquella hoja. Pero hubo consideraciones de privacidad y precisión que la movieron a pulirla en cierta forma, a dejar registro de su estado de ánimo, a balbucir en el papel la falsedad de las frases

de aquella otra mujer.

“La Franqueza—mi Guía—es el único ardid”, escribió Emily Dickinson. (Carta a T. W. Higginson, febrero de 1876.)

 

 

 

 

Then 3

 

Consider Jane Wells. The paper she has in her hand is a letter from her husband’s mistress, Rebecca West. Her husband, H.G. Wells, a sexual socialist, liked his women to acquiesce in one another. There were many women. Jane kept track of their ups and downs, occasionally had them to tea, sent them congratulatory cables when they bore bastards to H.G. and received their notes of sympathy if she fell ill. “How ill you have been . . . how sorry I was . . . how glad I am . . . .” wrote Rebecca West. I wonder how long Jane Wells stood studying this letter before she took out her pencil and added the few faint underlinings and exclamation marks that make it a document of a different kind. I wonder why she did this. Unlikely she expected anyone to ever read the page. But there were considerations of privacy and accuracy that moved her hand to perfect it in a certain way, to have her mood recorded, to whisper on paper some resistance to the falsity of the other woman’s sentences. “Candor—my Preceptor—is the only wile,” wrote Emily Dickinson. (Letter to T.W. Higginson, February 1876.)

 

 

 

 

Doble 2

 

Piensa en Helena. Oh, Helena fue un desastre. En Grecia todos los hombres se habían enamorado de ella; se escapó a Troya; allí igualmente los embrujó a todos. En parte se debió a su belleza/a su preciso espíritu en parte. Homero ni siquiera describe esa belleza, pero de su espíritu nos da muchos detalles. Ocurrió en una de esas larguísimas tardes de la guerra. Homero corta la escena de batalla y muestra el sosiego de

la recámara de Helena:

 

Helena [estaba]

en su alcoba tejiendo un gran paño

de trama doble y rojo, y sobre él esparcía

las muchas contiendas entre los troyanos

            que-domaban-caballos

y los aqueos broncíneos

que a manos de Ares sufrían

por el bien de ella.

(Homero, La Ilíada 3. 126–9)

 

[Encontró a Elena, pues, en su palacio

Trabajando un bordado refulgente

De un gran velo por una y otra parte,

Y en él representa las fatigas

Y penosos trabajos que los Griegos

Y Troyanos sufrían por su culpa,

Causados por las manos del Dios Marte.

(Traducción en verso endecasílabo castellano de D. Ignacio García Malo.)]

 

[Acha-a tecendo em casa dupla trama,

Luzida e larga, onde as acções bordava

Que arnezados Acheus e equites Phrygios

Sutentavam por ella encruecidos.

 

(Traducción de Manoel Odorico Mendes.]

 

Por supuesto, en Homero tejen todas las mujeres, esa es la quintaesencia del trabajo femenino—porque en cada hogar tiene que haber algún paño bordado. Porque los designios de una mujer son tan enrevesados y reveladores como cualquier tejido. Porque hay una madeja en el vientre. Helena, sin embargo, teje algo especial—de trama doble y rojo, y aún más extraño en ese justo instante. Desde la antigüedad los críticos han admirado la paráfrasis recíproca de Helena y Homero. A su modo están ambos hondamente cautivos, son hondamente astutos, hacedores de signos. En la narración de él la de ella está “esparcida”—gracioso verbo, como si habláramos de sal o de semillas—en una especie de eterno retorno de

la fulana franqueza. Helena no es un objeto cualquiera que un hombre coge y usa por el bien de su arte,

 

ella nos mira desde dentro.

 

 

 

 

Double 2

 

Consider Helen. Oh Helen was a package. She had all the men of Greece in love with her, fled to Troy, charmed everyone there too. It was partly her beauty, partly her accurate private mind. Homer doesn’t bother describing her beauty but he gives us a close-up of her mind. It was one of those long afternoons of the war. Homer cuts from the battlefield to everything quiet in Helen’s chamber:

 

Helen [was]
in her chamber weaving a great cloth
doublefolded and red and she sprinkled into it
the many contests of horsetaming Trojans and bronzeclad Achaians
which for her sake they were suffering at the hands of Ares.
(Homer, Iliad 3. 126–9)

 

Of course all the women in Homer weave, it is the quintessential female work—because a household needs cloth. Because the designs of women are as tangled and purposeful as webs. Because of that skein in the belly. Yet Helen’s weaving is special—double and red and weirdly now. Since antiquity critics have admired this reciprocal paraphrase of Helen and Homer. They are both in their different ways deeply unfree, deeply wily, makers of marks. Into his telling hers is “sprinkled”—funny verb, like salt or seeds—in a sort of infinite regress of candor. She is not just another object taken up and used by a man for the sake of his art, she glances out.

 

 

 

 

 

También

 

La esposa de H. G. Wells no se llamaba “Jane”; Amy Catherine era

su nombre verdadero. A H. G. no le gustaba el Amy Catherine ese, de allí que la rebautizara Jane, un nombre que encarnaba/según él/la habilidad doméstica. Estuvieron casados casi cuarenta años y Jane cumplió lo que de ella se esperaba. Sin embargo dice él que a veces vio que

“[Amy Catherine] me observaba desde los ojos marrones de Jane, y de inmediato se desvanecía”. (H. G. Experimento en autobiografía.)

 

 

 

 

Too

 

“Jane” wasn’t Mrs. H.G. Wells’s real name, Amy Catherine was her real name. H.G. didn’t like Amy Catherine, he rechristened her Jane, a name he thought embodied domestic ability. They were married close on forty years and Jane fulfilled H.G.’s domestic expectations. Yet sometimes he says he saw “[Amy Catherine] look at me out of Jane’s brown eyes, and vanish.” (H.G. Wells, Experiment in Autobiography.)

 

 

 

 

Su

 

Con el propósito de comparar, pongo aquí el texto de una maldición hallada en un listón de plomo

que

mide 8 x 3 cm y está escrito de uno y otro lado y/enrollado y perforado por un clavo/y/

que

fue desenterrado en Boecia; no tiene fecha conocida, quizá sea del siglo cuarto A. C.:

 

[lado A]

Me uno a Zois de Eretria esposa de Kabeiras ante la Tierra y Hermes a/su forma de comer su forma de beber su forma de dormir su risa su sexo su forma de tocar la lira su forma de entrar en una habitación su placer sus nalguitas sus ojos perspicaces  

 

[lado B]

y ante Hermes me uno a su andar sus palabras sus manos sus pies su malévola charla su alma entera a todo eso me uno 

 

 

 

 

Her

 

For comparative purpose here is the text of a curse tablet on lead, measuring 8 x 3 cm, written on both sides, rolled and pierced by a nail, found buried in Boeotia, original date unknown, possibly 4th century BC:

 

[side A]
I bind down Zois of Eretria wife of Kabeiras before Earth and Hermes her eating her drinking her sleep her laughter her sex her playing the lyre her way of going into rooms her pleasure her little buttocks her thinking eyes

 

[side B]
and before Hermes I bind down her walk her words her hands her feet her evil talk her entire soul I bind them down

 

 

 

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