El Novruz o Nouruz es una celebración ancestral que marca el inicio de la primavera y la renovación de la naturaleza. Se considera un momento para la paz y la solidaridad, además del «Año Nuevo Persa». El 21 de marzo, al mismo tiempo que el Día Mundial de la Poesía y de los Bosques, es el Día Internacional del Novruz, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2010, por iniciativa de varios países que comparten este día de fiesta (Afganistán, Albania, Azerbaiyán, India, Irán, Macedonia, Rusia, Tayikistán, y Turquía). Por lo que presentamos el siguiente dossier de poesía de esos países.
Afganistán
Landays
Forma poética inserta en la tradición Afgana, y en particular en las voces femeninas de la cultura Pashto que solían cantar y que hoy en día han conseguido retratar la imagen femenina mediante su habilidad de sintetizar un dolor común; sus virtudes: la precisión y la agudeza.
La palabra landsay hace honor a esta forma poética; landsay se traduce literalmente como «serpiente venenosa de cortas dimensiones». Cabe mencionar que la mera elocución de dichos poemas representa un tabú e inclusive graves represalias —principalmente sociales pero también incluso legales— en contra de aquellas que los divulguen.
Yo llamo. Tu eres piedra
Un día cuando me busques, descubrirás que me he marchado.
Me vendiste a un hombre viejo, padre,
Que Dios destruya tu casa, yo era tu hija.
Hacer el amor con un hombre viejo
es como cogerse un arrugado tallo de maíz ennegrecido por el moho.
Cuando hermanas se sientan juntas, siempre alaban a sus hermanos.
Cuando hermanos se sientan juntos, venden a sus hermanas a otros.
Me haré un tatuaje con la sangre de mi amado
y apenaré a toda rosa en el verde jardín.
Desafortunado tú que no me visitaste anoche,
Confundí el duro poste de madera de la cama con un hombre.
Abrázame con tu chaleco de suicida
pero no digas que no te daré un beso.
Niña:
Desliza tu mano en mi sostén
Sacude una roja y madura granada de Kandhar.
Niño:
Deslizaré mi mano en tu sostén,
¿pero quién dejará caer las monedas en el jarro de tu dueño?
¿No hay acaso aquí un hombre tan valiente como para ver
cómo mis muslos vírgenes mis ropas han puesto a arder?
Por Dios, te daré un beso,
¡Deja de sacudir mi jarra y mojar mi vestido!
Te besaré en el jardín de granadas. ¡Silencio!
La gente pensará que una cabra se atoró en los arbustos.
Ven, unamos muslo con muslo
Si te montas, no lloraré.
¡Ay! No me aprietes tan fuerte:
Mis senos arden por convertirme en mujer anoche.
Brillante luna, por el amor de Dios,
No ciegues a dos amantes con una luz tan desnuda.
Tus ojos no son ojos. Son abejas.
No puedo encontrar cura para su picadura.
Ascender a la cima de la colina y observar
dónde la caravana de mi amado esta noche va a reposar.
Hija, en América los ríos no llevan agua,
Las niñas pequeñas en el internet llenan sus jarras.
¿Cuán más simple puede el amor ser?
Comprometámonos ahora. Textéame.
Que Dios te convierta en una flor de rivera
para que pueda olerte cuando vaya a recoger agua.
Podría haber probado la muerte por una probada de tu lengua,
viéndote comer helado cuando éramos jóvenes.
Del agua no puedo siquiera probar un poco.
El nombre de mi amado, escrito en el corazón, podría ser borrado.
Vamos, dejemos a estos idiotas de pueblo
y casémonos con hombres Kabul con cortes de pelo de Bollywood.
¡Traté de besarte en secreto pero estás calvo!
Tu desnudo cráneo contra la pared ha golpeado..
¡Estoy enamorada! No lo negaría, ni siquiera
si intentaras retirar mis verdes tatuajes con un formón.
Mi amor es justo como sólo puede ser un soldado americano.
Para él soy obscura como un Talibán, así que me ha martirizado.
Oh cariño, tu eres Americano para mis ojos,
Eres culpable; lo siento.
Porque mi amado es Americano,
póstulas florecen en mi corazón.
Sueño que soy el presidente.
Cuando despierto, soy la pordiosera del mundo.
Vuelve negro de pólvora o rojo sangre
pero no vuelvas entero a deshonrar mi cama.
¿Qué podrías ser sino un bravo guerrero,
tu que has bebido la leche de una madre Pashto?
Mi amor dio su vida por nuestra tierra,
Coseré su velo con una hebra de mi cabello.
En batalla, deben haber dos hermanos;
uno para ser martirizado, otro que prepare el velo del primero.
Portas un denso turbante sobre tu calva
para ocultar tu edad. ¿Con qué motivo? ¡Estas casi muerto!
La vieja cabra buscaba un beso de mi abadejo
como quitarle un pedazo de carne del hocico a un hambriento perro.
Mi cuerpo es fresco como una hoja de henna;
verde por fuera; adentro, carne cruda.
¿Qué has hecho conmigo, Dios mío?
Otras han florecido, yo permanezco apretada como un brote.
Las viudas llevan dulces al altar de un santo.
Yo le llevaré a Dios palomitas, rogándole que mate al mío.
Mi cuerpo me pertenece a mí;
a otros su dominio.
En la prisión de Policharki, nada tengo que me pertenezca,
excepto el corazón de mi corazón que vive entre sus muros de piedra.
Estoy cansada de adorar flores exóticas,
Extraño los jardines de Sangin; eran pobres pero nuestros.
La separación trajo este tipo de pena:
Hizo de sí misma un mulla y a mí la ladrona del pueblo.
Que Dios destruya la Casa Blanca y mate al hombre
que envió misiles estadounidenses a quemar mi casa.
Bush, no te enorgullezcas tanto de tu carro armado.
Mi bomba remota, desde lejos, lo hará volar en pedazos.
Los drones[1] han llegado al cielo afgano.
Las bocas de nuestros cohetes contestarán a su llamado.
Mi Nabi fue muerto por un drone.
Que Dios destruya a tus hijos, América, has asesinado a los míos.
Que Dios destruya a los Talibanes y termine sus guerras,
Ellos hecho de las mujeres afganas viudas y rameras.
Ven a Guantanamo.
Sique el repique de mis cadenas.
Madre, ven a las ventanas de la prisión
Háblame antes de que vaya a la horca.
Por favor dile al guardia de la prisión
que no sea tan cruel con mi hijo, Allah Mohamad.
Hamid Karzai[2] vino a Kabul
a enseñarle a nuestras niñas a vestirse en dólares.
Hamid Karzai envió a nuestros hijos a Irán
y los hizo esclavos de la heroína.
Separación, tu prendes fuego
en el corazón y casa de todo amante.
[1] drone: equivalente coloquial usado en oriente medio para designar los vehículos aéreos no tripulados ocupados por el ejercito norteamericano desde la Guerra del Golfo.
[2] Hamid Karzai, Presidente de Afganistan desde el año 2001, es una figura sumamente impopular entre los afganos.
Traducción de Gustavo Osorio de Ita
Albania
Abdullah Konushevci
(Pristina, 1958)
Pesada carga la de tu cuerpo frágil
Con el hígado roído,
con un comprimido pulmón,
con dedos manchados por alquitrán y nicotina
no le sirvo a nadie.
No puedo creer
que hubieras sido tan tonta
como para depositar tu amor en mí.
No sé qué hacer
con este insomnio,
con las sombras de los amigos caídos.
Pesada carga
la de tu cuerpo frágil.
Barrë e madhe, trupi yt i thyeshëm, del poemario Pikat AD, Prishtina: Rilindja, 2002.
Sueño… y de pronto Vlora
Era que estábamos en otro planeta
donde había leche y pan y carne
y ninguno de sus milicianos
Los albanos se la pasaban bien
recostados en la sombra
dando maromas en lugares públicos
haciendo el amor, maravilloso amor.
Era que… y de pronto Vlora que entra en el cuarto
“Papi, otra vez tiraron la puerta
son las dos de la mañana
son ellos, cuyo nombre no me atrevo ni a pronunciar”.
[Ëndrra… pastaj Vlora, del poemario Pikat AD, Prishtina: Rilindja, 2002.
La puta honorable
La conocí después de quién sabe cuántos vasos
esa noche,
la sangre no había sido secada aún en las calles,
mantenía la gente el olor
de la pesada tierra de las tumbas en sus fosas.
Recuerdo que era de cuerpo ágil
con ojos azules, tan azules…
Sé que le ofrecí un vaso de brandy
y ella me ofreció otro…
Al despertar, por la mañana,
nos separamos como amigos.
Recuerdo que bebimos brandy juntos
como camaradas en la adversidad.
Lavirja e denjë, from the volume Pikat AD, Prishtina: Rilindja, 2002, p. 32
Traducción de Alí Calderón
Azerbaiyán
Nezāmi-ye Ganjavi
(1141-1209)
Tan perfecto soy
en el arte mágico de la poesía
que soy llamado
«espejo del Invisible».
Traducción de Alí Calderón
India
Rabindranath Tagore
(1861-1941)
Cuando en un laberinto oscuro te encontré, perdida, en una noche sin luceros, fue mi deseo guiarte con mi linterna.
Mas tú no deseabas lo que yo.
Cuando te vi pasar por sobre el camino del insulto, echando a volar tus canciones a los cuatro vientos, fue mi deseo coronarte con flores frescas.
Mas tú no deseabas lo que yo.
Cuando tus servidores plañían amenazándote, el reclamo de un salario indebido, fue mi deseo ofrecerme a ti por nada.
Mas tú no deseabas lo que yo.
***
Amor, con tus últimos reflejos de tu gloria, has dado color a mis pensamientos y a mis sueños; has transfigurado mi vida para la belleza próxima de mi muerte.
Como el sol en el crepúsculo nos hace entrever un girón del paraíso, tú has tornado mi dolor en un éxtasis supremo.
Por tu magia, Amor, la vida y la muerte han llegado a ser para mí un mismo y vasto arrobamiento.
***
Con sus propio color quise trazar las palabras del amor, pero como están en el fondo de mi ser y nuestras lágrimas son pálidas… ¿Reconocerás, amada mía, estas palabras descoloridas?
Quise decir las palabras del amor con sus propia música, pero esa música sólo resuena en mi corazón y mis ojos están cargados de silencio.
¿Reconocerás, amada mía, estas palabras sin música?
***
Esta noche compuse una canción y tú no estabas conmigo.
Las palabras que en vano había buscado todo el día se musicalizaron en el seno de la paz nocturna; las encontré cuando las estrellas, una a una, se encendían y tú no estabas conmigo.
Esta mañana quise cantarte mi canción, mas si todavía recuerdo la música en cambio las rebeldes palabras se me escapan ¡cuando tú estás aquí!
Sujata Bhatt
(Ahmedabad, India, 1956)
Sherdi
The way I learned
to eat sugarcane in Sanosra:
I use my teeth
to tear the outer hard chaal
then, bite off strips
of the white fibrous heart
suck hard with my teeth, press down
and the juice spills out.
January mornings
the farmer cuts tender green sugar-cane
and brings it to our door.
Afternoons, when the elders are asleep
we sneak outside carrying the long smooth stalks.
The sun warms us, the dogs yawn,
our teeth grow strong
our jaws are numb,
for hours we suck out the russ, the juice
sticky all over our hand.
So tonight
when you tell me to use my teeth
to suck harder,harder
then, i smell sugar cane grass
in your hair
and imagine you’d like to be
sherdi sherdi out in the fields
the stalks sway
opening a path before us.
Sherdi
El modo en que aprendí
a comer caña de azúcar en Sanosra:
uso mis dientes
para pelar la dura chaal
luego, a mordidas arranco tiras
del blanco corazón fibroso
-chupo fuerte con los dientes, aprieto,
y se derrama el jugo.
En las mañanas de enero
el granjero corta tiernas y verdes cañas de azúcar
y las trae a nuestra puerta.
Por las tardes, cuando los mayores están dormidos
nos escabullimos afuera llevando las largas y suaves varas.
El sol calienta, los perros bostezan,
nuestros dientes se hacen fuertes,
nuestras quijadas están entumecidas;
pasamos horas chupando el russ, el pegajoso jugo
por toda la mano.
Por eso esta noche
cuando me dices que use mis dientes
para chupar duro, más duro,
me huele tu pelo
a caña de azúcar
y me imagino que te gustaría ser
shérdi shérdi allá en los campos
las cañas se mecen
y abren un sendero frente a nosotros.
Traducción de Carlos López Beltrán y Pedro Serrano
Irán
Omar Khayyam
(1048.1131)
Olvida que no alcanzaste la recompensa que acaso merecías.
Sé feliz. No te quejes.
No esperes nada.
Lo que ha de sucederte escrito está en el Libro
que, a su capricho, hojea el viento de la Eternidad.
*
¡Bebe vino! Largo tiempo has de dormir bajo la tierra sin mujer y sin amigo.
Escucha este secreto: los tulipanes marchitos no resucitan nunca.
*
Brinda al calor de la aurora
el vino de tu cáliz, rojo tulipán
primaveral. Brinda a la sonrisa
de un mancebo el vino rojo como sus labios.
Bebe y olvida
que el puño del Dolor habrá de golpearte pronto.
*
Me aconsejan: “¡No bebas más, Khayyám!”
Mas contesto: “cuando bebo escucho a las rosas,
jazmines y tulipanes. Cuando bebo escucho también
lo que no puede decirme mi bienamada”.
*
Amigo ¿en qué meditas? ¿En tus antepasados?
Polvo en el polvo. ¿En sus méritos?
Sonríe… Toma este cántaro y bebamos
escuchando serenamente el silencio del cosmos.
*
El alba ha cuajado de rosas la bóveda del cielo.
Por el aire se pierde el canto del último ruiseñor.
El perfume del vino, ahora, es más ligero.
¡Y pensar que en este instante hay insensatos
que sueñan con honores y glorias!
¡Cuán sedosos tus cabellos, bienamada!
*
El amor que no arrasa no es amor.
¿Brinda acaso un tizón el calor de una hoguera?
Día y noche, toda su vida entera,
el verdadero amante se consume
entre el dolor y el placer.
*
Para el sabio alegría y tristeza,
bondad y maldad son semejantes. Y todo
cuanto comenzó debe acabar. Medita, pues,
si debes alegrarte con la felicidad que llega
o desconsolarte con la pena súbita.
*
Cuando muera lavadme con el jugo de la vid,
que mi oración fúnebre sea el himno del vino.
Si queréis encontrarme el día del Juicio Final
buscadme en el polvo del umbral de la taberna.
*
Aunque el vino sea causa de escándalo
no pienso renunciar a él mientras esté con vida.
Ante los taberneros me asombro pues me digo:
¿qué podrían comprar mejor que lo que venden?
Traducción de Nuria Parés
Shakîr Wa’el
(1232-1260)
La soledad
es oír cómo se apagan las estrellas
sobre el firmamento en desorden de tu pelo.
Y la tristeza
un ventarrón vacío
que al amanecer se vuelve caricia.
***
Nada hay más superficial que una caricia, pero qué profundidades alcanza, como las huellas de las gaviotas en la arena
que la marea desliza hacia los fondos marinos.
Caricia es también tu mirada
la brisa de tus pensamientos
el jardín de tu pelo
tu manera de retirar el cuello
tus hombros de luna en sombra
tus pezones en la tormenta de tus vestidos
el oasis en reposo de tu ombligo
las riberas mayores y menores de tus labios
tus muslos fluviales
la pulpa frutal de tus rodillas
tus pies tus dedos tus uñas de colores
y tu sonrisa también que rompe el cielo.
***
Durante muchas noches
no verte
fue como estar ciego
el olor oscuro de los árboles
en mis sábanas
susurros de alborada
en las ventanas
la estrella polar helándose
en tu pubis
y la vida remota
como una cascada de hierro
porque tu silencio
llenaba mi silencio
ruidosamente
entre la gente.
Abū Ḥāmid Muḥammad ibn Muḥammad at-Tūsī al-Ghazālī
(1058-1111)
Mi silencio es el verbo que deseas,
¡Oh! escuchador de la oscuridad.
Shabestari
(1288-1340)
El «no-ser» es un espejo;
el mundo, la imagen reflejada en él;
y el hombre, como el ojo de esa imagen
en la que se oculta la Persona invisible.
***
Apura aquel vino cuya copa es
el rostro de la Amada,
y su vaso,
los ojos ebrios del bebedor.
Mohammad Shirin Maqrebi
(Tabriz, Irán, 1406)
Cuando el sol de tu cara
se manifestó,
aparecieron los átomos
de los dos mundos.
Cuando ese sol de tu cara
proyectó sombra,
de aquella penumbra apareció
cuanto existe en el universo.
Cada átomo inundado
por el sol de tu rostro,
amaneció brillando
como un nuevo sol.
Shams Langroodi
(Langrood, 1951)
No está mal
la guerra.
Yo fracasaré
Tú me conquistarás
***
Agitado…
Solo…
Inmenso…
Ojala no fuera un océano,
que siempre toca la orilla.
***
Paso por islas y océanos,
me siento al lado tuyo,
acaricio tus cabellos,
te hablo
y regreso
sin que me veas.
No te asombres si la ventana está abierta
y las muñecas se están riendo.
Traducción de Delaram Rahimi, y la revisión de Mijail Lamas
Abbas Saffari
(Yazd, Irán, 1951)
De las miles de mujeres
que mañana bajarán del tren
solo una es hermosa,
las demás son pasajeros
Alireza Roshan
(Teherán, 1977)
No soy tu destino
Pues soy una ciudad pequeñita en tu camino
Ven y pasa por mí
****
Si en lugar de esta montaña
fueras tú,
ya estaría contigo
***
Sólo tú entiendes
la soledad de un árbol solo
en un desierto
ya que has visto el bosque
Traducción de Delaram Rahimi, y la revisión de Mijail Lamas
Garous Abdolmalekian
(Teherán, 1980)
Alrededor de mi casa
él que piensa en la pared
es libre
él que piensa en la ventana
es triste
y él que busca la libertad
entre cuatro paredes
se sienta
se pone de pie
da unos pasos
se sienta
se pone de pie
da unos pasos
se sienta
se pone de pie
da unos pasos
se sienta
se pone de pie
da unos pasos
se sienta
se pone de pie
da unos…
¡Hasta tú te cansaste de este poema!
y él aun más
que se sienta
se pone de pie…
¡No!
se cayó
Collar
De la luna
ha quedado sólo una mancha en la ventana
De todas las aguas del mundo
unas gotas sobre tus mejillas
Y las fronteras han rayado tanto la pintura de Dios
que la sangre seca
ya es el nombre de un color
De los elefantes
collares en nuestros cuellos
De las ballenas
cenas elegantes en las mesas
Mañana
el hombre viene por las calles
y los árboles se esconden por el miedo
atrás de los pájaros
***
Me quería quedar,
pero fui.
Quería ir,
pero me quedé.
No fue importante ni ir ni quedarse
Lo importante fue que yo
no estuve
***
Cualquier melodía que hable de amor
es hermosa.
Quisiera ser la quinta sinfonía de Beethoven
o el timbre del teléfono que está en espera de escuchar tu voz
***
Qué más da,
yo me enamoro de ti
o tú te enamoras de mí.
Qué más da
de qué lado del cielo sale el arco iris
***
Me dijiste que te ame
y me fui a la calle.
El espacio del cuarto no era suficiente para volar.
***
Se mueve tu vestido al viento.
Esta es la única bandera que me gusta.
Traducción de Delaram Rahimi, y la revisión de Mijail Lamas
Pouria Alami
(Teherán, 1982)
Cuando se apaga el brillo de tus ojos, el té también se pondrá frío…
Cuando se cierren tus párpados, la luz y el color del sol se quedarán detrás de la ventana…
entra el frío en mí…
Cuando se mojen tus pestañas de lágrimas, me llegará la hora de sufrir, de atormentarme…
Si no me tratas bien, si me ignoras, si tus pestañas se mojan de lágrimas, si no me hablas, si se quedan cerrados tus párpados, si se apaga el brillo de tus ojos… mi mundo se volverá gris…
***
Pensaba que me querías. Pensaba que era el protagonista principal de tu historia. Más tarde me dije a mi mismo que quizás sea un personaje secundario o menor, pues no soy muy destacado, pero al menos mi presencia se ve en tu historia. Ahora me doy cuenta que esta historia tiene miles de personajes… y aquí es donde inicia el sufrimiento, ya que entre estos miles de nombres no está el mío… no hay nada mío…
***
Hay un hombre en el camino que no sabe si está yendo o regresando. Un hombre que es el mismo camino que te lleva y te trae de regreso. Hay un hombre en el camino que sabe que tú pasarás por él. Hay un hombre en el camino, esperando a una mujer… una mujer que no sabe que está pasando por el hombre.
***
Tu reino
el imperio de tu presencia
el territorio de tu cuerpo con el mío
tiene la frontera más larga del mundo
Para tener el honor de ser ciudadano de tu mirada
hay que pasar por las fronteras azules de tus ojos
hasta que el gobierno de tu corazón me entregue las llaves de oro de las
puertas de tu ciudad
Para entrar en tu territorio
hay que venir a tus ojos
hay que dar vueltas a tu alrededor
Si doy vueltas alrededor de ti
seré un turista
que ha explorado todo el mundo en un abrir y cerrar de ojos…
Traducción de Delaram Rahimi, y la revisión de Mijail Lamas
Macedonia
Venko Markovski
(1915-1988)
Fundidores
Han curvado sus cuerpos desnudos,
hirviendo sus pechos en rabia;
el mirar de una vida los oculta en la tumba,
¡juventud herida por el hambre maldita!
Día con día acarreando en sus hombros,
el bronce que arde fundido en los moldes.
Piel rasgada en heridas de fuego,
azotes ya derrumbados al sueño.
Quemándose vivos sin piedad de la lumbre,
deshaciendo sus cuerpos como la nieve,
combaten la noche por un trozo de pan
mientras en un lagrimear, les pasa la vida.
Y tendrán que fundir así,
derritiendo en rabia de la juventud,
parpadeando en medio del dolor,
¡heridos eternamente por el hambre maldita¡
El fuego
¡Ataquen, compatriotas,
por el brillo de un día soleado!
Al frente, un nuevo día;
detrás, la fuerte nación como árbol de Cornus.
Nación que arde en el fuego-
emerge la melancolía del tirano;
luchando por libertad-
¡una madre abriendo sus puertas al brillo!
Villas sangrantes cubiertas de humo,
manto de sangre que envuelve los pueblos…
resplandor en la frente del hombre…
¡armas sujetas por mozos y grandes!
Soldados que mueren con melodías,
el tirano maldito tornándose débil,
penetrando entre el humo y el fuego,
el brillo del mundo a la vista.
¡Ataquen, patria valiente!
¡El brillo del día por encima del yugo!
Al frente, un nuevo día;
detrás, la nación de los Cornus.
Triste gorrión
Triste gorrión cantando tristes melodías.
Un gorrión que canta, goteando melancolía
en bosques tristes; melancólicos otoños.
¿Acaso las llamas incendiaron su nido?
¿Existe una idea maldita en su preocupar,
un terrible pensar para mañana sufrir?
No han sido las llamas que destruyeron el nido,
ni una maldita idea en su preocupar,
ni un terrible pensar para mañana sufrir.
Es la adorable mujer quien lo hace penar.
Adorable dama provocando a las lágrimas hervir;
hirvientes lágrimas de eterno amor.
Tierra extranjera
Te ves como tú lo sabes.
No suspires.
¡Vuelve aquí!
¡Mi mente me preocupa,
mi casa está en llamas,
Stojan!
Mi cabeza pesa
y las piedras
en mi corazón descansan.
¡Y mi niño, mi hijo,
mi pequeño héroe,
en brazos míos!
Pasado el tiempo,
esa tierra extranjera,
me ha quemado vivo.
Estoy listo para el alba.
Cuento ya los días
desde el puerto.
No puedo respirar más,
ahogado en lágrimas…
¡por ti!
¡Ah, maldita sea la vida
que muere sin felicidad,
Stojan!
Te ves como tú lo sabes.
No suspires.
¡Vuelve aquí!
Traducción de Javier Gutiérrez Lozano
Nikola Madzirov
(1973)
He visto sueños
Yo he visto sueños que nadie recuerda
y llantos en tumbas equivocadas.
He visto abrazos en un avión que cae
y calles de arterias todas abiertas.
Yo vi volcanes más dormidos aún
que raíces de un árbol genealógico,
y vi también a un niño que no teme la lluvia.
Pero a mí no me vio nadie.
A mí nadie me vio.
Invisible
Algo sale de mí
denso como el humo de un fuego recién apagado,
lejano como una semilla arrojada al sol.
Mi rostro palidece
entre el vaho, sobre el espejo,
peso como una cortina que perpetuamente lucha
por alcanzar la alfombra con sus bordes gastados.
Sueño contigo aunque no te lo diga,
pierdo dimensión como si fuese una bandera
enrollada alrededor de un mástil inclinado.
Yo puedo convocarte sólo a través del tiempo,
pues él tiene cada vez menos quien lo capture.
Ojalá regresaras, junto a las mariposas,
dispuestas a no ser vistas jamás.
Las tinieblas también se encierran en sí mismas a escondidas.
El deseo de tocarte la frente cuando nadie mira
es más antiguo que el tiempo.
Despertar
En el momentáneo abrazo
hablo de la eternidad.
Las campanas envían su llamada en el viento
hasta las plumas donde descansamos
nuestros rostros dormidos.
Es muy temprano. El aire húmedo corre bajo
los puentes. Las nubes se separan al mínimo
contacto, los edificios, al paso de las golondrinas.
Los granjeros rezan para que deje de llover,
al tiempo, los árboles desisten de sus hojas
para que el cielo se haga todavía más grande.
Son suaves tus manos esta mañana y
suave es la flor de la rugosa almendra.
En la iglesia de al lado
llevan siglos hablando de un amor
que va a sobrevivirnos.
Involuntaria conquista del espacio
Cuando nos distanciemos
el contenido del aire cambiará,
el desconsuelo bajará inaudible
por fuera de los desagües
como la sombra de un lagarto asustado.
Cada despertar ajeno a nuestra cama
habrá de ser penado,
cada vez que el pecho se me expanda o se contraiga
será una conquista involuntaria del espacio.
La proximidad se escurrirá de nuestros dedos
lo mismo que una gota
del cuerpo de ese pez que acabamos de atrapar.
Aunque el sol y la luna se eclipsan al contacto,
siguen estando alejados, y todo
se hace noche, un falso adormecerse de las hojas,
las sombras, los animales salvajes.
Traducción de Yolanda Castaño y Marija Petrovska
Rusia
Anna Ajmátova
(1889-1966)
Voz de memoria
¿Qué ves, que observas sombríamente la pared
a la hora que en el cielo se alza el crepúsculo?
¿A la gaviota en el manto azul del agua,
o quizá los vastos jardines florentinos?
¿O al inmenso Parque Tsarkoe Selo,
donde un día se apareció el temor en tu sendero?
¿Qué ves en tus rodillas,
acaso al que abandonó a su esclavo a la muerte blanca?
—No. Yo observo sólo la pared:
en ella están las respuestas de los fuegos celestiales
a punto de extinguirse.
Aquí está la orilla del Mar del Norte
Aquí está la orilla del Mar del Norte,
la frontera de nuestros triunfos y fracasos:
ni la felicidad ni pena encuentro…
Y tú lloras y a mis pies te inclinas,
pero yo necesito más condenados:
prisioneros, deudores, esclavos.
Sólo con un inquebrantable, querida,
compartiré el pan y la sangre.
Traducción de Azalia López González
Glev Garbovskyi
(San Petersburgo, 1931)
А ночь мне шептала
А ночь мне шептала, что речка в тумане,
течение Жизни – есть Божия тайна…
А я себе думал: меня не обманешь –
течение жизни возникло случайно.
Меня научило той правде крамольной –
молчание Бога. Не козни науки.
И мне уже как бы не страшно, не больно
земле отдавать себя в хищные руки.
Но я ещё меряю землю шагами,
смотрю на цветы и небесные звёзды.
И разве мы, Господи, стали врагами?
Мы просто чужие. И врать себе поздно.
Мы просто не знаем друг друга. Нам ближе –
наплыв облаков, тишина листопада,
парящие птицы, намокшие крыши…
И с правдою тайна, живущая рядом.
Y la noche me susurraba
Y la noche me susurraba que el río estaba en la niebla,
Que la corriente de la Vida es el misterio de Dios.
Yo pensé: no me vas a engañar,
La corriente de la vida sucedió casualmente.
El silencio de Dios fue lo que me enseñó
Aquella verdad facciosa. No fueron las intrigas de la ciencia.
Ya no siento tanto miedo
Y a la tierra no le duele entregarse a las manos rapaces.
Pero aún mido la tierra,
Miro las flores y las estrellas del cielo.
Acaso nosotros, Dios mío, llegaremos a ser los enemigos?
Sólo somos ajenos. Y ya es tarde de mentirnos a nosotros mismos.
Simplemente no nos conocemos. Para nosotros son más cercanas
La afluencia de las nubes, el silencio de la caída de las hojas,
Los pájaros volantes, los techos empapados,
Y la verdad: el secreto vive al lado.
Свобода
Нас свобода застала врасплох.
Этот час был не так уж и плох.
…Побрели мы по новой дороге,
окуная в грядущее ноги.
Шелестели о счастье слова,
только всяк их расслышал едва…
Укусила свобода, как пёс,—
до кости, до витийства, до слез!
…То ли вплавь от нее, то ли вброд.
И хмелел суицидный народ.
La libertad
La libertad nos tomó desapercibidos,
Aquel tiempo no estuvo tan mal.
…Nos arrastramos por el nuevo camino,
Zambuyendo los pies en el porvenir.
Susurraban entonces las palabras de felicidad,
Sólo que no cualquiera las llegó a oir…
La soledad mordió como un perro
Hasta los huevos, hasta la grandilocuencia, hasta las lágrimas!
…Es mejor ir a ella a nado o es mejor – por el video…
Y se estaba emborrachando la gente suicida.
Мне кажется, что я любил
Мне кажется, что я любил
когда-то нечто — и недаром! –
и за кипящей в сердце пыл
наказан был хмельным угаром.
… Я вижу давние поля,
во ржи — прохладную тропинку,
и ты, колосья шевеля,
уходишь резво по суглинку.
И синий в крапинку платок,
как василёк во ржи, трепещет —
и в жилах кровь, как кипяток,
во мне дымит из ран и трещин.
1997 г.
Me parece que yo amaba
Me parece que yo amaba
Algo en cierto tiempo y no en vano!-
Y por el ardor ardiente en el corazón
Fui castigado con la embriaguez.
…Yo veo los campos antiguos,
En el centeno- el sendero fresco,
Y tú, moviendo las espigas,
Te vas con la vivacidad por la tierra arcillosa.
El pañuelo azúl mosqueado,
Como el aciano en el centeno, se estremece-
Y en las venas, la sangre, como agua hervida,
Se ahuma en mi de las heridas y de las grietas.
День растаял, словно сахар
День растаял, словно сахар,
в серой сетке дождевой.
В сердце нет ни капли страха, –
только кровь…
Я вновь живой!
Подползает осторожно
к дому вкрадчивый туман.
…Помечтать, подумать можно,
взвесить радость и дурман.
Куры маются в сарае.
В дреме кот упал с крыльца.
Кто-то жалобно играет
на гармони без конца.
Хорошо, что есть мгновенья:
к тишине прикосновенья…
Что доступно тем, кто хочет, –
созерцанье новой ночи.
Что – как лампы в небе –
просто
можно видеть людям
звезды!
El día se derritió como el azúcar
El día se derritió como el azúcar
En la red gris de la lluvia.
En el corazón no hay gota del miedo
Sólo la sangre…
De nuevo estoy vivo!
La niebla insinuadora se arrastra con precaución hacia la casa
…Se puede soñar, se puede pensar,
Medir la felicidad y el opio.
Las gallinas se atormentan en la leñera,
Por la somnolencia el gato cayó por la escala.
Alguien con lástima está tocando el acordeón cromático sin fín.
Lo bueno es que hay momentos:
de contacto con el silencio…
y acceso a la contemplación de la noche nueva
Para los que quieran.
Hay momentos en que la gente puede ver las estrellas
Lámparas en el cielo!
Ещё живу… Но разлюбил себя
Ещё живу… Но разлюбил себя.
А разве жить возможно, не любя
свой мозг? Свой скарб?
Или — свои глаза?
Теперь в них только жалкая слеза.
Еще дышу… Но — тяжко,
с хрипотцой.
Не трогают ни Ким, ни Виктор Цой.
Лишь иногда громоподобный Бах
зажжёт на миг улыбку на губах.
1996 г.
Aún vivo.. Pero dejé de amarme
Aún vivo… pero dejé de amarme.
Quizá es posible vivir sin amar
Tu cerebro? Tus trastos?
tus ojos?
Ahora hay en ellos sólo lamentables lágrimas.
Aún respiro… pesado, con la ronquera.
Ya no me conmueven ni Kim, ni Victor Tsoy.
Sólo a veces Bach
Prende un momento la sonrisa en mis labios.
1996
Traducción de Elmira Khamatova
Joseph Brodsky
(1940-1996)
Elegía a Leningrado
I
Quisiera vivir en una ciudad donde el río
surge debajo del puente, como una mano de la manga
que desembocara en el golfo abriendo los dedos
igual que Chopin quien jamás mostró su puño a nadie.
En una ciudad así, habría una ópera en la que un viejo tenor
puntualmente cantaría en las tardes el aria de María;
en la que el tirano aplaudiría desde su palco y yo
en la platea, entre dientes murmuraría con odio :“animal”.
Habría en esa ciudad un yatch club y un equipo de fútbol.
La ausencia de humo en las chimeneas de las fábricas
sería señal de que es domingo.
Yo uniría mi voz al aullido general,
allá donde el pie continúa lo que empezó la cabeza.
De todas las reglas del código de Hamurabi
el penalti y el corner son las más importantes.
II
Habría en la ciudad una biblioteca y en sus salas desiertas
repasaría páginas de libros, con tal número de comas
como la diaria cantidad callejera de palabras obscenas
que no penetran los versos ni mucho menos los periódicos.
Podría ver la enorme estación destrozada por la guerra,
con una fachada más hermosa que el mundo afuera.
En esa ciudad, al ver una palma verde en la vitrina
de la agencia de viajes,
se despertaría el mono latente en mi interior
y, cuando el invierno envolviera al barrio
con su áspero lienzo blanco,
me aburriría en el museo Hermitage, donde cada óleo,
sobre todo los de Ingres y David,
semejarían una mancha entrañable sobre la pared.
En los crepúsculos espiaría desde la ventana
a las hordas de automóviles bramando y pasando
al lado de las esbeltas columnas desnudas
que muestran su peinado dórico, impasibles
desde la blancura del frontispicio del tribunal.
III
Estaría allí en aquel café donde venden deliciosos helados,
y cuando alguien comentara, qué necesidad hay del siglo XX
si ya tuvimos al diecinueve, vería como las miradas de los colegas
por un momento se detendrían en el tenedor o el cuchillo.
Debería verse allá, cierta calle con dos hileras de árboles,
el portal con el torso de la ninfa y otros embelecos
y habría en la sala un retrato que mostraría
cual fue el aspecto de la anfitriona en su juventud.
Escucharía atento a la voz que iría relatando
asuntos sin ninguna relación con la cena,
a la luz de los candelabros.
El fuego en la chimenea proyectaría
destellos y sombras violetas sobre el traje verde.
Pero al final se apagaría.
El tiempo que pasa a diferencia del agua
es horizontal de martes a miércoles,
allá en la penumbra suavizaría las arrugas
y desvanecería las propias huellas.
IV
En esa ciudad existirían monumentos, reconocería los nombres,
no sólo de los jinetes de bronce que estamparon sus plantas
en los estribos de la historia, imponiéndolas a otros cuadrúpedos,
vería sus marcas impresas en los habitantes de la ciudad.
Con el cigarrillo pegado de los labios regresaría
a mi casa por las calles a media noche, como un gitano
adivinaría la suerte en las grietas del asfalto
y en las palmas de la mano extendida.
Y cuando al final me detuvieran acusado de espionaje,
actividad subversiva, vagabundeo y menage à trois
rodeado por la horda que apuntaría con los dedos,
gritando enfurecida: -¡no es de los nuestros!-
íntimamente feliz, me diría en silencio
mira, es tu oportunidad de saber como se ve desde adentro
aquello que por mucho tiempo viste desde fuera;
no olvides los detalles cuando grites “¡Vive la Patrie!
Odiseo se dirige a Telémaco
Telémaco hijo,
La guerra de Troya ha terminado.
Quién fue el vencedor, no lo recuerdo.
Tal vez los griegos, es costumbre suya
arrojar tantos cadáveres fuera de sus casas…
Y a pesar de todo tan largo resultó el camino a casa,
como si durante nuestra ausencia
Poseidón hubiera prolongado el regreso.
No sé dónde estoy, ni qué hay al frente.
En esta isla asediada por la desidia,
por el rastrojo, por los muros sin concluir y por el gruñido
de los cerdos; hay una princesa y un jardín desolado,
no veo más que piedras y vegetación.
Amado Telémaco, todas las islas se parecen
al final de tantos viajes y la mente
se extravía contemplando a las olas,
los ojos, agobiados por el horizonte,
se llenan de lágrimas.
No recuerdo qué pasó después de la guerra,
ni cuántos años tienes ahora.
Crece Telémaco, querido,
sólo los dioses saben si habremos de vernos.
Ya no eres el niño de entonces,
¿recuerdas que me veías enfrentar a los toros?
Si no hubiera sido por Palamedas, estaríamos juntos.
Pero acaso tenía razón, sin mí
te has librado del complejo de Edipo,
y tus sueños no serán retorcidos.
Ingresé a la celda en lugar del salvaje animal,
consumí mi tiempo y atravesé la histeria en una barraca,
viví junto al mar, aposté al azar,
vestido de frac cené con quien resultaría un traidor.
Desde la altura de un glaciar avizoré medio mundo,
tres veces naufragué, dos veces fui cortado.
Abandoné al país donde me alimentaron.
Con los que me olvidaron se poblaría una ciudad.
Me fui errante por las estepas llenas de los ecos de Atila,
estaba vestido con lo que siempre pasaba de moda,
sembré centeno y me protegía con encerado para embalajes.
Y lo único que no bebí fue agua seca.
Admití en mis sueños la negra pupila del centinela,
sin perder una migaja devoré el pan del destierro.
Mis cuerdas vocales emitieron todos los sonidos, más allá del aullido,
modulé después el susurro.
He cumplido cuarenta años.
¿Qué debo decir sobre la vida? que resultó dilatada.
Sólo siento solidaridad con el dolor.
Pero mientras no tapen mi boca con barro,
lo único que tendré serán palabras agradecidas.
24 de mayo de 1980
Ahora que sé tanto de mi vida,
de las ciudades, de las prisiones y de las habitaciones
donde perdía la razón, sin volverme loco.
acerca de los mares en los que
me ahogaba y sobre aquellos
a quienes al final no retuve entre mis brazos,…
Ahora hubieses podido decir, suspirando:
“La suerte fue generosa con él”
y los sentados junto a la mesa
asentirían en silencio.
Cómo saberlo, es posible que tengas razón,
haz de agregar a mis otras virtudes: la presbicia.
Entonces, hace tantos años cuando jugábamos
en la acera cerca de la sala de cine
¿quién hubiera podido imaginar la distancia
que habría de abrirse,
más insalvable que la que queda
entre la cara o el sello de la moneda?
Nadie. El trivial gesto de despedida
con las manos, al final de la calle
se convirtió en primer signo de la ausencia:
por estas tierras forasteras el aire
recuerda con mucha frecuencia a una hoja de papel.
Y la lluvia arroja una sombra sobre las huellas.
Quién sabe, es posible que ahora
cuando escribo estas líneas, sentado
en una pequeña ciudad de ladrillos
en el centro de Norteamérica, tú camines
a lo largo de un edificio color mostaza
entre cuyas húmedas paredes
se consume una generación más
apretujándose en la mancha frambuesa,
gris y parda de un hemisferio clandestino.
En resumen: no pasó lo peor.
Lo peor sucede solamente
en las novelas y a los que son mejores que nosotros,
tanto, que los pierdes en el momento de verlos
y los ecos de sus tragedias
se confunden con el canto del huso.
Como el sonido de un aeroplano distante
con el zumbido de una abeja atrapada entre los pétalos.
Y no habremos de vernos, porque
físicamente hemos cambiado tanto.
De habernos encontrado, no seríamos nosotros,
sino aquello que hicieron con nuestra carne
los años que sólo tuvieron compasión de nuestros huesos,
y el perro no reconocería al recién llegado
ni por el olor ni por la cicatriz.
¿Dices que ha sido generosa la vida? Ah… sí,
las olas del mar son generosas con los troncos.
Pues bien, quien no se lamenta por la suerte
no es digno de ella. Pero si el tiempo
reconoce al final sus trabajos
en la nebulosidad de los recuerdos,
entonces, pienso que tu rostro
puede adornar perfectamente
un monumento de bronce, o en el fondo del bolsillo
servir de relieve para una moneda sin gastar.
1984
Es una alameda con estatuas de greda endurecida
parecidas a árboles talados.
A muchas las conocía. A otras
las veo por vez primera. Por lo visto son los dioses
de los ríos y los bosques locales, centinelas del silencio,
o coágulos de ajenas evocaciones indescifrables
para mí.
En cuanto a las figuras femeninas, las ninfas, etc.
ellas
se ven inacabadas igual que pensamientos;
cada una intenta mantener
incluso aquí, en el futuro que ha llegado, la condición
de invitadas.
La ardilla no saltará y no atravesará los senderos.
No se escuchan los pájaros y mucho menos un automóvil:
el futuro es apenas la panacea para aquello
que tiene tendencia a repetirse.
Y sobre el cielo, esparcidos como prendas de un solterón
los nubarrones vueltos al revés
y aplanchados. Huele a coníferas
a la punzante materia de los sitios poco conocidos.
Las esculturas se yerguen en la oscuridad, las cubre de sombra
su compañía mutua, por la indiferencia
hacia ellas del paisaje circundante.
Si alguna de ellas hablara y tú
probablemente aspirarías el aire antes que estremecerte
al haber escuchado voces familiares, al haber escuchado
algo como: “el niño no es tuyo”
o “declaré contra él, pero fue por temor
y no por celos” –;los minúsculos secretos de hace veinte
años, de los corazones ciegos
poseídos por la absurda inclinación al poder
sobre sus semejantes, incapaces de darse cuenta
de la tautología. Los mejores de ellos
fueron víctimas y verdugos.
Está bien que recuerdos ajenos
se mezclen en los tuyos. Está bien que
algunas de estas figuras te parezcan
extrañas. Su presencia insinúa
otros acontecimientos, otra variante del destino
tal vez no la mejor, pero es evidente
que fue aquella que se te escapó. Esto libera
no sólo la imaginación, también a la memoria
y por mucho tiempo, si no es que para siempre. Saber,
que te engañaron, que por completo
se olvidaron de ti, o que al contrario
te odiaron desde entonces; es extremadamente
desagradable. Pero imaginarte
el centro, aunque sea de un universo sin gracia
resulta insoportable y obsceno.
Como soy un esporádico y
posiblemente el único visitante
de estos sitios, entonces pienso
que tengo derecho de describir sin maquillajes
lo visto. Aquí está nuestra pequeña Valhalla,
nuestra propiedad completamente abandonada
al tiempo, con un puñado de almas muertas
con campos donde una hoz filosa
no se sentirá a sus anchas
y donde los copos de nieve lentamente giran en círculos
como ejemplo de comportamiento en el vacío.
Aquella tarde junto a nuestro fuego
apareció un corcel negro.
Nunca vi nada más negro,
como de carbón eran sus patas.
Era negro como la noche o el vacío.
Era negro desde la crin hasta la cola
pero de otra manera era negro
su lomo que no conocía la montura.
Estaba inmóvil como si durmiera.
Sus cascos negros infundían miedo.
Era negro y no sentía las sombras.
Tan negro que nada lo sobrepasaba
tan negro como tiniebla de medianoche.
Tan negro como una aguja dentro de sí.
Tan negro como los árboles dentro del horizonte,
como el lugar de las costillas en el pecho
como un hueco en la tierra, como un grano.
Yo imaginaba que así de negro era nuestro interior.
Pero de todos modos se iba haciendo más oscuro.
Era apenas la medianoche en el reloj.
No se adelantaba un paso hasta nosotros.
En sus fauces había una tiniebla sin fondo.
Su lomo apenas sí era visible.
Y no quedaba una mancha luminosa
sus ojos resplandecían como una afrenta.
Y eran más terribles sus pupilas.
Como si fuera el negativo de alguien.
¿Por qué detuvo su carrera?
¿Y se quedó con nosotros hasta la madrugada?
¿Por qué no se separó de la hoguera?
¿Por qué respiraba un aire de tinieblas?
¿Para qué despedían sus ojos una oscuridad tan espesa?
Él acechaba a un jinete entre nosotros.
1962
Cantares de estos tiempos
El hombre va a las ruinas una y otra vez,
él estuvo aquí ayer y anteayer
y regresará mañana,
las ruinas lo atraen.
Él habla:
Poco a poco,
poco a poco aprenderás tantas cosas, muchas,
aprenderás a elegir en el montón de escombros
un reloj despertador y los lomos quemados de los albumes,
te acostumbrarás
a llegar por estos lados cada día,
te acostumbrarás a saber que las ruinas existen,
convivirás con este pensamiento.
A veces da la impresión y esto es necesario:
a veces da la impresión que lo aprendiste todo,
y hablas ahora sin esfuerzo
en la calle con un niño desconocido
y lo explicas todo. Esto también es necesario.
El hombre regresa a las ruinas,
cuando desea amar otra vez,
cuando da cuerda a su despertador.
A las personas normales jamás nos pasaría por la cabeza, que uno pueda volver a casa y hallar ruinas donde estaba el hogar: No podemos imaginar que sea posible perder los brazos y las piernas en un accidente del tren o del tranvía: Nos enteramos de todo esto… ¡Gracias a Dios!… a través de penosos rumores, pero es este el porcentaje convenido de infelicidad, esta es la rosa de las desgracias.
El hombre llega a las ruinas otra vez,
por largo tiempo escarba con un palo entre
los mohosos cortinajes y los escombros,
se inclina, se levanta y mira.
Alguien construye las casas,
alguien las destruirá, alguien las levantará otra vez, la profusión de ciudades a todos nos infunde optimismo. El hombre de entre las ruinas alzó algo y se quedó contemplando. Seres así no tienen la costumbre de llorar. Inclusive convidados… gracias a Dios, a las casas de sus conocidos, miran las fotos de los álbumes y dicen con reproche: “En los tiempos que corren, no vale la pena guardar fotografías”
Se pueden levantar muchas edificaciones que serán destruidas igualmente y erigirlas de nuevo.
Nada hay más terrible que las ruinas del corazón,
nada hay más sobrecogedor que las ruinas,
sobre las que cae la lluvia y al lado de las que pasan
los automóviles último modelo,
por las que deambulan como fantasmas
personas con el corazón destrozado y niños con boinas,
no hay nada más terrible que las ruinas
que dejan de parecer una metáfora
y son lo que alguna vez fueron:
la casa.
1961
La estrella de Navidad
En una época fría, en un lugar más acostumbrado al calor sofocante
que al frío, a la llanura más que a la montaña,
en una gruta nació el niño para salvar al mundo;
el viento soplaba en el desierto como es frecuente en invierno.
Todo le parecía enorme al niño: los pechos de la madre, el vaho amarillo
que salía de las narices del buey, los reyes magos: Melchor, Gaspar y
Baltasar; los regalos que llevaban.
El niño era apenas un punto lo mismo que la tierra.
Atentamente, sin parpadear, atravesando las nubes escasas,
sobre el niño del pesebre, desde muy lejos
desde las profundidades del universo, desde su otro extremo,
una estrella contemplaba la gruta. Esta era la mirada del Padre.
24 de diciembre de 1987
Traducción de Rubén Darío Flórez Arcila
Vera Pavlova
(Moscú, 1963)
(зимой – животное)
зимой – животное
весной – растение
летом – насекомое
осенью – птица
все остальное время я женщина
(En el invierno un animal)
En el invierno- un animal
En la primavera- una planta
En el otoño- un ave
El resto del tiempo soy una mujer
(Глаза мои)
Глаза мои
почему вы грустные
я же веселая
слова мои
почему вы грубые
я же нежная
дела мои
почему вы глупи
я же умная
друзья мои
почему вы мертвые
я же сильная
(Ojos míos)
Ojos míos
por qué están tristes
a pesar de que me siento alegre
palabras mías
por qué son tan ásperas
a pesar de que soy tierna
actos míos
por qué son tan estúpidos
a pesar de que soy inteligente
amigos míos
por qué están agotados
a pesar de que soy fuerte
(Юная спит так)
юная спит так
будто кому-то снится
взрослая спит так
будто завтра война
старая спит так
будто дастаточно притвориться
мертвой и смерть пройдет
дальней околицей сна
(La joven duerme así)
la joven duerme así
como si alguien estuviese soñándola
la mujer duerme así
como si mañana fuese a estallar una guerra
la anciana duerme así
como si bastara fingirse muerta
lo muerto y la muerte pasan
más allá del sueño
(Tак полно)
Tак полно
Чувствую твою плоть
во мне,
что вовсе
не чувствую твою плоть
на мне.
Или ты весь
во мне,
вещь-во-мне?
Или ты весь
вовне
и кажешься мне?
(Plena)
Plena
siento tu carne
tan dentro de mí,
que ya no la siento
sobre mí
en absoluto.
¿Acaso estás todo tú
dentro de mí?,
¿objeto-en-mí?
¿O estás
fuera
y sólo te imaginé?
Traducción de Valeria Guzmán
Andrei Rodionov
(Mytishchi, 1971)
Versos sobre las Pussy Riot
Enmascaradas, las chicas, cantaron en el coro de la iglesia
Madre de dios, echa fuera a Putin
En casa de Nadezhda Tolokonnikova, lloró un niño
Y Dostoievsky no decidió que él llorara
la iglesia fue terrible como una misa-punk
Y fueron llevadas a prisión
vestidas hermosamente como hijas del zar
nadie puede ver lágrimas bajo las máscaras
aunque todos lloraron en silencio, el aullido fue tremendo
Y sólo a lo lejos. en un muro del kremlin
Asociado a los secretos,
A los que Fedor Mijailich miraba con aprobación, Putin lloró.
Стихи о Pussy Riot
Девочки пели в масках в церковном хоре
Богородица выгони путина вон
у Надежды Толоконниковой плакал ребенок
а Достоевский не велел, чтобы плакал он
и храм был страшен как панк-молебен
и их тогда отвели в тюрьму
красиво одетых нежных царевен
под масками слез не видать никому
все плакали тихо, но вой был жуток
и лишь далеко в кирпичном кремле
причастный к тайнам, плакал путин
на что Федор Михалыч как раз положительно смотрел
Traducción de Indira Díaz
Tayikistán
Abu Abdollah Djafar Rudakí Samarcandí
(Rudak, Tayikistán, +940)
Vive felizmente con las de ojos negros
que el mundo no es nada más que viento y fábula.
Alégrate de lo que has conseguido
y no recuerdes el pasado.
Para mí aquel rizado y perfumado cabello,
para mí aquella cara de luna que es de raza de ángeles.
Afortunado es el que utiliza y obsequia,
desafortunado el que no utiliza y ni ofrenda.
Este mundo de anhelo es como el viento y la nube,
acerca el vino, ¡pase lo que pase!
Turquía
Ataol Behramoğlu
(Çatalca Estambul, 1942)
Lo que perdí entre las lilas
¡Oh, aquellas tardes de primavera tan hermosas
llenarse de gozo más allá de los sucesos
día tras día lejos del horizonte como apariencia
El olor riguroso de las lilas en este territorio
Tocaba la mandolina con la locura de la noche
Y tú, mi ninfa de las fábulas de niño
Amor de mis primeros sueños, sempiterno
Qué decoro, purifica tu ensueño
Después del arribo de un barco, un silbato
Un venerable abandono en las calles
Oh, amada y grande soledad
¿Dónde estás?
Hay algo perdido entre las lilas
No tan grácil como las viejas memorias
No habrá lugar tan hermoso ya para rancias apariencias
No, entre los dioses no.
Traducción de Sergio Badilla Castillo