El Seny i la Rauxa: Dossier de poesía catalana

Presentamos el siguiente dossier de poesía catalana, que abre con Ausiàs March (1397-1459), acaso el mayor poeta del Siglo XV, y quien convoca esta reunió de poetes catalans nacidos en el Siglo XX. Cada versión está signada por su correspondiente traductor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ausiàs March

(Benirajó, 1397- Valencia, 1459)

 

 

 

 

 

 

 

 

            XXIX

 

 

Sí com lo taur     se’n va fuyt pel desert

quant és sobrat     per son semblant qui·l força,

ne torna may     fins ha cobrada força

per destuir     aquell qui l’ha desert,

tot enaxí·m     cové lunyar de vós,

car vostre gest     mon esforç ha confús;

no tornaré     fins del tot haja fus

la gran pahor     qui· toll ser delitós.

 

 

 

 

 

            XXIX

 

 

Así como el toro huye por el desierto

al ser superado por su semejante que lo fuerza,

no vuelve ya hasta tener la suficiente fuerza

para destruir a aquel que lo ha perjudicado,

así pues, a mí me conviene huir de vos,

pues vuestro gesto mi esfuerzo ha confundido;

no volveré hasta que del todo se haya esfumado

el gran pavor que me impide ser dichoso.

 

 

 

 

 

            LXXX

 

 

Tot laurador     és pagat del jornal,

e l’advocat    qui pert lo guanyat plet.

Yo, per servir     Amor, romanch desfet

de tot quant he,     que servir no me’n cal;

he fet senyor     del seny a mon voler,

vehen Amor     de mon seny mal servit;

rapaç l’é fet     e Déu a part jaquit,

e són setz·anys     que lo guardó esper.

 

Amor, Amor,     poch és vostre poder

per altre hom     com yo fer tant amar;

anau, anau     vostres armes provar

en contra·quell     qui vostre no vol ser!

 

 

 

 

 

LXXX

 

 

A todo labrador se le paga el jornal,

y al abogado que pierde el pleito ganado.

Yo, por servir a Amor, quedo despojado

de todo cuanto tengo, que no me falta servir;

he hecho señor del juicio a mi querer,

al ver a Amor por mi juicio mal servido;

rapaz lo he hecho, y Dios dejado aparte,

y son dieciséis años que espero el galardón.

 

Amor, Amor, poco es vuestro poder

para hacer amar a otro tanto como yo;

¡andad, andad a probar vuestras armas

en contra de aquel que no quiere ser vuestro!

 

 

 

 

            LXXXI

 

 

Axí com cell     qui·s veu prop de la mort,

corrent mal temps,     perillant en la mar,

e veu lo loch     on se pot restaurar

e no y ateny     per sa malvada sort,

ne pren a me,     qui vaig affanys passant,

e veig a vós     bastant mos mals delir.

Desesperat     de mos desigs complir,

iré pel món     vostr·ergull recitant.

 

 

 

 

            LXXXI

 

 

Así como aquel que se ve cerca de la muerte,

corriendo mal tiempo, peligrando en el mar,

y ve el lugar en que puede salvarse,

mas no lo alcanza por su malvada suerte,

me ocurre a mí, que voy pasando afanes

y veo que bastáis para aliviar mis males.

Desesperado por cumplir mis deseos,

iré por el mundo recitando vuestro orgullo.

 

 

 

 

            LXXXII

 

 

Quant plau a Déu     que la fusta perequa,

en segur port     romp àncores y ormeig,

e de poch mal     a molt hom morir veig:

null hom és cert     d’algun fet com fenesqua.

L’ome sabent     no té pus avantatge

sinó que·l pech     sol menys fets avenir.

L’esperiment     y ells juhís veig fallir;

Fortuna y Cas     les torben llur usatge.

 

 

 

 

            LXXXII

 

 

Cuando le place a Dios que la nave perezca,

en puerto seguro rompe áncoras y jarcia,

y de poco mal veo morir a muchos:

nadie es cierto de cómo termine algún hecho.

El sabio no tiene mayor ventaja,

sino que el necio suele atinar menos hechos.

Veo fallar a la experiencia y al juicio;

Fortuna y Azar les turban sus costumbres.

 

 

 

 

 

            LXXXIII

 

 

Si co·l malalt     qui lonch temps ha que jau

e vol hun jorn     esforçar-se llevar,

e sa virtut     no li pot molt aydar,

ans, llevat dret,     soptament, plegat, cau,

ne pren a mi,     que m’esforç contr·Amor

e vull seguir     tot ço que mon seny vol;

complir no u pusch,     perquè la força·m tol

un mal estrem     atraçat per Amor.

 

 

 

 

 

            LXXXIII

 

 

Así como al enfermo que ha mucho tiempo yace

y un día quiere esforzarse en levantarse,

y no puede su virtud mucho ayudarlo,

antes, puesto en pie, súbitamente, cae doblado,

me ocurre a mí, que me esfuerzo contra Amor

y quiero seguir todo lo que mi juicio quiere;

no puedo cumplirlo, porque me quita la fuerza

un mal extremo causado por Amor.

 

 

 

 

 

 

 

     LXXXVI

 

 

Si·m demanau     lo greu turment que pas,

és pas tan fort     que·m lleva·l dir què pas,

y és d’admirar,     passant, com no·m trespasse

ingratiut,     portant-me·l contrapàs.

May retrauré     de vostr·amor un pas,

puix en seguir     a vós, honesta, medre;

y si rahó     me fa contrast, desmedre,

y és-me lo món,     sens vós, present escàs.

Passe, penant,     un riu de mort lo dia,

y en ser per vós,     me dol fer curta via.

 

 

 

 

 

            LXXXVI

 

 

Si me preguntáis el gran tormento que paso,

pasa tan fuerte, que me impide decir qué paso,

y es de admirarse, pasándolo, que no me traspase

la ingratitud, llevándome el contrapaso.

No retraeré jamás de vuestro amor un paso,

pues en seguiros, honesta, medro;

mas si me hace contraste la razón, desmedro,

y me es el mundo, sin vos, un don escaso.

Paso, penando, un río de muerte, el día,

y en ser por vos, me duele hacer corto camino.

 

 

 

 

 

 

Traducciones de Juan Carlos Cabrera Pons (San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 1986), revisadas junto a Lola Badia, especialista en March.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Montserrat Abelló

(1918-2014)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aquest és el millor moment

 

 

 

 

Aquest és el millor moment

del dia, quan la

casa ja dorm. I

 

jo estic sola.

Aquest és el millor

moment, quan la nit

 

ve i estem sols;

però tu no ho voldries.

I em pregunto si

 

tens por de la fosca

o d’estar ajagut vora meu

amb els ulls oberts.

 

 

 

 

 

 

Este es el mejor momento

 

 

Este es el mejor momento

del día, cuando la

casa ya duerme. Y

 

yo estoy sola.

Este es el mejor

momento, cuando la noche

 

llega y estamos solos;

pero tú no lo querrías.

Y me pregunto si

 

temes la oscuridad

o estar tendido junto a mí

con los ojos abiertos.

 

 

 

 

Dins l’esfera del temps

 

 

 

Dins l’esfera del temps

contemplo sempre la mateixa imatge

que esquiva de mi se’m perd

entre fulls de quaderns inacabats,

on un i un altre cop hi veig escrit

el meu amor de tu.

 

Tu que no t’has volgut lliurar

mai al plaer dels mots, i t’has

endinsat en el silenci.

 

 

 

 

 

 

Dentro de la esfera del tiempo

 

 

Dentro de la esfera del tiempo

contemplo siempre la misma imagen

que, esquiva de mí, se me pierde

entre hojas de cuadernos inacabados,

donde una y otra vez veo escrito

mi amor por ti.

 

Tú, que no has querido entregarte

jamás al placer de las palabras, y te has

adentrado en el silencio.

 

 

 

 

Vine, et vull veure

 

 

Vine, et vull veure

davant meu.

No como pretenies

sinó tal com ets.

 

Ja res no desfarà

aquesta imatge perfeta,

que ha quedat clavada

en mi.

 

I d’allò que tant

volies que fos,

ja no me’n queda ni

el més lleu record.

 

I ara se’m fa més dolça

la certesa

que aquell altre tenir-te

a prop de contracor.

 

 

 

 

 

 

Ven, quiero verte

 

 

Ven, quiero verte

frente a mí.

No como pretendías

sino tal como eres.

 

Ya nada disolverá

esta imagen perfecta

que ha quedado clavada

en mí.

 

Y de eso que tanto

querías que fuera,

ya no me queda ni

el más leve recuerdo.

 

Y ahora se me hace más dulce

la certeza

que aquel otro tenerte

cerca a desgrado.

 

 

 

Desaparecida recientemente. Además de poeta, fue traductora. En 2002, recopiló  su obra en el volumen Al cor de les paraules. Las versiones de los poemas que aquí presentamos son de Mireia Bofill Abelló y la propia autora.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Miquel Martí i Pol

(1929-2003)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

He heredado la esperanza

(Este poema da nombre a un libro (1963-1967) y fue emblemático en un tiempo de lucha y pesadumbres para nuestro país).

 

 

 

 

 

 

 

He heredado la esperanza de los abuelos

y la paciencia de los padres.

 

Y de los dos, las palabras

de la cuales ahora me sirvo

para hablaros.

 

Me han dicho que el nacimiento me da derechos

inviolables.

Pero yo soy miedoso y siempre me siento

un poco alicorto y solitario.

 

Vivo en un pueblo pequeño,

en un país pequeño

y, sin embargo, quiero que quede bien claro

que esto que escribo lo escribo para todo el mundo,

y que para mí es como si el mundo entero

girase en torno al eje de mis poemas.

 

Deambulo a solas por las calles en silencio

y cada atardecer escucho el canto de las sirenas

desde la azotea de mi casa.

 

 

 

 

 

Tu soledad

 

 

En tanto puedas, pues, no malbarates

tu soledad dedicándola a una absurda

búsqueda de la nada ni te persigas

tozudamente por corredores oscuros,

atemorizado por la luz de los preceptos.

Sal a pleno sol y fíjate

en cosas duras. Piensa

que el juego desmesurado de las palabras

no te servirá de nada si no lo apoyas

sobre aquello que te envuelve. Hay las piedras

y los árboles y la gente y tantas cosas

que puedes tocar con las manos! Que no te des cuenta

algún día, con espanto, que los años te pasan

y te mueves sólo entorno de tu sombra.

 

 

 

 

 

 

Ahora te pienso

 

 

 

Ahora te pienso ―tan lejos!―

y te invento una pose

expectante para que me llenes

este vacío de la tarde.

Cada palabra es un mundo

con ríos y mares y pueblos,

o un cristal quebradizo,

o una habitación en silencio.

¡Que lento es el paso del tiempo!

Que pesada la vieja

soledad y que próximos

tus ojos, cuando te invento

una pose expectante

para que me llenes la tarde.

 

 

 

 

 

 

 

 

Si fueses tierra crecería en ti

y daría frutos de una rara dulzura,

sería fiel a los caminos que te surcan la piel

y a los ríos secretos que te atraviesan la entraña.

Si fueras mar pediría prestado el viento

para desvelarte remotísimos ecos.

Si fueras lluvia te recibiría todo desnudo.

Si fueras bosque amaría la sombra.

 

Solo te tengo a ti. Cobardemente

te invoco en plena noche con las mismas

palabras que tiempo ha. La luna es amarilla

y me chupa el tuétano de los huesos. Tú regresas

como un recuerdo de mi mismo y me caen

de los dedos a tierra, lentamente, los restos

del tiempo caduco que he vivido sin vivir.

 

Ahora es la hora encarnada de los guerreros.

Marca la cera nueva con dedos lentísimos.

Tiéndete en el suelo, acógeme.

Sin tu fuego ningún fuego me vivifica.

Retorno a tú y los pasos me resuenan

como si inventara caminos por dentro de un claustro.

 

 

Del libro Llibre sense títol (1970-1971).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Metamorfosis – I

 

 

De tanto en cuanto la muerte y yo somos uno,

comemos el pan de la misma rebanada,

bebemos el vino de la misma copa

y compartimos amigablemente las horas

sin decir nada, leyendo el mismo libro.

 

De tanto en cuanto la muerte, mi muerte,

se me hace presente cuando estoy solo en casa.

Entonces hablamos tranquilamente

de lo que pasa por el mundo y de las chicas

que ya no puedo haber. Tranquilamente

hablamos la muerte y yo de estas cosas.

 

De tanto en cuanto, sólo de tanto en cuanto,

es la muerte quien escribe mis poemas

y me los lee, mientras yo hago de muerto

y lo escucho en silencio, que es tal como

quiero que escuche la muerte cuando yo leo.

 

De tanto en cuanto la muerte y yo somos uno,

mi muerte y yo somos uno, y el tiempo

se deshoja lentamente y lo compartimos,

la muerte y yo, sin hacer ascos,

Dignamente, que diríamos para entendernos.

 

Después las cosas vuelven a su lugar

y cada cual reemprende su camino.

 

 

Del libro Quadern de vacances (1975).

 

 

 

 

 

Ahora es mañana

 

 

Ahora es mañana. No calienta el fuego de ayer

ni el fuego de hoy y tendremos que hacer fuego nuevo.

Del gran silencio para acá, todo lo que se mueve

se mueve con voluntad de devenir.

 

Y acaecerá. Las piedras y el camino

serán el pan y la mar, y el oscuro bullicio

de ahora mismo, el cántico que conmueve,

la ánfora nueva llena de buen vino.

 

Ahora es mañana. Que lluevan nuevas voces

para el anochecer turbio, que revengan fuentes

ansiosas de amarar lo seco.

 

Todo será poco, y la hiedra y la pared

proclamarán conjuntamente el derecho

de vulnerar la nueva plenitud.

 

 

Del sub-libro Capfoguer (Morillo, son los hierros que se ponían a ambos lados del fuego para aguantar los troncos) del poemario Estimada Marta (1977-1978), es este otro poema sin título pero con mucho contenido.

 

 

 

 

Mucho he amado y mucho amo aún.

Lo digo contento y hasta un poco sorprendido

de tanto amor que todo lo clarifica.

Mucho he amado y amaré mucho más.

sin ninguna ley de miramiento ni trabas

que me escatimen el hondo placer

que mucha gente dirá incomprensible.

Lo digo contento: mucho he amado y mucho

tengo que amar. Quiero que todo el mundo lo sepa.

Desde la altura clara de este cuerpo

que me hace de tornavoz o de respuesta

cuando el deseo reclama plenitudes,

desde la intensidad de una mirada

o bien desde la espuma de un solo beso,

proclamo mi amor, lo legitimo.

 

 

En este poema corto del libro L’àmbit de tots els àmbits (1980) habla, como en otros, de la belleza y del paso del tiempo.

 

 

 

 

 

La casa

 

 

Dejemos que la hierba crezca por los caminos

y borre el paso del viandante cansado.

 

Todo lo que es bello incita a la belleza.

 

No duele el olvido, que en cada gesto hay toda

la inmensidad del querer y del deseo

de hacerlo perdurable.

 

De nosotros depende que el paso del tiempo

no estropee las señales que hay escritas en las piedras

y que el huésped que los años anuncian no encuentre

la casa abandonada, y oscura, y triste.

 

 

 

 

 

Sobre decir poesía

 

 

 

La voz confirma y afirma el prodigio

con todo el peso de una existencia efímera.

De la una a la otra, la orilla del silencio,

qué puente, el gesto, para transitarlo en calma.

Qué río, los sonidos, para balancear esperanzas.

Todo converge en el espejo lentísimo

que el secreto del árbol o de la rosa

hace un espacio inmenso de luz y vida.

Todo converge en aquel ritmo exacto

que desde el fondo de cualquier mirada

impulsa a creer, al reencontrar cadencias,

que tal vez creíamos ya perdidas.

Crecer en las palabras es crecer en la belleza

y ensanchar con fuego los límites y los orígenes.

Vivir en las palabras es desvelar certezas,

porque la voz, austera, configura

el espacio concreto donde cualquier sueño

puede alcanzar densidades de esperanza.

Vivir en las palabras es comunicar vida,

porque con el peso de una existencia efímera

la voz confirma y afirma el prodigio

al conferir fervor de hombre al poema.

 

 

                  13-XI-1982.

 

 

 

 

 

 

Tiempo perdido

 

 

El tiempo no se pierde ni se gana,

transcurre y lo vivimos, con vientos propicios

a veces; otras veces, con angustia.

 

Todo es incierto, i a la vez necesario,

y nunca se sabe qué hay tras de las dunas

del gran esfuerzo de crecer y de comprender.

 

Transcurre el tiempo:

Nadie no lo pierde ni lo gana.

Transcurre el tiempo y transcurrimos nosotros.

 

 

                                                                       11-XI-1983.

Del libro Per preservar la veu (1980-1984).

 

 

 

 

 

 

Ausencia

 

 

Es bueno tener siempre a punto el recurso

de una palabra que llene el vacío de ti, para hacer de ella

la pertinente coraza que me preserve

de la pesadilla de la añoranza y la tristeza.

 

Entonces te me haces presente en cada

verso que escribo, y cuando, solo, me lo repito

no hay distancia entre tu cuerpo y el mío,

unidos para siempre en el poema.

 

 

 

 

 

 

Paisaje encendido

 

 

Corta el aire de vidrio el diamante

de tu mirada.

Todo es breve

detrás de la cortina que me separa

de la tarde que muere en medio de un gran

silencio.

Cuando volvamos a vernos, toda

la quietud será paisaje encendido,

reducto de designios y esperanzas.

 

 

 

 

Todo es propicio

 

 

Todo es propicio en tus ojos que me abren

profundas vastedades, todo se me revela

denso como la tarde detrás de las cortinas.

 

No me quiero encontrar solo.

En el centro del silencio

que me envuelve estás tú, y el tacto cálido

de aquellas manos con que recoges la vida

que, esperanzado, a manos llenas te doy.

 

 

Del libro Els bells camins (1984-1985).

 

 

 

 

 

 

 

 

Pan con tomate

 

 

Dios nos dio de ser catalanes

para comer buen pà amb tomàquet

con un chorro de aceite discreto

y un pellizco de sal si hace falta;

pan de payés si puede ser,

que es mas sabroso que los otros,
y tomate bien maduro,

pero que no lo sea demasiado.

 

Dios nos de un trozo de jamón

o longaniza bien ancha

par que acompañen al pan

bien untadito con tomate;

jamón de buen masticar,

longaniza dela Plana*,

que los osonenses en esto

tenemos mucho renombre.

 

Dios nos de todo lo que he dicho

y buenos amigos en la mesa

para compartir lo que comemos

fer petar la xerrada,

que conversar con los amigos

siempre suele despertar apetito

y el comer, si es compartido,

resulta más saludable.

 

 

Este es el último poema del Apèndix: Bon profit!, de la Obra Poética/3 1980-1990.

 

*La Planase refiera ala Plana(llano) de Vic, la comarca donde nació y vivió el poeta y donde crían muchos cerdos y hacen muchas longanizas y embutidos. Los osonenses son los habitantes de esta comarca, porque ya así se llamaban en la época romana y toda la comarca también de llama Osona.

No he traducido en el poema “Pà amb tomàquet”; ni la expresión “fer petar la xerrada” porque es muy típica y quiere decir hablar distendidamente, de hecho, quizá habría sido mejor no traducir el poema.

 

 

 

 

 

 

Tankas

 

 

Donde confluyen

las rayas y los designios,

el gran círculo

del deseo anuncia

puertos de extraña belleza.

 

Labios de mujer,

marea de prodigios,

ojos, senos, sexo;

todo el universo estalla

en un fuego de artificio.

 

Del libro Onze tankas (1990)

 

 

 

 

 

 

Silenciosa,

la piedra te interroga,

inexorable,

desde su lenta

perennidad inmóvil.

 

Lluvia y silencio

configuran un cálido,

discreto paisaje:

cierra los ojos para percibir de él

la música lejana.

 

En la armonía

de las palabras confluyen

voz y silencio.

Todo el universo se explica

por el gozo de la palabra.

 

 

Del libro El silenci (1992)

 

Versiones del poeta e historiador catalán Joan B. Fort i Olivella, nacido en el pueblo de Sant Miquel de Campmajor (el Pla de l’Estany, Girona) en 1958.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Joan Margarit

(1939)

 

 

 

 

 

 

Primer amor

 

 

En la Girona trista dels set anys,

on els aparadors de la postguerra

tenien un color gris de penúria,

la ganiveteria era un esclat

de llum en els petits miralls d’acer.

Amb el front descansant damunt del vidre,

mirava una navalla llarga i fina,

bella com una estàtua de marbre.

Com que els de casa no volien armes,

vaig comprar-la en secret i, en caminar,

la sentia, pesant, dins la butxaca.

A vegades l’obria a poc a poc,

i sorgia la fulla, recta i prima,

amb la conventual fredor de l’arma.

Presència callada del perill:

vaig amagar-la, els trenta primers anys,

rere llibres de versos i, després,

dins un calaix, entre les teves calces

i entre les teves mitges.

Ara, a prop de complir els cinquanta-quatre,

torno a mirar-la, oberta al meu palmell,

tan perillosa com a la infantesa.

Sensual, freda. Més a prop del coll.

 

 

 

 

 

 

Primer amor

 

 

Triste Girona de mis siete años:

en la posguerra los escaparates

tenían un color gris de penuria.

Y, sin embargo, en la cuchillería,

en cada hoja de acero destellaba la luz

como si se tratase de pequeños espejos.

Descansando la frente en el cristal,

miraba una navaja larga y fina,

bella como una estatua de mármol.

Puesto que en casa no querían armas,

fui a comprarla en secreto y, al andar,

la sentía, pesada, en mi bolsillo.

Cuando, a veces, la abría, muy despacio,

surgía, recta y afilada, la hoja

con esa conventual frialdad del arma.

Silenciosa presencia del peligro:

la oculté, los primeros treinta años,

tras los libros de versos y, después,

en un cajón, metida entre tus bragas

y entre tus medias.

Hoy, cerca ya de los cincuenta y cuatro,

vuelvo a mirarla, abierta en la palma de mi mano,

igual de peligrosa que en la infancia.

Fría, sensual. Más cerca de mi cuello.

 

 

 

 

 

 

Havent sopat

 

 

Sento trucar a la porta i vaig a obrir,

però no hi ha ningú.

Penso en els que m’estimo i no vindran.

No tanco i mantinc la benvinguda.

Amb la mà al marc, espero.

La vida va afermant-se en el dolor

com les cases damunt dels fonaments.

I sé per qui demoro deixant el feix de llum

hospitalari en el carrer desert.

 

 

 

 

Después de cenar

 

 

 

Han llamado a la puerta y voy a abrir,

pero no hay nadie.

Pienso en los que amo y no vendrán.

No cierro y mantengo la bienvenida.

Espero con la mano en el marco.

La vida se ha afianzado en el dolor

como las casas sobre los cimientos.

Sé por quién me demoro dejando el haz de luz

hospitalario en la desierta calle.

 

 

 

 

 

 

 

Casa de miseric rdia

 

 

El pare afusellat.

O, com el jutge diu, executat.

La mare, la misèria i la fam,

la instància que algú li escriu a màquina:

Saludo al VencedorSegundo Año Triunfal,

Solicito a Vuecencia deixar els fills

dins de la Casa de Misericòrdia.

 

El fred del seu demà és en una instància.

Els orfenats i hospicis eren durs,

però més dura era la intempèrie.

La vertadera caritat fa por.

És com la poesia: un bon poema,

per bell que sigui, ha de ser cruel.

No hi ha res més. La poesia és ara

l’última casa de misericòrdia.

 

 

 

 

 

 

Casa de misericordia

 

 

El padre fusilado.

O, como dice el juez, ejecutado.

La madre, ahora, la miseria, el hambre,

la instancia que le escribe alguien a máquina:

Saludo al VencedorSegundo Año Triunfal,

Solicito a Vuecencia poder dejar mis hijos

en esta Casa de Misericòrdia.

 

El frío del mañana está en la instancia.

Hospicios y orfanatos fueron duros,

pero más dura era la intemperie.

La verdadera caridad da miedo.

Como la poesía: un buen poema,

por más bello que sea, será cruel.

No hay nada más. La poesía es hoy

la última casa de misericordia.

 

 

 

 

 

 

 

Els morts

 

 

Els tres cops dels palmells damunt del mur:

Un, dos, tres: pica paret.

Ens llancem endavant mentre ressonen

i ens aturem mirant l’esquena de la Mort,

que es gira molt de pressa per sorprendre

els qui es mouen encara amb l’embranzida

i els fa fora per sempre d’aquest joc.

 

Un, dos, tres: pica paret.

Se’n va la llum. Com un punt d’or, l’espelma

fa tremolar les ombres de la cambra.

Per què fa tant de fred a la postguerra?

La Mort es tomba i veu com la meva germana,

amb febre, es mou i plora sota el gel.

 

Un, dos, tres: pica paret.

El passat era el rostre del meu pare:

presons i cicatrius, desercions.

Com el terroritzaven aquests cops

dels palmells contra el mur.

No pot acabar un gest d’impaciència.

La ira i la por el van delatar a la Mort.

 

Un, dos, tres: pica paret.

No ens apartàvem mai del seu costat.

I ara jugo amb la meva filla morta.

Per què no vaig endevinar els seus ulls?

Però el futur, astut, sempre fa trampa.

No vaig sentir els tres cops: em va somriure

i vora meu hi havia ja el seu buit.

I el joc havia de continuar.

 

Un, dos, tres: pica paret.

Ja no m’importa si la Mort em veu:

em giro per somriure als qui em segueixen.

Ara que he arribat a prop del mur,

no sé res del que hi pugui haver al darrere.

Només sé que me’n vaig amb els meus morts.

 

 

 

 

 

 

Los muertos *

 

Tres golpes, tres palmadas contra el muro:

Uno, dos tres: al escondite inglés.

Resuenan y avanzamos, y quedamos inmóviles

mirando hacia la espalda de la Muerte,

que, rápida, se vuelve para así sorprender

a los que aún arrastra el propio impulso

y los echa del juego para siempre.

 

Uno, dos, tres: al escondite inglés.

Se va la luz. Igual que un punto de oro,

la vela hace temblar las sombras de la estancia.

¿Por qué hace tanto frío en la posguerra?

Y la Muerte se vuelve y ve a mi hermana

que se agita, febril, y llora bajo el hielo.

 

Uno, dos, tres: al escondite inglés.

El pasado era el rostro de mi padre:

prisiones, cicatrices, deserciones.

Qué terror le causaban las palmadas

contra el muro: no pudo terminar

un gesto de impaciencia.

La ira, el miedo

lo delataron a la Muerte.

 

Uno, dos, tres: al escondite inglés.

Nunca nos apartamos de su lado.

Y ahora juego con mi hija muerta.

¿Por qué no pude adivinar sus ojos?

Pero el futuro, astuto, hace trampas.

No escuché los tres golpes: me sonrió

y junto a mí ya estaba su vacío.

Pero el juego debía continuar.

 

Uno, dos, tres: al escondite inglés.

Ya no me importa si me ve la Muerte:

sonriente miro hacia los que me siguen.

Ahora, tan cercano ya del muro,

ignoro lo que pueda haber detrás.

Sólo sé que me marcho con mis muertos.

 

 

 

 

*Los muertos

Este poema se estructura alrededor de un juego infantil que, por lo que he podido comprobar, debe de ser casi universal. Un niño o una niña se coloca de cara a una pared y los demás a cierta distancia, mirando hacia la pared en cuestión. El que paga golpea tres veces con las palmas de sus manos la pared al tiempo que dice: uno, dos tres: al escondite inglés. Esta frase varía según los lugares. En catalán suele ser un dos tres: pica paret. Otras variantes en castellano son: uno, dos tres: chocolate inglés o: uno, dos, tres, pajarito inglés. Mientras se dan estos golpes, cada niño o niña avanza hacia el que golpea la pared que, al acabar, se vuelve rápidamente. Si ve a alguno de los que han avanzado aún en movimiento, este queda fuera del juego, que continua hasta que alguno de los que avanzan toca la espalda de quien golpea la pared.

 

 

 

 

 

Horaris nocturns

 

 

Estic dormint amb tu i sento passar els trens.

Em travessen el front els llums de les finestres

estripant el vellut blau fosc d’aquesta nit.

L’estona de silenci em deixa un llum vermell,

la nota a un pentagrama de cables i de vies

obscures i lluents. Estic dormint amb tu

i els sento com s’allunyen amb el soroll més trist.

Potser m’he equivocat no pujant en un d’ells.

Potser l’últim encert és -abraçat a tu-

deixar que els trens se’n vagin en la nit.

 

 

 

 

 

 

Horarios nocturnos

 

 

 

Acostado contigo, oigo pasar los trenes,

y sus ventanas cruzan encendidas mi frente

rasgando el terciopelo de esta noche.

La pausa de silencio me deja una luz roja,

la nota en el pentágrama de cables y de vías

oscuras y brillantes. Acostado contigo,

oigo cómo se alejan con el ruido más triste.

Quizá me he equivocado no subiendo a uno de ellos.

Quizá el último acierto sea -abrazado a ti-

dejar pasar los trenes en la noche.

 

 

 

 

 

 

Gent a la platja

 

 

La dona aparca el cotxe a un carrer vora la sorra.

Baixa i, a poc a poc, treu i desplega

la cadira de rodes. Després, agafa el noi,

l’asseu i li col·loca bé les cames.

S’aparta uns quants cabells que li van a la cara,

i, sentint com li oneja la faldilla,

va empenyent la cadira cap al mar.

Entra a la platja pels taulons de fusta,

però els taulons s’aturen a uns quants metres de l’aigua.

A prop, el socorrista mira el mar.

La dona aixeca el noi: l’agafa

per sota els braços i, d’esquena a l’aigua,

camina arrossegant-lo mentre els peus

van deixant dos solcs tristos en la sorra.

L’ha dut fins a on arriben les onades,

l’ha deixat a la sorra i torna enrere

a buscar el para-sol i la cadira.

 

Els últims metres. Sempre falten

els maleïts, terribles últims metres.

Són aquests els que et trencaran el cor.

No hi ha amor en la sorra. Ni en el sol.

Ni en els taulons de fusta, ni en els ulls

del socorrista, ni en el mar. L’amor

són aquests últims metres. La seva soledat.

 

 

 

 

 

 

Gente en la playa

 

 

La mujer ha aparcado en una calle

junto a la arena.

Baja del coche y, sin prisa,

saca y despliega la silla de ruedas.

Después, coge al muchacho,

lo sienta y le coloca bien las piernas.

Se aparta unos cabellos de la cara

y, mientras siente como ondea su falda,

va empujando la silla de ruedas hacia el mar.

Entra en la playa por el pasadizo

de tablas de madera que, de pronto,

a unos metros del agua, se detiene.

Muy cerca, el socorrista mira al mar.

La mujer alza al chico:

lo coge por debajo de los brazos

y, de espaldas al agua, va arrastrándolo

mientras los pies inertes del muchacho

dejan dos surcos tristes en la arena.

Lo ha llevado muy cerca de las olas

y lo deja en la arena para volver atrás

a recoger el parasol y la silla de ruedas.

 

Estos últimos metros. Siempre faltan

los malditos, terribles metros últimos.

Estos te romperán el corazón.

No hay amor en la arena. Ni en el sol.

Ni tampoco en las tablas, ni en los ojos

del socorrista, ni en el mar.

Estos últimos metros

son el amor. Su soledad.

 

 

 

 

Todas las traducciones son del propio Joan Margarit

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Antoni Marí 

(Ibiza, 1944)

 

 

 

 

 

 

 

 

De Un viaje de invierno
(Fragmento)

 

 

 

V

 

Así como el día pasado ya no vuelve,
nunca has de volver a cruzar, de este mar,
sus aguas. Nunca más
del lugar de donde vienes has de volver.
Nunca más podrás volver a ser el que fuiste,
ni hacer memoria, tan sólo, de tu recuerdo.
Nunca más tu nombre
alguno podrá decirlo,
ni recordar tu rostro ni tu frente;
ni si piedra o pájaro o vegetal tú fueras
o el leve perfil de un pensamiento súbito.
Eres la nada de transparente crin.
Eres un surco vacío. Un aliento desgarrado.
Un río seco que baja las orillas
del mar de los muertos y de los astros perdidos.
Sólo el olvido y el vacío del sueño
son, ahora, las ganancias de la temida suerte.
Sólo el invierno, el frío hasta los tuétanos,
el juicio desierto y la perdida mente
están ahora en ti y en ti se han anidado,
y devienes olvido y hielo y tiniebla.
No sabes ya quién eres. Tan sólo lo oscuro recuerdas.
El fosco animal que roe tu claridad.
Que secuestra tu mente y quiebra tus alas118
y te lanza hacia abajo, abatido, como un pájaro;
como un pájaro perdido por la pendiente de lo oscuro
por la hundida cima de un largo arrepentimiento.
Pájaro vencido por el espesor del sueño
por la hechura del orden, por la sombra del camino.
Por el desaliento de haber perdido la vía
por el desconcierto de haber perdido el miedo.

 

 

Traducción de Mario Bojórquez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

María Mercé Marçal

(1952-1998)

 

 

 

 

 

 

[Quién me dicta las palabras cuando te hablo]

 

 

¿Quién me dicta las palabras cuando te hablo?

¿Quién me incrusta de gestos y muecas?

¿¿Quién me habla y actúa por mí? Es la impostora.

Me habitaba sin que yo lo supiera

hasta que llegaste. Entonces surgió

de no sé qué desván, como una sombra,

y me posee como un amante tiránico

y me mueve como el títere de una feria.

Y a menudo, en el espejo, la veo a Ella

rescatada de no sé qué ceniza.

No le hagas caso alguno cuando Ella te habla,

aunque me usurpe voz y rostro.

Y si te atranca la puerta de salida

con su cuerpo amoroso y brutal

debes matarla sin pesar.

Hazlo por mí también y en mi nombre:

Yo la llevo muy dentro de mí y no sabría

detenerme en el umbral del suicidio.

 

 

 

 

 

[Qui em dicta les paraules quan et parlo?]

 

 

Qui em dicta les paraules quan et parlo?

Qui m’incrusta de gestos i ganyotes?

Qui parla i fa per mi? És la Impostora.

M’habitava sense que jo ho sabés

fins que vingueres. Llavors va sorgir

de no sé quines golfes, com una ombra,

i em posseeix com un amant tirànic

i em mou com el titella d’una fira.

I sovint, al mirall, la veig a Ella

rescatada de no sé quina cendra.

No li facis cap cas quan Ella et parla,

encara que m’usurpi veu i rostre.

I si et barra la porta de sortida

amb el seu cos amorós i brutal

cal que la matis sense cap recança.

Fes-ho per mi també i en el meu nom:

Jo la tinc massa endins i no sabria

aturar-me al llindar del suïcidi.

 

 

 

 

Versión de Marta Noguer Ferrer y Carlos Guzmán Moncada

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esther Fabrellas

 

 

 

 

 

 

 

Pausa

 

 

Busques petits instants de calma,

la sal de la vida t’ofega.

 

Saps que viure és alguna cosa,

peròvas tan ràpid que en perds l’essència.

 

Mires aquest paisatge,

t’adones que no tot són presses.

 

Han passat cinc minuts.

 

El mòbil et sona.

 

Has tornat a emprendre la cursa

cap a la immortalitat.

 

 

 

 

 

 

Pausa

 

Buscas pequeños instantes de calma,

la sal de la vida te ahoga.

 

Sabes que vivir es algo,

pero vas tan rápido que pierdes su esencia.

 

Observas el paisaje,

te das cuenta que todo no son prisas.

 

Han pasado cinco minutos.

 

Suena el móvil.

 

Has vuelto a emprender la carrera

hacia la inmortalidad.

 

 

 

 

 

 

 

Tot segueix igual

 

 

Tot segueix igual.

 

Pensem que podem viure d’enganys

que crea la nostra pròpia personalitat

per tal de justificar els nostres actes.

 

He après a conviure amb el dolor

d’aquell que ha après a viure amb la incertesa.

Tot és massa complicat per entendre-ho

només amb paraules.

 

Els sentiments només es poden expressar amb els ulls

i fa massa temps que he perdut la vista.

 

Masses vegades el temps s’ha escolat

buscant Arcàdies ens temps verbals condicionals.

 

La nostra història només téel final tràgic de la mort

el dia que les llàgrimes desfaran amb el primer núvol del matí

la nostra figura de fang en el jardí.

 

 

 

 

 

Todo sigue igual

 

 

Todo sigue igual.

 

Pensamos que podemos vivir de engaños

que crea nuestra propia personalidad

para justificar nuestros actos.

 

He aprendido a convivir con el dolor

de aquel que ha aprendido a vivir con la incerteza.

Todo es demasiado complicado para entenderlo

con palabras.

 

Los sentimientos solamente se pueden expresar con los ojos,

y hace demasiado tiempo que he perdido la vista.

 

Demasiadas veces el tiempo se ha esfumando

buscando Arcadias, en tiempos verbales condicionales.

 

Nuestra historia solamente tiene el final trágico de la muerte

el día que las lágrimas desharán con la primera nube de la mañana

nuestra figura de barro en el jardín.

 

 

 

 

 

 

 

Oració

 

 

La dificultat per escriure el subjecte

s’expressa amb les meves mans entrellaçades, amb por, a les teves.

 

La necessitat d’articular un verb

s’expressa amb la teva mirada tímida quan es creua amb la meva.

 

La incapacitat de crear un objecte directe

s’expressa amb les meves ganes que aixòno sigui una illa en mig dels nostres deserts.

 

Una experiència, una sensació, una prohibició…

Que no es converteixin en un circumstancial.

 

 

 

 

 

 

Oración

 

 

La dificultad para escribir un sujeto

se expresa con mis manos entrelazadas, con miedo, a las tuyas.

 

La necesidad de articular un verbo

se expresa con tu mirada tímida cuando se cruza con la mía.

 

La incapacidad de crear un objeto directo

se expresa con mis ganas de que esto no sea una isla

en mitad de nuestro desiertos.

 

Una experiencia, una sensación, una prohibición…

Que no se convierten en un circunstancial.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jordi Valls Pozo

(Barcelona, 1970)

 

 

 

 

 

 

 

 

Alerta

 

 

Renunciar para que Dios nos recoja

no es mala idea.

 

Escribe Stevens:

“Todos los hombres son asesinos”. Nada

modifica la obra y vas torcido

pensando que por no llegar ya caes.

Se precisan muchas vidas para resolver

los enunciados, y este rumor

de peligro viene del día anterior

al nacimiento. Lo percibes entre los márgenes,

intranquilo por no entender la ruta.

Quésucios que van los monstruos, no descansan.

 

 

 

 

 

 

Alerta

 

Renunciar perquè Déu ens arreplegui

no és mala idea.

Escriu Stevens:

“Tots els homes són assassins”. Res

no modifica l’obra i vas tort

pensant que per no arribar ja caus.

Calen moltes vides per resoldre

els enunciats, i aquesta remor

de perill ve del dia d’abans

de nèixer. La perceps entre els marges,

intranquil de no entendre la ruta.

Que bruts van els monstres, no descansen.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Guepardo

 

De la organza espolinada al tafetán de seda

reluce la blonda ingrávida por los encajes

de copos dorados.

Las modelos murmuran en la cola

de la belleza. La levedad de los vestidos se mueve

al ritmo lento de un baile de pasarela de moda,

marca tendencia para los que, fuera del sueño,

van evocando el erotismo del maniquíestridente

y sopesan la cadencia grácil de cada paso:

del tacón alto a la medida del cuerpo perfecto. Así

el guepardo indolente desafiando las cámaras de fotos

detallistas que le van apuntando, cuando el esplendor

del autómata sonríe, y ella se reafirma. Entonces

preparados para capturarla,

muy quietos.

 

 

 

 

 

 

Guepard

 

 

De l’organça espolinada al tafetà de seda

fa lluir la blonda ingràvida per les randes

de flocs daurats.

Les models remuguen a la cua

de la bellesa. La lleugeresa dels vestits es mouen

al ritme lent d’un ball de passarel·la de moda,

marquen la tendència pels qui, fora del somni,

van evocant l’erotisme del maniquí virolat

i sospesen la cadència gràcil de cada passa:

del taló alt a la mida del cos perfecte. Així

el guepard indolent, que desafia les càmeres de fotos

detallistes que el van apuntant, quan l’esplendor

de l’automat somriu, i ella s’afirma. Llavors

preparats per capturar-la,

molt quiets.

 

 

 

 

 

 

Dante

 

 

Aspiras a ser breve, pero eres hijo de cíclopes

No puedes hacer más que servirte de la épica.

El lavadero de la madre es el origen.

La elaboración del falso pasado que crece

a los ojos del niño; la memoria creíble.

Todas estas rocas son la montaña

levantada con fragmentos que encuentras distraído

entre las pasiones inventadas de vecinos míticos

que han sido añadidas al sendero. Subes

y en un giro bajas. No osas romper el ritmo

campo a través, aunque la sospecha

estévigente. Das tumbos entorno al redil.

 

 

 

 

Dante

 

Aspires a ser breu, però ets fill dels cíclops,

no pots fer res més que servir-te de l’èpica.

El safareig de la mare n’és l’origen.

L’elaboració del fals passat que creix

als ulls del nen; la memòria versemblant.

Totes aquestes roques són la muntanya

bastida amb els fragments que distret retrobes

entre passions inventades de veïns mítics

que han estat afegides al sender. Puges

i al revolt baixes. No goses trencar el ritme

camp a través, encara que la sospita

és vigent. Fas tombs al voltant de la cleda.

 

 

 

 

Las manos de la madre Jerónima de la Fuente

 

 

Estas manos deformadas por la artritis

que habían sufrido por la escoba solitaria

del convento, nadie las calentólo bastante.

Y entre detalles de un azul poderoso se afirman

las venas a la luz.

La grandeza es fea,

se reseca al imitar el ejemplo de los santos

que sujetan el amor con fe encendida.

 

Es difícil entender de dónde surge el miedo,

cómo le endurece las dulces facciones de mujer.

Quizás una noche llegóa sentir la ternura

de quien, por compasión, no la sedujo.

 

 

 

 

 

Les mans de la mare jer nima de la fuente

 

 

Aquestes mans deformades per l’artritis

que havien patit l’escombra solitària

del convent, ningú no les va escalfar prou.

I entre detalls d’un blau poderós s’afermen

les venes a la llum.

La grandesa és lletja,

es corseca imitant l’exemple dels sants

que subjecten l’amor amb la fe encesa.

 

 

És difícil comprendre d’on surt la por,

com li endureix les dolces faccions de dona.

Potser una nit va sentir la tendresa,

de qui, per compassió, no la va seduir.

 

 

 

 

 

 

 

Involución

 

 

Mal que abra el agua

y deposite los huevos de anfibio

bajolos guijarros.

 

Mal que bajo el mármol los huevos se congelen

y  resbale por la sombra

de mi hijo.

 

Que el árbol, de tu estrato

se abra en hojas.

 

Silencio, en la raíz del agua.

 

Silencio, que se rompe la cáscara

y nacen  contra la raíz,

de un estrato al otro.

 

 

 

 

 

 

Involució

 

 

Mal que obri l’aigua

i dipositi els ous d’amfibi

sota els còdols.

 

 

Mal que sota el marbre es congelin els ous

i llisqui per l’ombra

del meu fill.

 

 

Que l’arbre, del teu estrat

s’obri de fulles.

 

                                              

Silenci, a l’arrel de l’aigua.

 

                                              

 Silenci, que es trenca la closca

i neixen contra l’arrel,

d’un estrat a l’altre.

 

 

 

 

Apocalipsis

 

 

Han hecho las maletas y salen ya por la puerta,

dejan la llave en la cerradura –no la necesitarán

más-. Desalentados suben al coche, marchan lejos

por carreteras secundarias.

 

Se aproxima

la hora exacta en que se cerraráel círculo.

Descansan solos, en polígonos industriales, y rehúyen

a los curiosos, entre boscajes, ocultos.

Ningún alma puede molestarlos, son más viejos

aún que los más viejos, y ahora vuelven ariscos,

les basta con lo aprendido y los hijos tampoco

han aportado nada nuevo.

Después por el desierto

abandonan el coche y continúan caminando por las dunas;

exhaustos van dejando piezas de ropa sudada,

no les atemoriza la desnudez. Y las maletas,

perfectamente cerradas, sirven para hacer fuego

en las gélidas noches. Acurrucados el uno en el otro

ya nada les identifica, son lo que dicen ser.

Más tarde gruñen, no hablan, se van aproximando.

Ella, no lo soporta más, devuelve la costilla

y desaparece.

Él, cansado, no ve al arcángel

que con la espada le golpea la nuca, que le somete.

 

 

 

 

 

 

 

Apocalipsi

 

 

Han fet les maletes i surten ja per la porta,

deixen la clau al pany –no la necessitaran

més- Desesmats pugen al cotxe, marxen lluny

per carreteres secundàries.

Va arribant

l’hora justa quan s’ha de tancar el cercle.

Reposen  sols en polígons industrials i defugen

els curiosos entre clapes de bosc, ocults.

Cap ànima pot destorbar-los, són més vells

encara que els més vells, i ara tornen asprívols,

en tenen prou amb el que han après i els fills tampoc

no han portat res de nou.

Després al desert desen

el cotxe i continuen caminant per les dunes;

fatigats van deixant peces de roba suada,

no els atemoreix la nuesa. I les maletes,

perfectament tancades, serveixen pel foc

a les gèlides nits. Arrupits l’un amb l’altre

ja res no els identifica, són el que diuen ser.

Més tard grunyen, no parlen, es van apropant.

 

Ella, no ho suporta més, torna la costella

i desapareix.

Ell, cansat, no veu l’arcàngel

que amb l’espasa li tusta el clatell, que l’ajup.

 

 

 

Traducciones de José García Obrero

 

 

 

 

 

 

 

Muestra de La lengua lemosina. Antología de la nueva poesía catalana

[Selección, traducción y prólogo de Mario Bojórquez]

 

 

 

 

 

 

 

 

Hèctor Bofill

 

 

 

 

 

 

«Se non è vero è ben trovato»

 

 

Tu o jo podem ser els més grans poetes

del món però la fortuna ens és esquiva:

no vam saber néixer a Saint Louis,

Missouri, i l’anglès que escrivim és d’estar per casa.

Com que ens criàrem massa compromesos

el castellà obliga demanar perdó.

Ni tan sols estem prou bojos per tancar-nos

dins una torre a revolucionar

el vers alemany. En comptes de llegir,

la nostra joventut s’escolà bevent

i fornicant. Tot just vam arribar a entendre

alguna cosa per patir la vergonya

dels anys morts, però a casa no hi havia

gaires llibres i el mestre explicava

el barroc repartint còmics on Velasques

s’escrivia amb essa i la realitat

es justificava en termes futbolístics.

La noia que estimàvem s’enamorà

de nosaltres i vam passar massa temps

al seu costat. El jurat, si ens llegia,

ho feia de mala gana. Ens hem tancat

la porta: editors, crítics, pensadors…

No en coneixem cap. Casualment un rapsode

ens recità durant una vetllada íntima

i s’entrabancà a la tercera estrofa.

La manca d’humilitat no es pot reprendre

a algú que no ha alçat la veu encara.

Creu-me, els elogis no són llagoters,

tu i jo podem ser els més grans poetes

del món.

 

 

(Poema de Calipso, 1995)

 

 

 

 

 

 

 

«Se non è vero è ben trovato»

 

 

Tú o yo podemos ser los más grandes poetas

del mundo pero la fortuna nos es esquiva:

no supimos nacer en Saint Louis,

Missouri, y el inglés que escribimos es casero.

Como nos criaron demasiado comprometidos

el castellano obliga a pedir perdón.

Ni siquiera estamos lo suficiente locos para encerrarnos

dentro una torre a revolucionar

el verso alemán. En vez de leer,

nuestra juventud se formó bebiendo

y fornicando. Apenas llegamos a entender

algo para padecer la vergüenza

de los años muertos, pero en la casa no había

demasiados libros y el maestro explicaba

el barroco repartiendo cómics dónde Velásquez

se escribía con ese y la realidad

se justificaba en términos futbolísticos.

La chica que queríamos se enamoró

de nosotros y pasamos demasiado tiempo

a su lado. El jurado, si nos leía,

lo hacía de mala gana. Nos hemos cerrado

las puertas: editores, críticos, pensadores…

no nos conoce nadie. Casualmente un rapsoda

nos recitó durante una velada íntima

y trastabilló en la tercera estrofa.

La falta de humildad no se puede reprender

en alguien que no ha alzado la voz todavía.

Créeme, los elogios no son halagadores,

tú y yo podemos ser los más grandes poetas

del mundo.

 

 

 

 

 

 

 

 

Alexandre Navarro

 

 

 

 

 

 

In boiram

 

 

Al cap i a la fi,

trobarem tots un lloc al no-res.

Marc Granell

 

Has acabat de dinar. Penses a poc a poc mentre remous el cafè

pacientment, fent dringar la cullereta contra el got

calent, com si ballaren queixals anònims dins el got de cada dia.

Penses i mires per la boca oberta, gloriós retall dels aspres murs

de casa, el carrer. Un sant de taulellets, kitsch policrom,

custodia el cantó i les veïnes que agranen la pinassa il.lustre

de la plaça nua. Els automòbils. La gent. Penses a glops,

enterbolit, en els carrers de Benimaclet; el carrer de la Rambla,

per exemple, i els seus passeigs. Els teus passeigs

amunt i avall amb la nit caient-te al damunt, a cabassades enormes,

a cabassades de terra i de pols finíssima: la pols dels morts.

La pols que cobreix tot el poble. Tota la pols.

El carrer dit de Puçol i la placa de ceràmica on diu Poble de Benimaclet,

districte de València, distància a València, un quilòmetre.

Els bufats de la plaça assumpcionista amb posat d’acaballes

anglosaxones i oblits patètits. El rei En Jaume, Iacobus Rei Gratia Rex

Aragonum i el que faça falta, li tenia molta devoció a l’Assumpta. Penses

en Jaume I i en Elx i veus l’autopista creuant l’horta, com el tramvia

i les llums de l’oblit fet amb ciment merament econòmic,

allunyat de l’alfals i el nom propi de cada pam, de cada casa,

de cada arbre estimadament concret, estimadament conegut.

Se t’ha gelat el got de vidre, com l’ànima gelada del passat.

Insisteixes foscament a recordar aquells carrerons i allò

que els passejares, ben acompanyat o a soles. No importa, ja,

a aquestes hores. Tot s’han mort o s’han fets els morts

volent-se morir. Res no importa. Les pedres no existeixen.

Res no existeix si no ho vols, ho saps, ho veus, a Benimaclet,

entre cases de velles taulades i tranquils urbanismes.

Passar la rella pel camp dels records et dol, sporgant oblits

de l’arbre particular de la memòria, Més avall, llargament, la mar;

la mar del dia d’ànimes amb les flors surant a l’aigua salada,

fent cap als ferros del port. Oh ma chéri…! No saps cap on vas.

Certes anatomies-d’un amarg eufemismes’imposen amb caires

gloriosos, glorificats com si el secret enaltimen esdevinguera necessari

per a sobreviure lentament entre desigs desdibuixats per les hores.

Comença la foscor, a boqueta nit, amb un got perplex a la mà plena

d’engrunes de vida; les mateixes engrunes que s’escolen pel terra

fins incrustar-se entre els sòlids taulells, elaborant la particular constància

de les nissagues i les famílies; llarg seguici de malnoms espectaculars,

àdhuc il.lustratius, de certes qualitats inesgotables. Oh, la pàtria!

seca la sutja del cafè, potser com nosaltres, tristes víctimes d’aquest

engany de viure. D’aquest ansiat engany de viure. Damunt el paper

ho deixes escrit amb una amarga perplexitat. Amb un indestriable

cansament que et ve de més enllà d’aquestes paraules que escrius,

com pedres del ribàs perpetu, d’aquest espremut pànic impensable.

Amb pena, perquè també pateixes a cada full i a cada paraula escrita.

Deixa-ho estar per avui. Apaga el llum. Demà més.

 

 

(Ex-vot, 1995)

 

 

 

 

 

 

En niebla

 

 

Al fin y al cabo,

encontraremos todos un lugar de nunca.

Marc Granell

 

Has acabado de cenar. Piensas despacio mientras remueves el café

pacientemente, haciendo sonar la cucharita contra el vaso

caliente, como si bailaran muelas anónimas dentro del vaso de cada día.

Piensas y miras a través de la ventana abierta, glorioso retazo de los ásperos muros

de casa, la calle. Un santo de repisa, kitsch policromo,

custodia la esquina y a las vecinas que escombran la hojarasca ilustre

de la plaza desnuda. Los automóviles. La gente. Piensas a tragos,

enturbiado, en las calles de Benimaclet; la calle de la Rambla,

por ejemplo, y sus paseos. Tus paseos

para arriba y para abajo con la noche cayéndote encima,

a carretadas enormes, a carretadas de tierra y de polvo finísimo: el polvo de los muertos.

El polvo que cubre todo el pueblo. Todo el polvo.

La calle llamada de Puçol y la placa de cerámica donde dice Pueblo de Benimaclet,

distrito de Valencia, distancia a Valencia, un kilómetro.

Los vanidosos de la plaza asuncionista con pretensiones de postrimerías

anglosajonas y olvidos patéticos. El rey Jaume, Iacobus Rei Gratia Rex

Aragonum y lo que haga falta, que le era muy devoto a la Asunción. Piensas

en Jaume I y en Elx y ves la autopista cruzando la huerta, como el tranvía

y las luces del olvido hecho con cemento meramente económico,

alejado de la alfalfa y el nombre propio de cada palmo, de cada casa,

de cada árbol estimadamente concreto, estimadamente conocido.

Se te ha helado el vaso de vidrio, como el alma helada del pasado.

Insistes oscuramente en recordar aquellos callejones y aquello

que pasaste, bien acompañado o a solas. No importa, ya,

a estas horas. Todos han muerto o se han hecho los muertos

queriéndose morir. Nada más importa. Las piedras no existen.

Nada existe si no lo quieres, lo sabes, lo ves, en Benimaclet,

entre casas de viejos tejados y tranquilos urbanismos.

Pasar la reja por el campo de los recuerdos te duele, espurgando olvidos

del árbol particular de la memoria, Más abajo, largamente, la mar;

la mar del día de almas con las flores flotando en el agua salada,

yendo hacia los hierros del puerto. Oh ma chéri…! No sabes hacia donde vas.

Ciertas anatomías-de un amargo eufemismo se imponen con ángulos

gloriosos, glorificados como si el secreto enaltecido fuera necesario

para sobrevivir lentamente entre deseos desdibujados por las horas.

Comienza la oscuridad, el anochecer, con un vaso perplejo en la mano llena

de migajas de vida; las mismas migajas que se escurren por la tierra

hasta incrustarse entre los sólidos tejados, elaborando la particular constancia

de las alcurnias y las familias; largo cortejo de motes espectaculares,

aun ilustrativos, de ciertas cualidades inagotables. ¡Oh, la patria!

Se seca el tizne del café, quizá como nosotros, tristes víctimas de este

engaño de vivir. De este ansiado engaño de vivir. Encima del papel

lo dejas escrito con una amarga perplejidad. Con un incomprensible

cansancio que te viene de más allá de estas palabras que escribes,

como piedras del ribazo perpetuo, de este estreñimiento pánico impensable.

Con pena, porque también padeces en cada hoja y en cada palabra escrita.

Déjalo estar por hoy. Apaga el luz. Mañana le sigues.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ramon Ramon

 

 

 

 

 

 

Contra el desig

 

 

No vull saber res més del lirisme

que no és alliberament.

Manuel Bandeira

Contra el desig. Contra el mínim moviment

d’un bes que cau a l’aigua, d’un bes que esdevé ona

i després marejada i després naufragi.

Contra el desig. Contre els cotxes que aparquen

en el carrer més fosc de la ciutat,

els cotxes que s’oculten del trànsit i la llum,

els cotxes que s’aturen als barris en runes

perquè el cor és una roda punxada.

Contra el desig. Contre les platges brutes

com la roba més bruta de l’amor,

contra les platges que ningú no visita

perquè les ones són plenes de deixalles,

contre les platges on els cossos no naden

i es rebolquen per l’arena com els gossos.

Contra el desig. Contra la casa abandonada

plena de pols i de miralls amb pols,

contra la casa on entrem amb els ulls d’aigua

i n’eixem amb polsim a les parpelles,

contra els cossos que es despullen i es coneixen,

contra els cossos que es vesteixen i s’ignoren.

Contra el desig. Contra els poetes que el mascaren,

contra els poetes que fan versos com núvols

i no deixen que la llum toque els insectes,

contra la poesia que és un niu i un ocell i vola

i em fa sentir lleig i fosc com un escarabat.

Contra el desig. I contra mi mateix:

carrer sense llum on l’escarabat corre,

cotxe que busca la platja més bruta,

casa abandonada com un barri de nit,

cor negre de pols, cara fonda de mar,

naufragi, naufragi, naufragi…

 

 

(Contra el desig, 1999)

 

 

 

 

Contra el deseo

 

 

No quiero saber nada más de un lirismo

que no es liberación.

Manuel Bandeira

 

Contra el deseo. Contra el mínimo movimiento

de un beso que cae al agua, de un beso que sucede ola

y después marejada y después naufragio.

contra el deseo. Contra los coches que se estacionan

en la calle más oscura de la ciudad,

los coches que se ocultan del tránsito y la luz,

los coches que se paran en los barrios en ruinas

porque el corazón es una llanta ponchada.

Contra el deseo. Contra las playas sucias

como la ropa más sucia del amor,

contra las playas que nadie frecuenta

porque las olas arrastran mil y una porquerías,

contra las playas donde los cuerpos no nadan

y se revuelcan en la arena como los perros.

Contra el deseo. Contra la casa abandonada

llena de polvo y de espejos con polvo,

contra la casa donde entramos con los ojos de agua

y salimos con los párpados empolvados,

contra los cuerpos que se desnudan y se conocen,

contra los cuerpos que se visten y se ignoran.

Contra el deseo. Contra los poetas que lo enmascaran,

contra los poetas que hacen versos como nubes

y no dejan que la luz toque a los insectos,

contra la poesía que es un nido y un pájaro y vuela

y me hace sentir feo y oscuro como un escarabajo.

Contra el deseo. Y contra mí mismo:

calle sin luz donde el escarabajo corre,

coche que busca la playa más sucia,

casa abandonada como un barrio por la noche,

corazón negro de polvo, cara honda de mar,

naufragio, naufragio, naufragio…

 

 

 

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