Poesía Italiana: Isabella Leardini

Presentamos una muestra poética de la editora y poeta italiana Isabella Leardini (Rimini, 1978), en versión del poeta Antonio Nazzaro. En 2002 ganó el Premio Montale con textos posteriormente publicados en su primer libro La coinquilina descalza (Niebo / La Vita Felice, 2004, IV ed). Está incluida en numerosas revistas y antologías en Italia y en el extranjero, incluyendo Les Poètes de la Méditerranée (Gallimard, 2010) y Nuevos poetas italianos 6 ( Einaudi 2012). Es la directora artística del festival Parco Poesía, del Premio Rimini dedicado a la poesía joven y del portal www.parcopoesia.it. Con el artista Giovanni Turria cura las ediciones de poesía y gráfica de arte Print & Poetry. Sus poemas son parte del libro Esplendor en las sombras. Tres voces italianas contemporáneas, (Ed. bilingüe. Traducción, selección y notas de Elena Tardonato Faliere y María Cecilia Micetich, Huesos de Jibia, Buenos Aires, 2015). La coinquilina descalza está publicado en España por  Ediciones de la Isla de Siltolà con traducción de Juan Carlos Reche y Paola Patrizi.

 

 

 

 

 

Avrei voluto rimanerti in testa

come un motivo che ti prende dal mattino

o quelle frasi celebri dei film

che tornano ogni volta come un bene.

Ti ho dato il nome… mille te ne ho dati

eppure non accende le mie vene

sapere che lo porti, non mi sfama.

Tu resti come un segno lungo il muro

che torna fuori appena cade un quadro,

rappreso tra le pieghe delle mani.

E forse ti dovrò sempre portare

nell’aria che si alza dove passo.

 

 

Hubiera querido quedarme en tu cabeza

como una melodía  que se te mete desde la mañana

o esas frases conocidas de las películas

que regresan de vez en cuando como algo que hace bien

te he dado el nombre…miles te di

sin embargo no enciende mis venas

saber que lo llevas, no me sacia.

Tú quedas como un signo a lo largo de la pared

que vuelve a  mostrarse apenas se cae una pintura,

cuajado entre los pliegues de las manos.

Y quizá tendré que llevarte siempre

en el aire que se levanta entre mis pasos.

 

 

Perfetti come il volo degli uccelli

lo ripetevo all’infinito nell’estate

così sarebbe stata una preghiera.

Pensavo che saremmo stati

perfetti come il volo degli uccelli

nei cerchi e nelle svolte del destino.

Io non volo e non mi poso

io non canto

se non posso avere te pesto la terra

come chi vive contro la natura.

Le rondini non sanno partire

sono le figlie pazze del freddo

e forse stanno qui da qualche parte

continuano a ripetere che questo

è il loro autunno radioso d’aria

mentre le prende piano la neve.

 

 

Perfectos como el vuelo de los pájaros

lo repetía al infinito en el verano

así hubiera sido una plegaria.

Pensaba que hubiéramos sido

perfectos como el vuelo de los pájaros

en los círculos y vueltas del destino.

Yo no vuelo y no me poso

yo no canto

sino puedo tenerte pisoteo la tierra

como quien vive en contra de la naturaleza.

Las golondrinas no saben marcharse

son las hijas locas del frío

y quizás están aquí en algún lado

continúan repitiendo que todo esto

es su otoño radioso de aire

mientras les sorprende levemente la nieve.

 

 

Sono io la rondine bianca

la perfezione dello scherzo di natura

che non si vede finché non si posa

l’eccezione che sparisce contro il cielo

dentro la frenesia di tutti i voli.

Nessuno la crede capace

di arrivare dove tutte vanno

nessuno ferma il suo impazzire chiaro.

Sembrava solo quella che s’illude

l’intrusa scappata da un balcone

che non tocca la fine del mare.

Guardate come compie il suo cerchio

senza il marchio della disperazione

la rondine passata nell’inverno

quella che può resistere alla neve

che dorme bianca vicino a te.

 

 

Soy la golondrina blanca

la perfección de la broma de la naturaleza

que no se ve hasta que no se posa

la excepción que desaparece contra el cielo

dentro del frenesí de todos los vuelos.

Nadie la cree capaz

de llegar donde van todas

nadie detiene su nítido enloquecer.

Parecía solo la que se ilusiona

la intrusa fugitiva de un balcón

que no toca el final de la marea.

Miren cómo realiza su circunferencia

sin señal de desesperación

la golondrina que ha pasado por el invierno

la que puede resistir la nieve

que duerme blanca cerca de ti

 

 

 

 

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