Las poetas de esta muestra no se agrupan bajo un marco generacional o una corriente estética, ellas son dueñas de voces singulares, cuyos hallazgos verbales y conceptuales las han convertido en los nombres más interesantes de la reciente generación de poetas colombianas. Ellas recibieron una tradición literaria nacional dominada por hombres y se han enfrentado de una u otra forma a la pregunta por el lugar de su escritura en el horizonte de esa tradición. Alguien alguna vez ya les ha preguntado si prefieren ser llamadas “poetas” o “poetizas”, o si los temas cotidianos o del cuerpo son, o no, territorio predilecto de la poesía escrita por mujeres. La respuesta a esas preguntas difíciles que algunos llamarían urgentes y otros de un falso problema es la manera en que cada una de estas escritoras presenta su poética de la subjetividad. Algunas veces lírica ancestral, como en Estrada y Gómez; otras, rural, voraz, como en Dávila y Velez o de la lucidez de los parajes interiores como en Ganitsky o Charry, estas escritoras transforman el espacio individual en nuevas rutas poéticas
Andrea Cote
Lucía Estrada
Ha publicado los libros de poesía Fuegos Nocturnos, Noche Líquida, Maiastra, Las Hijas del Espino, El Ojo de Circe (Antología), El Círculo de la Memoria (Selección de poemas), La Noche en el Espejo, Cenizas de Pasolini, Cuaderno del Ángel, y Continuidad del jardín (Selección personal). Con su libro Las Hijas del Espino obtuvo el Premio de Poesía Ciudad de Medellín (2005).
Textos suyos han aparecido también en varias antologías y publicaciones del país y del exterior, y han sido parcialmente traducidos al inglés, francés, japonés, italiano y alemán. Invitada a diversos encuentros literarios dentro y fuera de Colombia. Durante cinco años fue parte de la organización del Festival Internacional de Poesía de Medellín. Con su libro Cuaderno del Ángel obtuvo la Beca de Creación en Poesía, otorgada por el Municipio de Medellín en 2008, y en 2009 fue nominada por la UNESCO al Premio Internacional de Poesía “Ponts de Strugas” de Macedonia. Ese mismo año (2009) obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá con su libro La Noche en el Espejo.
XXIII
Y si esta piedra fuese nuestro pan
y esta palabra sombra
la única luz que nos asiste al terminar el día
y si la luz fuese la prueba de nuestro abandono
y si el abandono fuera nuestra más firme certeza
y si la certeza fuésemos nosotros mismos
en manos de la muerte
y si la muerte se abriera como el exilio de un cuerpo
que se resiste a la nada
y si la nada fuese nuestra mesa
y la copa en que bebemos un vino amargo y lejano
y si la lejanía se agolpara de pronto
en la terrible inocencia de permanecer
con los ojos abiertos
y si los ojos fuesen las puertas de nuestra derrota
y si la derrota trazara el mapa del destino
como el pájaro enfermo la grieta
de su soledad en el aire
y si el destino cayera sobre nuestra página en blanco
y barriera las hojas de lo que un día
fue nuestro árbol primero
y si el árbol se inclinara sobre las ruinas del amor
y las cubriera de musgo y hundiera en ellas sus raíces
y si las raíces fueran el cielo y el vacío de unas manos
que nunca han de aferrarse a cosa alguna
y sin embargo escriben en la piedra
y siguen el curso de su noche cerrada
y si la noche no fuese otra cosa que la noche
intemperie
verticalidad de un hombre solo
en su caída.
Carolina Dávila
Escritora y poeta, abogada feminista y defensora de derechos humanos. Candidata a Magister en Derechos Humanos y Democratización. Ha publicado en Libro de Poesía “Como las catedrales”, premio nacional de poesía del Ministerio de Cultura 2010. Ha sido colaboradora de diversas publicaciones virtuales e impresas en Colombia y Latinoamérica dentro de las que se cuentan Arcadia, La raíz invertida, los Poetas del Cinco, La comunidad inconfesable, entre otros.
Carretera rural
Soporta en la quietud todo su peso
relegado al margen
no al “parque natural”
menos al valle abierto.
Un cóndor perpetuado en el metal
lejos de la flexible carne de sus alas
El viento pasa
no él
Él permanece constante
metalúrgicamente inalterable
Pasan los turistas
sin percatarse de la herrumbre
Posan, se recuestan, toman fotos
-una cámara promedio
hecha para captar los simulacros-
no queda en ellas
ninguna señal del deterioro.
Los turistas suben a los coches
Pasa el viento
los autos y el polvo que levantan
Cóndores – por supuesto – no pasan.
Tania Ganitsky
Tania Ganitsky (Bogotá, 1986). Profesional en Estudios Literarios con maestrías en Filosofía y en Literatura. Ha trabajado como bibliotecaria, librera, traductora y docente. En el 2009 ganó el Concurso Nacional de Poesía de la Universidad Externado de Colombia con la selección de poemas “El don del desierto”. En el 2014 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Obra Inédita con su primer libro: dos cuerpos menos (2015). Actualmente cursa un doctorado en Filosofía y Literatura en Inglaterra y adelanta una tesis sobre Emily Dickinson y Paul Celan.
Dicen que la última
llama
se encenderá
en el océano.
En el vientre de la ballena
que hospeda los mitos olvidados,
en su canto,
que conjura el retorno de los dioses.
Pero yo he escondido
unas cerillas
para amparar las llamas
de la tierra.
Camila Charry Noriega
Camila Charry Noriega nació en Bogotá, Colombia. Es profesional en estudios literarios y cursa actualmente una Maestría en Estética e Historia del arte. Profesora de literatura y escritura crítica. Ha publicado los libros Detrás de la bruma, El día de hoy, Otros ojos y El sol y la carne. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, rumano y polaco.
1.
EL AGUA MECE LA CASA
y la oscuridad
tren silencioso
cruza y tantea los huesos.
Los habitantes observan
desde los rincones
acostumbrados ya
al vértigo que les produce
ser apenas la estación de lo que fluye.
Las paredes son de piedra
también los objetos más elementales:
las sillas
la mesa
las camas
los tenedores
los cuchillos afilados por si vuelven las fieras,
también las lámparas que cuelgan de los techos
manos abiertas
se encienden cuando la luz las nombra.
Todo lo demás es de carne.
El agua llena todas las habitaciones,
se abre paso a través del cuerpo
nadie teme, todos saben
han aprendido que cuando el agua roce sus cuellos
flotarán entre la casa
y chocarán los muslos, las cabezas, los pies inertes
(pequeños pájaros que convulsionan en un pozo)
y siempre habrá carne que se afila
contra el borde de las piedras.
El agua mece la casa hasta el amanecer;
luego vuelven las tareas cotidianas,
despertar a los ahogados
servir en los platos minúsculas algas
remover de las paredes peces mutilados
limpiar con las escobas la oscuridad de los rincones
peinarse las raíces que han crecido durante la noche
desprender de los ojos la humedad
las visiones:
carne sobre carne el aliento humano
carne despeñada
lamida.
María Gómez Lara
Bogotá, 1989. Estudió literatura en la Universidad de los Andes en Bogotá y tiene un máster en escritura creativa en español de New York University. Actualmente cursa un doctorado en el Departamento de Lenguas Romances de Harvard. Poemas suyos han aparecido en distintos medios de Latinoamérica y España. Ha publicado los poemarios Después del horizonte (2012) y Contratono (2015), libro con el que mereció el XXVII Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe a la Creación Joven. Contratono, además, fue publicado en Lisboa en 2015 traducido al portugués bajo el título Nó de sombras.
RECUERDAS CÓMO ERAS CUANDO TE PARECÍAS AL FUEGO
entonces te llevaba te empujaba te tumbaba
una fuerza enorme que no entendías cómo ni por qué ni hasta cuándo ni dónde desembocaba el precipicio
luego aprendiste:
poco a poco estudiaste las minucias de cómo echar raíces
para que no te jalaran de la tierra
le enseñaste a tus huesos a convertirse en ramas
te hiciste sentir madera
y que la piel remendada de tantas cicatrices
se estirara se ensanchara se doblara pero no
nunca quebrarte otra vez
aferrarte a tu corteza
no desdecirte no tener
que desandar tus pasos no gritar
mejor
quedarte quieta
y recordar ahora
casi desde lejos
casi mirando a otra
y sin embargo tú
que estás a salvo al fin
aunque arrastres aún
el fuego en las cenizas
María Gómez Lara
Fátima Velez
Fátima Vélez Giraldo (Manizales, Colombia, 1985). Estudió literatura en la Universidad de los Andes, maestría en Escritura Creativa en la Universidad Nacional de Colombia y maestría de Escritura Creativa en la Universidad de Nueva York. Ha trabajado como profesora de escritura creativa y gestora cultural. Fundó la residencia para artistas Residencia en la Tierra. En el 2012 hizo parte del equipo de curaduría del Salón Regional de artistas de la zona Centro Occidente. Sus cuentos, poemas y ensayos han sido publicados en diferentes blogs literarios y antologías. Su libro Diseño de Interiores ganó el concurso Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá 2015, premio no otorgado, por faltar la firma en el formulario. Su primer libro Casa Paterna (Universidad Externado de Colombia, 2015) es una antología de tres libros inéditos: Orillas (2003); Diario del refugio (2013); Diseño de Interiores (2014-2015); y Del porno y las babosas (2016), este último en colaboración con la artista Power Paola, publicado por la editorial brasileña DEEP.
alimentar a los caballos
similus cum similibus curantur,
que quiere decir que los burritos se juntan para rascarse
las montañas de Catskill
el establo
un caballo marrón
él le dice
si fuera animal
sería un caballo
como el caballo marrón
que ella mira y dice me excita
cómo la excita
pregunta él
ella responde
como si las cosquillas quisieran reemplazarme, muy aquí, con la escasa noción que pueden tener las cosquillas del aquí
seguramente el caballo la sepa abarcar bien
dice él
pero, advierte
si alguna vez ella se acuesta con un caballo
no volverá a tocarla
ella no está diciendo con perros
con gansos con cabras
dice con caballos
pero No es un músculo enfático
y ella comprueba cuando toca su mano
el No mayúsculo
impregnado de lomo
y dice no me acostaré con un caballo
para que siga tocándome
lo dice en serio
sabe
no existen otros caballos como él
las montañas de Catskill
se hacen las que no oyen que no saben
y rodean un lago antes un pueblo
removido del núcleo para contener
la reserva de agua de la ciudad donde él y ella
toman agua de la llave como si no estuvieran lejos
de lo que alguna vez los hizo cerca
de qué han estado cerca
no del futuro
pero existe
dónde
en el agua de la llave tal vez
si la mirada estuviera hecha para extraer lo otro
de lo uno
pero el ojo no ablanda
el cuerpo allá
marrón con la sustancia de lo vivo
su cola espanta moscas
sabe producir mirada
comer cagar ver oler una hembra
abalanzarse incrustarse
lastimar el reflexivo
solamente en comer
comiendo buscando más comida
gerundios del potrero
pero si hay una hembra
tumbar
arrasar
he ahí una palabra
he ahí una función
en contraposición las hojas
su postura de otoño
caen como si de caer hubiera adentro un canto
inspección del nosotros en la caída
el yo se instala en ella
él muta en otro
donde hay un yo y un tú hay un lugar donde crecen
y se ajustan y se enquistan las expectativas
alerta no quedar
en ese ahí de nos
qué hacer luego con esa pulsación
frente al semental jamás castrado
el espacio entre
se cubre de atmósfera
la visión declina
es ahora un asalto relinchante
y ella ya no está con una persona, ni con un caballo
está con la sensación de esa persona, de ese caballo
dirían que no se desea un objeto sino un conjunto
no me acostaré con un caballo
dice ella
pero cómo sabemos
los que pronunciamos palabras
y escuchamos promesas
los que creemos en mundos naciéndose
y otros acabándose
el mundo de las moscas, por ejemplo
el sexo con caballos, por ejemplo
de tanto desear que de ahí surja materia
no como pus
no como llaman los espíritus a lo vivo
materia como un colgar
de la firmeza de un caballo
la firmeza en que la forma encaja
formas colgantes que se parecen a aquello que las desea
¿qué se siente penetrar?
pregunta ella
debe ser, pero dígame usted
sabe más de esas cosas
debe ser apretar
que flujo se haga súbdito
materia que habla sobre cómo siente su materialidad
¿humedad? ¿barro? ¿qué?
Poder, dice él
poder sacar de un cuerpo donde el otro no es posible
el talón del amor
se podría hacer cuero de este momento
un cinturón de mirar un caballo
un cinturón marrón jala con su hondo animal
un cabalgar tal vez hacia un futuro
mejor hacia un presente
con anteojeras blindada la ansiedad de ser otro
tomados de las manos
la cabeza de ella descansa en la de él
y ella lo rascará, le dará guayabas, alfalfa
zanahorias