En el marco del dossier, Modelo para armar: 62 voces de la poesía argentina actual, con selección e introducción de Marisa Martínez Pérsico, presentamos a la poeta Alfonsina Clariá (Córdoba, Argentina, 1972). Es licenciada en Letras Modernas por la Universidad Nacional de Córdoba, escritora, docente e investigadora. Ha publicado libros de poesía como: Ecos del fuego (Alción, 2009), Imágenes incompletas (Alción, 2013) o, El jardín de los mendigos (Narvaja Editor, 2017).
La palabra en tu boca,
gema, estalactita,
ascua que promete
nunca consumirse.
La palabra, rocío,
lluvia lenta,
música tenue,
agua que corre.
No sé devolver un río,
si no es con una sed eterna.
*
A veces,
no hace falta decir nada,
porque todo ha sido dicho
menos el beso
y solo el beso alcanza
la desembocadura
del manantial profundo.
Voy a llegar tarde,
muy tarde,
a la vida cotidiana.
Voy a llegar mojada,
alumbrando un manantial.
*
Rodar como una fruta
hasta alcanzar el centro
de la madriguera,
aspirar el perfume
salvaje de los brotes,
morder la tierra.
Abandonar la cabellera
al alcance de la garra,
la espalda
al alcance del lamido,
las rodillas, los muslos
a la altura del ardor.
Desnudar el deseo
feroz de ser la presa.
*
Entre las páginas del mundo
retozamos,
con la copa en los labios
y el silencio en los ojos.
El cielo nos refleja cautivos
el uno del otro.
Sobre el pasto mojado,
la existencia es leve,
apenas una idea
pasajera.
*
Tu lengua, dulce
y sigiloso huésped,
llega a tocar el fondo
clandestino, la gruta
donde la sed relincha.
*
Llegué por el camino
de los que duermen.
El aire huele a incienso,
a flores y velas encendidas.
Los ángeles son ciegos,
el tiempo corroe
sus alas de cemento.
Aquí estoy, digo en voz alta:
soy el hambre y el cordero.
*
Siguieron noches
en las que no pude oír nada
más que el eco de un hacha
mutilando la espesura.
Lo escindido
ya no volvió a juntarse:
una parte de mí
huyó y es el hambre
de un animal perdido.
La otra,
una criatura ciega
que gime en el follaje.
Las dos miran la luna:
un párpado cerrado,
un círculo de sombra.
*
Perdí todas las alianzas,
me quedé con el temblor.
Cuidé que la pulpa
de mis manos nunca se secara,
que mi boca jamás renunciara
a la lascivia de la noche.
Rescaté un nombre,
el tuyo,
me bauticé con él,
y empecé a caminar,
como una virgen,
sin rumbo,
ni espectros en la espalda.
*
Alfonsina Clariá. Córdoba, Argentina, 1972. Es licenciada en Letras Modernas por la Universidad Nacional de Córdoba, escritora, docente e investigadora. Publicó en poesía: Desvaríos (Alción, 2007), Ecos del fuego (Alción, 2009), Pájaros en la casa (Recovecos, 2011), Imágenes incompletas (Alción, 2013), Mudanzas (Recovecos, 2015). Toda ceniza es alarido (Lago Editora, 2016), El jardín de los mendigos (Narvaja Editor, 2017). Trabajó en la edición crítica de Tres golpes de timbal de Daniel Moyano para la colección Archivos (Alción, 2012). Participó en diversas antologías tales como Dora narra (Caballo Negro/Recovecos, 2010), Fichas de Poesía argentina (Universidad Nacional del Litoral, marzo de 2012), Palabras de poeta (Babel, 2013), Luna de pájaros (El Mensú Ediciones, 2015) Revista de poesía (Babel, 2016), Esperando el 600, nueve cuentos de Córdoba (Postales Japonesas, 2016).