XIV Festival Internacional de Poesía en Pereira “Luna de Locos”

Dirigido por Giovanny Gómez, del 24 de Agosto al 5 de Septiembre de 2020, se llevará a cabo el XIV Festival Internacional de Poesía “Luna de Locos” en Pereira, Colombia. Presentamos una breve muestra de algunos de los invitados de este año, poetas de Europa, América Latina y Colombia.

 

 

 

 

 

ABEL MURCIA

(ESPAÑA)

 

 

 

Mar

 

Es este otro regreso.

Y tú aquí sigues,

invariablemente otra,

siempre igual a ti misma.

Reflejo de tu propio reflejo,

acompasada, sinuosa compañera

también en la memoria.

Plácida presencia transparente,

agitado rumor ronroneante

jugando a ser un gato,

o una gata tal vez,

según quién se te acerque.

Extensión de todas las heridas,

perseverante cicatriz

horizonte de todas las distancias,

territorio del sueño

de una infancia pirata

náufraga de un fallido abordaje

a una tierra adulta

que se alza en otras costas.

 

 

 

 

ANA BLANDIANA

(RUMANIA)

 

 

Enséñame a arder oscuramente

 

Déjame encenderme en tu oscuridad,

En la luz feroz,

Enséñame a arder oscuramente,

Modela mi llama

En forma de alas

Y purifícala de todo color.

O

Incluso mejor,

Dame una semilla de oscuridad

Para enterrarla en la tierra

Y haz girar más rápido las estaciones

Para que crezca

Y la siembre de nuevo.

Y en la luz feroz

Habrá entonces bosques y campiñas,

Arboledas, huertos, prados y bosques nocturnos.

Una suave oscuridad

En la que podamos morir cuando queramos,

Una oscuridad en la que

No seremos ni hermosos ni buenos,

Sino que únicamente estaremos solos

Y sin tener que mirar;

Al cerrar los ojos, podríamos ver.

 

 

 

 

AURORA LUQUE

(ESPAÑA)

  

 

 

Carpe noctem

 

Carpe noctem, amor. Coge el brusco deseo

ciego como adivino,

los racimos del pubis y las constelaciones,

el romper y romper

de besos con dibujos de olas y espirales.

Miles de arterias fluyen

mecidas como algas. Carpe mare.

Seducción de la luz,

de los sexos abiertos como tersas actinias,

de la espuma en las ingles y las olas

y el vello en las orillas, salpicado de sed

 

Desear es llevar

el destino del mar dentro del cuerpo.

 

 

 

 

 

EDGARDO DOBRY

(ARGENTINA)

 

 

Me gustaría que vinieras,

claro, pero si estuvieras acá

quién iba a mandarme cartas.

Prefiero que me escribas

–no lo tomes a mal.

Es lindo recibir cartas:

las apilo, sin abrir,

en este rincón del escritorio.

Puedo tocarlas hasta a ciegas,

tu letra inquieta adentro.

Te ruego: no dejes

de mandarme postales aunque no salgas

de la casa.

 

 

 

 

 

ALBERTO BLANCO

(MÉXICO)

 

 

Radiografía

 

Ir el viernes por la noche al cine

a ver una película de aventuras

es confirmar que no hay acción

ni misterio en nuestras vidas.

 

Ir al Museo de Arte Moderno

el sábado por la mañana

es reconocer que vivimos

sin creatividad ni belleza.

 

Ir el sábado por la noche

a una fiesta a buscar calor

es admitir que estamos solos.

 

Asistir a la iglesia el domingo

es confesar que brilla

por su ausencia el Creador.

 

 

 

 

 

IGOR BARRETO

(VENEZUELA)

 

 

Hambre

 

Tienen hambre

y han abierto

la boca.

 

Un árbol entero

podría colocarse

en ella

 

y un río

entero,

hasta unas montañas

 

con sus picos

y lomas.

Todo cabría

 

envuelto

en saliva,

en paños blancos.

 

La saliva

se estira

y ablanda el paisaje:

 

unas vacas pastan

en la profundidad

de su inocencia

 

y los caballos

sobre la barda

como estelas funerarias.

 

Piedad

para los que son

pasto y hueso

 

porque luego

serán triturados

por el deseo

 

bajo el cielo

incendiados,

y el ansia

 

y las paredes

del cosmos

se moverán

 

y el paisaje quedará guardado

en el saco ácido

de la desmemoria.

 

El deseo

de comer

lo incomible:

 

el perro fiel

calles y aceras,

edificios y trenes.

 

La hoguera de vidrio

de la pequeña ciudad

está encendida.

 

Devoración, devoración,

no importa cuánto

y cómo.

 

La hambruna,

la resaca súbita

del ánimo

 

una epidemia

masiva,

la voracidad

 

el ventoso remolino

de las aves carnívoras,

el entenebrecimiento.

 

 

 

 

 

LUIS ANTONIO DE VILLENA

(ESPAÑA)

 

 

Ni memoria ni olvido

 

Yo quise olvidar, estoy seguro. Incluso

aceleré tanto los caballos lujosos de mi vida

que pude haber llegado más allá del olvido.

Pero si hay arte en olvidar, cuando el recuerdo

vuelve, no como nostalgia sino cual boca viva,

también ha de haber arte en no sucumbir

a esa trepidación de odio, tristeza y futuro

que es el recuerdo no deseado, aquel garfio

que resultó, a la postre, más potente que la fantasía.

Quise olvidar. Quise tapar al niño negro que fui,

a esas tardes tan tristes, a los días violentos,

al extraño odio de unos camaradas de piedra…

Quise habitar un palacio de olvido. Y no pude.

Afortunadamente, dioses, no he podido. Pues si

es un arte olvidar, también lo es (y terrible)

volver virgen a morder aquella gruta podrida.

 

 

 

 

 

NUNO JÚDICE

(PORTUGAL) 

 

 

Soledad

 

Un mar rodea el mundo de quien está solo. Es el mar

sin olas del fin del mundo. Su agua

es negra; su horizonte no existe. Dibujo

los contornos de este mar con un lápiz

de niebla. Borro, sobre su superficie, todos

los pájaros. Los veo abrigarse de la goma

en las grutas del litoral: las aves asustadas por la

soledad. “Es un mundo impenetrable”, dice

quien está solo, se sienta en la orilla, y piensa

su caso. Nada existe más allá de él, aun

ese blanco amanecer que lo obliga a recordar

que está vivo. Espera entonces que la marea suba,

en ese mar sin mareas, para tomar una decisión.

 

 

 

 

 

JORDI DOCE

(ESPAÑA)

  

 

Aniversario

 

La puerta de otro año se cierra tras de ti

sin ruido de bisagras, sin llave escandalosa.

Estás donde no estabas aunque nada cambió,

contigo va tu aliento, la lumbre de tus íntimos,

el son de algunas líneas y aquel otro, insondable,

que brota de tus sueños sembrando apariciones.

A este lado del sol, de la sangre que gira,

tu cuerpo no ha caído de pronto en la vejez,

no encaneció la piel ni los ojos mermaron,

haciendo más pequeño el mundo, más difícil.

Es un día cualquiera, es el mismo y distinto,

pero está por hacer y en hacerlo se irá,

como siempre, otro día, mientras pardea el aire

al hilo de tus pasos, de estas nubes que cruzan.

Es un día cualquiera, con su ajuar de costumbres

inertes, su horizonte de anhelos, su flaqueza.

Sumar un año más no es sumar un anillo,

no es cruzar un umbral ni una horca caudina.

Caminas bajo el mismo cielo, las mismas alas,

mientras la tierra ofrece su raro laberinto

tus huesos ya celebran el sol que más calienta.

 

 

 

 

 

MARGARET RANDALL

(ESTADOS UNIDOS)

 

 

Prólogo

 

Mil-novecientos-treinta y seis. Siempre iba apurada

pero llegaba tarde. Ocho siglos

o diez mil años,

mi pequeña historia sujeta a mi espalda.

La comida llegaba bien envuelta y con su peso exacto,

la protección y el refugio quedaban de excedentes.

 

Lo mío, lo mío, lo mío

era un mantra que podía cantar

en cualquier estación.

Podía ser quien era

y también otra persona.

 

Llegaba tarde y también demasiado temprano,

Llegaba a la justicia

antes de su hora,

quien no estaba preparada para recibirme,

su áspero modo de agarrar lastimaba mi mano,

clavaba sus promesas en mi carne.

 

Haciendo malabarismos con el género

Llegaba temprano y también tarde.

Los niños, el servicio a los demás,

la explosión de mis palabras

sobre roca, sobre pergamino

o flotando en un ciber-nube.

 

Sólo la poesía y el amor se encontraban conmigo

allí donde nos podíamos reír.

Después de tantos comienzos falsos

ellos llegaban enteros y seguros

antes de la meta.

 

Mi mano coincidía con la huella antigua,

un radio de la existencia

que descansa sobre mis hombros.

Ahora soy la convergencia lunar,

un calendario de esperanzas.

 

Es el 2018, y descubro

que estoy perfectamente a tiempo.

Pronto desapareceré

junto a toda mi especie

y la tierra

con su reloj sincronizado

despertará en una mañana verde azul

sus ritmos

por un tiempo a salvo.

 

 

 

 

 

YOLANDA PANTIN

(VENEZUELA)

 

 

Frágil

 

La luz que cae sobre algo

 

para exaltar ese algo

que recibe la luz

 

y era nada, o poca cosa,

en la sombra, es un poema

 

y en segundos deja de serlo.

 

 

 

 

 

 

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