Presentamos, en versión de Mijail Lamas, tres sonetos de la poeta portuguesa Florbela Espanca (1894-1930). Fue poeta y pionera de la literatura feminista en Portugal. Hija de una relación extramarital entre Antónia de Conceição Lobo y del fotógrafo João Maria Espanca (pionero de la cinematografía portuguesa). Al morir su madre fue a vivir a casa de su padre y Maria Espanca, la esposa de éste. Ellos se hicieron cargo de su crianza, así como de su educación. Fue de las pocas niñas en asistir al colegio en la ciudad de Évora y de las primeras en cursar la enseñanza en el Liceu Masculino André de Gouveia. Profesora de Francés e Inglés en la escuela que fundo con su esposo en el pueblo de Redondo. Escribió en diversos medios literarios y periodísticos, como el diario Notícias de Évora. Realizó un curso de Letras en 1917, y ese mismo año se convirtió en una de las primeras mujeres en estudiar en la Universidad de Lisboa, matriculándose en Derecho. Su escritura se mantiene arraigada a las formas de la poesía tradicional como el soneto, que cultivó de manera magistral, sin embargo, sus diferentes exploraciones temáticas (el amor, el erotismo, la saudade) profundizan en la identidad y el lugar de la mujer en una sociedad dominada por hombres. Florbela Espanca, aquejada por una fuerte y dilatada depresión, además de problemas pulmonares, se quitó la vida el 8 de diciembre de 1930, a la edad de 36 años.
FANATISMO
Mi alma, de soñarte anda perdida,
Mis ojos andan ciegos de mírate.
No eres tú una razón para que viva
Pues ya toda mi vida eres tú.
Ya nada puedo ver, enloquecida…
Voy por el mundo amor, puedo leer
En el oscuro libro de tu ser
La historia tantas veces releída.
“¡Todo en el mundo es frágil, todo pasa!”
¡Cuando me dicen eso veo la gracia
De una boca divina que habla en mí!
Mis ojos pongo en ti, pronuncio rastros:
“¡Mundos pueden volar, morir los astros
Que tu eres como Dios: ¡principio y fin!”
YO
Yo soy la que en el mundo anda perdida,
Yo soy quien en la vida no halla el norte,
Soy la hermana del sueño y de esa suerte
Soy la crucificada … dolorida…
¡Sombra, tenue niebla, desvanecida
Que del destino amargo, triste y fuerte
Empuja brutalmente hacia la muerte!
Alma de luto siempre incomprendida…
Soy aquella que pasa y nadie ve,
A la que llaman triste y no lo soy,
Soy la que llora sin saber por qué.
¡Soy tal vez la visión que alguien soñó
Alguien mirando el mundo para verse
Y que nunca en la vida se encontró!
AMOR QUE MUERE
¡Quisiera ser el mar de altivo porte
Que ríe y canta, vastedad inmensa!
Quisiera ser la piedra que no piensa
La piedra del camino ruda y fuerte.
Quisiera ser el sol, la luz inmensa,
El bien del que es humilde y va sin suerte,
Quisiera ser la rama tosca y densa
Que se ríe del mundo y de la muerte.
Mas el mar también llora de tristeza,
Los árboles también, como quien reza,
Al cielo abren los brazos cual creyentes.
Y el sol altivo y fuerte, al fin de un día
Lágrimas sangra ya de su agonía:
Y a las piedras… las pisotea la gente.