Poesía peruana: Victoria Mallorga Hernández

Leemos poesía peruana. Leemos algunos textos de Victoria Mallorga Hernández (Lima, 1995). Poeta, tauro, editora. Es Licenciada en Letras Hispánicas por la Pucp y Magister en publicación y escritura por Emerson College. Ha escrito albión (alastor editores, 2019) y absolución (autogestion, 2020). Sus poemas e historias pululan por las redes y han sido publicados en español e inglés a través del continente americano en antologías y revistas. puedes encontrar su trabajo en victoria-mallorga.carrd.co o hablarle en @cielosraros.

 

 

 

ave de guerra

 

creo que podría haber sido un monstruo.
creo que podría haberme alzado
indestructible sobre edificios mausoleos,
devorando a mi paso toda reproducción del sol
y tu manito habría sacado cincuenta céntimos
para comprarme un chocolate
una Sprite
un chicle Bubalu. y te habrías sentado
junto a mi bajo el sol de helicópteros de guerra,
con esa tu risa, la sorna
de tu humor de viejo verde,
el afecto tiernísimo
de querer algo no solo por aquello que es,
sino por todos los horrores posibles
y toda la belleza que promete.

 
creo que podría haber sido un ave de guerra,
quizás, una fatalidad
pero habrías tomado tu guitarra
y habrías tocado uno de esos tus valses,
habrías tocado y mi cabeza enorme
habría bajado a tu regazo
solo para oírte.

 
cuando te vuelva a encontrar,
cuando mi corazón se haga tan chiquito que pueda flotar
descansare mi cabeza
contra tu chompa roja tu pañoleta de seda
sentiré tus manitas gruesas en mi cabeza,
esas palmadas torpes que me jalaban un poco el pelo repitiendo
nada te turbe nada te espante
calcando el remolino humano
mi ambición desmedida
este cuerpo que se multiplica
y en desconcierto vuelca su ira
contra sí,
pero que cuando te vuelva a encontrar
será otro bálsamo
me sentare a tu lado, seré entonces hierba
seré polvo seré pedacitos de estrella a la altura de tus ojitos cristalinos
y me sentare contigo a chismearte
cosas terrestres, a decirte que finalmente
escribí sobre mis viajes, que finalmente
decidí de dejar de confiar en la memoria,
que he dejado que me quieran,
y que aun llevo, desde luego
mil chompas de color amarillo
para que cuando nos encontremos de nuevo
seamos un pequeño atardecer
pequeñito, pequeñito
a la altura del sol.

 

 

 

 

pesca abierta

 
en el gancho de estar viva
prendida ya me apoyo sobre el muelle
hasta que la herida se transforma en
una boca, hasta que la sangre
se desliza lo suficiente
para causar
         un desastre, para
realmente llamar
a todo depredador a la redonda
que la falta de oxigeno
sea apenas un obstáculo menor
para esta pulsión que arranca del
nacimiento de mis uñas a
mi frente, que marca redoble
desde el agujero en medio
de mi sien que reclama
que your minutes are up, my dear
     y es una pena terrible, mi vida

 
 
así que volvemos al lago,
con la herida boqueante, con las uñas
de perla incrustada, con esta carne dispuesta
a ser comidilla de crustáceos
que casi no puede esperar
a ser los restos prehistóricos
en el vientre de un pez alado,
y al contacto,

 
             el agua es quebrada
cristalina, es espacio entre el dolor
y todo aquello que alimenta
esta la fiebre que se agota al
rozar de las algas,
sujeta mi mano y
finalmente musita

    vincit omnia, querida
descansa, callada, descansa.

 

 

 

 

hoy no quiero estar triste

 
este es mi camino cuando me desoriento,
la mística de la claridad
sofocando mi canto:
mi voz puede ser límpida
o crecer enredadera
a los pies de un matorral
incógnita serena que muta
al temple de mi boca,
que se arranca de mi
tráquea y dice:
hágase el caos.

 

 

 
hoy estoy triste
me siento en el lavadero
mirándome al espejo como quien
se imagina que le toman una cándida
ubico mi cuerpo
mi experiencia simbólica
pero si me tomaras una foto,
solo sería una sombra.


y hoy que solo estoy triste,

mi memoria se cobija
en el campo de margaritas de
letras, donde el símbolo
se ha escondido nuevamente
del desyerbar.
disfraz y capa,
verbo y mito,

 
abrazo la pausa tanto mas
que la luz de la palabra,
me trago          el sonido.

 
 
          hoy estoy triste, lo siento
en la piscina,
bebiendo frustrada,
mis piernas agitan
          el agua como preparando
          caramelo a medianoche
sentada al borde del dulce,
deseando por un momento
ser clara, pero
a punto de pura
pura melaza.

 

 
y al cabo hoy tambien estoy triste
lavo mi ropa a mano
dejo que mi tristeza humedezca la ropa
es decir
lloro, porque las lágrimas caen,
y espero que quizás esto
sea lo suficientemente claro.

 

hoy estoy triste
lavo mis rodillas con sal para cerrar
las heridas
          me escabullo en campus de universidades
tan grandes que bien pueden sujetar
mi cuerpo, mas fracasan
mi verbo lacerado besa el suelo
está cansado de perseguir
tu luz

 
          pero estoy lejos,
          y la claridad no alcanza

 

 
un montaje verbal se desprende de mi frente, las buenas intenciones enmarcando pero no entiendo, reflujo de aves contra ventanas sin signo, el hueco sordo de sorpresa, trauma encefálico posterior y muerte. pero esto no es claro, desde el espacio de mi boca voy rumiando el positivismo, parques y parques de nieve, la oscuridad de las ventanas cementerio, rumiando el pensar mejor, pensar suave, desde el interior de mi mano derecha, pensar sobre el quehacer poético, reducirlo a una discusión sobre metáforas y decir crítica constructiva, decir, crecimiento sucesivo de mi voz poética, cuando revolotea violento el verbo. en esa casa de ventanas, aves siembran de muerte los linderos, el reflejo de la luz a través de todo, la claridad absoluta arrastrando a la sorpresa, el silencio involuntario de un animal que solo ve campos y campos, la largueza del horizonte ininterrumpida cercenada por lo invisible. la caída es traumática pero predecible: barreras se elevan como cielos violentos, zozobras en lo alto, altazor en caída eterna, y por ello insoportablemente libre. aun así el trauma al pie de la casa de cristal: volar conteniendo el deseo de replicar la claridad, sonar planear a través de ella cubierto de luminosidad, vomitar enredaderas y enredaderas, asumir la casa como refugio, asumir el lenguaje como una forma única de entendimiento, romperse contra la ventana una y otra vez, cuestionando el canto matutino, queriendo por un momento decir y solo decir de forma universal.

 

 

 

pero lo universal es—

 
 
          una sucesión de imágenes,
                                     la historia latinoamericana
                                                  una dictadura de derecha
                                                            una dictadura de izquierda
                                                                        sentarse al pie de una ciudad
                                                                                      crecer por encima de la acera y saber
                                                                                        que nada de esto rompe el silencio
a menos que quiebres la casa de cristal

                                                             de aletazo en aletazo ensangrentado
                                                   o vueles en diarrea de protesta
                                        marcando cada silente vidrio
          tornando imposible la sorpresa

 

 

 

hoy estoy triste
y no quiero escribir un poema blanco
 

 

 

 

detrás de la cortina

 
sigues

 
tomándome
de las fuentes
entre monedas de plata
y cloro neón

 
pero surgen las mariposas
de nuestros límites
tu mano contra la mía rebosa
me encuentro furiosa
en la metáfora, tratando
de dotar de belleza
algo tan malsano
como lo banal del afecto

 
me doy y fracaso:
es una historia corta

 
aun así
sigues tomándome

 

 

 

 

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