Dos poemas de Patricia Alba

Leemos dos poemas de Patricia Alba (Lima, 1960). Es una voz identificada, según dice Ricardo González Vigil, con la “poesía del cuerpo”. En 1988 publicó O un cuchillo esperándome. 

 

 

 

Las mejores al verlo caminar

 

Las mejores al verlo caminar comentan su quietud
Sueñan con lo imposible en las noches más densas, y usted
Aparece llenando las imágenes, los olores.
Comentan cosas graciosas sobre usted por aquí, y el iniciarlo
Inquieta a las muchachas que sostienen cuerpos
Que parecen estallar.
De un tiempo a esta parte todas nos preparamos para usted.
Si solo me dejara guiarlo
Si solo me dejara colocarlo y usted penetrara
Le asombraría
cómo sus músculos ceden a esta fuerza incontrolable.
Si solo me dejara guiarlo.
La entrada es húmeda y oscura
Y usted pensará que el mundo se acaba ahí.
Luego, ya nada lo hará retroceder
Ni su rara agitación, ni el miedo que va mezclando
A esa chispa que le recorre el cuerpo
Y estalla en medio de los dos

 

 

 

 

 

Mi venganza, pequeño

 

Cuando trates de alejarte del contacto de estas partes
Retírate como se retiran las bestias asustadas: para no volver.
Desclava las manos de mi cuerpo y escucha bien
Todas mis indicaciones
Hombrecito infame.
Reconozco tu manera de durar sobre este feudo
Tu estricta manera de permanecer.
Seres más bellos
Con mil proposiciones dirán: probemos
Y yo no hallaré dónde recostar esta masa que llevo encima.
Mis manos descansarán, sí
Mis manos descansarán en las mejores bandejas del banquete
Y mi cuerpo será gozado
Trecientas veces más de lo que tú puedes
Imaginar

He ahí mi venganza, pequeño
He ahí mi goce.

 

 

 

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