El honor de la tragedia
Estamos sentados con un postre vegetariano
y nos metemos en todo
indiscretos prosistas.
Tras páginas de esquelas
una receta de galletas para el té.
Libertinas conversaciones sobre la inspiración.
Sobre la obscena facilidad del acto creativo.
Sobre la aliteración desenfrenada.
¿Recuerda alguien todavía
que la inspiración consiste
en introducir aire en los pulmones?
Se agita el pecho
tras la última frase.
Un rebaño de banalidad vaga
por las turberas de los adjetivos.
Cuán mejor novela es un paisaje
dotado de talento.
Pero nuestra tragedia tiene su honor
y bebe a la salud de todos los artistas
una irónica alusión del océano.
La historia alguna otra vez volverá
a dejar encendida la plancha
dice esperanzado el fuego
con la mirada puesta en la madera.