Mathieu Giménez escribe poesía, navega, enseña literatura y dirige una escuela en México. Publicó un ensayo sobre la poeta belga Colette Nys-Mazure antes de editar varias obras colectivas dedicadas al mar. Su tesis de literatura estuvo dedicada al escritor Joseph Delteil. La poesía de Mathieu Gimenez está marcada por su juventud en las fronteras del Rosellón y las Corbières, por sus estancias en el extranjero, sus angustias y sus deseos. L'Étendue de la lumière (Éditions du Passavant, 2023) es su primer libro de poesía publicado. "Alba", "Mediodía" y "Medianoche": tres momentos dividen la obra poética de Mathieu Gimenez, marcando una larga jornada en poesía. El objetivo es seguir, con el poeta, la doble progresión de la sombra y la luz en una vida.
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Le Sachet de Lavande
Le sachet de lavande
La grâce me suffit
Henry Bauchau
à Anne Prouteau
Je suis né
à l’heure où les ouvriers avalent le coeur des tomates
et boivent le vin le plus noir des Corbières,
dans une manufacture de peau et d’entrailles.
Le corps de ma mère est une forge
dont les vivants soufflets encouragent
un chant
lointain comme l’odeur des sachets de lavande
qu’elle plaçait
le matin
sous l’oreiller.
Mais voilà, c’est douloureux une mère.
On la regarde. Tant de choses brûlent
qui recomposent l’univers.
Tant de paroles dites et qui séparent.
Une trame faite de cendres et de gratitude
sur laquelle nous demeurons tous deux
silencieusement.
Petites cendres qu’elle sema un jour, au jardin des souvenirs,
offertes aux larmes et à la tramontane.
Et moi je m’interroge.
Ses bras ont-ils oublié
qu’un jour ils m’ont étreint ?
Mes mains ont-elles perdu
le jour où elles embrassèrent ses seins ?
Mais lorsque je m’endors,
retrouvant sous l’oreiller
un sachet de lavande,
je ramasse en un sourire
les miettes de cette grâce.
Nus dans un paysage
a Ricardo
Lorsque tu m’as dit
je voudrais que tu sois heureux
– et c’étaient ces mots-là exactement –
nous étions nus tous les deux
la peau à même la terre
comme une obole versée à l’herbe et à la mousse
Lorsque tu m’as dit cela
– et tu aurais pu le dire différemment d’ailleurs –
le pétrichor soulevait ton âme
un poème endeuillait la mienne
la pluie ne tarderait plus à chevaucher nos corps
J’eusse voulu croire
sans cesser de contempler les hommes
vivre à l’ombre de gestes qui consolent
dans la dure réalité des pierres
J’eusse aimé être simple
et non pas cet arbre que gifle un nuage
et non pas cet homme confondu par les voix closes
être un autre écrivait Rimbaud
sans quoi la clarté ne saurait advenir
Mais puisque tu as choisi ces mots
et cet homme vacillant
accepte seulement ce poème
et regarde en silence ces deux oiseaux y faire leur nid
La bolsita de lavanda
La gracia me basta
Henry Bauchau
a Ana Prouteau
Nací
a la hora en la que los obreros devoran el corazón del tomate
y beben el vino más negro de las Corbières,
en una fábrica de pieles y entrañas.
El cuerpo de mi madre es una fragua,
cuyos fuelles vivientes alientan
un canto
lejano como el olor de las bolsitas de lavanda
que ella colocaba
por la mañana
debajo de mi almohada.
Pero ahí lo tienes, es doloroso una madre.
La miramos. Tantas cosas arden
y recomponen el universo.
Tantas palabras dichas y que separan.
Una trama hecha de cenizas y gratitud
en la que que ambos moramos silenciosamente.
Pequeñas cenizas que ella sembró un día, en el jardín de los recuerdos,
ofrecidas hasta a las lágrimas y a la tramontana.
Y me pregunto.
¿Sus brazos han olvidado
que un día me abrazaron?
¿Mis manos han perdido el día
en que besaron sus pechos?
Pero cuando me quedo dormido,
encuentro bajo la almohada
una bolsita de lavanda,
colecciono en una sonrisa
los trocitos de esta gracia.
Desnudos en un paisaje
para Ricardo
Cuando me dijiste
yo quisiera que seas feliz
– y esas fueron tus palabras exactamente –
ambos estábamos desnudos
la piel en el suelo
como una moneda volcada a la hierba y al musgo
Cuando me dijiste eso
– y podrías haberlo dicho de otra manera –
el petricor levantaba tu alma
un poema entristeció la mía
la lluvia no tardaría más en cabalgar nuestros cuerpos
Hubiera querido creer
sin parar de contemplar a los hombres
vivir a la sombra de gestos que consuelan
en la dura realidad de las piedras
Hubiera amado ser sencillo
y no este árbol que una nube humilla
y no este hombre confundido por voces cerradas
ser otro escribió Rimbaud
sin el cual la claridad no sabría suceder
Pero ya que elegiste estas palabras
y este hombre vacilante
acepta solamente este poema
y observa en silencio como estos dos pájaros hacen allí su nido