Presentamos un adelanto del nuevo libro del poeta chileno Jaime Huenún (Valvidia, 1967), “Reducciones”. En 2005 obtiene la Beca Guggenheim. Actualmente prepara una nueva antología de poesía mapuche que será publicada en España y colabora como columnista en el diario Las Últimas Noticias.
LOS VIAJES, LAS VIGILIAS
1
Izamos la bandera de la nieve
en nuestros huesos,
-las estrellas de la muerte río arriba-
y caímos al barranco.
Fuego hicimos,
blanco fuego
en la noche aullante de las piedras.
Cómo te llamas, río.
Cuál es tu nombre, árbol.
Dónde te mueres, viento.
Escuchan los caballos ahora
el rumor de nuestra sangre
en el sueño.
Mañana uno de ellos caerá
bajo el hacha de nuestra hambre.
En la roca lucirá su cráneo
como un sol diminuto
en el limpio amanecer de las montañas.
2
Detengamos por fin nuestros pasos
frente al mar que es la sombra extendida
de las verdes montañas.
Partamos con calma el pan de la mañana,
bebamos sin apuro la sidra avinagrada
por el sol y los caminos.
No somos extranjeros en la patria de la arena,
no somos extranjeros en las costas de la luz.
3
Entonces fundamos un pueblo.
Las barcas iban y venían
cargadas con peces sin nombre.
Olvidamos para siempre la nieve,
las monturas,
el afilado viento de las serranías.
Abrimos ventanas en las piedras para respirar
el cielo desnudo de la medianoche.
Cuál es tu nombre, estrella sin luz.
Dónde te ocultas, pájaro sin trino.
Las fogatas ondulaban encima de las rocas
para recibirnos.
El jardín estaba lleno de almas cortadas,
de pájaros que buscaban en la hierba
un poco de aire.
Esta aldea se llama Clemencia.
Aquí las mujeres se hunden
en los ojos de los perros silvestres.
Miremos a los niños trepar los árboles parlantes,
contemplemos sus sombras que iluminan nuestras sombras
al atardecer.
4
Me dieron la tierra roja
y oscuros bailes y cantos
para despertar.
Mi tierra,
la cuenca vacía de los dioses,
las playas de greda ante el furor del sol
y montes quemados en la raíz y el aire.
Aquí las piedras labradas desde el sueño.
Aquí palabras ocultas bajo el viento.
Mi tierra,
andándome con cardos y pastores,
hundiendo su luna en mi mirada.
Nada más allá de mi mirada,
nada sino la ceniza
que el oleaje deja a las rocas
y a los bosques frente al mar.
Mi tierra,
el salto de culebras de espesura
abriendo la neblina en los juncales.
Mi tierra,
los muertos en el arco del conjuro
bailando y delirando bajo el sol.
Mi tierra,
la danza,
el lento apareo después de la embriaguez.
ALONSO DE ERCILLA PARLAMENTA Y FUMA
FRENTE AL LEVO ALZADO DE CHAURACAHUIN
¿Qué zapato en la locura pisa y llora?
¿Por qué caminos las estrellas se quedan
en los ojos que las vieron morir?
¿En qué tiniebla se cierran los párpados
de los que aún no nacen,
germinados de muerte
y cruel velocidad?
Este es el cuchillo, el animal yerto y salado,
la noche que humedece el sexo y el rosal,
el canto de las piedras,
el río que pasa y en silencio te moja,
y este es el cielo en tu terrible ensoñación.
Come entonces y procrea y caza
y quémate en la llama que alumbra
la cara de tus muertos
y dibuja en la roca el corazón del tiempo
como el niño que escribe su ancho nombre
en la tibia arena del atardecer.
HALCONERO
Si cada forastero se detiene
en la sombra del árbol sobre el agua,
yo me detengo en la lámpara de aceite,
en el pan mojado por la niebla
y en la alta ventana de la niña
que juega con su anillo en las alcobas.
Yo soy el hombre del bosque, el halconero
nocturno, embozado, cabizbajo
que olfatea al venado y a la luna
y se embriaga en los muelles de madera.
Veo el salto de los peces en las islas
que han nacido de los ahogados,
y es un fulgor de muerte que me alegra,
un cruel destello de oro en el silencio.
Los rapaces han comido de mi oreja,
de mis manos y de mi memoria;
hambrientos de sí mismos, ya no vuelan
si no sacian su apetito en mi carne.
Los boteros que ya pasan por el río
me cancelan el peaje entre las sombras:
sal marina, alcohol, tabaco de hojas,
mujeres de ordinaria contextura.
Aquí veo amanecer la luz del río
y a las aves que cantando se marchitan.
Aquí vengo a navegar por la locura
donde todos los demonios se reúnen.
Veo lejos la cara de mi padre
escuchando al sacerdote envuelto en pieles
y los libros donde escribe el polvo
el destino de los cuerpos luminosos.
Ebrio palpo el pelaje de tigrillos
que me acechan la sangre y la simiente,
animales que extraviados me padecen
y olisquean mi mirada en los reflejos.
Yo soy el hombre del monte, el pajarero
que desgarra con sus águilas el campo,
el que habla sólo con las uñas
y los picos de sus aves asesinas.
FUNDACIONES I
No sabe aún morir la ciudad de los insomnes,
no sabe ya viajar en los ojos de un halcón;
la piedra la levanta, el agua la atribula,
el sueño de los niños la detiene en el mar.
Tenemos un país que ilumina tormentas
y rompe las ventanas frente al aire dormido.
La carne, lo sabemos, trabaja maleficios
para aquellos que marchan hacia el polvo y la luz.
Mirad la enredadera cubriendo los umbrales
de viejos caserones donde ladran los perros,
mirad las blancas sombras en las puertas vencidas
de una larga ciudad enfrentada a los astros.
Dirán que no tuvimos suficientes delirios,
dirán que no cubrimos la paz de nuestros muertos;
qué será de nosotros buscando en las basílicas
el último mendrugo salvado de las ratas.
Los barcos ya han partido hacia el cielo y el fuego
llevándose el deseo del oro y de la carne,
los libros que escribimos, las cartas a un imperio
que levanta castillos donde no muere el sol.
Nosotros arrastramos las armas de la noche.
Con ellas defendemos las fronteras del alma,
los frutos cosechados con lágrimas y coitos,
la sangre que enterramos para no regresar.
Datos vitales
Jaime Huenún (Valdivia, 1967) estudió Pedagogía en Castellano en el Instituto Profesional de Osorno y en la Universidad de la Frontera en Temuco. Entre sus libros destacan: “Ceremonias”, “Puerto Trakl” y “Reducciones” (inédito). Fragmentos de su poesía se han publicado en revistas y antologías nacionales y extranjeras, entre las cuales se cuentan Cartas al Azar (muestra de poesía chilena), Editorial Ergo Sum, 1989,Zonas de Emergencia, Paginadura, Valdivia, 1994, Ül: Four mapuche poets, muestra de poetas de origen mapuche publicada por las editorial Latin American Literary Rewiew Press, Pittsbourgh, 1998. El 2003 obtuvo el premio Pablo Neruda de poesía otorgado por la Fundación homónima. A fines del mismo año, compila y antologa el libro Epu Mari Ulkantufe ta FAchantü/ 20 poetas mapuche contemporáneos (Lom ediciones). El año 2005 obtiene la prestigiosa Beca Guggenheim otorgada por la Fundación Simon Guggenheim de Nueva York. Parte de sus textos poéticos han sido traducidos al inglés, italiano, catalán, portugués y croata, y han sido publicados en antologías de poesía chilena y latinoamericana editadas en Argentina, España, Colombia, México y U.S.A. Este año, la editorial ActionBooks de U.S.A publicará su libro “Puerto Trakl” en versión bilingüe (inglés-español). Actualmente prepara una nueva antología de poesía mapuche que será publicada en España y colabora como columnista en el diario Las Últimas Noticias. Reside en Santiago de Chile.