Poemas de Domenico Ingenito

Leemos, en versión de Ariel Miller, algunos poemas de Domenico Ingenito (Nápoles, 1982). Es un autor de difícil clasificación. Escribe en inglés, italiano y persa. Además de traductor, es profesor de Literatura persa en la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA). Estos poemas fueron escritos originalmente en inglés.

 

 

 

 

 

 

 

Leemos a Domenico Ingenito, nacido en Nápoles en 1982; es traductor y profesor de Literatura persa en la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA). Escribe poesía en inglés, italiano y persa. Lee al caminar, se para de manos y contribuye a la creación de comunidades de corazones ​​ e intelectos. Su traducción completa de Forough Farrokhzad al italiano fue publicada en el 2023. El traductor, Ariel Miller, actualmente cursa estudios de maestría en la Freie Universität de Berlín, ha publicado, asimismo, la poesía completa del autor iraní, Sohrab Sepehri, y poesía suelta del portugués, polaco, sánscrito, árabe, italiano, inglés y latín

 

 

 

 

***

 

 

 

I

 

Articulas tu pensamiento

con la precisión punzante​​ 

que despide el ascenso de halcón

hacia el sol.

Contemplo las estrellas variables  ​​​​ 

que habitan tu silencio

y ves, entonces, y piensas mínimas formas ​​ de verdad.​​ 

Cortan la manzana​​ 

o, quizás, el corazón. No hay semilla que se desperdicie;

La sangre no fue derramada.​​ 

 

Y me tomó casi dos años​​ 

–tú lo sabes–​​ 

percatarme​​ 

de la hermosura con que tus formas se alinean​​ 

con todo lo que ves, con todo lo que comprendes:

Los gestos etruscos que se aciertan​​ 

en la sangre parta

que en el misterio​​ 

una diana de los miembros​​ 

hace para la mirada.

 

Mas tus sentimientos, Fedro, se esconden​​ 

en la recámara más oscura del pensamiento:

pides y pides que sean contemplados​​ 

o que en otras mentes se sientan, una vez más.

–Sensaciones convulsas por mundos nunca antes vistos.​​ 

 

Pero estas formas…

estas formas…

estas formas tuyas

en que tú devienes.

 

 

 

 

 

 

 

II

 

Así habló el inconsciente:

–en el vacío que la lengua subtiende,

el plumaje de Gabriel acaricia tu mente.

no hay signo ni sentido en​​ esto,

puesto que la luz sin anunciar sus fines, sucede.

Yo afirmo que esta piel nos pertenece,​​ 

mas la idea misma de sí

le pertenece a imaginarias sensaciones​​ 

que se estiran más allá de los gestos no vistos:

no dichos, indecibles, despreciables fulgores de gloria.

Me aguanto la respiración, y tiemblo,

Ve a mí lado y escucha

mientras contemplo la noche​​ 

y sus resplandores,​​ 

los cuales ya no son​​ más.

Ven, te lo pido:

hay que observar los hologramas,

su poder desconocido

 

 

 

 

 

 

 

III​​ 

 

Esta ave no existe,

pero yo hablo sus alas

la iridiscencia de su plumaje

y un ave innombrada en tu mente se suscita.​​ 

Yo hablo aquellos tonos jades,

y las escarlatas posibilidades de reanudación,

dado que todo es posible y, sin embargo, no lo es.

El vuelo se aprisa como ráfagas de plata​​ 

entre azules alas

–tus ojos toman el control

tus ojos dorados

el silencio de tus pensamientos

este es tu silencio, tu verdad

y esta es la primera idea

que te lleva a hablar

 

 

 

 

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