Hoy 30 de septiembre de 2023, Día Internacional de la Traducción, presentamos una nueva entrega de nuestro Dossier Paul Celan, preparado y traducido desde diversas lenguas por Roberto Amézquita, se trata del poema -y de su posible origen-, En forma de jabalí (In Gestalt eines Ebers), perteneciente a la sección Siete rosas más tarde, que abre su libro De umbral en umbral (1955).
Todo lector de Celan sabe que el amor por la lengua y la literatura alemana que llenaba el corazón de Fritzi Schrager, su madre, fue transmitido al pequeño Paul y que después él escribirá en esa lengua sus poemas. Pero en esta ocasión he querido visitar aquella lengua del Celan niño, y pensar cómo las lecturas de Paul Antschel pasaron luego a los poemas que escribió Celan. Es decir, el poeta desde sus primeras lecturas, y desde todas sus lecturas, en el camino hasta un poema de 1955, como el que abordamos hoy, por ejemplo
¿Cómo es que el sustrato de las lecturas de un poeta emerge en el tiempo? Y no sólo eso, sino sus traducciones y lecturas de toda su vida literaria. Para ello, he preparado este breve recorrido en que el lector de Círculo de Poesía encontrará una carta de Paul Celan a su amigo, el profesor de literatura clásica, Walter Jens, y que es una respuesta a la pregunta del profesor sobre de dónde habría sacado a su jabalí del poema en cuestión. Nuestro poeta responde con varias posibilidades, señalando su lectura de niño del famoso libro de Gustav Schwab, en que los lectores de lengua alemana desde el romanticismo leyeron, reunidos y rescritos, los mitos griegos, incluido el Jabalí de Erimanto, por supuesto. Pero también afirma en la carta que su jabalí podría venir del Jabalí de Calidón en las Metamorfosis de Ovidio o más próximo aún, de la traducción que el propio Celan hizo de un poema de W.B. Yeats, donde aparece un jabalí, y quizá también, dice, pudo venir de la tradición escáldica de la Skáldskaparmál. Así que presento traducciones desde sus originales de todos esos textos.
El jabalí de Celan pudo venir de todos esos sitios y de ninguno de ellos, desde luego. En el poema tu sueño pisotea por los bosques al borde de la noche, atraviesa los umbrales y desentierra la amarga nuez hacia el acantilado. Es un poema en que el sueño nos habla. Por otra parte, si apelamos a la taxonomía, se trata del Jabalí de los Cárpatos o Sus scrofa attila (Thomas, 1912). Pero, tras la lectura y traducción del poema, diría yo que Celan a logrado clasificar la variedad: Sus scrofa attila de umbrae et somnium (Thomas-Celan, 1955). Pues si el Jabalí de Erimanto (IV Trabajo de Heracles) se dice que arrancaba los árboles de raíz, y aquí hablamos de tu sueño-jabalí, habría cuando menos de arrancar las sombras de los árboles.
Todos estos elementos resultan en un poema de Celan con su escritura límite entre límites: En forma de jabalí, que hace parte del libro cuyo título es justamente De umbral en umbral (1955). Le suma, además, una noción liminar doble, pues es el poema que abre la sección Siete rosas más tarde. Lo presento aquí a nuestros lectores en celebración de este Día Internacional de la Traducción.
30 de septiembre de 2023
Roberto Amézquita
EN FORMA DE JABALÍ
En forma de jabalí
tu sueño pisotea por los bosques al borde de la noche.
Blanco relumbrante
como el hielo, del que irrumpieron,
son sus colmillos.
Una nuez amarga
desenraizó de entre el follaje,
arrancó a los árboles su sombra,
una nuez
negra como el corazón,
que tu pie pateó frente a ti
mientras hacia ti mismo caminaste.
Él la cuerna
y colma la maleza de gruñente destino,
la conduce luego
costa abajo,
allí, donde el mar da
sus más oscuros festines
en los acantilados:
quizá
un fruto como el suyo
encante al ojo festivo
que ha llorado tales piedras.
IN GESTALT EINES EBERS
In Gestalt eines Ebers
stampft dein Traum durch die Wälder am Rande des Abends.
Blitzend weiß
wie das Eis, aus dem er hervorbrach,
sind seine Hauer.
Eine bittere Nuß
wühlt er hervor unterm Laub,
das sein Schatten den Bäumen entriß,
eine Nuß,
schwarz wie das Herz, das dein Fuß vor sich herstieß,
als du selber hier schrittst.
Er spießt sie auf
und erfüllt das Gehölz mit grunzendem Schicksal,
dann treibts ihn
hinunter zur Küste,
dorthin, wo das Meer
seiner Feste finsterstes gibt
auf den Klippen:
vielleicht
daß eine Frucht wie die seine
das feiernde Auge entzückt,
das solche Steine geweint hat.
Fragmento de la carta de Paul Celan en respuesta
a su amigo, el clasicista y crítico literario, Walter Jens.
19 de abril de 1961
«Yo también me he preguntado de dónde podría haber sacado a mi “jabalí”. Jabalíes, querido Walter, –ellos en verdad existen, y eso es todo… (Si los poemas vienen tan sólo –y directamente– de otros poemas, entonces sería obvio buscar mi –indudablemente mítico– jabalí, en otros poemas, poemas con los cuales yo estaba familiarizado desde muy al comienzo. Eso pienso, aunque lo considero una perspectiva literaria-históricamente renovada –me anticipo aquí, sé que le debo mucho a W.B. Yeats. Y –con mis poemas, pero no sólo con ellos– estoy de regreso en mi infancia, estoy junto a los libros de mi infancia, y… junto a Gustav Schwab. Quién sabe si mi jabalí no es el de Calidón… En el Kluge (diccionario etimológico) estoy ahora leyendo: “Eber M. Ahd. ëbur… anord, jofurr (‘príncipe’ sólo en sentido figurado). También relacionado con esto está el latín aper, que tiene el mismo significado… Sólo estoy enfatizando esto, por una razón que parece confirmarse en mi poema jabalí: Porque eso –ya tan temprano– principesco sobre el jabalí encuentra una (igualmente inesperada correspondencia en el aspecto festivo del poema: porque el principio masculino subrayado en los significados aper se aclara en el componente erótico del poema –desenterrando la nuez amarga es sin duda una acción erótica–. (Y, se me ocurre en este momento, también otra confirmación: amargo es mi vello púbico –en Der Sand aus den Urnen…»
P. Celan
Celan tradujo en 1962 el poema de William Butler Yeats al que se refiere en la carta –jabalí sin cerdas–: Ojalá hubiera venido del Poniente el Jabalí sin cerdas / y hubiera desarraigado del cielo el sol, la luna y las estrellas / y, tendido en la oscuridad, gruñendo, volviera a su reposo. Aquí el poema original seguido por mi traducción:
He mourns for the Change that has come upon him and his Beloved,
and longs for the End of the World
W.B. Yeats
Do you not hear me calling, white deer with no horns?
I have been changed to a hound with one red ear;
I have been in the Path of Stones and the Wood of Thorns,
For somebody hid hatred and hope and desire and fear
Under my feet that they follow you night and day.
A man with a hazel wand came without sound;
He changed me suddenly; I was looking another way;
And now my calling is but the calling of a hound;
And Time and Birth and Change are hurrying by.
I would that the Boar without bristles had come from the West
And had rooted the sun and moon and stars out of the sky
And lay in the darkness, grunting, and turning to his rest.
Llora su Transformación y la de sus seres queridos
y añora el fin del mundo
W.B. Yeats
¿No me escuchaste llamarte, blanco ciervo sin cuernos?
Me he transformado en sabueso con una oreja roja;
He estado en el Sendero de Piedras y en el Bosque de Espinas,
Porque alguien escondió el odio y la esperanza y el deseo y el miedo
Bajo mis pies que te siguen de noche y de día.
Un hombre con una varita de avellano llegó sin hacer ruido;
Me transformó de repente; yo estaba mirando a otra parte;
Y ahora mi llamado no es más que el llamado de un sabueso;
Y el Tiempo y el Nacimiento y el Cambio se apresuran.
Ojalá hubiera venido del Poniente el Jabalí sin cerdas
Y hubiera desarraigado del cielo el sol, la luna y las estrellas
Y, tendido en la oscuridad, gruñendo, volviera a su reposo.
Traducción de Roberto Amézquita
Entrada del diccionario consultado por Celan
en una edición más reciente
Kluge, Fredrich:
Etymologisches Wörterbuch der deutschen Sprache, Berlín, de Gruyter, Ed. de Elmar Seebold, 1989. Pág. 164.
Jabalí m. Mhd. jabalí, ahd. ebur, como ebur (spiot) s. (?) del wg. *ebura- m., “jabalí”, también en ae. eofor. El alto nórdico correspondiente jofurr sólo se usa como término figurativo para «príncipe». Correspondiente a 1. aper (con una vocal diferente) y (en mi sugerencia v-) antiguo eslavo eclesiástico vepri, letón vepris. Otro origen poco claro.
Eventualmente también se usa el gr. ébros (por gr. trágos bátes «macho cabrío»).
Abreviaturas: Mhd. alto alemán medio | ahd. antiguo alto alemán | as. como sajón antiguo | n. neutro | wg. germánico occidental | m. masculino | ae. Inglés antiguo | anord. nórdico antiguo | akslav. antiguo eslavo eclesiástico | Evtl. eventualmente | gr. griego
Breve sinopsis del libro de Schwab que menciona en la carta
Die schönsten Sagen des
klassischen Altertums de Gustav Schwab
El presente libro constituye la más célebre obra de Gustav Schwab (1792-1850). Escrito entre 1838 y 1840, surge en el periodo tardío del romanticismo alemán, en medio del creciente interés por las sagas populares y la mitología clásica. Característico del movimiento que despunta a mediados del siglo XVIII, lidereado por Winkelmann, Herder y Goethe. Al mismo tiempo que los estudios clásicos son retomados en las escuelas y universidades, aumentó el número de traducciones de los textos grecorromanos y, al final del siglo, F.A. Wolf y sus alumnos preparan ediciones de los originales para ser publicados por primera vez en gran escala.
Gustav Schwab, como estudiante de filosofía y teología en Tubinga, se asoció con Uhland, Vernhagen, Kerner y Mayer, integrándose al círculo de poetas suabos. Editor de Paul Flemming (1820), traductor de Lamartine (1826), autor de canciones y baladas (Gedichte, 1828-1838), de una biografía de Schiller (1839) y de un ensayo sobre El culto al genio (1840), Schwab obtuvo mayor éxito con sus antologías de leyendas (Legende von den heiligen drei Königen, 1827), sagas alemanas (Deutsche Volksbücher, 1835) y, principalmente, con esta reunión de los mitos grecorromanos, también llamados por él “sagas” (Die schönsten Sagen des klassischen Altertums, 1838-1840).
En Las más bellas historias de la Antigüedad Clásica, confeccionado con su prosa ágil, encontramos las diversas versiones míticas que originalmente están dispersas en la literatura clásica, Schwab vuelve a contar los mitos de Grecia y Roma antiguas con un matiz claramente romántico, reconocible sobre todo en el léxico usado para ciertos elementos. Al buscar las fuentes de las diversas versiones de los mitos notamos la gran erudición de Schwab dado el número de versiones para cada mito que consultó y utilizó en su libro. Y la maestría y tersura con las que él las entrama es magistral, prácticamente imperceptible.
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Sobre las catábasis mitológicas
y el Jabalí de Calidón
Quién sabe si mi jabalí no es el de Calidón, dice Celan, con el sentido múltiple de que lo sea literalmente, es decir el jabalí que aparece en el poema venga del mito y sus variantes, y más directamente de Ovidio en las Metamorfosis, pero su dicho tiene, al mismo tiempo, el sentido de que su poema es el Jabalí de Calidón, es decir, un sueño enviado de la Diosa para arremeter y ser cazado. Revisemos entonces el mito y el sustrato de su sentido en esta sección.
METAMORFOSIS
Ovidio
Libro VIII, Versos: 338-354
Traducción del latín: Roberto Amézquita
De ahí el jabalí salió violento atacando
como arrancar el fuego a las nubes, su embate.
Al bosque a su extensión, su fragor los expulsa, 340
el bosque nos da: exclaman los jóvenes, fingen ser fuertes,
con la diestra sostienen vibrantes los hierros
mientras él se apresura y dispersa a los perros
que corren veloces, lo enfrentan, y él lanza furiosos gruñidos.
Por equionio brazo la lanza primero arrojada 345
fue vana e hizo leve la llaga al tronco de acebo.
La siguiente, si no fuera la fuerza sobrada, el lancero
habría en los lomos ansiados dado su golpe,
pero la punta se hundió a lo lejos lanzada de Jasón pagaseo.
«Febo –dijo el Ampícida–, si yo te veneré y te venero, 350
dame, lo que por mí es buscado, herir con el dardo certero».
Cuanto pudo, ayudó el Dios a sus preces, y el hierro golpeó
al jabalí, mas sin llaga. Diana había del filo al volar
despojado la punta, y el lance del dardo fue en vano.
El mito de Adonis y Afrodita
En algunas versiones de este mito se dice que Adonis murió en una cacería al ser atravesado en el muslo por el cuerno de un jabalí, y que murió en los brazos de Afrodita que lo lloró desconsoladamente. Mezclándose sus lágrimas con la sangre de Adonis es que nació la flor anémona. Tras esto la Diosa declaró el festival de Adonia con el que se recuerda anualmente a su amado y que fue un culto que las mujeres celebraban todos los años en pleno verano. Durante este festival, las mujeres griegas plantaban “jardines de Adonis”, pequeñas macetas que contenían plantas de rápido crecimiento, que colocaban en lo alto de sus casas bajo el sol. Las plantas brotarían, pero pronto se marchitarían y morirían. Luego, las mujeres llorarían la muerte de Adonis, rasgando sus ropas y golpeándose los pechos en una muestra pública de dolor. Adonis era además símbolo de la renovación anual de la naturaleza, de la llegada de la estación de la alegría y la cosecha.
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En algunas versiones la muerte de Adonis por el jabalí es a su vez la causa de que el río Adonis en el Libano (hoy conocido como el rio Abraham), se tiña de rojo en estas festividades anuales, según nos relata Luciano de Samosata en su De Dea Siria (Sobre la Diosa Siria), por la sangre de Adonis.
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Ahora bien, este mito de la renovación de las estaciones y su relación con el mundo subterráneo u obscuro, y el ciclo y ritmo de luz y oscuridad, de siembra y cosecha, de flujo entre lo consciente y lo subconsciente, etc., lo encontramos en la mayoría de las culturas. El origen del mito entre los griegos sería el sumerio de Innana y Dumuzi.
Viaje al Apsû
de Sumeria a Celan
La tradición poética escrita comienza –hasta donde tenemos noticia–, con un regreso del Abismo, con una mirada al Apsû en que Gilgamesh se asoma, se sumerge, y nos trae la historia de lo que ocurrió antes del Diluvio:
Quien vio el Abismo
fundamento de la tierra
quien conoció los mares
fue quien todo lo supo;
quien, a la vez,
investigó lo oculto:
dotado de sabiduría,
comprendió todo,
descubrió el misterio,
abrió [el conducto]
de las profundidades ignoradas
y trajo la historia
de tiempos del diluvio.
Así comienza la Epopeya de Gilgamesh, en la excelente versión desde el acadio de don Jorge Silva Castillo, publicada por El Colegio de México. El descenso al Abismo de Gilgamesh es la primera catábasis de la literatura, catábasis o descenso al inframundo, viaje en retirada militar o viaje desde el interior hacia la costa, al límite, de donde el viajante vuelve distinto de quien era, por supuesto, al sumergirse en las profundidades de las propias sombras, en los horrores, en lo subconsciente, para traer su contenido al límite de lo consciente y unificarse. Catábasis célebres son las de Orfeo descendiendo al inframundo en busca de Eurídice o la de Dante en su Comedia en busca de Beatriz y que, como muchas otras, tienen también el momento del asenso o la resurrección, la anábasis. Si un viaje de catábasis es desde el interior hacia la costa, la anábasis lo es desde la costa hacia tierra adentro (de ahí Jenofonte, desde luego). Tanto en la mitología sumeria como en su heredera, la grecolatina, tenemos estos viajes y regresos al inframundo. Entre los sumerios contamos con el Mito de Innana y Dumuzi, antiguo dios mesopotámico asociado a los pastores y que fue también el consorte principal de la diosa Innana (Ishtar, en acadio). Además, la hermana de Dumuzi, Geshtinanna, es diosa de la agricultura, la fertilidad y de la interpretación de los sueños (y claro, el poema de Celan es un sueño en forma de jabalí).
Viaje de Innana al País sin Retorno
[Traduzco y reescribo a partir de un texto alemán]
Innana, siendo la reina del Cielo, quiso también gobernar el Inframundo. Abandonó entonces sus templos y se preparó para el viaje. Se atavió con las túnicas reales, con las joyas espléndidas, y llevó consigo las siete cintas espirituales o los siete me (virtudes-habilidades-vocaciones). Antes de partir, le dijo a Ninšubura, su diosa visir y sirviente, que si pasados tres días no volvía, ella se encargaría de cantar el lamento por su señora en el salón principal de los dioses. Luego, debería ir a Nippur y pedirle ayuda a Enlil para que Innana en verdad no muriera en el Inframundo. Si Enlil se negara, debería ir a Ur y pedirle ayuda a Nanna. Y si esto tampoco resultaba, debería pedir ayuda a Enki en Eridu, quien conoce el agua y el alimento de la vida y acudiría seguramente en su ayuda.
De este modo ataviada y lista, Innana se dirigió a la puerta del Palacio de Lapislázuli de Ereškigal, su hermana y Diosa del Inframundo, y exigió entrar, no lo preguntó, sino que dio la orden. Le dijo a Neti, el portero, que había venido a llorar junto a su hermana Ereškigal, por la reciente muerte de su marido Dumuzi. Se le permitió entonces la entrada, pero le fue robado uno de sus símbolos de poder en cada una de las siete puertas del Inframundo –la diadema, la piedra de lapislázuli, las joyas ovales, las gemas del pecho, las alhajas para los brazos, la vara y el cordel de medir, y la túnica del poder). Y así, aun desnuda y sin poderes, no conoció Innana la humildad y deseó todavía el trono, que por los siete jueces del Inframundo, los Anunnaki, le fue negado. La miraron con ojos de muerte y la colgaron de una estaca, como si fuera un pálido trozo carne.
Resurrección de Inanna
Durante tres días y tres noches Ninšubura esperó en vano a que regresara su señora. Así que acudió uno tras otro a los dioses Enlil, Nanna y Enki, clamándoles por su ayuda. Pero sólo Enki la escuchó. Creó a Kurgarra y Kalatur, a quienes confió el alimento y el agua de la vida para que los llevaran al Irkalla, o Inframundo, a Ereškigal, que yacía enferma y de luto por su hermana. Deberían ser sensibles a los sufrimientos de Ereškigal y consolarla pero, bajo ninguna circunstancia deberían aceptar sus regalos, su comida y su bebida. En lugar de ello, deberían pedir el cuerpo que cuelga de una estaca y rociarlo con el agua y el alimento de la vida, reviviendo así a Inanna.
Innana y Dumuzi
La artimaña tuvo éxito, pero los Anunnaki decretaron que alguien más tenía que ocupar el lugar de Innana. La Diosa volvió a la Tierra, pero los desalmados galus, demonios del Inframundo, la acompañaron con órdenes de traerla de regreso al Irkalla, si no podía entregarles al remplazo. Innana visitó por primera vez Umma y Bad-tibira. Šarra y Lulal, se llenaron de miedo a su llegada, y se envolvieron en polvo de silicio y en cenizas y se arrojaron polvo ante ella. Así que viajó a Uruk, donde su marido Dumuzi, en lugar de llorarla y guardarle luto, estaba vestido con las túnicas reales y se sentó en lo alto del trono, por lo que Inanna lo miró con ojos de muerte. Dumuzi le rogó a Utu que lo salvara, pero su ruego fue en vano. De modo que Innana entregó a Dumuzi, a quien los demonios apresaron y fue llevado en lugar de Innana al Inframundo. Lo que Inanna no había considerado era que ahora que el Dios del grano y la cerveza había muerto, ningún grano podría crecer en la tierra y tampoco se podría elaborar cerveza. Por lo que muy afligida decidió ir a buscarlo al Inframundo y cambiarse por Dumuzi la mitad del año, creando así las estaciones.
Nota: y claro, el mito de Inanna y Dumuzi se convirtió con los siglos en la base del mito griego de Afrodita y Adonis.
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El poema de Celan, En forma de jabalí, es también un viaje hacia los límites, hacia los umbrales, o desde ellos.
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De Sumer a Calidón.
Breve nota en forma de jabalí
Del mismo Inframundo, quizá, se cuenta que Artemisa liberó a un monstruoso jabalí para devastar la región de Calidón en Etolia. Esta temible bestia causó infinidad de estragos y muertes, pero halló su fin en la Cacería de Calidón, en la que participaron numerosos héroes y heroínas (dependiendo quien la relate). Esta cacería ha sido además tópico y ejemplo para el arte clásico, tanto en pintura y escultura, como en literatura. La Cacería de Calidón es por tanto un mito griego con abundantes y ricas variaciones. En los Papiros de Oxirrinco se conserva, por ejemplo, el relato de Estesícoro Los cazadores del jabalí. La Biblioteca Mitológica recoge también esta historia, de donde probablemente el poeta romano Ovidio la hizo suya, y que relata en sus Metamorfosis, así como Alceo, Píndaro. Horacio, Heródoto… entre otros.
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Eneo, rey de Calidón, celebraba todos los años grandes sacrificios en honor a los dioses. Pero en una de las festividades anuales, el rey olvidó incluir a Artemisa entre sus ofrendas. Ofendida, la Diosa soltó al jabalí más grande y feroz imaginable en los alrededores de su tierra, Calidón. El jabalí venido del inframundo se comportó como un monstruo desquiciado por toda la campiña, destrozando viñedos y arrasando cosechas, obligando a la gente a refugiarse al interior de las murallas de la ciudad llenos de miedo y donde, al paso del tiempo, empezaron a morirse de hambre.
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En cuanto a ofrendas en el templo, la más digna de mención es la piel del jabalí de Calidón completamente podrida por el tiempo y totalmente pelada (Sobre el Templo de Atena Alea en Tegea, en Pausanias Descripción de Grecia, Libro VIII).
Posible lectura del jabalí de Celan
desde la tradición escáldica
Presento aquí un fragmento de los Skáldskaparmál*, en su original, seguida por mi versión desde el islandés:
Hann er eigandi Skiðblaðnis ok galtar pess er Gullinbusti heitir, svá sem hér seguir:
Ívada synir
gengu í árdaga
Skiðblaðni at skipa,
skipa bazt,
skírum Freyr,
nýtum Njarðar bur.
Svá segir Úlfr Uggason:
Ríðr á borg til borgar
böðfróðr sonar Óðins
Freyr ok fólkum stýrir
fyrst ok gulli byrstum.
Hann heitir ok Slíðrugtanni.
Él es el poseedor de Skídbladnir y de aquél jabalí que es llamado Gullinbursti (Crines doradas), conforme es dicho aquí:
En tiempos antiguos moldearon
los hijos de Ivalid la nave
el mejor de los barcos
Skídblandir justo para Freyr
para el hijo de Njadar elegido.
Así dijo Úlfr Uggason*:
Su jabalí por castillos cabalga
Freyr, guía del pueblo,
hijo de Odín, mensajero,
sobre crines doradas al frente.
El jabalí es llamado también Slídrugtanni (Temible colmillo).
***
Hví er gull kallat barr eða lauf Glasis? Í Ásgarði fyrir durum Valhallar stendr lundr sá er Glasir er kallaðr, en lauf hans alt er gull rautt, svá sem hér er kveðit at
(Glasir stendr
með gullnu laufi
fyrir Sigtýs sölum.
Sá er viðr fegrstr með goðum ok mönnum.
Frente a las puertas del Valhalla, en Ásgarður, se encuentra el bosque llamado Glasir, cuyo follaje consiste enteramente en hojas de color rojo dorado, conforme aquí se dice:
De Glasir se sabe
por sus hojas doradas
frente al camino de Sigtýs.
Es este el bosque más hermoso jamás conocido por los hombres y los dioses.
*Skáldskaparmal (o Arte poética) de Snorri Sturluson (1179-1241). Escaldo, editor e historiador islandés.
Constituye la segunda parte de la Edda Menor de Snorri Sturluson. Se trata de un diálogo entre Ægir y el dios de la poesía Bragi en el que presenta una lista minuciosa de kenningars y heitis con sus explicaciones, y de las que sabemos por Borges en lengua española, desde luego. Además de una enciclopedia de kenningar es también una fuente inagotable de temas mitológicos rescatados y muchas veces recontados por Sturluson para la continuidad de la tradición escáldica, leyendas, personajes y origen de la creación de los objetos rituales y de batalla de los dioses.
*Úlfr Uggason (nació en el año 958). Fue un escaldo de Meðalfell, Islandia.
Sobre la ilustración de esta entrada del Dossier
[Estatuilla de Arduinna. Diosa de la religión galo-romana y patrona junto a su jabalí, de las Ardenas, en Francia (Foto de Rachel Ismerie)]
En la mitología celta, Arduinna es una diosa gala de la caza y el bosque. Se le representa montando un jabalí. Esta representación y asimilación al jabalí ha ido atravesando los siglos. Déa Arduina sin duda dio su nombre a la montaña de las Ardenas, cuyo símbolo es también el jabalí. Nos dice Miranda Green en Los dioses de los celtas: “Los jabalíes siguieron siendo populares como bestias de culto durante el período romano-celta en la Galia y Gran Bretaña. Los dioses jabalí como Mercurio Moccus (cerdo) entre los lingones y Arduinna, la diosa jabalí de las Ardenas, atestiguan la función del jabalí como un atributo importante, y ahora, por primera vez en la fase romana, se identifica con las deidades mencionadas.”
Esta estatuilla se encuentra actualmente en el Musée de l’Ardenne, 31 place ducale en Charleville-Mézières.
Deae Ardbinnae
Titus Iulius Aequalis solvit libens merito
Diosa Arduinna
Tito Julio pagó con igual mérito que gusto
Provincia: Germania inferior
Del Corpus Inscriptionum Latinarum
Trad.: Roberto Amézquita
Feliz Día Internacional de la Traducción 2023. Siempre es una gran ocasión
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