Norys Odalia Saavedra Sánchez (Lara-Venezuela) es Poeta, narradora, promotora cultural, editora. Descendiente de pastores de cabras del semiárido larense. Mención de honor en el Concurso Nacional de literatura “Rafael María Baralt”, Universidad Rafael María Baralt, Edo Zulia, Venezuela 2015. Ha publicado De áridas soledades (Cenal, Fondo editorial Pío Tamayo, 2007); Hilos de Cocuiza (Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2009); Quemar la hierba junto al Muro (Ediciones Madriguera, 2016); Inmarcesible 2.50 (Ultramarina Ediciones, México-España 2021); Las chicas no lloran (Lp5 editora, Santiago de Chile, 2021) y Medio Corazón del rebaño (Editorial Pruka, 2023). Editora adjunta de cuento y poesía en la Revista Pruka, Venezuela. Responsable de la sección de reseñas de libros de poesía joven venezolana “La cabra lectora”, Revista Pruka. Labora en el área de Museos Nacionales (MUBARQ, Museo de Barquisimeto). Escritora homenajeada en la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven 2023, Capitulo Lara). Estudia Dibujo y Grabado en la Escuela de Artes Plásticas Martin Tovar y Tovar.
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Corderito,
aquí estoy;
acércate y lame
mi blanco cuello;
La primavera
William Blake
Esta es la historia de las cabras rosadas, negras, azules, rebeldes o mansas
cabras blancas de dientes brillantes
moteadas
de salitre y acuosas
pintadas
pequeñas y grandes
de mi madre
había un desvelo en sus ojos
en búsqueda de líquidos salobres
Lamían el sudor
Ella sentada en la piedra del cerro
esperaba que el sol
se metiera en sus panzas de miel
mi madre hacia que las cosas cantaran
que las cabritas niñas resucitaran
quedaran pintadas en cactus viejos
cuando se ponía su vestido azul
También asistía
al corte del cuello del animal
a la estampa del fino corte del cuello
cortes precisos
para no hacerlas sufrir
para que no quedara en sus ojos
algo de terror en las pupilas
la comida podría ponerse amarga
o la carne endurecerse
luego asistir a la degustación
en la mesa, en las fiestas o bautizos
o simplemente una comida cualquiera
al probar trozos de los rebaños asados
o suculentas sopas
sabían que dicho ritual
quedaría redimido
por la succión de las esencias
Así el banquete
concluiría
con el recuerdo
de los tiernos rebaños acariciados
que ahora pasaban
a la Gracia divina
Medio corazón del rebaño
XIII
Autorretrato
Carezco de piel blanca de armiño
escondo los idiomas que no sé
el sino de mi joroba ocultada en el cabello
ocasiona que vengan remolinos
Tengo el rostro redondo
corriendo a campo abierto en la sonrisa de un delfín
en mí un río ha torcido el cauce
Nací el 29 de febrero
como un galeón encallado en el Caribe
Medio corazón del rebaño
X
Dánzame
Dánzame
con tu pie tosco disparejo
Los pies
que no pisen la mierdita de murciélago
tan grácil excremento se ve camino a la casa
inalterado
Se afila el machete
para tumbar los troncos secos
que el sabor ácido no cambie ese misterio
esa urdimbre del rito
Frente a vos el papel garabateado es carmesí
y se lo comen los chivos
crudo
como un bocado
Siempre el sabor a crudeza resiste
Recuerdas que debes
cortar
desde abajo hacia el tronco
Recuerdas acá la raíz es gruesa
Espera...
Le cantas para que aprenda a morir
Ahora tu mano con el machete la decapita
La raíz cierra los ojos para ser cortada
Y la raíz te danza
Medio corazón del rebaño
11
(Receta para carne al desazón)
#
Madre es una mujer que acampa en el vacío
ví que sonámbula caminaba por las aguas
con canastos de tuqueques
debajo del nivel del Mar
Ofrendó
los ojos de las muñecas
los pedazos de carne a la candela
las manos cruzadas
la humedad de los libros
los billetes en ruinas
La cabra tullida
Las madres tienen tantas rendijas que no sabemos
troncos escritos
bullas pegadas a la pared
travesaños por dentro
Llaves de cerraduras que nunca encontramos
las boronas
y
Ese desierto dentro de mí
Medio corazón del rebaño
Este es mi libro
el canto del gallo
que termina en el salto
del agua
cuando cae en las 12 del día
Este es el canto
en el salto
de las cucarachas
escondidas en las cocinas
cuando la Mujer duerme
Estas son las lágrimas
de las ciegas
en silencio
Las chicas No lloran
Ellas ruedan con una pistola en los labios
saben sacar la pólvora
cuando avistan a Marte en el cielo
ellas pisan fuerte la tierra
danzan con un pajarito mutilado
encontrado
debajo de las piedras
saben acurrucarlo a sus pechos con arritmia
saben que el pajarito herido con pedradas
es un marcapaso pintado en su corazón
que puede seguir bombeando sangre
Las chicas No lloran
Cuando bailan dicen que sale fuego de sus bocas
por eso van de acá para allá
también pisan el canto que hacen los pájaros
también excitan a los caballos
también ven de cerca el hoyo que hace la lluvia en la tierra
ese extenso túnel por donde las hormigas
llevan la comida a sus escondites
Las chicas No lloran
Hoja que trae lluvia
Me descalzo
y piso brisa
Siempre descalza camino
a vieja manera
de indios
No importa lo que clava
en los pies
No importa pisar el barro
Desentiéndete
Dice el río:
¡Andando! Hoja que trae lluvia
Y arrodillo
mis animales
conmigo
Áridas Soledades
No decir profundo
es el abismo
Pedir
la quema de un cardenal
calcado del lado de la arcilla
Si la pérdida
es la herida que brota sangre
Hilos de cocuiza
Danzo reina de animales
Ando a tus pasos enseñados
de mastuerzos
con hojas y libélulas
Ahora yo Reina de la noche acre
de la abeja que desdobla la miel del yabo
Agradezco la danza cuando vos
de cuerpo enfilado
blandías de sones para enseñarme
la danza de tibio consuelo
al perderte
Hilos de cocuiza
Conocerás del árbol
su oscuro fin
la espasmódica agonía
cuando le corta
los brazos
la cercana hojilla
de tus dedos
Hilos de cocuiza
Defines el vuelo
de la quebrada
Haces del corral
la cárcava
Donde encierras el latido
Hilos de cocuiza
Para
estar en el cuerpo
o el corazón del Agave
hay que bajar a tierra caliente
y convertida
extender filos invisibles
al cielo
a la galaxia
hasta llegar al átomo
hasta llegar a la baba
a la hiel
hasta fraguar sangre y carne
a la temperancia de fuego
a 60 grados
es que soy fiel
a la garganta del alma
y a los árboles más fértiles
que persigue el hombre sabueso
por error
por omisión ante
la luz
a los objetos sagrados
en peligro
no reconocibles por el olor
sino en el despliegue
de sus órganos invasores
Quemar la hierba junto al Muro
Una mirada a la poesía venezolana: La tradición que nos une