Archivo Venezuela: Norys Odalia Saavedra Sánchez

Leemos, en el marco del Archivo: Venezuela preparado por Giordana García Sojo, algunos textos de Norys Odalia Saavedra Sánchez (Barquisimeto, 1972). Publicó en Monte Ávila Editores el poemario Hilos de Cocuiza. Su libro más reciente es Medio Corazón del rebaño (Editorial Pruka, 2023.

 

 

 

 

 

Norys Odalia Saavedra Sánchez​​ (Lara-Venezuela)​​ es​​ Poeta, narradora, promotora cultural, editora.​​ Descendiente de pastores de cabras del semiárido larense.​​ Mención de honor en el Concurso Nacional de literatura “Rafael María Baralt”, Universidad Rafael María Baralt, Edo Zulia, Venezuela 2015.​​ ​​ Ha publicado​​ De áridas soledades​​ (Cenal, Fondo editorial Pío Tamayo, 2007);​​ Hilos de Cocuiza​​ (Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2009);​​ Quemar la hierba junto al Muro​​ (Ediciones Madriguera, 2016);​​ Inmarcesible 2.50​​ (Ultramarina Ediciones,​​ México-España​​ 2021);​​ Las chicas no lloran​​ (Lp5 editora, Santiago de Chile, 2021) y​​ Medio Corazón del rebaño (Editorial Pruka, 2023).​​ Editora adjunta de cuento y poesía en la​​ Revista Pruka,​​ Venezuela. Responsable de la sección de reseñas de libros de poesía​​ joven venezolana​​ “La cabra lectora”,​​ Revista Pruka.​​ Labora en el área​​ de Museos​​ Nacionales (MUBARQ, Museo de Barquisimeto). Escritora homenajeada en la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven 2023, Capitulo Lara). Estudia Dibujo y Grabado en la Escuela de Artes Plásticas Martin Tovar y Tovar.​​ 

 

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

Corderito,

aquí estoy;

acércate y lame

mi blanco cuello;

La primavera

 

William Blake

 

 

 

 

Esta es la historia de las cabras rosadas, negras, azules, rebeldes o mansas

cabras blancas de dientes brillantes

moteadas

de salitre y acuosas

pintadas

pequeñas y grandes

de mi madre

había un desvelo en sus ojos

en búsqueda de líquidos salobres

Lamían el sudor

Ella sentada en la piedra del cerro

esperaba que el sol

se metiera en sus panzas de miel

mi madre hacia que las cosas cantaran

que las cabritas niñas resucitaran

quedaran pintadas en cactus viejos

cuando se ponía su vestido azul

También asistía

al corte del cuello del animal

a la estampa del fino corte del cuello

 

cortes precisos

para no hacerlas sufrir

para que no quedara en sus ojos

algo de terror en las pupilas

la comida podría ponerse amarga

o la carne endurecerse

luego asistir a la degustación

en la mesa, en las fiestas o bautizos

o simplemente una comida cualquiera

al probar trozos de los rebaños asados

o suculentas sopas

sabían que dicho ritual

quedaría redimido

por la succión de las esencias

Así el banquete

concluiría

con el recuerdo

de los tiernos rebaños acariciados

que ahora pasaban

a la Gracia divina

 

 

Medio corazón del rebaño

 

 

 

 

 

 

 

 

XIII

 

Autorretrato

 

​​ Carezco de piel blanca de armiño

​​ escondo los idiomas que no sé

​​ el sino de mi joroba ocultada en el cabello

​​ ocasiona que vengan remolinos

​​ Tengo el rostro redondo

​​ corriendo a campo abierto en la sonrisa de un delfín

​​ en mí un río ha torcido el cauce

​​ Nací el 29 de febrero

​​ como un galeón encallado en el Caribe

 

Medio corazón del rebaño

 

 

 

 

 

 

 

X

Dánzame

​​ 

Dánzame

​​ con tu pie tosco disparejo

​​ Los pies​​ 

​​ que no pisen la mierdita de murciélago

​​ tan grácil excremento se ve camino a la casa

​​ inalterado

​​ Se afila el machete

​​ para tumbar los troncos secos

​​ que el sabor ácido no cambie ese misterio

​​ esa urdimbre del rito

 

Frente a vos el papel garabateado es carmesí

y se lo comen los chivos

​​ crudo​​ 

como un bocado

​​ Siempre el sabor a crudeza resiste

 

​​ Recuerdas que debes

​​ cortar

desde abajo hacia el tronco

 

Recuerdas  ​​ ​​ ​​​​ acá la raíz es gruesa

Espera...​​ 

Le cantas para que aprenda a morir

Ahora tu mano con el machete la decapita

La raíz cierra los ojos para ser cortada

Y la raíz te danza

 

 

Medio corazón del rebaño

 

 

 

 

11

(Receta para carne al desazón)

#

 

Madre es una mujer que acampa en el vacío

ví que sonámbula caminaba por las aguas

con canastos de tuqueques

debajo del nivel del Mar

Ofrendó

los ojos de las muñecas

los pedazos de carne a la candela

las manos cruzadas

la humedad de los libros

los billetes en ruinas

La cabra tullida

Las madres tienen tantas rendijas que no sabemos

​​ troncos escritos

bullas pegadas a la pared

travesaños por dentro

Llaves de cerraduras que nunca encontramos

las boronas

y

Ese desierto dentro de mí

 

Medio corazón del rebaño

 

 

 

 

 

 

 

 

Este es mi libro

el canto del gallo

que termina en el salto

del agua

cuando cae en las 12 del día

 

Este es el canto

en el salto

de las cucarachas

escondidas en las cocinas

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ cuando la Mujer duerme

 

Estas son las lágrimas

de las ciegas

en silencio

 

Las chicas No lloran

 

 

 

 

 

 

 

 

Ellas ruedan con una pistola en los labios

saben sacar la pólvora

cuando avistan a Marte en el cielo

ellas pisan fuerte la tierra

danzan con un pajarito mutilado

encontrado

debajo de las piedras

saben acurrucarlo a sus pechos con arritmia

saben que el pajarito herido con pedradas

​​ es un marcapaso pintado en su corazón

que puede seguir bombeando sangre

 

Las chicas No lloran

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando bailan dicen que sale fuego de sus bocas

por eso van de acá para allá

también pisan el canto que hacen los pájaros

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ también excitan a los caballos

 

también ven de cerca el hoyo que hace la lluvia en la tierra

ese extenso túnel por donde las hormigas

llevan la comida a sus escondites

 

Las chicas No lloran

 

 

 

 

 

 

 

 

Hoja que trae lluvia

Me descalzo

y piso brisa

 

Siempre descalza camino

a vieja manera

de indios

 

No importa lo que clava

en los pies

No importa pisar el barro

 

Desentiéndete

Dice el río:

¡Andando! Hoja que trae lluvia

 

Y arrodillo

mis animales

conmigo

 

Áridas Soledades

 

 

 

 

 

 

 

 

No decir profundo

es el abismo

 

Pedir

la quema de un cardenal

calcado del lado de la arcilla

 

Si la pérdida

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ es la herida que brota sangre

 

 

Hilos de cocuiza

 

 

 

 

 

 

 

Danzo reina de animales

 

Ando a tus pasos enseñados

de mastuerzos

con hojas y libélulas

 

Ahora yo Reina de la noche acre

de la abeja que desdobla la miel del yabo

 

Agradezco la danza cuando vos

de cuerpo enfilado

 

blandías de sones para enseñarme

 

la danza de tibio consuelo

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ al perderte

 

 

Hilos de cocuiza

 

 

 

 

 

 

 

Conocerás del árbol

su oscuro fin

la espasmódica agonía

cuando le corta

los brazos

la cercana hojilla

de tus dedos

 

Hilos de cocuiza

 

 

 

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

 

 

Defines el vuelo

de la quebrada

Haces del corral

la cárcava

Donde encierras el latido

 

Hilos de cocuiza

 

 

 

 

 

 

 

Para

estar en el cuerpo

o el corazón del Agave

 

hay que bajar a tierra caliente

y convertida

 

extender filos invisibles

 

al cielo

 

a la galaxia

 

hasta llegar al átomo

 

hasta llegar a la baba

 

a la hiel

 

hasta fraguar sangre y carne

a la temperancia de fuego

a 60 grados

 

es que soy fiel

a la garganta del alma

y a los árboles más fértiles​​ 

que persigue el hombre sabueso

 

por error

por omisión ante

la luz

 

a los objetos sagrados

en peligro

no reconocibles por el olor

sino en el despliegue

de sus órganos invasores

 

Quemar la hierba junto al Muro

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una mirada a la poesía venezolana: La tradición que nos une

Isaura Duarte

Giordana García Sojo

Mariajosé Escobar

Oswaldo Flores

Yuri Patiño

Esmeralda Torres

Cristina Gutiérrez Leal

Antonio Robles

 

 

 

 

 

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