Luis García Montero, poeta de la imaginación moral.

Luis García Montero (Granada, 1958) recibe el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2024 que otorga la UNAM. Para celebrar esta distinción, leemos un breve montaje de algunas de sus ideas estéticas incluidas en El oficio como ética. Reflexiones sobre la poesía (Visor Libros, 2024), volumen preparado por Federico Díaz Granados.

 

 

 

 

 

 

Luis García Montero: poeta de la imaginación moral

 

Luis García Montero es el gran poeta de la imaginación moral en nuestro tiempo. Piensa que el mundo​​ (con su cinismo, con su falta de pudor, con la mentira y el miedo, en fin, con su dinámica neoliberal)​​ ha puesto al individuo en estado de resistencia​​ y que podemos responder a la crisis​​ que nos agobia​​ “con el equipaje ético de la poesía”. Se trata,​​ en​​ primer lugar, del “esfuerzo de comprender qué decimos cuando decimos soy yo”. Se trata de la observación de sí, de la vigilancia de uno mismo, de​​ la voluntad de conciencia. Para García Montero, “la conciencia poética supone​​ diálogo con el otro y con lo otro, reconocimiento personal en las otras​​ voces y en la distancia que debemos asumir ante nuestra propia voz”. Entra en escena el otro y​​ entonces​​ la palabra clave es “hospitalidad”. Nos dice​​ el granadino: “Me gusta entender la poesía como un acto de hospitalidad.​​ Escribo para que el lector pueda habitar las palabras, hacerlas suyas, suceder en ellas. La escritura es falsa si no nace del amor.​​ Hospitalidad, amor, obligación ética, cuidados: “tener preparado en nuestra casa un lugar para el otro”.​​ 

Entendemos entonces que para García Montero, “la poesía provoca una indagación extrema de la conciencia humana​​ sobre las quebraduras de su propia realidad”.​​ Y si la poesía es un observatorio de sí, un modo de emprender la crítica del funcionamiento de la sociedad y del modo en que nos insertamos en ella, un tener asumidas la incertidumbre,​​ la vulnerabilidad,​​ la fatalidad​​ incluso,​​ el poema es el lugar donde ocurre​​ la ontofanía: “la conciencia de que no se puede transformar la historia si no transformamos también la vida cotidiana”.

El poeta surrealista​​ Pierre Naville pensaba que la revolución es la organización del pesimismo; para García Montero la verdadera transformación radica en mostrar “las desgarraduras entre el yo soy y el yo hago”. La poesía no es meramente contemplativa sino que es un llamado a la acción, un atentar contra la indiferencia, como evidencia el magnífico poema “Nos faltan aliados” de​​ Un año y tres meses.​​ 

 

Al regresar del frente

en la luna menguante se dibujan

las palabras amor y resistencia.

Nada saben de pólvora ni redes clandestinas.

Con pocas fuerzas hoy,

el cielo de Madrid nos mira triste.

Una vez más nos faltan aliados

en las trincheras últimas de nuestros corazones.

 

La poesía es crítica, se rebela, dice no ante el​​ mundo y su​​ estado de cosas. El narcisismo​​ identitario​​ del​​ yo soy​​ nada vale junto mandato moral del yo hago, me posiciono, tomo partido, me sitúo junto al otro.​​ Un año y tres meses​​ es un libro en que García Montero construye un testimonio extremo de esta poética que es en realidad una política.​​ Allí hay​​ poemas de agustia insoportable como “Fuera de casa” o “Últimos pasos”. En estas páginas, sin embargo, la desazón se convierte en esperanza cuando el poema es visto en su dimensión moral. Porque​​ finalmente​​ “el amor alude a la conciencia y al número dos”, a un construir el mundo desde un punto de vista descentrado, como piensa Alain Badiou.​​ Este es el compromiso al que invita la poesía, el “compromiso con el día de mañana”.

 

Alí Calderón

 

 

 

 

***

 

 

 

El oficio como ética

(Reflexiones sobre la poesía)

 

Selección, prólogo y entrevista de Federico Díaz Granados

 

(Visor Libros, 2024)

 

 

 

 

La poesía representa hoy el refugio intelectual de la conciencia de los individuos. Defender la poesía es tomar postura ante la liquidación de la conciencia individual en una sociedad que desencadena imperativamente procesos de homologación.

 

*

 

La defensa de la poesía tiene hoy más que ver con la conciencia que con el sentimiento con la divinización de la belleza.​​ 

 

*

 

La moral de la poesía nace de su singularidad vinculada, de la conciencia que evita la homologación y el desmantelamiento de la palabra.

 

*

 

La ironía obliga al poeta a escribir vigilándose. Ya no basta con escribir, hay que saber el lugar que uno ocupa a la hora de escribir; no sólo hablar, sino saber también la tribuna desde la que se habla. Mientras unas decisiones estilísticas invitan a la identidad, otras desplazan la búsqueda hasta la conciencia.

 

*

 

La inquietud política se convierte en una energía de búsqueda estética.

 

*

 

La poesía se define —buena o mala, precisamente— como un hecho moral.

 

*

 

La poesía como forma moral de vida

 

*

 

Hablar de amor es un modo de seguir el camino de la identidad y de los vínculos. Es también la manera de reivindicar una vez más las lecciones de la poesía contemporánea. El amor alude a la conciencia y al número dos. El amor no cierra los ojos. Escribir poesía amorosa no supone nunca un ejercicio de ensimismamiento.

 

*

 

El poeta contemporáneo ya no tiene nada que ver con el poeta iluminado, aquel poeta platónico que era un portavoz de los dioses. La poesía contemporánea es un ejercicio de conocimiento, de modo que todo poeta necesita formular una ética a la vez que una estética, y por eso el ensayo es fundamental. El poeta contemporáneo lleva dentro un ensayista, publique ensayos o no.​​ 

 

*

 

La poesía es un espacio hospitalario. A mí la poesía me ha enseñado a no aceptar ningún tipo de consigna por encima de mi propia conciencia. La poesía es un ejercicio de conciencia.

 

*

 

Pensar en la muerte es reconocer que somos vulnerables. Si a la muerte le quitas las explicaciones religiosas, lo que queda es la conciencia de nuestra propia vulnerabilidad, una reacción contra la prepotencia y el predominio. Eso también lo enseña la enfermedad. La razón del nosotros no es el predominio, sino la necesidad de cuidar y ser cuidado.

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

Asuntos familiares

 

Una historia de amor es un viajero

que se sienta en la mesa para hablar de la vida.

Sin duda tiene ganas estos días

de contarnos sus luces y sus sombras.

Sabe que la balanza de los años

está de nuestra parte

y recuerda la noche de la primera vez.

Aunque se vanagloria de su oficio,

a la segunda copa

no encontró demasiada resistencia.

Enumera ciudades, domicilios, hoteles,

abrazos y amistad,

cuevas donde guardó

el fuego que nos une a la existencia.

Aquel día impensable de hace ya tantos sueños,

aquellas citas sin mesura,

las decisiones, las costumbres

decentes o indecentes,

lo que vino después, lo que nunca se irá.

Todo lo va contando

con un orgullo de coleccionista.

Y cómo no...,

habla también de asuntos familiares.

Esta tarde de otoño pide que nos sentemos

para que tú descanses,

un alto en la glorieta de Bilbao.

Los ventanales del café reflejan

la caída serena de la luz.

Entran y salen caminantes

por la boca del metro,

vigilan en la calle los semáforos

con su verde y su rojo

y en el paso de cebra

un mendigo formula la pregunta

que ha esperado el viajero.

De forma descarnada, sin mentiras

ni argumentos inútiles,

nos habla de la vida que hay después de la muerte.

No quiere referirse al paraíso.

El juicio final para nosotros

es saber si es peor

la suerte del que muere o del que permanece

aquí sin más sentido que la nada.

Uno de los dos muertos debe seguir de pie.

Te beso mientras pasan en calma los silencios.

Nunca había previsto que me tocase a mí

cerrar la puerta, apagar la luz

cuando el reloj se agote,

cuando desaparezcan los aviones,

los barcos o los trenes

y este viajero amigo y desdichado

se quede sin oficio de viajar.

Me asusta su monólogo,

el eco despiadado de mi sombra.

 

 

Un año y tres meses​​ (TusQuets, 2024)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Consigue tu ejemplar aquí

 

 

 

Consigue tu ejemplar aquí

 

Librería

También puedes leer