Hace un momento se anunció el Premio Nobel de Literatura 2024. La ganadora es la escritora surcoreana Han Kang (Gwangju, 1970). La Academia Sueca le otorga el reconocimiento por su intensa prosa poética que confronta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana. Presentamos para los lectores de Círculo de Poesía Invierno a través del espejo en la traducción de Roberto Amézquita sobre la versión al inglés de Sophie Bowman.
Esta madrugada, al conocer el anuncio del Premio Nobel de Literatura, preparé la traducción de esta serie poética de Han Kang para nuestros lectores en Círculo de Poesía. Kang escribe esencialmente novela, cuento y ensayo, pero ha escrito también algunos poemas, reunidos en el volumen 서랍에 저녁을 넣어 두었다 de 2013. En los poemas de Han Kang el dolor sangra lenguaje y silencio, sangra ser. En un tiempo aparentemente desprovisto de alma, nos conduce con sus poemas a recordar –esto es, traer de nuevo al corazón–, el fuego que nos anima y a sentir también aquello con lo que la realidad nos abruma. Una voz de la desolación humana y un espejo ante nuestro ser vulnerable para que se mire arder y al mirarse, en su dolor despierte.
Roberto Amézquita
10 de octubre de 2024
INVIERNO A TRAVÉS DEL ESPEJO
1.
Mira fijamente la pupila de una llama.
Ojo
azulado
en forma de corazón
la más caliente, la más
encendida
llama interior, anaranjada.
La más parpadeante
que de nuevo la rodea
llama exterior casi transparente
mañana al amanecer, será mañana en que parta
hacia esa ciudad distante, pero hoy
el ojo azulado de una llama,
mira más allá de mis ojos.
2.
Mi ciudad es ahora una mañana de primavera; si atraviesas el centro de la tierra perforando justo por el medio sin dudar, esta ciudad aparece, la diferencia horaria allá es exactamente doce horas menos, la estación precisa medio año atrás, de modo que esa ciudad es ahora una tarde de otoño, como si persiguiera silenciosamente a alguien, esa ciudad me sigue, para cruzar la noche, para cruzar el invierno, espero sigilosa, mientras mi ciudad alcanza a esta otra ciudad como alguien que nos rebasa en silencio.
3.
Dentro del espejo aguarda el invierno
Lugar frío
lugar absolutamente frío
Tan frío que los objetos
no pueden siquiera tiritar
Una vez congelado tu rostro
no puede desmoronarse
No extiendo mi mano
tu tampoco no quieres
extender la tuya
Un lugar frío
un lugar que permanece frío
Tan frío que las pupilas
no pueden moverse
los párpados
no saben cómo cerrarse (juntos)
Dentro del espejo
el invierno aguarda y dentro
del espejo no puedo
evadir tus ojos y tú no quieres
extender tu mano
4.
Dijeron que volaríamos todo un día.
Compacta bien veinticuatro horas, mételas en tu boca
y entra en el espejo, dijeron.
Una vez que deshaga la maleta en esa ciudad, debería
tomar un tiempo para lavarme la cara.
Si el sufrimiento sigiloso de esa ciudad me alcanza,
me quedaré en silencio a la espera
y cuando por un momento no estés mirando,
me apoyaré contra la fría superficie del espejo
tarareando despreocupadamente.
Hasta que, habiendo compactado bien las veinticuatro horas
y las hayas escupido con tu lengua caliente,
regreses y me mires.
5.
Mis ojos son dos restos de velas goteando mientras consumen sus pabilos, no es abrasador ni doloroso, dicen que el tremolar del centro azulado de su fuego es el volver de las almas, las almas posadas en mis ojos y tiemblan, zumban, la llama exterior oscilando a la distancia se agita para alejarse, mañana te irás a esa ciudad distante, yo estaré aquí ardiendo, ahora pones tus manos en la tumba del vacío y esperas, el recuerdo muerde tus dedos como una serpiente, pero tú no sufres, ni ardes, ni te rompes, ni tu rostro imperturbable se quema.