Algunas lecturas del Primero Sueño de Sor Juana Inés de la Cruz

Presentamos una lectura al Primero Sueño de Sor Juana Inés de la Cruz por el ensayista mexicano Luis Alberto López Soto.

 

 

 

ALGUNAS LECTURAS DEL​​ PRIMERO SUEÑO​​ DE SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ

 

Por​​ Luis Alberto López Soto1

 

Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695)​​ decía que no recuerda​​ haber escrito por​​ gusto​​ más que​​ un papelillo que llaman​​ el Sueño”.​​ Considerando la vasta obra de la monja criolla​​ apodada como la Décima Musa,​​ hay una​​ falsa modestia​​ muy propia del estilo barroco que​​ se observa en el hecho de​​ que​​ este​​ papelillo​​ es, en realidad,​​ el​​ monumental poema titulado​​ Primero​​ Sueño​​ que se publicó​​ en​​ 1692 durante el virreinato de la Nueva España, constituyéndose así lo que sería​​ el​​ barroco mexicano.

El​​ Sueño​​ está compuesto por​​ 975​​ heptasílabos y endecasílabos rimados​​ sin regularidad alguna, es decir, es​​ la forma poética conocida como silva, término que etimológicamente significa​​ selva. Es​​ un texto​​ por demás barroco​​ (culterano​​ y conceptista)​​ y​​ de influencia explícitamente gongorina, como reza el​​ epígrafe:​​ Primero Sueño,​​ así intituló​​ (y compuso) la Madre Juana Inés de la Cruz, imitando​​ a Góngora”.​​ Esto es, un lenguaje recargado lleno de elipsis, hipérbaton​​ y alusiones​​ filosóficas,​​ teológicas y, sobre todo,​​ mitológicas.

El tema del​​ poema​​ es, a grandes rasgos, la búsqueda de la comprensión del universo​​ a partir de la figura literal y metafórica de la noche y, por ende, del sueño.​​ En tal viaje onírico se recurre a la figura mitológica de Faetón, quien emprende un viaje al sol muriendo en el acto.​​ El padre​​ jesuita Diego Calleja,​​ uno de los​​ confesores​​ de Sor Juana,​​ ha interpretado y parafraseado el​​ asunto​​ del​​ poema con estas​​ palabras:​​ 

 

La madre Juana Inés no tuvo en este texto más campo que este:​​ 

Siendo de noche me dormí; soñé que de una vez quería

comprender todas las cosas de que el Universo se compone;

no pude, ni aun divisas por sus categorías, ni a un solo individuo.

Desengañada, amaneció y me desperté. (Citado por Arroyo, p.​​ 6)

 

Esta​​ división​​ de Calleja​​ tiene en el texto​​ sus​​ respectivas​​ partes clave:​​ 

“Siendo de noche”

 

  • Piramidal, funesta, de la tierra
    nacida sombra, al cielo encaminaba
    de vanos obeliscos punta altiva,
    escalar pretendiendo las estrellas;
    si bien sus luces bellas,
    exentas siempre, siempre rutilantes,
    la tenebrosa guerra
    que con negros vapores le intimaba
    la pavorosa sombra fugitiva
    burlaban tan distantes,
    que su atezado ceño
    al superior convexo aun no llegaba
    del orbe de la diosa
    que tres veces hermosa
    con tres hermosos rostros ser ostenta,
    quedando sólo o dueño
    del aire que empañaba
    con el aliento denso que exhalaba;
    y en la quietud contenta
    de imperio silencioso,
    sumisas sólo voces consentía
    de las nocturnas aves,
    tan obscuras, tan graves,
    que aun el silencio no se interrumpía (…)

 

“Me dormí”

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 2)​​  El sueño todo, en fin, lo poseía;
todo, en fin, el silencio lo ocupaba:
aun el ladrón dormía;
aun el amante no se desvelaba.

 

“Soñé que de una vez quería comprender todas las cosas de que el Universo se compone”

 

  • las Pirámides fueron materiales
    tipos sólo, señales exteriores

    de las que, dimensiones interiores,

    especies son del alma intencionales:

    que como sube en piramidal punta

    al cielo la ambiciosa llama ardiente,

    así la humana mente

    su figura trasunta,

    y a la Causa Primera siempre aspira,

    céntrico punto donde recta tira

    la línea, si ya no circunferencia

    que contiene, infinita, toda esencia.

 

“No pude, ni aun divisas por sus categorías, ni a un solo individuo”

 

  • reducción metafísica que enseña
    (los entes concibiendo generales
    en sólo unas mentales fantasías
    donde de la materia se desdeña
    el discurso abstraído)
    ciencia a formar de los Universales,
    reparando, advertido,
    con el arte el defecto
    de no poder con un intüitivo
    conocer acto todo lo crïado,
    sino que, haciendo escala, de un concepto
    en otro va ascendiendo grado a grado,
    y el de comprender orden relativo
    sigue, necesitado
    del del entendimiento
    limitado vigor, que a sucesivo
    discurso fía su aprovechamiento:
    cuyas débiles fuerzas, la doctrina
    con doctos alimentos va esforzando,
    y el prolijo, si blando,
    continuo curso de la disciplina,
    robustos le va alientos infundiendo,
    con que más animoso
    al palio glorïoso
    del empeño más arduo, altivo aspira,
    los altos escalones ascendiendo,
    en una ya, ya en otra cultivado
    facultad, hasta que insensiblemente
    la honrosa cumbre mira
    término dulce de su afán pesado,
    de amarga siembra, fruto al gusto grato
    (que aun a largas fatigas fue barato),
    y con planta valiente
    la cima huella de su altiva frente.

 

 “Desengañada, amaneció y me desperté”


5)​​  Consiguió, al fin, la vista del ocaso
el fugitivo paso,
y en su mismo despeño recobrada,
esforzando el aliento en la rüina,
en la mitad del globo que ha dejado
el sol desamparada,
segunda vez rebelde, determina
mirarse coronada,
mientras nuestro hemisferio la dorada
ilustraba del sol madeja hermosa,
que con luz judiciosa
de orden distributivo, repartiendo
a las cosas visibles sus colores
iba, y restituyendo
entera a los sentidos exteriores
su operación, quedando a luz más cierta
el mundo iluminado, y yo despierta.

El asunto del sueño (reducido por​​ Diego​​ Calleja a cinco secciones)​​ del yo lírico​​ resulta en una estilización extrema​​ y​​ un lenguaje críptico. De ahí que ha​​ habido a lo largo de la historia de la literatura hispanoamericana​​ toda​​ una pléyade​​ de​​ análisis e interpretaciones​​ del monumental​​ Primero Sueño.

El aspecto onírico ha influido en el hecho de que haya una corriente interpretación​​ de corte​​ psicologista. Por ejemplo,​​ un​​ enfoque​​ tan psicológico​​ como místico,​​ Ezequiel Adeodato Chávez es autor de un ensayo​​ (1931)​​ en el que postula que existen en Sor Juana y en el poema seis tipos de sueños: el sueño de la vivencia nocturna, el sueño del sueño universal, el sueño del sueño fisiológico, el sueño de los sueños, el sueño de la persecución del conocimiento y de su teoría, y del método para desarrollarlo y el sueño del despertar.​​ A propósito de la perspectiva psicológica, el hispanista alemán​​ Ludwing​​ Pfandl pretende​​ –en​​ términos del psicoanálisis freudiano​​ y de una supuesta teoría biológica y médica​​ afirmar que en​​ Primero Sueño​​ hay un complejo de masculinidad​​ como un mecanismo de protección.​​ 

También con una visión biográfica,​​ aunque​​ menos psicológica y​​ como​​ una​​ refutación de las afirmaciones de​​ Pfandl, Anita Arroyo​​ señala​​ más bien​​ la idea de una feminidad, la noción de​​ que en el contenido filosófico​​ del​​ poema​​ se halla​​ un​​ “femenino​​ Prometeo”. A propósito de esta lectura, y más propiamente feminista, la obra crítica de​​ Dorothy Schons​​ fue la primera en perfilar​​ radicalmente​​ una mirada en este sentido, lo que posibilitó (no sin recelo​​ por parte de ciertos​​ sectores críticos) algunos​​ análisis con perspectiva de género. Es decir,​​ estas lecturas ponen de relieve el último verso del poema (“el mundo iluminado, y yo​​ despierta”), sobre todo por la condición de mujer y monja de Sor Juana en una sociedad patriarcal como lo fue la sociedad novohispana del siglo XVII.​​ No es, pues, un​​ sujeto abstracto​​ o masculino el que sueña o viaja, sino uno de género femenino.​​ El tema intelectual del poema (la comprensión del todo, del universo)​​ contrasta, según esta visión,​​ con​​ lo esperable en una mujer. De ahí el genio y el perfil​​ sui generis​​ de Sor Juana, como se puede observar en​​ su ensayo​​ Respuesta a​​ la muy ilustre​​ Sor Filotea​​ de la Crux, donde aquella defiende retóricamente su derecho al estudio y al saber.​​ Tales lecturas se pueden hallar en los casos de Georgina Sabat-Rivers​​ y​​ Rosa Perelmuter, por hablar de las críticas más representativas.

Como cúspide​​ de análisis y​​ de​​ crítica​​ sorjuanina respecto al​​ Primero Sueño, tenemos​​ la lectura​​ del​​ sacerdote​​ Alfonso Méndez Plancarte, quien llevó​​ a cabo, en 1951, la edición de los cuatro tomos​​ de las​​ Obras completas​​ de​​ Sor Juana en la que se incluye, por supuesto,​​ el poema​​ con notas explicativas y una versión en prosa de​​ este.​​ Méndez Plancarte​​ realiza un análisis​​ que​​ observa​​ en​​ el​​ sujeto​​ del yo lírico del poema una​​ reelaboración​​ de​​ los modelos​​ de la tradición hispánica y, sobre todo,​​ de​​ la religión católica,​​ pues para él,​​ el Sueño​​ es de​​ una​​ “hondura filosófico-teológica​​ y​​ de “vuelo místico”.​​ Esta lectura es, como se observa, de corte tradicional​​ y, sin embargo, básico para entender el lugar del poema ante la crítica.

Asimismo, dentro del aspecto místico, otro gran referente es el del filólogo alemán Karl Vossler, quien​​ es conocido por señalar la influencia del​​ jesuita​​ del siglo XVII​​ Athanasius​​ Kircher​​ en el poema de Sor Juana.​​ Este jesuita​​ fue​​ un estudioso del hermetismo. Vossler relaciona el poema​​ específicamente con​​ la noción de “sueños​​ de anábasis“, el cual​​ implica la tradición antigua del alma que sale del cuerpo y vuela espiritualmente​​ y astronómicamente​​ en el cosmos. Otro partícipe de la lectura hermética y de la influencia de Kircher es​​ Robert Ricard.​​ Más recientemente, Verónica Volkow (2017) ha propuesto una lectura anagógica del poema.

Siguiendo​​ con el hermetismo, la lectura​​ de​​ Octavio Paz,​​ en su​​ Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe​​ (1982),​​ es una síntesis de las lecturas herméticas. El sujeto de​​ Primero Sueño​​ es, según Paz, el intelecto moderno que busca el conocimiento​​ supralunarmente​​ y fracasa.​​ (Un poco en ese sentido de fracaso y de escepticismo filosófico es la lectura del filósofo​​ José Gaos).​​ Es un poema de lo inacabado, argumenta Paz.​​ En franca oposición a Paz, para​​ otro gran estudioso de Sor Juana como es Antonio Alatorre, el poema no es supralunar (expecto los primeros versos), sino sublunar y no trata sobre lo inacabado sino​​ que​​ está, en su manufactura​​ de lenguaje barroco, su eficacia poética,​​ completo. Es un poema entusiasta del conocimiento, afirma Alatorre, quien además descree de que Sor Juana haya sido influida por las ideas herméticas de Kircher.​​ Así,​​ mientras que la lectura de Paz es hermética y filosófica, la de Alatorre es filológica y esteticista.

Estas representan solo algunas de las​​ lecturas de esta gran obra de la Décima Musa,​​ en quien​​ de sobra es conocido que se conjuntaron​​ profundidad intelectural y habilidad verbal, el enfoque racional del conocimiento y la mistificación del lenguaje barroco.​​ 

 

Bibliografía

 

Alatorre, Antonio. “Lectura del Primero Sueño”.​​ Y diversa de mí misma entre vuestras plumas ando.

 Homenaje internacional a Sor Juana Inés de la Cruz. El Colegio de México, 1993, pp.​​ 101-126.

 

Arroyo, Anita.​​ Razón y pasión de Sor Juana Inés de la Cruz. Porrúa, 1952.

 

Arroyo Hidalgo, Susana.​​ Una lectura al ‘Primero Sueño’ de Sor Juana Inés de la Cruz, tesis doctoral, U Nacional Autónoma de México, 2001.

Chávez, Ezequiel.​​ Ensayo de psicología de Sor Juana Inés de la Cruz y de estimación del sentido de su obra y de su vida para la historia de la cultura y de la formación de México.​​ Araluce, 1931.

 

Gaos, José. “El sueño de un sueño”.​​ Historia mexicana, vol. 10, núm. 1, 1969, pp. 54-71.

 

Méndez Plancarte, Alfonso.​​ Sor Juana Inés de la Cruz, Lírica personal. Tomo I de las Obras Completas. Fondo de Cultura Económica, 1951.

​​ 

------------------------------------.​​ Sor Juana Inés de la Cruz. El sueño. UNAM,​​ 2004.

 

Paz, Octavio.​​ Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe. Seix-Barral, 1982.

 

Perelmuter, Rosa.​​ Los límites de la femineidad en Sor Juana Inés de la Cruz.​​ Iberoamericana-Universidad de Navarra, 2004.

 

Pfandl, Ludwing.​​ Sor Juana Inés de la Cruz. La décima musa de México. Su vida. Su poesía. Su psique.​​ UNAM, 1963.

 

Ricard, Robert.​​ Une poétesse mexicaine du XVIle​​ sièle,​​ Sor Juana Inés de la·Cruz.​​ Institut des Hautes​​ Études de lAmérique Latine, 1954.

 

Sabat-Rivers, Georgina. “Sor Juana y su ‘Sueño’: antecedentes científicos en la poesía del Siglo de Oro”.​​ Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 30, 1976, pp.​​ 186-204.

 

Vossler, Karl.​​ Die Zennte Muse von Mexiko, Sor Juana Inés de la Cruz.​​ Bayerischen Akademie der Wissenschaften, 1934.

​​ 

Volkow Fernández, Verónica. “Primero sueño de Sor Juana: una lectura anagógica” Intepretatio. Revista de Hermenéutica, vol. 2, núm. 2, 2017, pp.​​ 131-156

 

 

 

 

1

​​ Luis Alberto López Soto (Hermosillo, 1979) es licenciado en literaturas hispánicas, maestro en literatura hispanoamericana y doctor en humanidades. Actualmente es profesor-investigador del Departamento de Letras y Lingüística de la Universidad de Sonora y miembro del Sistema Nacional de Investigadores de Conahcyt.

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