Si el río abriese los ojos: Antología de la continuidad. Es una selección que reúne voces de poetas venezolanos nacidos a partir de 1990. La muestra nos invita a reflexionar acerca de las diversas identidades que se presentan en la poesía actual venezolana. La escogencia del título rinde homenaje a dos voces que dejaron una huella fundamental en el panorama más reciente de la vida literaria del país: César Panza, con su verso Si el río abriese los ojos qué viera, y Caneo Arguinzones cuando dice que Haber retrocedido al abismo ha convertido la continuidad / en una festiva alabanza. César nos devuelve la pregunta de la identidad sin pretender abrirnos los ojos, sino buscando que habitemos con él la pregunta; defiende lo auténtico mientras nos habla de la impermanencia. Caneo plantea una vivencia corporal que enfrenta a la muerte, pero que, en un detenerse, busca la continuidad de la vida como una “festiva alabanza”. Estos autores y referentes, por siempre jóvenes, son voces desenfadadas, discontinuas, navegantes de lo incierto en el río identitario, vitales, como las que presentamos a continuación.
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Diego Abreu (Venezuela, 1996) es un músico, escritor y artista visual. Autor de los libros Elemental en la Praxis (La Casa Andrógina, 2020) y Con todos los espejos batiéndose (Ediciones AWEN, 2021), así como vocalista y compositor de la banda Venezolana Hombre en blanco. Fue seleccionado por Ediciones AWEN en el certamen Eclipse de Poesía. Algunos textos suyos han sido publicados en páginas como Liberoamérica, Elipsis, Vomité un conejito, Poemas Sin Casa, Revista Pruka y revista Engarce y ha sido invitado dentro del apartado visual en la revista POESÍA.
Descalzo en la terminal1
Y volví y visité los lugares prohibidos de siempre
Y sentí el desangre en los pasos por andar descalzo en cada terminal
Si es que sabes crecer o pintar y perder o mirar sin mirar
Es quemar el retrato, romper el reflejo, seguir sin Demián
Un poco de bailar
Un poco de pintar
Dile a los chicos que
El día de hoy he vuelto a morir
Diles que no me esperen
Que no soy el mismo de ayer
Y volví hasta morder el polvo en cada espejo
Como dar quince pasos en la hora del lobo y llenarnos de etcétera, etcétera...
Y no sólo una vez, ni dos veces ni tres, sino toda una noche.
Cuando es turbia el agua, se enturbia la sombra, se enturbia el hogar.
Un poco de bailar
Un poco de llorar
Junto allí mis manos y agito las sombras para dibujar
Si la hija del dragón no se desviste yo tampoco lo haré hoy
Quizás ya no me espere, pues no soy el mismo de ayer
Un fantasma en el mes de abril lleva flores para roer
Y poco a poco volveré a comerlas hasta volver
Y aunque pienses volver
Cómo piensas volver a tí
Si no eres el de siempre
Tampoco esperes serlo aquí
Y pronto respondí
Quizás lo hago para crecer
Un poco antes de irme
Del lugar que me vio nacer, me vió crecer, me vio partir.
Puente colgante
Conoces el lugar
la madurez interior del fuego
desdoblas la línea del silencio mientras puedes
dejaste de opinar sobre la otra cara de la luna
Estás vistiendo arena que pisaste con tal de recordar
ardor almas antorchas de tí mismo
Eres una carretera cada vez que abres la boca
bendices sonrisas de neón tras la negrura
Abrazas | lo abrazas todo
y te vistes de la arena que pisaste
y bañas la casa con tus médanos
y llenaste los médanos de flores
a punta de flores criaste tus estrellas
Ahora que hay constelaciones sabes donde está el abismo
redescubres texturas ocultas bajo el agua
Escribir una canción en conchas marinas es abrazar el círculo de voces
que te hablaron del futuro y el pasado de las palmas
Todos fuimos niños asomando sus rostros por vitrales
señalando al exterior imaginando un horizonte
himalayas reencontrándose en la nieve
y un silencio suficiente para oír a la montaña
El alma es un puente colgante
que atraviesa todas tus edades
25
Con todos los espejos batiéndose
alguna trama al final del libro
ver en el reflejo una forma
que se asemeje al fuego secreto
al silencio en las reencarnaciones
al susurro de una abuela al final del día
La carnada del dios anímico al fondo del bolsillo
Se despierta el espíritu todo inquieto
con todos los espejos batiéndose
algún recuerdo de bachillerato
en quemar la sal de la lengua
y estudiar incendios nocturnos
despidiendo una sombra densa
y extrañarla al final del día
Asumir que falta muerte en la llaga | la emergencia
esta clínica de sentimientos al filo de la palabra
los ojos seduciendo a la sierpe
al final de los pasillos
Bajo mi lengua y me escupo en mí mismo
Sonrío al final del túnel
Inéditos
Quise producir sonidos, reencontrar la imagen, mezclar lo mío con lo mundo, supe satisfacer la necesaria sed, la remota posibilidad de estar molesto bajo la luz del sol, aludiendo a la locura, dando patadas a la calle, sacudiéndome la piel de encima seguro de que el hogar se haría notorio en alguna de sus miles de formas, sabría corresponder a la velocidad del aliento, componer mis manos como ilustres bodegones de amor que esta vez regalo al mundo, ya juntas, ya rezando, ya iluminadas y capaces de salvarnos del vértigo, quise creer en esas manos como creo en el agua o en el fuego, como creo en las montañas y las nubes, pero terminé expuesto al sol, vagando y estirando calles de mi piel, estirando y estirando, volviendo a huir de la sombra que habita el párpado, respirando y respirando, volviendo a halar del pestañeo una magia magnífica, un recordatorio sublime de la primera apertura, las garzas alumbrando un cielo de niños alados diciéndole adiós a quien conoce el mundo, trompetas perfectas alumbrando lo que resta de nuestros tímpanos, eso que sangra.
A los ingenuos que nacieron desconectados del cuerpo, tómense un momento para ver, respiren el humo de las ciudades, el incendio es tan real como nosotros, sostengan en sus cuencas la luz cegadora de miles de hogueras, sacudan sus manos pidiendo perdón a un animal sui generis, la flama, la bestia que gravita en torno a la piel.
Y patios de pieles se abrieron como preguntas, ninguna sombra entendía cómo ocupar el cuerpo, la forma se perdió completamente en el desamparo, la boca seca, todo partía en segundos de haber tocado suelo, tocado vida, y la única forma en que nos comunicábamos nos jodía, alguien experimentaba un dolor inigualable y nosotros reíamos, reíamos y balbuceábamos bajo la luz del ángel, creímos que haría falta algún suspenso que tuviera sentido, una fábula perfecta, un ya vuelvo y nunca.
Canción compuesta por Diego Abreu en 2019. Interpretada por la banda Hombre en blanco.
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Pamela Rahn / Luis José Glod / Milagro Meleán / Carlos Katán / Jesús García / Érika Manoche Barreto / Yéiber Román / Ana Mirabal Mujica / José Mestre / Michela Lagalla / Kaira Vanessa Gámez / Ricardo Sarco Lira / Sofía Crespo Madrid / G. Galo / Alejandro Indriago / AnCe Jesús Zamora Maneiro / Hamid El Sayegh / Jesús Montoya / Ariana Mathison / Soriana Durán / Carlos Iván Padilla / Paola Alzuru / Stephani Rodríguez / Rogelio Aguirre / Valentina Diaslara /