Dossier de poesía africana: Ndeye Sokhna Diop (Senegal)

Leemos poesía africana en el dossier que prepara Mariela Cordero. Leemos a Ndeye Sokhna Diop, poeta de Senegal. Su primer poemario publicado lleva por título Du Nadir au Zénith.

 

 

 

Ndeye Sokhna Diop, nacida en Senegal, posee un Máster 2 en Análisis de Políticas Públicas por la Universidad Gaston Berger de Saint Louis. Su conexión con la poesía se estableció desde su adolescencia. Desde 2017, Ndeye Sokhna forma parte del colectivo Parlons Poésie. Dentro de este grupo, ha contribuido en la publicación de dos antologías poéticas:​​ De cris et d'encre​​ (2018) y​​ Élégies des semeurs d'Afrique​​ (2019). En el ámbito de la poesía individual, Ndeye Sokhna obtuvo el segundo lugar en el premio de poesía Ibrahima Sall (2024). Su primer poemario publicado lleva por título​​ Du Nadir au Zénith

 

 

 

 

 

 

 

 

Democracia, ¿me oyes?

 

Mi pueblo sufre, mi pueblo tiene un mal.​​ 

se le escucha implorar socorro

sus lamentos desgarran la bóveda celeste

un pueblo disperso, unos aferrados a los pórticos​​ del silencio​​ 

otros hundidos en el espesor de insidiosas​​ sombras

este pueblo está postrado​​ ante la Señora Silencio

acumula​​ sus frustraciones en los túneles de su alma​​ 

pueblo sin voz, pueblo esclavizado

en el amordazamiento absoluto de las locuras del poder​​ 

ni un solo paso hacia la renovación.

 

Democracia, ven a salvar a mi pueblo

los jóvenes se han perdido en la selva de los grandes peligros​​ 

se abalanzan sobre todo y arrasan la propiedad de todos

su​​ cólera​​ incendiaria destruye, devora y saquea

ya no​​ los veo​​ sino​​ como demonios desatados​​ 

los poderes han terminado de cercarnos

los más fuertes deciden y su ley no admite​​ enmienda.

 

Mi pueblo sufre, mi pueblo tiene hambre, mi pueblo está en el abismo​​ 

Democracia, ven, pues, a su socorro

para que la nación reviva

¡Para que la​​ bandera no se sumerja más​​ en la sangre negra de nuestros tristes mártires!

 

 

 

 

 

 

 

Los carceleros

 

Ellos estaban allí, los condenados del estrado​​ 

hacinados en una módica​​ celda.

tendidos sobre aquel triste suelo sin descanso​​ 

al fondo de una veranda que apestaba a moho

¡Noche espesa! ¡Noche de veniales lamentos!

 

Todos estaban allí.

Los asesinos de​​ silencios negros y conciencias dispersas

los pérfidos ladrones de inútiles posesiones que se perdían por los corredores

los jóvenes descarriados con inciertas desviaciones

y​​ los inocentes.

todos tendidos en aquel​​ felpudo,​​ con las manos por​​ almohadas

¡Noche espesa! ¡Noche de veniales lamentos!

 

Todos estaban allí

enterrados en la peor modicidad

entre miradas​​ demacradas y sonrisas en pausa​​ ¡Oh Libertad!

la felicidad parecía haberlos abandonado

dejando​​ sólo al miedo, a la duda y al sufrimiento infinito.

¡Noche espesa! ¡Noche de veniales lamentos!

 

 

 

 

 

 

 

Libertas

 

Cuando por un veredicto final​​ las cadenas​​ se rompen

las barreras de hierro escarlata estallan​​ en una tierna cacofonía​​ 

¡Un néctar​​ sabor a kiwi, brindemos por la liberación!

y​​ las primeras bocanadas de aire se llenan de nardo y benjuí ¡Libertas!

abandona su calabozo a lo rancio, a las farsas​​ impías

las escapadas​​ transcritas al memorándum de la gloria

​​ ¡Es la hora de la libertad!

a​​ lo largo de las callejuelas, el sol cegador está en su cenit

mirada nostálgica a los colores de la vida, el tiempo es el enemigo de los grandes cautivos

sobre la ciudad, en lo alto​​ de los tejados y en los vastos campos

la felicidad se eleva como un águila protectora​​ 

el trigo​​ resplandece​​ y​​ las espigas de mijo son de oro​​ ¡Libertas!

Hoy eres libre

vuela alto lejos de infinitos peligros

antes de que el odioso vencejo vuelva a sumirte​​ en la agonía de la detención

​​ donde​​ sollozan si cesar​​ los rostros roídos por las quemaduras internas.

¡Libertas! Me ahogo en tu esplendor inmaculado.

 

 

 

 

 

 

 

Carta a un alma en aflicción

 

A ti, joven alma perdida

te envío esta carta colmada​​ de amor

he escrito palabras suaves como el algodón

para consolarte de tus suspiros, de​​ tus dolores, de​​ tu aliento cargado​​ de amargura

de tus tormentos de​​ olas turbulentas

te tiendo​​ manos graciosas empapadas​​ en alegría​​ 

vierte en ellas tu​​ melancolía con sabor a cuasina

y​​ no te dejes arrastrar por el vaivén de los remordimientos.

Joven alma,

la felicidad se asienta​​ al pie de tu estera

duerme como un niño y​​ despierta como un soldado imperioso​​ 

cada día, según​​ tus​​ avideces​​ más​​ próximas

¿Por qué, pues, permites​​ que los reveses de la vida te priven de alegrías?

​​ te ofrezco un hombro, un oído y un corazón

háblame​​ de​​ esos​​ íncubos y súcubos invasores​​ 

que rondan tus noches y tus días

háblame de esas​​ lenguas viciosas que envenenan tus designios más audaces

háblame del canalla de mente obtusa​​ y​​ de todos esos malnacidos​​ que encuentran su éxtasis en tu aflicción

háblame, háblame, y seré el pozo de tus más profundas elegías.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

***

 

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